Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer y a la Saga Crepúsculo
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UN INSTANTE
EPOV
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Silencio.
Había aprendido a adorar estos instantes de absoluta paz y tranquilidad en un hospital. La adrenalina solía correr por mis venas cuando estaba en mis horas de trabajo. Admito que trabajar de cardiólogo en el Hospital de Forks podía no ser lo más emocionante del mundo, pero sin lugar a dudas dejaba mucho menos tiempo libre del que imaginaba cuando acepté la propuesta de mi padre para venir a trabajar aquí.
Hasta hace tres años trabajaba en Seattle, en el mismo hospital en el que comencé mis prácticas. Allí me forjé como cirujano, pero papá me convenció para "volver a casa" y, aunque muchos de mis antiguos compañeros no entendían el cambio, yo no me arrepiento.
Esta noche estaba de guardia y estaba siendo bastante tranquila, así que estaba aprovechando para estirarme un poco en la sala de descanso. Escuché que la puerta se abría, pero no me molesté ni en abrir los ojos.
Sentí un olor a perfume familiar e inconfundible y después a alguien sentándose a horcajadas encima de mí.
-Buenas noches preciosa – le dije mientras Victoria comenzaba a esparcir besos por mi cuello.
-Buenas noches… Aunque confieso que ahora mismo ha mejorado exponencialmente – me dijo a la vez que abría mis ojos para verla.
Victoria era de esas mujeres indiscutiblemente bellas. Era imposible que no le gustara a alguien. Inteligente, amable y simpática. Grandes ojos azules, piel sin imperfecciones, melena rubia y larga, perfectamente cuidada y peinada. Era bastante alta y su cuerpo estaba trabajado diariamente en el pequeño gimnasio local. Era perfecta. Demasiado y todo.
Habíamos ido juntos al colegio y posteriormente al instituto. La misma clase año tras año y siempre había sido tan meticulosamente perfecta. Me ponía de los nervios con su mano siempre alzada para dar una respuesta perfecta a las preguntas de cualquier profesor. Afortunadamente para mí y mi instinto competitivo, no fuimos a la misma universidad. Yo fui a Dartmouth y ella optó por Stanford. Desde que volví a Forks hemos tenido algún que otro encuentro sexual esporádico. Nada serio y completamente sin ataduras. Normalmente destinado a liberar tensiones después de días pésimos o estresantes.
Estaba tensa y seria, así que no cabía dudas que era lo que buscaba.
-¿Problemas? – dije devolviéndole los besos, centrándome en la zona de detrás de la oreja que la volvía loca.
-Mi madre y su tontería de que se me va a pasar el arroz… - me dijo quitándose la bata.
-Bien pues olvidémonos de ella… - no había acabado de decir la frase cuando me interrumpió el estridente pitido de mi busca. Un paciente estaría de camino. Era hora de trabajar.
-Ve y búscame después si acabas pronto. – Comprendió Victoria que me dio un rápido beso en los labios y se bajó de sobre mío para que pudiera irme.
Era una de las ventajas de que fuera médico, no hacían falta explicaciones, ni había malas caras ante este tipo de situaciones. Esta especie de "relación" duraba ya un tiempo, pero ella no había mostrado síntomas de cansancio o de querer algo más, y yo estaba perfectamente bien con eso, al menos con ella. Pero eso es otra historia.
Cuando llegué a urgencias, Ángela, la enfermera con la que normalmente trabajaba ya estaba preparada y esperando la llegada de la ambulancia. Su cara no auguraba nada bueno.
-Es Charlie Swan. – No me dijo nada más. Sabía que no era necesario.
En ese instante mi mundo se paró.
Charlie Swan era el jefe de policía de Forks desde… ¿siempre? Todo el mundo conocía a Charlie en este pueblo, su semblante serio escondía a un gran hombre con un corazón dulce y amable. Charlie y Carlise, mi padre, eran grandes amigos desde la infancia, y junto a mamá fueron un pilar en su vida cuando su esposa, René, murió repentinamente en el parto de su única hija, Bella.
Saber que Charlie estaba en peligro me ponía triste, sabía que tendría que superarlo y mantener la calma y la cabeza libre de cargas emocionales, Charlie me necesitaba. Y Bella también. No iba a dejar que su padre se muriera durante mi guardia.
Mejor dejaba de pensar en eso, porque pensar en Bella nunca era bueno para mis emociones, ni para mi humor y ahora solo necesitaba mantener la cabeza fría.
-Ya están aquí – sentí que me dijo Ángela.
Nos acercamos a la ambulancia y dejé que los compañeros que lo traían me soltasen a velocidad ultrasónica toda la información necesaria. Mi equipo lo llevó a dentro, giré la cabeza y vi que Emmet frenaba con el coche patrulla. Se bajó corriendo y con la cara descompuesta.
Emmet, mi hermano, era la mano derecha de Charlie en la comisaria de Forks. El Jefe estaba mayor, y era muy consciente que tenía limitaciones que hace 20 años ni habría pensado, por eso delegaba en Emmet buena parte del trabajo. Aún así, no había nadie que sacara al viejo Jefe de esa comisaria.
-¡Edward espera! ¿Cómo está Charlie? – me preguntó mi hermano siguiéndome.
-Aun no le sé, tengo que ir y seguramente estemos un buen rato en quirófano. Llama a papá. – Estaba a punto de entrar a la sala dónde estaba Charlie cuando me acordé de algo- ¡Emmet! Dile a Jasper que avise a Bella, sabes de sobra que esos dos no pueden pasar una semana sin hablar. – respiré hondo y me centré en la única cosa importante en este momento; salvar a Charlie.
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La operación había sido un éxito. Larga y algo más complicada de lo que esperaba ya que las arterías de Charlie estaban muy obstruidas y eso nos había causado bastantes problemas, pero ahora todo estaba relativamente estable. Se pasaría las siguientes horas en observación. Pero todo apuntaba a que Charlie había gastado una de sus siete vidas, pero le seguían quedando otras seis.
Cuando llegué a la sala dónde habitualmente esperaban los familiares vi a mis padres, con Emmet y Rose a una banda y Jasper y Alice en la otra. Bueno, Alice más bien gastaba la moqueta de la sala de espera con sus paseos incansables de banda a banda.
No había familiares presentes con los que hablar. La familia de Charlie se limitaba a su hija Bella. Y ella llevaba diez años sin poner un píe en Forks. Por mi culpa. Algo que me había costado una tensa relación con Charlie recientemente y más multas en mi haber, desde mi vuelta, que cualquier habitante de este pequeño pueblo durante toda su vida.
Isabella Swan, aún recuerdo su cara de frustración absoluta cuando alguien la llamaba por su nombre completo. Lo odiaba y no se molestaba en ocultar su cara de fastidio cuando alguien osaba a llamarla por su nombre completo. Tenía dos años menos que Emmet y yo y se había criado, prácticamente en mi casa. Charlie trabajaba mucho y Esme había insistido en cuidar de Bella desde el primer minuto que Charlie dijo de dejarla en la guardería. Sobre su cadáver, decía. Esme adoraba a esa niña. Para ella era una hija y sabía que Bella la consideraba también una madre.
Así era mi madre, adoraba a su familia y sus hijos. Cuando me tuvo a mí y debido a una complicación no pudo tener más hijos. Emmet, biológicamente, era mi primo. Hijo de la hermana difunta de Esme. Sus padres murieron en un accidente de coche cuando él tenía solo un año, igual que yo, lo que hizo que papá y mamá se hicieran cargo de él. Nos criamos juntos y fuimos prácticamente inseparables, ya que solo nos llevábamos unos meses de diferencia.
En casa siempre fuimos tres; Emmet, Bella y yo. Y cuando comenzamos el colegio se añadió a la ecuación Rosalie Hale. Éramos un grupo de cuidado. Actualmente lo seguimos siendo, aunque oficialmente Rose es, además de mi amiga, mi cuñada. Emmet y ella se casaron al acabar Rose la universidad. Siempre han vivido en Forks. Emmet trabajando en la comisaria y Rose como profesora, ahora directora, del colegio de Forks.
Cuando Bella comenzó el colegio, dos años después, se unieron a nuestras tardes de juegos Jasper Hale y Alice Brandon. Amigos de Bella. Iban a clase con ella.
Esas tardes de juegos infantiles dieron paso a tardes de juegos de mesa, de conciertos clandestinos en el garaje de los Hale, a tardes de cine, nuestros primeros juegos de besos y algún que otro trago de alcohol. Éramos un grupo bastante inseparable, incluso cuando Rose y yo nos marchamos a la universidad y Emmet a la academia de policía, manteníamos contacto diario con "los enanos", como llamábamos a Jasper, Alice y Bella. Todo se torció el primer durante el primer año de universidad de ellos. Ese verano, cuando Bella volvió, decidimos hacer un viaje a Las Vegas a celebrar que volvíamos a estar todos juntos, de nuevo. No sabíamos que sería por tan poco tiempo.
Maldito viaje.
Maldito verano.
Desde entonces nada es igual. Bella se marchó de Forks, definitivamente, y su contacto con nosotros es prácticamente nulo.
Sabemos cosas de su vida, no es como si se la hubiese tragado la tierra, acabó de estudiar Literatura inglesa en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y mientras se especializaba en la época Victoriana un profesor consiguió que sus escritos llegaran hasta una editorial y le publicaron su primera novela pocos años después. Ya lleva tres novelas de éxito a sus espaldas. Un éxito que nunca he podido compartir con ella, ya que solo recibo un email, puntualmente, cada 20 de junio, para felicitarme por mi cumpleaños y cada navidad o alguna que otra fecha señalada. Nada más. No contesta los míos más que con frases raídas y educadas agradeciéndome lo que sea pertinente. Cualquier información algo más personal, la ignora completamente.
Y sigo sin conseguir su número de teléfono. Sé que Jasper y Alice lo tienen, mantienen cierto contacto con ella ¡Malditos enanos! Emmet, Rose y yo no tenemos esa suerte.
Mamá también tiene su número y habla frecuentemente con ella, pero no me atrevo ni a pedírselo. Me limito, como un cobarde, a rondar por su casa los días significativos esperando cazar una llamada de Bella (no cabe decir que en diez años no he tenido ni una poca de suerte) y a leer las dedicatorias de los ejemplares de sus novelas que Bella le envía a mamá cada vez que se estrena una.
Hasta hoy.
Había imaginado y deseado todo tipo de escenarios para volver a verla y tener la conversación que nos había negado desde hace tanto tiempo, pero una vez más la realidad supera la ficción y el escenario de Charlie en un hospital debía tener a Bella al borde de la desesperación.
-Cariño ¿Cómo está Charlie? – me dijo mi madre devolviéndome al presente. Supongo que me había divisado parado delante del mostrador y se había acercado, junto a todos los demás.
Sus caras eran de preocupación y supongo que mi actitud extraña y silencio no ayudaban mucho.
-Estable. Le hemos operado y, aunque debe estar las siguientes horas en observación y cuidados intensivos, parece que queda Jefe Swan para rato. ¡Por suerte!
Mi madre me abrazó dejando rodar por sus mejillas unas lágrimas. Mi padre se sentó en una de las sillas más cercanas, seguramente preso de la tensión de las últimas horas. Puedes ser un gran médico, pero tener a tu mejor amigo en una camilla jugándose la vida… no hay nada que te entrene para eso.
El alivió surcó la cara de todos los presentes. Pude ver, aun con mi madre entre mis brazos, como Alice miraba a Jasper, que después de asentir se separó con su teléfono en la mano. Me apostaba mi mano derecha a que estaría manteniendo informada a Bella de la operación.
Adoraba a Jasper, era un gran amigo, pero él y Bella eran inseparables. Habían ido juntos desde la guardería y que Rose fuera uña y carne con Emmet y conmigo solo los unió más. Siempre había llevado bien mis celos hacía Jasper, el propio Emmet me decía que yo acaparaba demasiado a Bella, pero eran estos momentos los que podían conmigo. ¡Yo salvo a su padre y él habla con ella! La consuela, la calma, escucha su voz…
Mamá debió notar mi tensión y al verme mirar fijamente a Jasper cogió mi cara entre sus manos y me dijo.
-La he llamado en cuanto Emmet nos lo dijo. Estará aquí en unas horas. Tranquilo. – me dio un beso y se fue a sentar junto a mi padre.
Haciendo un cálculo rápido hasta finales del día de mañana no llegaría desde Londres. Así que con un poco de suerte cuando volviese de mi día de descanso después de la guardia la vería. Cuarenta y ocho largas horas me separaban de un momento que había estado deseando desde hace diez eternos años.
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NA:
Os dejo una nueva historia que espero disfrutéis. Había pensando subirla antes (mucho antes, de hecho...), pero he pasado un año un poco liado y la verdad es que no he tenido ni un hueco para ponerme con ella a pesar de tener escritos los primeros capítulos.
Será más o menos igual de larga que la anterior (por lo que hace al número de capítulos).
Espero que os guste mucho y os animéis a darme vuestro feedback y sugerencias con las reviews.
Nos leemos en el próximo capítulo ;)
