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Fue como despertar de un largo y pesado sueño en el que no hay ni sueños ni pesadillas, solo oscuridad.

Al abrir los ojos todo estaba borroso frente a él, algo blanco y nebuloso a cierta distancia de su rostro, era como si no hubiera usado los ojos durante mucho tiempo ya que no podía enfocar correctamente, ¿qué había pasado? ¿dónde estaba?¿qué era ese lugar? ¿cómo? ¿quién? Tenía demasiadas preguntas en una cabeza que no dejaba de darle vueltas y hacerlo sentir mareado, el dolor de cabeza no era nada comparado al dolor en el cuerpo, sentía como si su pecho estuviera ardiendo, como si todos los huesos de su cuerpo hubieran sido rotos y lo hubieran dejado tirado como un juguete viejo…

¿Qué estaba pasando? Fue en ese momento que lo sintió, no podía respirar, él no estaba respirando, tenía algo en la boca, algo entre sus labios abiertos, ¡Qué estaba pasando! No entendía que estaba pasando, intentó moverse sin lograrlo, gritar sin que nadie pudiera escucharlo, pedir auxilio, ¡Alguien que lo ayudara! ¡Por amor del cielo alguien que pudiera ayudarlo!

Presa del pánico comenzó a ahogarse con esa cosa que le impedía respirar, era como si sus pulmones hubieran olvidado para qué servían mientras él lo único que podía hacer era seguir viendo con impotencia con los ojos desorbitados por el miedo la blancura frente a él.

Escuchó cómo pasos rápidos se acercaban a él mientras voces que no reconocía hablaban fuerte y apresuradamente entre ellas.

¿Quiénes son ustedes? ¿Qué me están haciendo? ¿Dónde estoy? ¡Piedad, ayúdenme, no puedo respirar!

Se ahogaba, se ahogaba sin remedio mientras varias manos lo sujetaban con fuerza impidiéndole moverse, él intentó liberarse pero no lo conseguía, era como si todo su cuerpo se pusiera en su contra, como si sus pulmones se hubieran quedado sin oxígeno, estaba demasiado débil para quitarse de encima a quienes sea que fueran que lo estaban deteniendo. Alguien dijo algo que no entendió y al minuto siguiente solo había sentido un rápido aguijonazo, algo ácido que corría por su brazo y después una somnolencia que lo hizo olvidarse del dolor, de intentar de respirar y sobretodo de luchar…

El paciente de la cama treinta y tres de la sección de terapia intensiva llevaba más de tres meses inconsciente desde que había sido encontrado en condición crítica justo a las puertas del área de emergencia, las autoridades del hospital aun no podían entender cómo era que un hombre más muerto que vivo había aparecido bañado en su propia sangre en una de las camillas de la ambulancia número tres que no había salido ese día a dar servicio, revisaron cámaras de seguridad, video, preguntaron a los guardias y nadie podía dar alguna explicación lógica, simplemente era desconcertante…

Los doctores del hospital habían hecho todo lo que estaba a su alcance para salvarle la vida, habían luchado por horas contra la muerte tratando sobretodo de detener una hemorragia que comprometía la vida del paciente desconocido, finalmente lo habían conseguido aunque el paciente solo se mantenía con vida gracias a la asistencia de las máquinas de soporte de vital.

El problema más severo que habían tenido los médicos había sido la severa pérdida de sangre del paciente y su raro grupo sanguíneo, así que cuando finalmente consiguieron la bolsa de sangre grupo AB- fue considerado un verdadero milagro.

Todo este tiempo que llevaba en terapia intensiva lo había pasado inconsciente intubado a un respirador artificial, siendo alimentado por sonda por las enfermeras sin mostrar el más leve cambio en su condición… Coma profundo habían dicho los especialistas.

Los días iban y venían sin que el paciente despertara y sin que ningún familiar se presentara, nunca una visita, nunca alguien que preguntara por él…

Todos los días una enfermera monitoreaba los signos vitales del paciente sin obtener ninguna respuesta que indicara algún cambio, se le habían hecho estudios y tomografías para ver la respuesta de su actividad cerebral, pero no había ni un solo cambio. Su condición era tal que si se desconectaba al paciente de las máquinas de la habitación temían pudiera morir instantáneamente.

No fue hasta una tarde lluviosa de jueves que las enfermeras y doctores fueron sorprendidos con el repentino despertar del paciente de la cama treinta y tres, su despertar fue tan violento que parecía se ahogaría con el mismo tubo de intubación, tuvieron que suministrar una fuerte dosis de sedante para tranquilizarlo y evitar sus maltratados órganos colapsaran...

Después de este incidente el paciente volvió a perder la conciencia aunque la tomografía que le practicaron indicaba que una vez más volvían a tener una respuesta aceptable de la actividad cerebral.

Una vez más volvió a despertar de ese horrible estado de inconsciencia, estaba tan débil que en esta ocasión ni siquiera se movió.

-¡Doctor, despertó!

Escuchó que alguien hablaba cerca de él aunque no entendía el significado de las palabras. Momentos después un hombre de cabello cano con lentes entró en su campo visual en lo que antes había sido una nada total de color blanco.

¿Me escucha señor?- preguntó el desconocido.

El desconocido le apuntó con una especie de luz a los ojos, él ni siquiera tenía fuerza para impedir que ese desconocido le tocara con los dedos los párpados.

El doctor revisaba la reacción de las pupilas del paciente, no muy convencido de la respuesta de reacción.

¿Señor, me escucha?- volvió a preguntar.

¡Dios, su pecho, era como si sus pulmones fueran brasas ardientes!

El doctor apuntó la luz misteriosa a su otro ojo mientras volvía a preguntar.

Sí- le hubiera gustado contestar- ¿Dónde estoy?

Lo único que atinó a hacer fue cerrar muy lentamente los párpados, el ver la luz y hacer ese débil movimiento lo habían mareado sobremanera, sentía que la cabeza le iba a explotar.

El médico pareció complacido con esta lastimera respuesta.

Señor, no debe esforzarse- le hablaba como si él pudiera entenderle- su cuerpo está muy debilitado cualquier imprudencia podría ser mortal. Está en el hospital ¿puede entenderme?

¿Hospital? Sabía que significaba algo pero su cerebro se negaba a trabajar, ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Quién?

La impotencia comenzaba a apoderarse de él, ni siquiera podía moverse. El cambio fue detectado por las máquinas conectadas a su cuerpo.

Enfermera, necesitamos tranquilizar al paciente, prepare un sedante- comenzó el hombre alejándose del campo de visión del paciente.

¡No! ¡No se vaya! ¡Conteste! ¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? ¿Quién…?

Lentamente las sombras volvieron a abrazarlo conforme la droga inyectada por la enfermera corría por su torrente sanguíneo.

Esa noche Harry se despertó de golpe, después de la batalla de Hogwarts contra Lord Voldemort el sueño siempre era el mismo, una y otra vez volvía a regresar a la Casa de los gritos, Nagini y Voldemort en la misma habitación con el profesor Snape, la serpiente atacando al profesor de pociones, Snape ahogándose en su propia sangre "Mírame" era como si esa palabra lo persiguiera noche tras noche.

¿Por qué?

Harry se sentó al filo de la cama. Sabía muy bien el por qué…

Esa noche, la noche en que Voldemort había atacado con todas sus fuerzas el castillo; Ron, Hermione y él habían visto como el profesor Snape había sido asesinado por Nagini en la Casa de los gritos, después de que el moribundo profesor le había dado sus memorias pidió a sus amigos regresaran al castillo para continuar con la pelea… él se había retrasado unos cuantos minutos… Cuando la mano del profesor Snape había caído y la luz había abandonado sus negras pupilas, Harry supo que el profesor había muerto pero cuando se inclinó hacia él para cerrar sus ojos en señal de respeto (sí, lo odiaba por haber asesinado a Dumbledore como creía en ese momento; pero, tampoco era un insensible para no mostrar respeto a los muertos) una leve señal, tal vez solo un reflejo había llamado su atención, un ligero temblor en la vena del cuello del profesor justo encima de la herida desgarrada que Nagini había infligido. Harry había llevado sus dedos al cuello de Snape y para su asombro había sentido un palpitar muy débil ¿Qué hacer? No podía dejarlo ahí, no podía abandonar la pelea, ¿y si era una trampa? ¿y si aun había oportunidad de salvarlo?

Sin darse cuenta Harry se había transportado con el cuerpo del profesor Snape al primer lugar que pensó "un hospital" al haber vivido tanto tiempo entre muggles pensó en un hospital muggle, si había todavía salvación para Snape, Harry esperaba sinceramente los muggles pudieran ayudarlo, solo ponerlo en una camilla el chico que vivió desapareció para regresar a la batalla…

Después de que la batalla se había ganado y saber que Snape era inocente y no solo inocente sino el hombre más valiente que había conocido les contó lo que había pasado a sus amigos, habían buscado en todos los hospitales muggles que se les habían ocurrido pero el profesor Snape no aparecía, finalmente los tres se dijeron que el profesor había muerto y ya no podían hacer nada para encontrar su cuerpo y darle los honores de héroe de guerra que se merecía…

¿Y si estaba muerto por qué seguir teniendo el mismo sueño cada noche? No, Harry Potter lo sabía, lo sentía, Snape no estaba muerto… y aunque fuera lo último que hiciera Harry lo encontraría, se lo debía a Snape, se lo debía por la memoria de su madre y todo lo que el profesor la había amado en silencio, todo lo que había hecho para protegerlo; Harry Potter tenía una deuda con Severus Snape y no descansaría hasta saldarla…

Continuara…