Capítulo 1
Danny
Me desperté cayendo de un árbol.
No, no era la mejor manera de despertar, eso era claro. Sin embargo, dada la larga lista de todas las terribles maneras como he despertado en los últimos dos años, no fue tan malo. El tener que despertar con las sirenas de coches de policía, gritos aterrorizados, ladridos de perros, ser perseguido por agentes de Los hombres de Blanco y sus aterradoras armas, esa sí que no era una buena manera de despertar.
Por otra parte, estrellarse a través de varias ramas de los árboles y aterrizar en el frió suelo de tierra no era tampoco divertido.
Al parecer había llegado realmente a esto, conformarme y aceptar que suceda todo esto.
Esta era mi vida después de todo: dormir en las calles, estar huyendo constantemente, sin comida, lesiones en el cuerpo y mantenerme asustado la mayor parte del tiempo.
Si preguntan cómo sucedió, no creo que haya una explicación muy adecuada. En realidad, nunca pensé que mi familia y mis amigos me traicionarían. Y todavía no sabía bien por qué los Hombres de Blanco hicieron todo esto.
Fue hace casi dos años, donde mi vida se volvió más desastrosa.
Mi nombre es Daniel, "Danny" comúnmente.
Una vez, hace mucho tiempo, fui considerado un héroe. A los 14 años me convertí en un "mitad fantasma" como muchos suelen llamarnos, salvando a mi ciudad diariamente de extraños villanos. Por otra parte, tampoco estaba solo.
Su nombre es Carrie. La conocí hace 4 años, mucho antes de que todo esto sucediera. Ella es de mi edad y comparte el mismo secreto, la amistad y el trabajo en equipo entre los dos es ahora inevitable. Sonaba tan cliché, que parecía tonto.
Fuimos "héroes" juntos, ambos salvábamos a nuestra ciudad, fuimos a la misma escuela por un tiempo, ambos teníamos "súper poderes". Por supuesto, teníamos muy diferentes amigos y claro, muy diferentes pasados.
Pero, otra cosa que compartíamos es un lugar permanente en la lista de los más buscados del mundo. Algo que los Hombres de Blanco hicieron solo para nosotros, según ellos, únicamente por el hecho de que somos consideramos una alta amenaza para el mundo. ¿Era posible que eso fuera parte de una ley? Tal vez sí. De cualquier manera, ya no podíamos resolver nada.
Acostado en el suelo cubierto de hojas, me di cuenta del ambiente tranquilo... demasiado tranquilo.
-¿Carrie?- Grité tan fuerte como pude, dado el hecho de que la caída me había dejado sin aire.
Por un momento no hubo respuesta. Traté de levantarme usando los codos, silbando ligeramente ante el dolor que venía de mi hombro.
-¿Carrie?- Intente de nuevo.
Si ella no estaba aquí y todo estaba muy silencioso, tal vez y solo tal vez, podía significar una cosa.
Una rama crujió detrás de mí, provocando que todo mi cuerpo se pusiera en un estado alerta .
-¿Por qué estás en el suelo Danny?
Parpadee en la ligera oscuridad para distinguir la sombra de una figura alta y femenina. Era solo Carrie.
-Yo... Uh...
Se acercó y se agachó junto a mí, empujando su cabello hacia atrás, la preocupación fraternal estaba escrita en su cara. -Te caíste, ¿no?- Tomando mi embarazoso silencio como un sí, soltó una pequeña risita. -Tú sí que sabes cómo tener todo bajo control, ¿verdad?
Me levante con cuidado, para luego apoyar mi espalda en el tronco del árbol. -Si. Así soy yo.
Carrie se sentó mi lado, cruzando las piernas. -¿Debo tomar tus palabras sarcásticas como: "estoy bien, así que no tienes de que preocuparte" o quizás "estoy dolorido, cansado y no quiero hablar?
Levanté ligeramente los hombros, ofreciéndole una pequeña sonrisa. Sólo quería volver a dormir, a juzgar por el color del cielo, todavía era muy temprano. Y lo peor era que me estaba muriendo de hambre. No recuerdo si fue hace dos… o quizás tres días desde que no habíamos comido nada.
-Tu forma de decir que estas bien, no es muy convencible.- Dijo Carrie, posicionando su mano en mi espalda para que pudiera inspeccionarla.
-Estoy adolorido, cansado y hambriento... Solo eso.
Entonces, sin un aviso arrojó una bolsa de plástico a mi regazo. –Pues, lo bueno es que conseguí esto.-
Volteé a verla con una mirada confusa y abrí la bolsa. Dentro había una bolsa de frituras saladas, una botella de agua y una caja de Sour Patch Kids.
-¿Cómo conseguiste esto?- Pregunte, abriendo la bolsa de papas fritas.
-Estamos muy cerca de una gran ciudad, entonces pensé que…- Explicaba Carrie, abriendo la caja de dulces y llevando uno a su boca. -El dinero cae y las tiendas de autoservicio permanecen abiertas las 24 horas.-
De un momento a otro, tiró la bolsa ya casi vacía lejos de mí. -Podrías al menos dejarme algo.- Exclamo. -Sé que te estas muriendo de hambre, y yo también, pero esto tiene que durarnos un tiempo. Además, ¿recuerdas lo que te sucedió la última vez que comiste demasiado rápido?
Rodé los ojos, a veces ella tendía a dramatizar las cosas, para mi desgracia.
-Por cierto, feliz día de San Valentín.- Dijo, comiendo otro pedazo de caramelo acido.
-¿Es 14 de febrero ya?
-18 en realidad, pero es lo suficientemente cerca, ¿no?- solo me reí y abrí la botella de agua, tomando un trago de esta.
A medida que el cielo se iluminaba, la temperatura parecía descender. Me estremeció un poco y tire de la delgada sudadera negra a mi alrededor. Carrie se acercó más y de nuevo empezó a comprobar si no había ninguna lesión por mi espalda.
-¿Te duele algo?-
No respondí de inmediato. Tenía muchas lesiones por todo el cuerpo y no sólo porque me había caído desde doce pies.
-No.
-Danny...
- No quiero hablar ahora Carrie.
Carrie volteo a mirarme con el ceño fruncido. -¿Qué te sucede hoy? ¿Podrías al menos decirme que está mal?
Sacudí la cabeza y bajé la mirada apoyándome más cerca del árbol. -¿De qué sirve que te responda? Sabes que nada está bien.
Ella se acercó más a mi lado, como sus ojos mieles se encontraban con los míos.
-Sé que esta vida es una mierda.- Dijo finalmente. –Pero, no podemos cambiarla. No en este momento, de todas formas. No sé qué está mal contigo, pero voy a pensar que solo es un cambio de humor adolescente el que…
-¿Por qué nosotros estamos aquí?- Interrumpí su frase.
Carrie solo lo me miró confundida. -¿Qué?
-¿Por qué estamos aquí?- Volví a decir. -¿En este bosque congelándonos, muriéndonos de hambre? ¿Por qué viviendo en la calle?
Carrie sonrió, tal vez para ocultar su tristeza.
-Es sólo suerte, supongo…- Soltó un suspiro. -Aunque, eso no es lo que realmente te está molestando ahora, ¿verdad?
-No...
-Entonces, ¿qué es?-
-Sólo tengo un mal presentimiento.- Dije haciendo una mueca.
Carrie volvió a recorrer con sus manos mi espalda, tal vez comprobando si había una fractura o una lesión grande, o algo así. -Eso es probablemente porque te caíste de un árbol y hemos estado en esta ciudad durante casi dos semanas… Créeme, yo también estoy preocupada. Pero por ahora, déjame ver si estás bien y luego podremos salir de aquí.-
Suspire en derrota. Al menos ella sabía qué decir en momentos como estos.
-Hombro derecho.- Dije, moviéndolo lentamente. -Aterricé en él.
Carrie presionó suavemente. Una pequeña queja de dolor salio de mis labios. Despues de todo, me había golpeado gravemente el hombro y la espalda. No es que esperara algo diferente.
-Y por eso querido amigo…- Carrie bromeó. -Por qué no se debe dormir en los árboles.
Nos reímos juntos, viendo como nuestro aliento era visible en el aire.
-Hace frío.
-Siempre se puede crear un poco de fuego…- Traté de bromear.
Carrie simplemente río y rodo los ojos, se acercó más a mí, tomando mis manos heladas con las suyas.
Una parte de mi en verdad deseaba que ella tomara mi petición para crear algo de fuego. Pero, por otra parte, me burlé de mi esperanza, ninguno de los dos nos hemos transformado en más de un año.
-Me gustaría que pudiéramos volar de nuevo...- Murmuré adormilado. -Tener nuestra vida de antes...
Los dientes de Carrie castañeteaban cuando respondió. -Creo que ya estas delirando.
Sonreí. -Claro, también tendríamos que entrenar, por sí las dudas.- Comentó. -Estamos fuera de práctica.
Ella se encogió de hombros. -Tal vez... pero, podríamos estar bien.
No dije nada después, solo sentí como Carrie recargaba su cabeza en mi hombro sano a la vez que su cuerpo y su respiración se calmaban.
No había pensado en usar mis poderes en mucho tiempo. Si Los Hombres de Blanco seguían teniendo nuestra firma ectoplásmica, con eso bastaría para que nos encontraran y así atraparnos de nuevo.
Mis pensamientos fueron de vuelta al presente, cuando Carrie sacudió un poco mi brazo.
Alguien venia hacia nosotros. Las ramas crujían al mismo tiempo que aquella persona se acercaba. Carrie y yo nos miramos el uno al otro, pero no nos movimos. Quizás sólo era una persona corriendo temprano por la mañana. Pero por supuesto, también podría ser un policía que podría detenernos… o peor, un agente de Los Hombres de Blanco listo para matarnos.
-¿Debemos correr?- Le pregunté a Carrie en un susurro.
Ella sacudió su cabeza contestando de la misma forma. -No. Creo que deberíamos quedarnos aquí, quienquiera que sea que nos podría ayudar.
-O matarnos. También podrían hacer eso.
-Ten un poco de fe.
Deje la botella de agua en el bolsillo de mi sudadera mientras que Carrie escondía los pocos dulces que quedaban.
Pronto, el corredor se acercaba más.
Pretendimos ignorarlo. Al principio, sólo se inclinó un poco y caminó lentamente hacia nosotros, lo más probable para determinar si éramos solo ladrones.
Cuando empecé a ver la sombra de la persona, sabía que estábamos a salvo.
El sol seguía subiendo y como él se acercaba, podría tener mejores detalles. Era un hombre, de mediana edad, probablemente en sus años 30 o tal vez menos. Tenía el cabello castaño y corto que caía sobre su frente. Sus ojos eran de un tranquilo tono avellana, mientras que vestía una sudadera holgada de color gris. Me di cuenta de qué no estaba exactamente delgado; sin embargo, si él podría ser capaz de darnos de comer, podría ser un ladrón y no nos importaría.
-Hey.- Él dijo con cierta timidez. -¿Están bien?
Carrie lo miró de arriba abajo, en busca de las señales reveladoras de un agente encubierto. Por suerte, creímos no había ninguno.
Eso no nos hiso tenerle más confianza. En todo caso, creo que nos asustó más. El instinto de luchar o de volar, en mi cerebro estaba volviéndome loco. Quería pelear para poder defenderme, pero, al mismo tiempo, quería salir corriendo del árbol donde estaba apoyado. Con el tiempo, me conformé con tener un firme control sobre un palo de madera puntiagudo.
Sí Danny, eso realmente asustaría a alguien.
-Se ven horrible. ¿Cuándo fue la última vez que comieron?
Carrie deslizo una mano sobre la mía antes de contestar. -Hace dos días, señor.-
-¿Dónde están tus padres?- El corredor cuestionó.
-No tenemos.- Solté.
-Bueno, eso explica algunas cosas.- El hombre reflexionó.
Se presentó como Jacob. Durante un tiempo, se sentó y conversó con nosotros.
Al principio fue extraño, pero, después de no hablar con ningún ser humano que realmente se preocupaba por mi bienestar (además de Carrie) durante un buen tiempo, había perdido algunas de las habilidades sociales que alguna vez tuve. Fue agradable. No era como una triste historia, sólo estaba charlando con nosotros como si fuéramos adolescentes humanos normales. Demasiado irónico.
En algún momento nos preguntó por nuestros nombres. Decir mi nombre atraería su atención y lo más probable es que nos hubiera reportado a la policía . Así que, sin otra Carrie dijo ser Ángel, y el mío se convirtió en James. Mi segundo nombre es James, por lo que fue el primer nombre que se me vino a la mente. Carrie probablemente lo dijo debido a su forma fantasma.
Mis pensamientos se volvieron a la realidad cuando Carrie agarró mi muñeca tratando de levantarme.
-¿Qué estamos haciendo?- Susurre mientras caminábamos a través de los árboles, cerca de Jacob.
-Él se ofreció a ayudarnos. Nos comprara comida. ¿Podrías simplemente decir gracias?- Golpee mi frente con la mano. Cada vez que me perdía en mis pensamientos, algo importante sucedía.
Cuando entramos en la bulliciosa ciudad, mi corazón se hundió. Era tan parecido a Amity Park, que dolía. Vi una pequeña pizzería donde los adolescentes estaban pasando el rato antes de que empezara la escuela.
Como yo solía hacerlo.
Entre dos edificios, un grupo de deportistas empujaban a los frikis indefensos en un contenedor de basura, aplastando sus celulares y tomando se dinero como buena medida.
Al igual como solía pasarme.
Oí a Carrie suspirar y me volví para mirarla. Ella sonreía con tristeza a un anuncio en lo alto, donde podían apreciarse dos personas, unidas en un suave abrazo. En este aparecía Zack abrazando a Amy, la media hermana de Carrie, quienes promocionaban la compañía que dirigía su padre: Tech Collins Corporation, bajo el slogan de "convertimos un futuro mejor".
Carrie también posaba para fotos como esas, hace varios años, cuando las cosas iban bien para ambos. Claramente extrañaba a su padre, quien al parecer se había olvidado de ella en tan poco tiempo.
Era casi doloroso caminar por la acera en la ciudad. No era Amity Park, pero era parecido. Tal vez es sólo la forma en que lucen todas las ciudades ahora. Pero dudo que esta ciudad tenga algún adolescente con súper poderes que la proteja, sin embargo.
Mientras caminábamos, personas saludaron a Jacob. Otras comentaron lo que parecía: "¿por qué estos dos vagabundos están contigo?" Pero él no les hizo caso.
Carrie se estremeció ligeramente y miró al cielo. Lo que yo había pensado que era una mañana oscura, era debido a que en realidad una tormenta. Nubes de nieve para ser precisos.
-Esto es incómodo, ¿no?- Carrie cuestionó, mirando a su alrededor en forma paranoica.
Me encogí de hombros, haciendo una mueca. La caída del árbol había sido un poco más doloroso de lo parecía. Y claro, Carrie lo sabía. La mirada en sus ojos lo decía todo. Con cuidado, puso una mano en mi espalda, entre los omóplatos. Por más que traté de ocultarlo, un suave siseo escapó de mis labios.
-Estoy bien.- Traté de convencerla. Aunque no funciono.
-Creo que el dolor va a durar por un buen tiempo, además, ya no dormirás jamás en un árbol.- Rodé los ojos, mientras ella sonreía y caminaba más rápido.
Jacob era un caminante ágil, y nos estábamos quedando atrás.
-¿Por qué ya no volveré a dormir en un árbol?
Carrie sacudió la cabeza. -Debido a que estarás durmiendo en el suelo.
Me reí al principio, pensando que era una broma, pero ella no estaba bromeando. Hubiera protestado pero Jacob se había detenido enfrente de una pequeña cafetería. No era un nombre que reconociera fácilmente: Etonnant café.
El olor que emana de la puerta hizo que mi boca se hiciera agua, olía a café recién molido, chocolate, pan fresco y más.
Con una sonrisa divertida, Jacob abrió la puerta indicando que entráramos.
La música rock suave jugaba en el fondo. El interior era de color marrón, verde oscuro y naranja, se sentía muy acogedor. Tan pronto como entramos, todas las conversaciones se detuvieron. Todo el mundo nos miraba con ojos fríos, impasibles a lo que estábamos haciendo allí. Algunas mujeres escondían sus bolsos y los padres aferraban a sus hijos de manera protectora.
-Vengan chicos.- Jacob dijo alejándonos de todas las miradas incomodas. –Hey Cass.- dijo casualmente a la mujer que trabaja en la registradora.
Cuando vi su cara, jadeé en voz alta. Esta chica parecía de mi edad, y lo más aterrador era el parecido que tenía con la Sam que yo conocía.
Tenía el cabello teñido de rubio recogido en una cola de caballo, las sombras púrpuras seguían en su lugar, sus ojos morados estaban fijos en mí, casi como si supiera quién era yo. Una camiseta naranja estaba cubierta por el delantal negro que llevaba puesto. Sus labios eran de un tono natural de color rosa, pero su apariencia física me recordó a la chica de hace un par de años. Y cuando habló, juro que escuche la voz de cierta gótica.
-¿Qué puedo hacer por ti hoy Jacob?- Su voz tembló ligeramente, como si estuviera controlándose a sí misma de no echarse a llorar.
Él señaló con el pulgar hacia nosotros. -Sé que te encanta ayudar a los necesitados, así que traje a James y a Ángel. Sé que vas a cuidar bien de ellos.-
Antes de cualquier protesta que se pudiera hacer, él fue hacia la puerta y continuó su caminata.
-Hola.- Cass sonrió con una sonrisa familiar, pero extraña.
-Hola.- Carrie dijo con cautela. A juzgar por su cara, estaba pensando lo mismo que yo.
-¿Barra o cabina?- Cass cuestionó.
Ninguno de los dos respondió, así que ella se dio por vencida y nos llevó a una de las mesas más alejada de los demás comensales. Ella nos dio dos menús pequeños y enmarcados, dándonos una mirada sin emoción, se fue a ayudar a otro cliente.
-Era sólo yo o…- Carrie comenzó.
-¿O ella se parece mucho a Sam? Sí, también lo pensé.
Probablemente me he preocupado de más, pero el hambre estaba teniendo un gran control sobre mí. Todo en el menú parecía delicioso, pero era caro. Y lo peor era que no teníamos dinero.
Justo cuando estaba a punto de sugerir que nos vayamos, Cass caminó hacia nosotros. -¿Listos para ordenar?- Ella cuestionó.
-No tenemos nada de dinero.- Carrie dijo, dejando el menú sobre la mesa.
-Lo sé.- Sam cambió su peso de un pie al otro, sobresaltando la cadera. -Es por eso que Jacob los trajo aquí. Siempre ayudo a cualquiera que lo necesite.- Sus ojos me miraron con un toque que casi podría romperte el corazón, pensé que estaba hablando de alguien cercano a ella. -Y por lo que veo, lo necesitan.
Carrie frunció el ceño con desconfianza. -¿Cómo sabemos que nos darás de comer y luego llamaras a la policía, acusándonos de robar?
Sam suspiró y sonrió. -Supongo que… van a tener que confiar en mí.
-Nosotros no confiamos en nadie. ¿Por qué debemos confiar en ti?- Declaré. Cada segundo que pasaba cerca de esta chica estaba más seguro de que ella era mi Sam. La Sam que yo solía conocer.
-Supongo que no lo harían, después de la forma en que fueron tratados.
Carrie y yo nos miramos el uno al otro.
-¿De qué estás hablando?- Preguntó Carrie. La conocía, se notaba que se estaba preparando para luchar. Sus músculos se tensaron como su mano lentamente se cerraba en un puño.
Una ligera tonalidad rosada subió a la cara de Sam. -Quiero decir, ¿se escaparon no? Algo malo debe haber sucedido para que estén así. De todos modos, ¿quieren café? ¿Huevos? ¿Muffins?
Tal vez era quien yo creía, pero, también pueden ser solo mis nervios los que me estuvieran afectando. Ahora parecía más agradable que la chica que me traicionó.
-Está bien...- Carrie volvió a examinar el menú en la mano. -Voy a querer un pan francés, al lado huevos revueltos y también un café.
Mientras tanto, yo pedí un café grande, panqueques, huevos revueltos, salchichas y patatas fritas. Sam asintió con la cabeza y se dirigió hacia la cocina para colocar nuestro pedido.
Tan pronto como ella estaba lejos, me gire a mirar a Carrie. -¿Crees que ella sea Sam?
Carrie pensó en ello por un momento, para luego soltar un suspiro. -No lo creo.- Contesto. -La Sam que conocemos esta en Amity Park. Además, esta chica parece agradable. Dudo que Sam podría fingir tolerarnos el tiempo suficiente.
Simplemente asentí, eso tenía algo de sentido. Sin embargo, ella no conocía bien a Sam, como yo.
Cuando la comida vino, me sentía como si pudiera desmayarme de hambre. Las patatas fritas eran geniales, al igual que toda la comida que había en la mesa; quizás no constituía una comida perdida de dos días, pero, sí que valía la pena.
-¿Cuánto tiempo han estado en la ciudad, chicos?- Cass cuestionó, repartiendo platos de comida.
-Un par de días.- Carrie dijo distraídamente, llevando un bocado de pan a su boca.
-¿Han hablado con los Jóvenes Titanes?
Ante eso, Carrie y yo nos volteamos a mirarnos.
¿Quiénes eran los Jóvenes Titanes? Mi mente hizo una imagen cómica de un grupo de adolescentes hechos de metal, como en el arte moderno.
Cass tomó nuestras miradas confundidas como un no. -¡¿En serio?!- Ella río un poco. -¡Los Jóvenes Titanes son los mejores superhéroes del mundo!
Tragué un bocado del panqueque. Nunca en mi vida, escuché de otros súper héroes diferentes a nosotros, además de los personajes de cómics, por supuesto.
-Está bien…- dijo Cass sentándose en el asiento de al lado, el entusiasmo irradiaba de ella. -¡Los Jóvenes Titanes son un grupo de cinco súper héroes que lucha contra el crimen, súper poderosos, súper asombrosos! ¡Está el chico maravilla, Robin, el líder del equipo! Raven, la hechicera gótica. Entonces esta Cyborg, mitad humano, mitad robot y el cerebro del equipo. Starfire una súper héroe de otra galaxia. ¡Y, por último, tenemos a Chico Bestia, quien puede tomar la apariencia de cualquier animal!
Wow. Eso era... un interesante equipo.
Me di cuenta de que ella estaba a punto de hablar más sobre el equipo, cuando la puerta se abrió teniéndose que ir a ayudar a una madre y su hijo.
Con la distracción por parte de Cass, Carrie y yo pudimos comer tranquilos. ¡Cada bocado era glorioso! Cada bocado de panqueque, cada pieza jugosa de las salchichas y el café era excelente Carrie parecía estar disfrutando de nuestra comida tanto como yo. Pero después de un rato, los platos estaban impecablemente limpios, libre de migajas u otros restos de comida.
Me sentía completo, no me había sentido así en meses. Mire por la ventana para observar como entraban los pocos rayos de sol de la mañana. Carrie bostezó recargándose en el asiento.
-Eso fue increíble.- Ella suspiró feliz. Asentí con la cabeza estando de acuerdo.
-Hola chicos. - Cass se acercó a nosotros con alegría. -¡Vaya, ustedes se debieron haber estado muriendo de hambre!
Estoy seguro de que lo quiso decir en sentido figurado, pero era cierto.
-Así que estos Titanes…- Carrie volteo a mirar a Cass. -¿Cuántas personas hay como ellos? Quiero decir, deben tener algunas personas que los odien, ¿cierto?
Sin pensarlo dos veces, la rubia negó con la cabeza. -No. No puedo pensar en una persona que los odia. Excepto sus enemigos, pero eso es todo.
Estuve a punto de escupir mí último trago de café. -¿Estás bromeando? ¿Nadie está contra ellos?
-Debe de haber alguien que los odie, debieron de tratar de correrlos fuera de la ciudad, debieron de acusarlos de traición… en serio, ¿nada? - Con cada palabra, las uñas largas de Carrie se clavaban profundamente en la carne de mi muñeca. La mire señalando a mi mano, ella abrió sus uñas de mi muñeca, enviándome una mirada de disculpa, pero luego se centró de nuevo en Cass.
-No-. Se encogió de hombros. -Todo el mundo los ama.
Así como las palabras salieron de su boca, aplausos vinieron de fuera. Todo el mundo se puso de pie, corriendo a fuera del Café, las voces se unieron a los gritos incomprensibles.
-Hablando de ellos.- Cass se levantó de un salto corriendo hacia la puerta.
Compartimos una mirada rápida y seguimos a los demás.
Tuvimos que empujar a la multitud de nuestro camino para llegar hasta el frente, y cuando lo hicimos, no puedo decir que no me quedé impresionado. Al tener una vista más detallada vi al grupo más extraño de chicos que había visto.
El líder, Robin estaba a delante. Su cabello oscuro estaba peinado hacia atrás con suficiente gel para el cabello; su traje era ridículo, tenía los mismos colores que un semáforo. Conducía una motocicleta de los mismos colores que el uniforme.
Atrás de él se encontraba un coche de modelo extraño, como un hombre musculoso de piel oscura estaba sentado detrás del volante. Sabía que él era Cyborg, porque se veía que más de la mitad de su cuerpo estaba hecho de metal. Sentado en el asiento del copiloto con la cabeza por la ventana era un chico de aspecto joven con la piel verde y orejas puntiagudas. Creo que ese era Chico Bestia.
Dos chicas volaban por encima de ellos. Una de ellas estaba vestida con un leotardo negro y una capa a juego. Teniendo en cuenta que era la única vestida con tonos oscuros, supuse que era Raven. Eso dejaba a la chica alienígena. Star… algo. Su largo cabello rosa volaba detrás de ella como una bandera brillante.
Wow.
Los Titanes parecían impresionantes, pero nada más. A medida que siguieron su camino, la chica gótica miró hacia nosotros, como sus ojos se centraron en los míos. Mi mirada fue igual de indiferente a la de ella.
Raven miró a Robin. Todo lo que podía distinguir era que un tal Cinderblock estaba irrumpiendo en el la cárcel, después de eso se habían ido.
Las multitudes se dispersaron, dejándonos solos en la acera.
Cass se acercó detrás de nosotros. Su delantal ya no estaba, gracia a ello, pude darme cuenta de algo negro oculto por el cuello de su camisa. Casi podía apreciarse como un tatuaje. Al darse cuenta de mi mirada, ella lo cubrió con su mano.
-Lo conseguí cuando perdí a un amigo cercano.- Murmuró. -De todos modos, ya termino mi turno, así que no puedo conseguir más comida para ustedes.- Ella puso una mano en mi hombro. -Bueno, espero que les haya gustado. Pero, si yo fuera ustedes, no me quedaba en esta ciudad por mucho más tiempo, al menos no sin un poco de ayuda.
Sin decir una palabra, ella se alejó sin mirar atrás.
-Ahora, ¿qué debemos hacer?- Le pregunté a Carrie.
-¿No es obvio?- Ella cuestionó. -Tenemos que ir con los Titanes.
-Jaja, que divertido.
-Estoy hablando en serio.- La expresión de su cara demostró su declaración.
-Carrie, ¿te has volviendo loca?
-¡Escúchame!- Ella cruzó los brazos sobre su pecho. -Si nos transformamos en fantasmas, encontramos a los Titanes y les explicamos nuestro caso, entonces podrían ayudarnos. Además, sabremos porque son tan "maravillosos", nadie nos ha dicho de qué protegen a la ciudad.
Su plan tomó un poco de sentido. Sólo un poco. -¿Quieres que me convierta en fantasma? ¡No lo hemos hecho que en dos años! ¡Ni siquiera estoy seguro de poder llegar a serlo!
Carrie sonrió ligeramente. -Lo sé, lo sé. Da miedo y es arriesgado… y lo más probable es que sea una estupidez.- Ella me agarró del brazo y me tiró detrás de un contenedor de basura. -Pero esa es la historia de mi vida. Vamos Danny, ¿no querías volver a volar?
Carrie me dio una mirada suplicante. Haciendo varios pucheros y agrandando los ojos, logro apenas persuadirme. -¿Dijiste que es aterrador, arriesgado y estúpido?- Ella me miro con esperanza. -Bueno, ¿Qué podría salir mal?- Carrie sonrió y me abrazó.
Nos agachamos detrás del basurero. Antes de que tuviéramos la oportunidad de transformarnos, un coche se detuvo en la puerta del Café. El coche era blanco, pulido provocando que resplandeciera aun con la poca luz. Como vimos, Cass camino hacia él y se metió en el coche, con la mirada perdida. Luego, el auto arranco, perdiéndose entre las calles.
Como sea. No nos importaba a nosotros.
-¿Listo?- Carrie preguntó.
Asentí. Conté hasta tres mentalmente, transformándome en fantasma. Después de un par de segundos, sentí que algo había cambiado, así que miré a mi traje.
Si me imaginara a ambos en nuestros trajes de batalla, vestiría un traje completo de color negro, con guantes, botas, cinturón y cuello blanco. También estaría usando el pequeño logotipo de Danny Phantom en el pecho. Carrie estaría con una falda negra con el estampado de Carrie Ángel en una esquina, botas de color gris de tacón alto hasta la rodilla, una blusa de color negro, con mangas de tres cuartos que mostraba el abdomen, por ultimo guantes hasta más allá del codo y un cinturón delgado, de color gris.
Pero todo eso había cambiado, los trajes ahora eran diferentes.
Mi cabello aún era de color blanco, mis ojos todavía eran de un verde brillante, mientas que el cabello de Carrie era plateado y sus ojos eran de un color rosa escarlata brillante.
Mi traje no había cambiado demasiado, pero había desaparecido todo el llamativo que existía en él, ahora solo predominaba el color negro y ya no tenía el estúpido logotipo. Sin embargo, el traje de Carrie era muy diferente.
Su camisa llegaba todavía hasta el vientre, pero esta no tenía mangas, mientras que el cuello era ahora de un color gris. Sus guantes llegaban solo hasta la muñeca. Su falda y el cinturón no habían cambiado, unas mallas negras cubrían sus piernas y sus antiguas botas altas fueron reemplazadas por unas pequeñas hasta el tobillo, además, ya no existía el estampado en la falda. Se veía muy impresionante, a decir verdad.
Transformarme en un fantasma se sentía bien. Parecía que algo en mi interior hubiera despertado. Todo parecía tan relajante.
Carrie sacudió su cabello, ahora plateado, de la cara y sonrió. Sus ojos brillaban, casi diciendo: ¡Hola mundo! ¡Adivina quién ha vuelto!
-Bueno…- Ella se puso de pie, ayudándome también a mí. -Vamos a buscar los Titanes.-
