Hola, vengo con un nuevo fic, de esta pareja SakumaxAkane, algo inusual lo sé, me estoy basando en unos fanart que encontré hace mucho por pixiv, he puesto solo la idea para escribirla. La imagen para portada no me pertenece.
Otra cosita, para esto también me he basado en los 6 segundos de conversación que hubo entre los dos en el cap 18 de IEGo XD.
Si estás aquí es porque tienes mucha curiosidad, por favor pasa adelante y lee, pero si no, por favor regresa atrás.
Inazuma eleven go no me pertenece, le pertenece a Level-5
AkaKuma o AkaSaku :3 no sé.
Aquella chica de la cámara
- ¿En qué momento comencé a sentir esto por ella? No está bien, pero el solo recordarla hace que mi corazón se acelere. Estuve pendiente en cada partido solo para ver su bello rostro. Esto está mal, Sakuma, esa niña aún va en secundaria, seguro le gustará alguien.
Sakuma Jiro lo tenía todo, un apartamento de soltero solo para él, un auto increíble, ropa elegante y para cada ocasión, productos para cuidar su hermosa y larga cabellera. Todo menos a alguien con quien compartir su vida.
Sabía que estaba mal, pero no podía sacarla de sus pensamientos, su dulce y tierna voz, sus ojos violetas y sus curvas, a pesar de tener trece estaba muy bien formada.
Terminaba su larga jornada de trabajo, esa noche decidió pasar a comprar una caja de pocky en especial. La repisa del minisúper tenía tantos de dónde escoger, pero solo quedaba uno de la marca y sabor que compraba, justo en ese momento en que lo iba a tomar siente otra mano, ambos apartan sus manos.
- Lo siento, ¿lo iba a tomar? - se disculpa la chica.
Sakuma quedó mudo ante la jovencita que estaba en frente de él. Trató de decir algo- No, p-puedes llevarlo, aquí hay de dónde escoger.
- Pero usted iba a tomarlo, ya lo dijo aquí hay muchos.
- Insisto…- Sakuma no podía creer que estuviera hablando con ella.
- Bueno, le tomaré la palabra. - ella lo tomó y fue a pagarlo.
En tanto él apreciaba ese momento, tomó unas cuantas bebidas para llevar a casa, luego fue a la caja a pagar. Al salir del super dispuesto a irse ella lo llama.
- Disculpe, ya que lo he pagado yo, me gustaría compartirlo, claro si no le molesta y si tiene tiempo.
- ¿De verdad lo compartirás conmigo?
- Claro, además porque veo que nos gusta la misma marca y sabor.
- ¿No te molestaría si vamos a otro lugar en mi auto?
- Pues si es solo un momento no me molestaría.
Ellos suben al auto, poder tenerla a su lado hacía que todo pareciera tan irreal, fueron a un mirador, no sabía cómo había pensado tal tontería de llevarla a un sitio como ese, pero ella estaba muy tranquila.
Bajaron del auto y fueron a la parte de adelante y tomaron asiento sobre el capó del auto. Ella abrió la caja de bocadillos y le ofreció.
- Gracias. - él tomó un par- A todo esto, no nos hemos presentado, debes de saberlo ya, Sakuma Jiro. Y ya te he visto, estudias en el Raimon, además de que eres gerente del club de futbol.
- Si, es un placer hablar con usted esta noche, me llamo Akane, Yamana Akane.
Sakuma por fin conocía el nombre de la chica que en algunas noches le quitaba el sueño ya que siempre la pensaba.
Para Akane estar cerca de él y que no le inspirara temor era un logro, ya que la primera vez que lo conoció le llamó la atención. No es que le molestase que le prohibiera tomar fotos, pero esa era su naturaleza artística.
- Me encanta la vista de este sitio, nunca había venido, es una pena que no traje mi cámara.
- Tienes razón, oye y te gusta mucho la fotografía ¿cierto? Lamento haberte prohibido hacerlo, pero es que hay cosas que debían de mantenerse en secreto.
- Si, lo comprendo, creo que si no me lo advertía mis instintos iban a hacer que tomara unas cuantas.
Ambos compartieron los dulces hasta que se terminó la caja, él se ofreció acercarla a su casa ya que sabía que no era bien visto que ella se hubiese montado en un auto desconocido con alguien un tanto extraño, por así decirlo, aunque hubiese tenido contacto anteriormente.
Antes de bajar él le regala una de las bebidas que había comprado.
- ¿Para mí?
- Si, pero si no quieres está bien. - dijo con desinterés, pero en el fondo deseaba que ella lo aceptara.
- Pues es muy amable de su parte. Gracias. - ella lo toma y se despide, para luego caminar a casa.
Sakuma por su parte no se la creía, habían estado así de cerca conversando, su dulce voz resonaba en su cabeza y su corazón palpitaba con fuerza, no le cabía la felicidad que sentía.
Al llegar a su hogar acomodó las bebidas y tomó una, se asomó por el balcón a mirar el cielo y pensar en las pocas probabilidades que tenía con ella.
- Tal vez si hubiese sido de la edad de ella todo hubiese sido un tanto diferente, para ella soy un viejo de veinticuatro años. Me ve como autoridad no como algo más, sí que estoy mal. Estos sentimientos deben desaparecer. – Llevó su mano a su pecho y agarró con fuerza la camisa.
A Endo se le ocurrió llevarlos a la playa junto con todo el equipo de futbol, pasar un día divertido bajo el sol y que se divirtieran jugando en la arena. Sakuma estaba con el grupo de adultos, la vio pasar con sus amigas, ella volteó y lo saludó con la mano mientras sonreía. El igual lo hizo con algo de timidez sin que los demás se dieran cuenta.
Se había sonrojado un poco, al verla con el bañador puesto, en verdad su imaginación había sido acertada, ella tenía un cuerpo muy bonito y bien desarrollado.
En todo el paseo ella había pasado con la cámara tomando fotos, en especial al chico de cabellos rizados. Aquel que no la miraba, no prestaba atención a las miradas de amor de la chica, siempre distraído, parecía no notarla y si lo hacía solo la veía como una chica más.
El platinado decidió sentarse en las rocas ya que sabía que la chica fue a nadar, en lo que la admiraba secretamente miraba su móvil, ella disfrutaba del momento.
En un momento ella sintió un calambre que le imposibilitaba seguir nadando, el dolor era tan fuerte que empezó a gritar pidiendo ayuda. Sakuma volteó para ver si alguien la ayudaba, pero nadie hacía caso ya que ella se había alejado mucho.
Sakuma no lo dudó más y fue a ayudarla, dejó su chaqueta y su teléfono para meterse al agua y nadar hasta ella lo más rápido que pudo. Uno de los chicos alertó a los demás pues estaba un tanto cerca y había escuchado los gritos de Akane.
Todos corrieron con ella, al llegar Sakuma la traía en brazos, luego la dejó en la arena para atender su lesión, ya que era muy común que ocurriera sabía cómo tratarlo. Sus amigas la abrazaron, ella sentía como se iba calmando su dolor.
Se intentó poner de pie, pero el dolor se hizo presente pues había quedado un tanto lastimada, nada que el reposo no pudiese curar.
- No te esfuerces, será peor si no le das descanso.
- Muchas gracias, Sakuma-san. - Dijo ella. Entre Kirino y Midori la ayudaron a llegar a una silla.
Endo como responsable del grupo le agradeció a Sakuma- En verdad si no hubieras estado ahí, creo que algo trágico hubiese pasado.
- No me lo hubiese perdonado, pero me alivia que solo haya sido un susto.
- En la escuela somos sus segundos padres, siempre lo decía mi madre.
Esas palabras a Sakuma le retumbaron en la cabeza, padres, era cierto, pero él no la veía como una hija a la que tenía que cuidar fuera de casa, sus sentimientos por ella iban en aumento y sabía de antemano que ella no lo veía de la misma forma. Pero le alegraba saber que no le pasó nada.
En los siguientes días Akane ya estaba mejor, a la salida pidió permiso para irse antes, compró unos dulces para regalar, luego fue al Teikoku, sí, se adentraría en tan renombrado instituto.
A Sakuma le avisaron que lo buscaban, pero no se esperaba semejante sorpresa. Ahí estaba ella delante de él.
- He venido a darle las gracias una vez más, acepte esto por favor como agradecimiento. - dijo la chica sonriendo.
Sakuma lo aceptó, por dentro sentía tantas cosas, pero fuera demostraba una increíble seriedad- Gracias, no te hubieras molestado, me era suficiente que estuvieses bien, ¿Ya estás mejor?
- Si, no hice mucho esfuerzo, estoy mejor gracias a su consejo.
Bastaba con verla sonreír de la manera más tierna, esas mejillas que siempre estaban un poco coloradas, su delicada forma de ser quería saber más de ella, protegerla. Se despidieron, en ese momento pudo sentir un dolor en su corazón, aquel que ya no quería separarse de ella.
Quería un acercamiento, pero sus vidas estaban distanciadas por muchas cosas. Él trabajaba y ella estudiaba en escuelas diferentes, sus hogares quien sabe y ya era un milagro poder haberse encontrado en el super, por lo menos sabía su nombre, su hermoso nombre.
Ella seguía su vida siempre admirando a Shindou, tenía la esperanza de que algún día tuviera el valor de confesarle sus sentimientos, aunque de por sí él no la miraba de la misma forma.
Estuvo pensándolo un rato y Shin-sama no se mostró atento con ella el día de la playa. Por lo menos Kirino si la había ayudado. Sakuma se había lanzado al agua por ella.
Denotaba ese carácter serio y fuerte, pero tenía un lado amable. Había notado la primera noche que se encontraron, un leve sonrojo al mirarla, lo notó en la playa cuando la saludó.
- ¿Acaso le… gusto? No, eso no es posible, solo nos hemos visto unas cuantas veces, pero ¿qué está pasando? ¿Ahora como lo veré si me lo encuentro? Calma Akane, no es seguro esto, creo que es mi imaginación. Él no se puede fijar en ti- Akane se miró al espejo- Soy bonita, pero Shin-sama no se fija en mí, a pesar de estar siempre a su lado.
Sakuma fue de paseo con uno de sus pingüinos a una heladería era sábado y quería pasear a su pingüino favorito, ya le había comprado por internet ropa y se veía muy lindo. Era el destino ya que ella llegó al mismo sitio, lo miró, pero al parecer él no se había dado cuenta de que estaba ahí.
Pidió su sabor de helado favorito, tenía dudas en si acercarse o no, pero sería descortesía ya que él la había salvado. – Hola. – saludó.
Sakuma sonrió- Hola, ¿gustas sentarte?
- Si, gracias- Akane tomó asiento, no notó alguna emoción en él. - Que lindo pingüino ¿es suyo?
- Así es, lo he criado desde que nació, es un encanto. Me lo he traído de paseo.
- Es un pingüino con suerte.
- Tal vez, pero en todo caso quiero a todos los que hay en el instituto, soy como un padre para ellos.
Akane pensó en sacarle un poco de información- Seguro su novia es muy afortunada de tener a alguien tan atento como usted.
- ¿Novia? No tengo, si la tuviera estaría aquí conmigo ¿no lo crees?
- Cierto- Akane se apenó un poco por el comentario. - Disculpe, ¿no se siente solo a veces?
- Un tanto, pero no estoy listo para una relación, creo que por el momento estoy bien. ¿Qué hay de ti? ¿te gusta alguien?
- Bueno, sí, pero no tiene ojos para mí.
- Eres muy hermosa como para que no se fije en ti. - Sakuma recapacitó ante lo que dijo. - Lo siento, creo que se me ha ido el comentario.
- No me molesta, ¿en verdad cree que soy hermosa?
- Si, seguro tienes a más admiradores detrás de ti y no les haces caso.
Akane se terminó su helado, había rastro de el por su boca, Sakuma tomó una servilleta y limpió los restos. Ella se sonrojó por el gesto, ya se estaba avergonzando un tanto por ser descuidada.
Sakuma simplemente se levantó y se despidió, Akane quedó pensando en lo sucedido, ahora estaba confundida en si él sentía o no algo por ella.
Durante los entrenamientos Akane estaba distraída siempre, sus amigas notaban que su cuerpo estaba ahí, pero ella estaba ausente de todo lo que pasaba. La cámara en sus manos, pero ni una foto sacaba.
- Akane… Akane… ¡Akane! - la llama Midori.
- ¡Ah! ¿Sucedió algo?
- ¿Estás bien? ¿te sientes enferma?
- No, solo estaba distraída.
- Estás ida desde ayer, no es normal. - comenta Aoi.
- Te has perdido las jugadas de Shindou, no es común que estés ausente.
- Tal vez sea porque me cansé de esperar.
- ¿Qué quiere decir con eso? - pregunta Aoi.
- No, nada importante. - Akane se levantó- creo que me iré ahora, necesito pensar ciertas cosas. - Ella va con Haruna y Endo para pedir permiso de irse. Cambió su uniforme y salió del instituto. El pensar en que Sakuma Jiro la veía de esa forma le estaba rondando la cabeza siempre y no estaba segura si era verdad o solo alucinaciones de ella, ya que el día que se lo encontró en la heladería no mostró mucho interés, pero dijo que era hermosa.
Días más tarde supo que Sakuma enfermó, pidió permiso ya que no asistiría al entrenamiento, en el campo se comenzaba a extrañar su presencia, su animada forma de sacar fotos hacía falta.
La chica decidida, fue a comprar unas cosas y luego fue preguntar por él, tenía una excusa para averiguar donde vivía.
Llegó y tocó, Sakuma se levantó de la cama y fue a abrir la puerta, la vio parada ahí.
- Hola, me enteré de que estaba enfermo y vine a verlo.
- ¿Cómo supiste donde vivía?
- Pregunté.
- Pasa.
Akane pudo notar que su gusto por los pingüinos iba más allá, incluso las pantuflas eran de esas aves.
- No debiste venir, te puedo contagiar.
- No me importa, sé que está solo y que necesita que alguien lo cuide. No se preocupe, puedo atenderlo estoy en deuda con usted, déjeme hacerlo, ¿ya comió?
- No he tenido fuerzas para hacerlo.
Akane con su mano tocó la frente de él y la sintió muy caliente. Lo envió a la cama y lo abrigó, luego dijo que le prepararía algo de cenar para que tomara la medicina.
Cuando estuvo lista la comida, ella lo llevó a la habitación y lo llamó ya que se había quedado dormido, él le agradeció lo que hacía por él. Ella fue muy atenta en todo momento.
Sakuma era feliz al tenerla ahí a su lado cuidando de él, sonrió y acarició su cabeza- Eres una buena chica, nadie se había preocupado así.
Ella pasó cuidándolo, él se quedó dormido, Akane limpió la cocina y acomodó algunas cosas, no sabía qué la impulsaba a hacer cosas por alguien que solo conocía hace poco.
Akane le avisó que se iba a casa, él la acompañó a la puerta y se despidieron, tomó un poco de agua y volvió a la cama, parecía que deliraba, pero ella había estado ahí cuidándolo y ni se diga de su comida, era buena cocinera.
La siguiente tarde después de la escuela de igual forma faltó al entrenamiento, después de todo no la necesitarían por ahora y estaban sus amigas.
Todos empezaron a notarla muy distante, no asistía como antes al club y dejó de mostrar interés por Shindou.
Kirino se le acerca a su amigo- ¿Le hiciste algo a Yamana?
- Pero ¿qué te ocurre? No le he hecho nada, si acaso cruzamos palabra.
Sakuma ya estaba recuperándose con los cuidados de ella, estaba en cama haciendo un poco de trabajo con la portátil. Akane se había sentado en una silla que estaba al lado de la cama para cortar manzanas en forma de conejitos, admiraba esa ternura que tenía ella.
Se sentía diferente teniéndola ahí con él, su dulzura y sus cuidados hacían que la soledad que siempre lo acompañara se fuera de su corazón. Akane por su parte quería ser directa y salir de dudas, pero si no era así como pensaba quedaría como una tonta.
Él mejoró, pero ella se enfermó, se quedó en cama y no asistió a clases, Midori le llevó los apuntes.
- Me preocupas sabes, casi que no te vemos en el entrenamiento y pronto habrá partido, tienes que estar ahí.
- No te preocupes no me lo perderé. Cuéntame ¿cómo van las cosas?
- Todo bien, pero me parece que a ti ocurre algo. Hasta veo que dejaste de acosar a Shindou.
- Me di cuenta de que entre nosotros solo podía existir solo una amistad… eso creo.
- ¿Te rindes así de fácil sin haberlo intentado?
- Pues qué más da, estoy en una etapa de mi vida muy confusa, si me arriesgo no quiero que me dé bajón. Por eso no.
- ¿Te gusta alguien más?
- ¡No!... bueno no lo sé.
- Así que hay alguien más… ya me lo imaginaba, por eso estás así, ¿es de otra escuela?
- ¡¿Qué?! No, en serio no me gusta nadie.
- Bueno, ya cumplí mi misión de traerte los apuntes, me voy.
Akane quedó sola, se puso al día con sus trabajos, miró su móvil esperando un mensaje de Sakuma, él estaba al tanto de la salud de ella, pero ni un mejórate pronto o un mensaje de ánimos.
- Akane eres una tonta, ¿por qué esperas? Él tiene una vida ocupada como para interesarle la aburrida vida de una adolescente. - Tiró el móvil en la cama y se quedó dormida.
Sakuma estaba mirando el teléfono fijamente, no sabía si enviarle un mensaje o no, estaba muy tenso, quizás pensaría que la estaba acosando y no quería que pensara tan mal de él.
Se armó de valor y le envió un mensaje pequeño, deseando que se mejorara y le pidió disculpas por haberla contagiado.
A la mañana despertó y revisó su móvil con ese mensaje, lo contestó emocionada, diciendo que él no tuvo la culpa, que no se preocupara. Se levantó de la cama y se preparó para ir al instituto con cubrebocas.
Desayunó y se fue, a pesar de que estaba un tanto mal eso no la detendría. La mañana transcurrió normal, las clases, pero Akane seguía un tanto mal y la fiebre le subió tanto que se desmayó en el salón. Todos se preocuparon por su compañera, la llevaron a la enfermería para atenderla.
Él destino jugaba cartas a favor de Sakuma, había venido junto con Kidou para tener una plática con Endo sobre algo importante. Se enteró por Haruna que la chica se encontraba en la enfermería y que no tenía a quien la llevara a casa.
- Yo me ofrezco a llevarla, no te molesta volver al Teikoku, Kidou.
- No, después de todo la salud es lo primero. Puedes irte yo me encargo de esto.
- Si- Se dirigió a Haruna- Llévame con ella.
Haruna lo llevó a la enfermería donde estaba la chica en reposo, algo mareada, pero estaba consiente nuevamente. Habló con la enfermera y que tomaría responsabilidad de ella como tutor.
Hizo a un lado el biombo y entró. - Te llevo a casa.
Akane solo sonrió- No tiene que hacerlo.
- No te dejaré sola, tienes que descansar y alimentarte.
Sakuma la ayudó a ponerse de pie, tomó su maleta que estaba a un lado y fueron a la salida.
- Por favor no me lleve a casa, quiero ir a la suya, si no es molestia.
- Bien, vamos a la mía.
Sakuma obedeció el capricho de llevarla a su casa, la cargó en brazos y la dejó en su cama.
- No te preocupes, te haré algo de comer y descansarás. - La abrigó bien.
Cocinó y la atendió todo lo que pudo, ella estaba más estable y la fiebre había bajado.
- Me siento mejor.
- Mira que darme un susto así, no debiste de asistir a la escuela si te sentías mal.
- Quería esforzarme ya que últimamente no lo hago. Quiero hacerle una pregunta.
- ¿Una pregunta? Claro.
- Usted hace tanto por mí, pero me intriga algo, es que si yo le… ¿yo le gusto? - preguntó un tanto ruborizada y ahora no era la fiebre.
Sakuma no sabía que responder, pero ya se las arreglaría. - ¿Qué tiene de malo ayudar? Solo soy amable.
- Pero ¿solo conmigo?
Al parecer Sakuma subestimó a la chica pues era muy lista a pesar de aparentar algo diferente. Una gota bajó por su frente, estaba algo nervioso y no sabía que decir.
Sus labios temblaron- Me gustas, tienes razón. Pero te juro que no quiero hacerte daño, no sé cómo pasó todo esto.
- Así que es verdad, no me lo imaginaba. - Siguió con ese tono carmesí en sus mejillas. No sabía que responder, ambos estaban muy tensos como para decir algo.
Sakuma no dijo nada se levantó de la cama y salió de la pieza dejándola sola, ella igual lo hizo, pero para recorrer la habitación.
Observó los objetos que la adornaban, todo estaba en su sitio, fue al baño y lavó su cara. ¿Qué estaba pasando en su vida? ¿qué sentía ahora que lo sabía? Salió de la pieza y se acercó al balcón donde él estaba mirando la vista, algo pensativo.
- Que bonita vista tiene, ¿recuerda la noche en que nos vimos?
- Cómo olvidarla. Lo estuve meditando, no es bueno para ninguno de los dos esto que siento.
- Pero ¿qué pasa si el sentimiento es mutuo? - ella puso su mano sobre la de él que reposaba en la barandilla en la que se apoyaba.
Él se sorprendió por lo que dijo y la acción de ella, tomó su mano y la atrajo más cerca, colocándola en frente de él para observar la vista y sentir la brisa.
Las cosas volvieron a tomar su curso, algo cambiadas pues ella no sentía el mismo interés por Shindou. Eso lo notó él pues no estaba encima como solía hacerlo. La chica había mejorado en sus estudios últimamente, parecía llevar una vida mucho más organizada. Nadie sabía que ella tenía una relación con Sakuma Jirou secretamente, solía ir los fines de semana a encontrarse con él en algunos lugares para conversar y pasar un rato juntos.
Se arreglaba para él, quería lucir bonita, aún no habían intentado un beso, pero estaba deseando que pasara, a su edad comenzaban las típicas preguntas llenas de curiosidad.
Sakuma le enseñaba muchas cosas ya que había pasado por tanto en su vida, la ayudaba en los deberes. Ella siempre lo abrazaba dulcemente y besaba su mejilla.
- ¿Me amas?- preguntó ella, estaba sentada a su lado en aquel sofá.
Él se giró un poco para mirarla. - Tonta, claro que sí. Eres mi más querido tesoro. Lo más dulce que me ha pasado en la vida.
- Yo igual, sabes.
Apreciaba cada momento con ella, su ternura y la forma en que leía libros y veía series de ciencia ficción, tenía una gran imaginación, podía pasar con ella una tarde durmiendo abrazándola, cocinar juntos y disfrutar cada minuto.
Algunas veces sentía temor de perderla, que le pasara algo malo. Por eso quería tenerla para él, era egoísta pero solo porque la amaba.
- ¿Tuviste experiencia con alguna mujer? - pregunta ella con algo de interés.
- ¿Qué? Nunca presté atención a las que me rodeaban, así que no. Mi profesión exige un poco de concentración y atención.
- ¿Entonces te estoy quitando el tiempo?
- No, de ti no me quiero apartar- Sakuma se le acerca- Siempre hay una primera vez para todo.
- Bésame. - pidió ella con dulzura y un toque de sensualidad. Él no pudo resistirlo más y correspondió, lo profundizaron un poco, duraron así hasta que faltó el aire.
- Tengo miedo- Sakuma acarició la mejilla de ella- Siento que debí parar esto cuando tuve la oportunidad.
- Pero estoy aquí, no te arrepientas ahora, me harías falta.
- ¿En serio?
- Si, me siento segura a tu lado- Akane lo abraza y besa su cabeza- No me dejes, por favor.
Continuará...
