Resumen: ¿Se han preguntado cómo sería si Misty aparece en la serie "Pokémon XY"? Pues bien, yo también, y en esta historia manifestaré desde mi perspectiva como sería con su inesperada presencia. Trayendo más de un divertido estrago a la vida de Ash, la pobre de Serena y obviamente de la propia sirenita porque un triangulo amoroso amenaza en surgir.
Categoría T
Género: Romance & Humor.
ADVERTENCIAS: Aparte de las prevenciones que señala la propia clasificación (T), las otras advertencias relevantes serían: OC (Personaje Original) & OoC (Fuera del Personaje).
Protagonista(s): Ash K. | Misty – Sin embargo, en determinados capítulos otros personajes tendrán cierta relevancia principal.
Pareja(s): SerenaxAshxMisty » AshxMisty (Principal) – No obstante, es posible que haya desarrollos o insinuaciones de otras parejas.
ACLARACIÓN I: Está historia se desarrolla después del episodio que Serena tras perder en el Gran Espectáculo Pokémon de Témpera, se hace un cambio de look, cortándose el cabello y cambiando su atuendo. (Si no mal recuerdo, es el episodio 864 del anime).
ACLARACIÓN II: La edad de Ash en esta historia es de 14 años. Ya sé que la única edad que se ha comprobado durante la serie de él es de 10 años pero definitivamente no me cuadra en la trama así que lo modifique, indicando que a lo largo de su viaje en ser el mejor entrenador pokémon ha cumplido años. Inició su meta con 10 años y ahora actualmente en su viaje en Kalos tiene 14 años.
Por supuesto, Ash Ketchum seguirá siendo el mismo sólo cambiará la referencia de su edad. En cuanto a los demás personajes como Serena, Clemont y Misty tendrán 14 años también, mientras que Bonnie y Max tendrán 8 años.
¡Kalos: Aventuras de Sirena!
Por: ChibiFjola.
[*]
[*]
[*]
CAPÍTULO 1
La Sirena Llega a Tierra Firme
[*]
[*]
[*]
Era un nuevo día, por lo que significa una nueva aventura. Ash y sus amigos se dirigían al próximo gimnasio más cercano a ganar su siguiente medalla de batalla, siendo en la ciudad Lumiose donde retornarían Ash y Clemont su combate desde el momento que se conocieron. Todo por el sólo propósito de que nuestro protagonista esté aún más cerca de su sueño, al menos, escalar un peldaño más de su empinada senda.
Y hablando de escalar una empinada senda, había algunos que les era difícil caminar en ella…
— ¡Hermano, camina más rápido! —Le exigió Bonnie al ver que Clemont ya se quedaba cada vez más atrás.
— Eso… intento… —Refutó extenuado y era comprensible porque usualmente cargaba con el equipaje tanto de su hermana como el de él mismo. Aparte, también llevaba consigo sus herramientas las cuales pesaban un montón y los utensilios para cocinar al aire libre. — ¿Chicos, no podemos hacer una pausa?
Ash hizo un ligero puchero al escuchar las palabras del líder de gimnasio. — ¿Hacer una pausa? Pero Clemont, si seguimos a éste ritmo no llegaremos al gimnasio ¿Verdad Pikachu? —Su compañero pokémon prontamente asintió, de acuerdo con su entrenador. — ¿Lo ves?
— ¿Pero cuál es el apuró? —Objetó el rubiales un tanto disgustado por la incomprensible ansiedad de su amigo mientras que se ajustaba sus gafas. — Aún nos falta cruzar, como mínimo, tres ciudades más para llegar al siguiente gimnasio.
— Es cierto, Ash —Intervino Serena tan razonable como siempre, en especial cuando una situación amerita su opinión. — Lo mejor que podemos hacer es llegar a la ciudad próxima, y… creo que no está muy lejos —Para estar más segura, revisó el mapa en su dispositivo rosa. — Sip. A unos veintes minutos llegaremos a la ciudad.
— Si es así… ¿Hermano, podemos descansar después? Ya nos falta poco para llegar.
Clemont resignado pero aliviado de que ya pronto podría descansar; asintió al igual que Ash que tan sólo le quedo resignarse a ser paciente, una virtud de la cual tiende a carecer. También porque sus amigos tenían razón ni siquiera estaba cerca de su destino.
.
~ ((«» «»)) ~
.
En otra parte de Kalos, en un aeropuerto descendía un avión que venía de la región Kanto que entre sus pasajeros dos eran lo más relevantes y uno de ellos estaba muy emocionado.
— ¡Waaaaah! ¡Qué emoción! Finalmente hemos llegado.
— Si, eso explica porque no te has despegado de la ventanilla —Indicó divertida su acompañante del asiento contiguo, provocando que el niño se ruborizara un poco.
— Lo siento, es que volver a tener una aventura en una región diferente y conocer nuevos pokémons me alegra un montón —Se rascó avergonzado la cabeza. — Pero lo mejor de todo es que podré hacerlo contigo, Misty —Confesó con estrellitas. — ¡Veré en acción a un gran líder de gimnasio! Claro, aparte de mi papá.
— Hehehe, gracias Max. Yo también estoy feliz que vengas conmigo —Mencionó la pelirroja contenta y un poco avergonzada de ser una figura de admiración del infante. — Se disfruta más una aventura cuando estás acompañado de amigos.
El pokémon azul que cargaba en brazos Misty exclamó en afirmación con una sonrisa dirigida al niño que le devolvió el gesto.
— Seh… ¿Por cierto, adonde iremos primeros cuándo aterricemos?
Ella lo meditó un poco antes de responder: — Pues lo mejor es que aproveche de visitar a una amiga, ya que le prometí que iría a verla si algún día iba a Kalos.
— Me parece bien. ¿También aprovecharás en atrapar pokémons?
La pelinaranja comenzó a reírse extasiada mientras que se sonrojaba ligeramente y estrellitas se asomaban en sus ojos verdosos, acaparando la atención de los demás pasajeros que la miraban extrañados. — ¡Pues claro! En especial los acuáticos —Suspiró soñadoramente al imaginarse inimaginables pokémon marinos de la nueva región a la que se aventurarían. — Tengo que aprovechar al máximo está oportunidad.
— Bueno, es una de las tantas razones de éste viaje ¿No?, ¿Qué se siente volver a viajar?
Sonrió taciturna. — Algo de nostalgia… supongo —Se percató que su amigo y su pokémon la miraban preocupado, así que rápidamente Misty se animo y se mostró más enérgica. — Pero no hay duda de que me es refrescante.
Sin embargo, Max no se dejo convencer tan fácilmente por esa actuación risueña y a pesar de su corta edad comprendió que su amiga extrañaba ésta parte de su vida como entrenadora pokémon sobre aventurarse en nuevos territorios, tener batallas y conocer o atrapar pokémons. Desafortunadamente, para cumplir sus sueños, tuvo que dejar de lado ese aspecto y acatar a sus nuevas responsabilidades que exige al ser un líder de gimnasio. Lo entendía porque esa era la misma mirada que tenía su padre cuando le contaba sobre su vida pasada cuando era un joven entrenador que se aventuró a viajar y teniendo a cambio magnificas experiencias, cada una de ellas más significativa que la anterior.
Él enfocó su mirada castaña hacia la ventanilla, apreciando el panorama mientras que en silencio anhelaba tener la edad suficiente para emprender su propio viaje y forjar su camino como entrenador pokémon. Esperaba ansioso ese día pero… por ahora, se conformaba tener estos momentos en compañía de su amiga y futura rival a quien esperaba retar a una batalla pokémon.
Y hablando de rival… ¿Qué será de la vida de Ash? Ese era otro amigo y futuro rival quien pensaba retar algún día.
— Oye Misty ¿No tienes noticias de Ash?
— ¿Ash? Mmm… No realmente, sé que salió a viajar a una nueva región pero no tengo ni idea. ¿No lo sabes tú? —Él cabeceo en negativa. — Pero… ¿No qué May te contó que se había reencontrado con él durante su viaje?
— Sí y eso fue hace tiempo ¿No lo recuerdas? —La pelirroja negó apenada. — Vaya, realmente el gimnasio te hizo perder el sentido de la noción —Ella se encogió de hombros avergonzada y cuestionándose severamente si cumplir su sueño le estaba dando más perjuicios que beneficios. — ¿Y qué me dices de la Sra. Delia, la madre de Ash?
— La última vez que hable con ella era de avisarle que me iría de viaje y le prometí que le traería algún presente, eso es todo. En realidad fue una conversación muy breve porque ella tenía una llamada en espera y yo porque me encontraba ocupada.
— Oh… —el ojicastaño se mostró decepcionado, deslizándose en su asiento.
— Vamos Max, anímate. ¿Tan aburrido será viajar conmigo…?
— ¡NO! —Contestó raudo, causando para su vergüenza en llamar la atención a su alrededor. Ambos pronto se disculparon por el repentino escándalo con los demás pasajeros para retornar su conversación. — Claro que no Misty. Me malinterpretasteis, me emociona viajar contigo pero he de admitir que extraño las locuras impulsivas de Ash, la comida de Broock e incluso a mi hermana. Ya casi ninguno de los tres los veo desde que nos separamos.
— Sí, te comprendo —Repentinamente soltó una carcajada que llamó la atención del pelinegro. — No es nada, es que recordé los ataques impulsivos e infantiles de Ash. Siempre corriendo sin orientación alguna en busca de una batalla pokémon.
— ¡Es cierto! —Max pronto se contagio de la risa de su amiga, imitándola. — Y siempre sus impulsos nos llevaba a caer en las trampas del equipo Rocker. ¿Crees que haya cambiado?
— ¿El equipo Rocker?
— No, ese trío es pérdida total. Me refiero a Ash.
Bufó, conteniendo una carcajada. — ¿Ash? ¡Jamás! Créeme, ese tonto sigue y continuará siendo ese infantil chiquillo de diez años apasionado por los pokémons. Lo único que pudo haber cambiado es que se ha vuelto en un entrenador más experimentado y mejor de lo que ya era antes —Él afirmó, de acuerdo con su observación. — Pero jamás le digas que eso pienso de él, no quiero que se le subas los sumos. Ya es demasiado vanidoso.
— No lo haré, lo prometo.
Ambos se sonrieron, manifestando con ese simple gesto la confidencialidad de su plática.
.
~ ((«» «»)) ~
.
En la gran ciudad estaban Ash y compañía tomando un descanso, habían dejado sus pokémons con la doctora Joy en el centro pokémon mientras que ellos decidieron ir a los lugares populares de la ciudad por petición de Serena y por el momento hicieron una parada en una famosa cafetería por sus dulces pero no era una estadía muy tranquila que digamos porque…
— ¡ACHUUU!
— ¿Ash seguro que estás bien? —Preguntó preocupada Serena.
— ¿No será un resfriado? —Cuestionó Clemont, siendo lo más lógico al acampar diariamente.
— Tranquilos, estoy bien —Contestó despreocupado.
— Pero has estornudado desde hace un buen rato —Indicó Bonnie antes de llevarse un bocado de su postre a la boca, degustándolo encantada.
— Nah, insisto que no es nada. Tal vez sea alguien que esté hablando de mí.
— Ese no es un argumento científicamente válido.
Clemont repentinamente comenzó a reírse, mientras que su hermana lo miraba en resignación porque ya sospechaba lo que diría él.
— Hehehe… ¡El futuro es ahora gracias a la ciencia! —De la nada sacó un aparato que se asemejaba a una secadora de cabello conectado, por medio de un cableado ensortijado, a otro aparato más pequeño y rectangular.
— ¡Wow! ¿Qué es eso?
— ¡Hm! Me alegro que lo preguntes Ash, esté invento funciona para detectar y diagnosticar el estado de salud de la persona o el pokémon. Lo llamó el "Diagnosticador".
— Ay, ¿No pudisteis escoger un nombre menos obvio?
— ¡Bonnie! —Reprochó en un llamado ante la actitud tan antipática de su hermanita. — Observen… —Apuntó el aparato en forma de secadora hacia el moreno y de esta se proyecto una luz escarlata que escaneó de pies a cabeza a Ash, luego se apago e hizo unos ruidos. Posteriormente en el aparato rectangular apareció en su pantalla un resultado. — Mmmm… Según aquí, dice que no tienes nada. Estás tan sano como un Tauros.
— Hehehe… ¡Se los dije! ¡Pero que asombrosa es la ciencia! —Volvió a estornudar, provocando que Clemont frunciera la boca y mirara escéptico su invento.
— Creo que le hace falta unos ajustes —Indicó y antes de revisarlo siquiera, explotó en su cara. — Ay… ¿Por qué a mí? —Los tres miraron al joven inventor con resignación y un deje de diversión.
— Hermano ¿Estás bien?
— Sí… iré al baño un momento.
— Descuida, Clemont, de los errores uno aprende —Animó Serena al verlo tan desanimado.
— ¡Es verdad! Tus inventos nos han sacado de apuros en muchas ocasiones.
— Sí, sí… —Suspiró abnegado. — Gracias chicos.
— ¡Vamos, alégrate! Para mí seguirás siendo mi asombro hermano mayor —Confesó Bonnie, surtiendo sus palabras el efecto deseado de animar al rubiales pero la fraternal atmosfera no duro porque ella agregó a su comentario: — Aún si me chamuscas el cabello por tus inventos casi siempre.
— Hehehe… eso no me ayuda —Indicó Clemont. — Pero la intención es la que cuenta, ahora vuelvo.
Todo se sumió en un agradable silencio entre los tres, mientras que el joven líder de gimnasio se fue al baño. No obstante Ash volvió a estornudar y de una forma más sonora, atrayendo la atención de la preocupada pelicastaña.
— Ash, en verdad no creo que estés bien.
Antes de que el pelinegro tuviera chance de refutar, Serena extendió su mano hasta depositarla en la frente de él sin problema alguno ya que no tenía puesta su gorra. Midiendo su temperatura y mirándolo fijamente, concentrada en su tarea al punto de que ignoraba la sorpresa que manifestaba Ketchum.
— Mhnm… —Frunció el ceño pensativa. — Pues no tienes fiebre.
— Hehehe… eso es bueno ¿No? —Dijo, recomponiéndose rápido y volviendo a su actitud alegre. En cuanto a Serena, al percatarse su atrevimiento y la cercanía de su rostro con la de Ash, automáticamente se le subieron los colores.
— Lo… ¡l-lo s-siento! —Apartó su mano de la frente de él como si fuera tocado una brasa caliente y se acomodo en su asiento, mirando su postre como si fuera lo más interesante del mundo pero en realidad Serena quería que la tierra se la tragara de la vergüenza que sentía.
— Tranquila, Serena, no pasa nada. Más bien gracias por preocuparte.
— N-No es n-nada… —Dijo lo más calmada posible pero le era imposible, su corazón latía tan fuerte que temía que Ash pudiera oírlo y sospechar lo que siente por él. Tan poco ayudaba sentir que las mejillas le ardían un montón gracias a que toda su sangre se acumuló en esa zona.
Mantén la calma Serena, ¡Cálmate! No quiero tener la cara de un tomate permanentemente. Se decía la pelicastaña en sus pensamientos, y por sola curiosidad alzó su mirada para ver por el rabillo del ojo a Ash ¿Y cuál fue su sorpresa? Él continuaba viéndola con esa sonrisa que la derrite. Con los nervios a flor de piel, se llevó un bocado grande de su postre a la boca de forma precipitada y nada femenina para su desdicha mental porque para cuando se dio cuenta de su torpeza… ya era demasiado tarde.
— Wow, se ve que te gustan los dulces.
— ¡Mhn! ¡Mhn! —Exclamó, cubriéndose la boca con su mano e intentando tragar rápido. Debía verse horrible con los mofletes hinchados como si fuera una ardilla.
No muy lejos de la curiosa escena, los adolescentes se olvidaron que no estaban solos. Siendo Bonnie que era una libre espectadora que no se perdía detalle alguno, no sabía si reírse encantada o sentir pena por su amiga. Ella era pequeña pero no ciega ni tonta, desde que conoció a Serena ha visto que su trato con Ash es más amena y atenta por lo que no tardo mucho en sumar dos más dos y descubrir que su amiga le gustaba a Ketchum.
En el momento que lo comprendió, le alegró y en silencio apoya a Serena en todo ya que su amiga era muy tímida con sus sentimientos hacia Ash. Debido a esa razón, no le decía directamente a la novicia entrenadora pokémon que ya había descubierto su secreto porque Serena probablemente niegue todo por el mismo nerviosismo o puede que se incomode.
Y Bonnie se negaba rotundamente a importunar a su amiga, si después ella se animaba a confesarle su secreto sobre Ash. Genial. Pero si no, no le es un problema guardar el secreto y ser su aliada encubierto como ahora…
— ¡Oye, Ash! —Llamó Bonnie, desviando la atención del ojicastaño hacia su persona. — ¿No crees que sería bueno llevarles unos dulces a todos?
— ¡Buena idea! Les llevaremos a Pikachu y a los demás Pokélitos. De seguro les gustará.
— ¡Sííí~! —Exclamó en celebración la pequeña, ansiosa de ver los rostros felices de todos sus amigos pokémons cuando les dé los postres y contenta porque había ayudado a su amiga quien empezaba a tranquilizarse (Un claro indicio es que su rostro volvía a su color natural de piel, abandonando ese rojo brillante).
— ¿De qué hablan?
Todos se voltearon dónde provino la voz, encontrándose con Clemont.
— ¡Hermano! Hemos decidido llevarle postres a Dedenne y a los demás ¿Qué te parece?
— Me parece una idea brillante.
— ¡Pues andando! —Dijo Ketchum eufórico, levantándose de su asiento.
— Espera Ash, aún no hemos terminado —Lo detuvo el ojiazul, haciendo entrar en razón el pelinegro. Percatándose que los platos de sus amigos no estaban vacío.
— Ups. Lo siento.
— Apenas que terminemos nos dirigiremos al Centro Pokémon.
— De acuerdo.
.
~ ((«» «»)) ~
.
Transitando en las calles de la ciudad, estaban Max y Misty quienes se dirigían al Centro Pokémon más cercano a pasar la noche allí como también hacerle un chequeo a los pokémons de ella y comunicarles de su llegada en Kalos a sus respectivos familiares.
— ¡Wow, tantos pokémons!
— Si es cierto, tengo entendido que en Kalos hay pokémon de otras regiones.
— No sólo eso, mencionan que Kalos es la región con más pokémon comparadas con otras. Definitivamente será un viaje muy beneficioso para ambos ¡Aprenderemos muchas cosas sobre los pokémon, Misty!
La pelirroja contuvo las ganas de reír ya que Max es un niño intelectual que siempre se mantiene calmado y formal pero ahora actuaba como su edad lo sugiere. — Sí, pero todo eso tendrá que esperar. Hoy nos dedicaremos a descansar.
— ¡Afff! No puedo esperar por mañana —Repentinamente, sin aviso, su estomago comenzó a rugir para su vergüenza. Misty y Azurill no pudieron contenerse en reír. — Hn. Bueno, ahora no puedo esperar por comer algo —Se mofó. — Lo siento Misty ¿Podemos comprar algo?
— No tienes de que disculparte, ¿Qué quieres comer?
— Tengo entendido que está ciudad es muy popular por sus postres ¿Te parece si vamos al Café "Melt Down"?
Tanto entrenadora y pokémon estuvieron de acuerdo con esa dulce sugerencia.
.
~ ((«» «»)) ~
.
— ¡Sí que compramos mucho! —Manifestó Bonnie no pudiendo contener su regocijo al ver caminar tanto a Ash y a su hermano con las compras, que en su mayoría son, de ellas. En cuanto a las chicas del grupo, llevaban los postres para los pokémons.
— ¡Afff! ¿Ya llegamos? —Cuestionó Clemont casi sin aliento, sus brazos estaban repletas de bolsas. Ahora ya sabía lo que era ser un perchero…
— Sí, sólo nos falta un par de cuadras.
Esa noticia no entusiasmo a los chicos quienes suspiraron abnegados.
— Bueno, al menos, ya sabemos que no compraran más —Dijo Ash con optimismo a su amigo.
— No comprarán más por hoy. Dirás.
Ambos chicos se miraron entre sí para luego suspirar extenuados.
— ¡Waaah! Pero qué bonito.
Clemont y Ash salieron de su languidez para centrar su atención en sus amigas que miraban una vitrina. Se acercaron para ver que capturó su atención mientras que en silencio deseaban que no fuera otra cosa más que comprar porque ya no tenían más espacio en sus brazos ni fuerza para cargar otra bolsa.
Lo que observaban las chicas era un vestido de color rosado con detalles de varias paletas de color rosado y azul.
— Sería lindo usarlo en el siguiente Gran Espectáculo de Pokémon.
— ¡De seguro te verás bien! —Alegó Bonnie junto con Clemont que afirmó.
— Gracias ¿Tú qué crees Ash…?
Serena guardó silencio al ver como el pelinegro miraba absorto algo del otro lado de la calle. No obstante, ella observó que en su mirada castaña expresaba una cierta perturbación lo cual le preocupo.
— ¿Ash?
El aludido finalmente reaccionó, virando su rostro hacia sus amigos. — ¿Qué sucede?
— Serena te estaba hablando ¿No la escuchasteis? —Indicó Bonnie con cierto reproche.
— Ah, lo siento, no la oí. ¿Qué decías?
Le señalo la vitrina para luego decir: — Sí ese vestido se me vería bien en el Gran Espectáculo Pokémon…
— ¡Ah, pues claro!
— Ash, ¿Estás bien? —Preguntó Serena y aunque recibió una respuesta positiva…, insistió: — Es que parece como si fueras visto un fantasma.
Su comentario conmocionó a Clemont y Ash, el primero que eso fuera probable. En cuanto al segundo por razones más significativas de haber sido descubierto… ¿Tan obvio era? En fin, lo sentía por Serena ya que él se negaba a decir lo que pensaba porque lo consideraba innecesario y poco relevante. Por eso actuó de la siguiente manera:
— ¿Un fantasma? ¿Y en la ciudad? ¡Ptff! Eso es algo imposible —Mencionó con su personalidad característica, tan optimista y enérgica. — ¡Será mejor apurarnos…!
— ¡Hey, espéranos…!
Sin aviso, Ketchum comenzó a correr. Dejando atrás a sus amigos que no tuvieron opción que seguirlo y acelerar el paso para alcanzarlo. Sin embargo, Serena antes de emprender la carrera, por curiosidad, le dio una furtiva mirada donde había mirado Ash hace unos momentos; siendo el otro lado de la calle más no encontró nada que fuera relevante ni que le diera una pista de ello.
¿Qué fue lo que Ash miró para que lo desconcertara?
No muy lejos de esa vía pública donde transitaban Ash y sus amigos, una pelirroja se detuvo para ver hacía atrás lo cual eso causo curiosidad en sus acompañantes.
— ¿Ocurre algo Misty?
— No…, nada. Es que creí escuchar…
— ¿Escuchar qué?
— Mhn… nada, debió ser mi imaginación.
.
~ ((«» «»)) ~
.
En el Centro Pokémon, ingresó Ash Ketchum sintiendo el corazón en la garganta y apenas con la fuerza de mantenerse en pie. Seguido de él, llegaron sus amigos casi sin aliento y en cuanto a Clemont, sus piernas no tenían más fuerza para estar de pie por lo que cayó de sentón al suelo.
— Oh, por dios, ¿Todos se encuentran bien? —Preguntó la enfermera Joy que se asomó a la recepción para ver los nuevos visitantes y atenderlos.
— Sí… estamos… bien… —Contestaron al unisonó los cuatros. —…Sólo… denos unos… minutos…
.
Yunos minutos después
.
— Aquí tienen todos sus pokémons.
Luego de que Ash y sus amigos recobraron fuerzas, la enfermera Joy con la ayuda de su compañero pokemón Wigglytuff; trajeron en una bandeja a los pokémons en sus pokébolas a excepción de uno.
— ¡Pikachu!
La ratita amarilla no tardo en abalanzarse hacia su entrenador, feliz de volverlo a ver.
— Veo que estás bien, amigo. Gracias enfermera Joy.
— No hay de qué, si necesitan algo más. Sólo llámenme.
— De acuerdo. ¡Gracias! —Dijeron los cuatro al unisonó, observando como la enfermera se retiraba junto a su pokémon.
— Muy bien, ¡Todos salgan!
— ¡Ustedes también!
— ¡Vamos!
Todos los pokémons de Ash, Clemont y Serena salieron. Esperando expectante las ordenes o pedido de sus respectivos entrenadores quienes le presentaron unas cajas que contenían Pokélitos.
— Les hemos traído unos postres —Comenzó Ash.
— Es un regalo —Siguió Clemont.
— Por habernos esperado —Indicó Serena.
— ¡Disfrútenlo! —Finalizó Bonnie.
Los pokémons se mostraron agradecidos por el gesto, los golosos como el Chespin de Clemont se acercaron casi de inmediato a los postres y tomaron el que más le apeteció, degustándolo encantados. Otros que eran más tímidos pero lo disimulaban haciéndose los duros como el Pancham de Serena, fueron los últimos en escoger entre los variados Pokélitos.
En cuanto a cierto pokémon en particular, cuando estaba a punto de degustar su Pokélito, algo capturo su atención. Sus orejas se movieron como si se trataran de antenas para después dejar en el suelo el Pokélito e ir en busca de aquello que le despertó tanta curiosidad.
— ¿Pikachu, a dónde vas?
Ash rápidamente se levantó de su asiento, siendo seguido por sus demás amigos a excepción de Bonnie que estaba más absorta en atender a los pokémon y verlos degustar sus pokélitos.
Por el lado de la rata amarilla se movía ágilmente entre las personas y pokémons. Usualmente los Centro Pokémon están prácticamente vacíos… pero cuando está anocheciendo, como ahora, es una historia muy distinta. Entrenadores de todas partes junto con sus pokémons se hospedan y pasan la noche. En otras palabras, el Centro Pokémon está full y era difícil para Ash seguirle el paso a Pikachu entre la multitud que debían abrirse paso o esquivar.
El pequeño y tierno pokémon eléctrico se mantuvo renuente a esperar por su compañero humano. Estando absorto en hallar lo que le despertaba tanto interés, finalmente, después de un rato, detuvo su andar al estar cerca. Lo sabía, su sensible sentido auditivo y olfativo no le fallaba.
— Hehehe… Descuida Azurill, ya vendrá pronto…
Pikachu volteo hacia su derecha, hallando una figura que identifico rápidamente por lo cual no pudo contenerse en exclamar su alegría. Llamando la atención de aquella presencia que se volteo curioso…
— ¿Un Pikachu…? ¡Ah!
— ¡Pikachu!
Ash que llegaba al lugar donde vio por última vez, a lo lejos, a su amigo amarillo, ahora lo encontraba sobre el hombro de un niño…
— ¡¿Max?!
— ¡¿Ash?! —Citó su nombre, igual de desconcertado que Ketchum. — Entonces tú… ¡Eres Pikachu! Ahora entiendo porque te abalanzasteis sobre mí.
— ¡Ash!
El aludido viró su rostro dónde provinieron las voces, encontrándose a Serena y Clemont que corrían hacia su persona apenas que lo notaron entre la muchedumbre.
— ¿Ese es Pikachu? —Preguntó el ojiazul, recibiendo la respuesta del mismo pokémon eléctrico que alzó una de sus patitas delanteras como si lo saludara. — ¿Pero qué haces con ese niño? —Se ajusto las gafas al mismo tiempo que observaba confundido al menor.
— ¿Acaso Pikachu lo conoce? —Ahora fue el turno de Serena en preguntar.
— Sí, él es un amigo. Clemont, Serena, les presentó a Max.
— ¿Max? ¡Ah, tú nos contasteis de él! —Recordó la pelicastaña, agachándose para quedar a la altura de Max. — Mucho gusto, Ash nos ha hablado mucho de ti. ¿Uh? —Entonces ella se percato de la presencia azul que cargaba el niño. — ¿Un pokémon?
— Ah, él es Azurill. Saluda —El adorable pokémon de tipo Hada se hizo un ovillo en los brazos de Max, como si se quisiera hacer más pequeño de lo que ya es ante la mirada de Serena, y cubrió sus ojos con sus orejas. — Lo siento. Suele ser algo tímido con los extraños.
Ella no se mostró disgustada, al contrario, no pudo contenerse en decir: — ¡Pero qué lindo! —Rápidamente Serena sacó su pokédex, encantada de tan adorable pokémon. Descubriendo que era un pokémon tipo hada pero con la capacidad de usar ataques tipo agua y que Azurill es la pre-evolución de Marill.
— Max, ¿Ese Azurill es de May? ¿Vinisteis con ella? —Ketchum miró furtivamente alrededor en busca de su vieja amiga. Ignorante que al haber mencionado el nombre de una chica, inquieto un poco a Serena.
— No, May ahora está en un viaje por Unova.
— ¿Unova? ¿Entonces con quién…?
Ash no pudo formular su pregunta porque fue interrumpido por Pikachu que notó una presencia con anterioridad de los demás gracias a sus sentidos agudos por medio del olfato y auditivo, cuando el pokémon eléctrico identifico ese dulce olor a mandarina viró su rostro hacía donde provenía los pasos.
Al momento de ver una melena naranja, no dudo más y saltó del hombro de Max para abalanzarse a los brazos de esa persona que le despertó una impulsiva añoranza.
— ¡Pikachu!
Para Ash fue casi en cámara lenta cuando siguió con la vista el nuevo paradero que trazó su pokémon al momento que dejó a Max y corrió a los brazos de una chica pelirroja…
Ese color…, pensó Ash al ver ese brillante tono naranja de esa joven contemporánea a él. Ese mismo color naranja que vio hace unas horas atrás, entre las calles de la ciudad que había capturado su atención y le despertó una agridulce nostalgia. Ketchum continúo detallando a una gran velocidad a la pelirroja, se veía distinta a esa vieja amiga que una vez viajo con él pero… no había duda.
Era ella.
— ¡¿Misty?!
La aludida que hace unos momentos miraba sorprendida a Pikachu, alzó el rostro automáticamente al oír su nombre para cruzar su mirada esmeralda con una castaña. Ambos en su contacto visual manifestaban incredulidad al igual que sus expresiones faciales.
— ¡¿Ash?! —La ratita eléctrica restregó sus mejillas contra el pecho de Misty para luego rugir emocionado un "¡PikaPika chuuu~!". — ¡¿…Y Pikachu?!
En cuanto a los espectadores e interesados al escenario que se desenvolvía con el protagonista, los dos adolescentes y el niño lo embargaban infinidades de sentimientos pero los que tenían en común los tres es que un sentimiento predominaba en ellos; confusión.
Y es que enserio, dos viejos amigos se han vuelto a reencontrar… ¿Destino o casualidad?, ¿Qué sucederá de ahora en adelante entre ellos dos? ¿Tomaran caminos distintos? ¿O… se aventuraran a viajar juntos de nuevo? Si es así ¿Cómo les afectara a todos?
[*]
[*]
[*]
FIN DEL CAPÍTULO 1.
NOTA DE ChibiFjola:
Espero que les haya gustado, es mi primer fic de Pokémon y especialmente de esta pareja: Misty & Ash, quien he seguido fielmente desde que se estrenó por primera vez pokémon. Prácticamente he visto crecer la serie o algo parecido (Larga historia).
En fin, a lo importante, si desean que continúen actualizando la historia tan sólo tienen que comentar, tambiénlos que quieran opinar cómo le ha parecido la trama, si se entiende mi modo de narrar, alguna duda del capítulo o sobre la lectura, si los personajes se mantienen de acuerdo a su personalidad o no, entre otras cosas. Son libres de hacerlos, eso sí, siempre y cuando no ofendan. Una cosa es una crítica constructiva y otra es insultar.
Sin más que decir mis queridos lectores, ya no les quito más de su tiempo y me despido. ¡Nos vemos en el próximo capítulo…! Claro, si ustedes así lo desean.
¡Bye~!
