Yo solo daría mi vida por ti
– ¡Salgo!– grite – ¡Voy a salir!
– ¡No, Bianca! – La luz que desprendía el fuego bañaba el rostro de Lucas de rojo y dorado – ¡No puedes irte!
–Si no me voy, moriréis. Todos. No puedo permitirlo.
–No–murmuro Lucas. Su voz apenas era audible por encima de las llamas. Los miembros de la Cruz Negra estaban reuniéndose en el centro de la sala para defenderse– Tiene que haber otro modo.
Negué con la cabeza y viéndolo a los ojos le dije.
–No, no la hay. Lo siento mucho.
Lucas también me miraba a los ojos y dio un paso hacia mí, parecía que para él lo que pasaba detrás de nosotros no le importaba absolutamente, para él no había nada más que él y yo.
Quería acercarme a él, abrazarlo al menos por última vez.
Estaba a punto de hacerlo. Sin embargo, oí algo que me sorprendió que Lucas no lo ollera, era el sonido de una cuerda estirándose al máximo haciendo crujir un poco a la madera, el sonido de un arco a punto de dispararse.
Aparte la mirada de Lucas, aunque el aun me veía, y vi al atacante.
Balthazar. Apuntaba hacia Lucas. El iba a matar a Lucas. No iba a permitírselo, no lo dejaría.
Balthazar no sabía que yo lo estaba mirando y Lucas no sabía lo que veía.
Corrí hacia Lucas, y Lucas, pensando que iba para abrazarlo en vez de salvarlo, me abrió sus brazos.
Balthazar soltó la flecha, que se dirigía a Lucas.
Llegue a tiempo para empujar a un lado a Lucas y salvarlo, pero, no se podía decir que yo corrí con la misma suerte.
La flecha que era para Lucas, ahora se encontraba incrustada en mi tórax.
Sentí que me faltaba el aire y me sentí extremadamente débil. Alcance a ver la mirada de Balthazar llena de culpa y arrepentimiento y después sentí mis piernas me fallaban y caía al suelo.
Antes de que mi cuerpo tocara el suelo fui sujetada por unos fuertes y cálidos brazos que me acostaron en el suelo me acomodaba sobre su regazo. Era Lucas.
– ¡Bianca! Bianca… dios mío… aguanta… por favor aguanta… no me dejes… Bianca por favor – Lucas lloraba desconsoladamente, y me rompía el corazón verlo así, su mirada… estaba llena te dolor, tristeza y angustia.
–Lucas…duele mucho…– le dije, mi voz sonaba cansada y débil, me estaba costando hablar.
Lucas me miro con dolor y angustia veía la fleca que tenia incrustada en mi tórax, pero tenía una mirada de no saber si era buena o mala idea sacar la flecha.
–Bianca, ¿por qué has hecho eso?¿la flecha era para mí ¿no?¿porque arriesgar tu vida? –dijo sollozando.
– ¿Por qué? ¿Realmente quieres saber porque? –dije, esta vez ya articulando, batallaba mucho para respirar.
–Si… ¿quiero saber, porque Bianca?
–Fácil… porque te Amo, por eso Lucas te amo, y daría mi vida todas las veces que fuera para que tu estuvieras bien– dije esta vez articulando, me costaba ahora hablar más– yo solo daría mi vida por ti.
Lucas me veía sorprendido pero en sus ojos pude ver que el también me amaba, me miraba con tanto amor.
Atrás de nosotros el fuego aun seguía quemando todo y los de la Cruz Negra se enfrentaban contra lo mis padres y la directora.
Mire a Lucas a los ojos, levante mi mano y acaricie su mejilla, y el coloco su mejilla en mi mano, subí mi mano esta su nuca y la atraje hacia mí. Lucas comprendió lo que quería y acerco sus dulce y tibios labios sobres los míos ahora fríos y resecos.
El beso transmitía tanto amor. Este era un hermoso momento pero todo buen momento tiene que parar. Lucas se separo de mi y lo vi por última sus vez su bello rostro.
–Te amo Lucas… nunca lo olvides.
–Bianca por favor no me dejes te amo hermosa no me dejes–Lucas empezó a llorar y sollozar nuevamente. Cerré mis ojos y articule: siempre estaré contigo, aunque tú ya no me veas…
Y con eso la muerte de alzo en mi.
