¿Hace falta que diga que Yu Yu Hakusho no me pertenece? Si me perteneciera, estaría forrada, y os aseguro que no es el caso TTT.TTT
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CAPÍTULO 1: Shuichi y Shuichi
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. . . Este es mi hijo mayor, Shuichi. ¿Verdad que es guapo?. . .
. . . Shuichi, por favor, ¿por qué no intentas aprender un poco de tu hermano?. . .
. . . ¿Ves, hijo? ¿Ves que notas? Venga, ánimo, que estoy seguro de que si te esfuerzas, tú también eres capaz de unas sacar notas como las de Shuichi. . .
. . . Shuichi te ayudará. . .
-.-.-
- ¿QUEEEEEEEEEE?
- ¿Verdad que es fantástico, Shuichi? – Dijo el señor Hatanaka, con una sonrisa de oreja a oreja. No parecía haber notado que su hijo no encontraba nada de fantástico en lo que acababa de notificarle.
- Pero papá, eso no es posible. Mis notas no dan para entrar en el Meio.
- Oh, pero por muy poquito. Por eso no te preocupes, Shiori y yo hablamos con el director y dijo que no tenía ningún inconveniente en aceptar al hermano de Minamino.
- ¡Papá, yo no quiero entrar por enchufe!
- No seas tonto Shuichi, ni que fueras el único. Esta es una gran oportunidad para ti. Piensa que el Meio es uno de los mejores institutos de. . .
- Ya, uno de esos centros en los que yo nunca podré entrar por mis propios medios. Es eso lo que quieres decir, ¿no?
- Shuichi, ¿por qué insistes en tomártelo así? Intentamos conseguir lo mejor para ti, ¿y así nos lo agradeces? Cualquier otro estaría dando saltos de alegría.
- Ya, pero es que yo soy así, mira ¬¬ ¿Y ya habéis pensado cómo vais a pagar dos matrículas de un instituto privado? ¿Nos ha tocado la lotería y yo no me he enterado? – Preguntó el chico, cruzando los brazos y enfurruñándose.
- Eso no será ningún problema. Como Shuichi tiene una beca, sólo tendremos que pagar la tuya, y como ahora entran dos sueldos en casa, nos lo podemos permitir ¿Ves?
- Fantástico, fantástico. . .
- ¿A que sí? – Respondió su padre, sin captar (o sin querer captar) el sarcasmo en las palabras de Shuichi – Será estupendo, ya lo verás, y como estará allí tu hermano, no tendrás problema para hacer nuevos amigos, además de que los profesores te tendrán en consideración porqu. . .
- ¡¿Pero cómo te lo tengo que decir, papá?! ¡Yo no quiero ir al Meio!
El señor Hatanaka pegó un respingo al escuchar aquel berrido. Después, el sobresalto dio paso a la indignación.
- Escucha jovencito, a mí no me levantes la voz, ¿has oído? Y tú vas a ir al Meio porque lo digo yo, tu padre, y no es negociable ¡Fin de la discusión!
Sabiéndose derrotado, Shuichi resopló y abandonó la cocina a grandes zancadas, por suerte, consiguiendo controlarse lo suficiente como para no dar un portazo (Todos sabemos que, en una discusión con los padres, eso siempre es contraproducente).
"Esto es lo que me faltaba" Pensó, una vez en su habitación.
Estirado en su cama, mirando al techo con las manos cruzadas detrás de la cabeza, intentaba imaginarse cómo sería el siguiente curso en el instituto Meio, tratando de convencerse de que no tenía por que ser tan terrible. . . Pero no había manera, ya lo estaba viendo: Se pasaría todo el curso siendo conocido, tanto por alumnos como por profesores, como "el hermano de Minamino"; en casa, su padre esperaría ansioso el día de las notas para comparar las suyas con las de Shuichi, en clase se meterían con él por ser el hermano mediocre de un empollón y las chicas le preguntarían que por qué se parecía tan poco a su hermano, que era tan guapo.
Suspiró. Sería un desastre absoluto.
Le llegó el rumor de una conversación algo alterada entre su padre y Shiori. No podía entender lo que decían, pero tampoco le hacía falta. Su padre le estaría diciendo a su mujer que ya no sabía qué hacer con él, que cada día era más arisco, más respondón, que siempre estaba de mal humor. . . "Mi Shuichi (Sus padres siempre se referían a ellos como tu Shuichi y mi Shuichi) que siempre ha sido tan buen niño, tan tranquilo, que nunca decía una palabra más alta que la otra. Y yo que pensaba que ahora, con ayuda de tu Shuichi, conseguiría mejorar sus notas, hacer más amigos, dejar de ser tan tímido. ¡Pero está resultando justo al revés! Y no lo entiendo, de verdad, no lo entiendo, porque culpa de tu Shuichi, te aseguro que no es. . ."
Era lo más natural del mundo que no lo entendiera. No tenía ninguna razón para pensar que su hijo estaba molesto con su nueva familia. Le constaba que el chico adoraba a Shiori y a su hermanastro. ¿A qué podía deberse aquel cambio de actitud?
En realidad, el cambio sí que tenía algo que ver con su nueva familia, más concretamente con su nuevo hermano. Aquello se estaba convirtiendo en algo que le sobrepasaba.
Recordó el día en que se conocieron. . .
Su padre había organizado una especie de "cita doble" en un restaurante, serían él, Shiori, Shuichi y Shuichi. Aquello de los nombres le pareció divertido en un primer momento, ahora le empezaba a asquear.
El caso es que él y su padre se encontraron con Shiori, que venía sola: A su hijo le había retenido un asunto que resultaba. . . algo confuso. Empezaron sin él. Shuichi se lo pasó en grande siendo el niño mimado de la mesa. Shiori era un encanto de mujer, tan dulce y cariñosa, y a su padre se le veía entusiasmado, les miraba a ellos dos con una expresión de felicidad que hacía tiempo que no aparecía en su cara.
En un momento dado, un leve murmullo se levantó entre las mesas. Shiori dio un gritito y empezó a hacerle señas a alguien, su padre miró en la misma dirección que ella y, una vez identificado el sujeto, imitó sus señales; alguien avanzó entre las mesas del restaurante, atrayendo sobre su persona un gran número de miradas. . . y Shuichi se quedó con la boca abierta.
Frente a ellos pareció un ser demasiado hermoso para ser real, con la sonrisa más dulce que Shuichi había visto nunca, una melena de anuncio, unos ojos felinos de color verde intenso y un cuerpo exquisitamente proporcionado.
¿Aquel iba a ser su nuevo hermano? O.ô ¿Pero de dónde había salido? Era increíble, no podía ser cierto, no podía existir nadie así. ¿Aquel era el Shuichi de quien tanto y tanto había hablado su padre? De repente todo su enclenque cuerpecillo empezó a temblar.
- Hola mamá (muac), buenas noches Kazuya (1) – Reverencia elegantísima - Y, por eliminación, tú debes de ser Shuichi, ¿verdad? – Dijo aquella sílfide pelirroja, sonriendo.
La verdad es que su recién conocido homónimo consiguió quitarle rápido el miedo de encima. Al igual que su sonrisa, el interés que mostraba por conocerle y saber de él eran completamente sinceros, bien al contrario de la retahíla de formalidades que había esperado el chico. Enseguida descubrieron que tenían muchas cosas en común: A los dos les gustaba mucho leer, y el pequeño Shuichi gustaba de lecturas algo avanzadas para su edad, así que los dos pudieron hablar largo y tendido sobre lo que había leído cada uno, y lo que era aún mejor, Shuichi le escuchaba, pero le escuchaba de verdad, y no le hablaba como si él fuera tonto. Además, su futuro hermanastro no era el clásico empollón, también leía cómics, y todo tipo de revistas, y jugaba al Game Battler, al Tekken Tag, y a un montón de videojuegos más. . . Ostras, al final resultaría que iba a adorar a su hermanastro.
Y así siguió la conversación imparable de los dos chicos, bajo las miradas complacidas de sus respectivos padres. El señor Hatanaka estaba encantado. A su hijo le costaba tanto hacer amistades. . . Pese a ser un chico bastante inteligente, Shuichi tenía una opinión muy pobre de sí mismo. Consideraba que no tenía nada de interesante que ofrecer a los demás y, a base de creérselo él, había hecho que los demás también lo creyeran. Además, era tímido hasta extremos inimaginables, parecía que la gente le diese miedo, y su padre sospechaba que si sus notas eran tan flojuchas era porque el chico prefería pasar desapercibido, no porque no diera más de sí.
Vaya, tal vez ahora, con la influencia de Shuichi, su hijo empezara a hacerse más sociable.
En efecto, los chicos parecían llevarse estupendamente. Shuichi idolatraba a su hermanastro y, a falta de más amigos, se volcaba completamente en él, para jugar, para ir al cine, para estudiar. . . para cualquier cosa, pero aparte de eso y de que el chico ahora era un poco más risueño, ningún otro cambio se había producido en el pequeño Shuichi.
Eso no era exactamente lo que el señor Hatanaka había planeado, y ahí fue donde empezaron las comparaciones. A todas horas, por cualquier cosa, cualquier tema era bueno para hacerle ver a su hijo que tenía que parecerse más a su hermanastro, y eso produjo precisamente el efecto contrario al deseado. La alegría inicial de Shuichi se desvaneció, se volvió más huraño y más tímido si cabía, y es que las constantes comparaciones no hacían otra cosa que minar todavía más su pobre autoestima.
Ya ni su propio padre le consideraba lo bastante bueno.
-.-.-
Supongo que sobra decir que la discusión sobre lo del instituto no había quedado zanjada. Durante la cena, el señor Hatanaka volvió a sacar el tema.
- Díselo tú, Shiori, díselo. ¿Verdad que el Meio es un instituto fantástico? Venga, díselo.
- Sí, sí que lo es Shuichi. Seguro que te gusta. Tienen un. . .
- ¿Ves hijo? Pues va el niño y me dice que no quiere ir. ¿Os lo podéis creer? Shuichi, ¿verdad que tiene mucha suerte de poder ir al Meio?
- Sí, claro. . . Pero. .. yo creo que si Shuichi no quiere ir. . . deberíamos respetar su decisión.
- ¿Qué pasa? ¿Te voy a estorbar? ¿Te avergüenzas de mí? – Le soltó su hermanastro, para el desconcierto de Kurama, que no estaba acostumbrado a que nadie le contestara de tan malos modos.
- ¡Shuichi, no le hables así a tu hermano!
- ¡NO ES MI HERMANO! – El chico ya no pudo contenerse más, estaba hasta las narices de su padre, de su hermano, del instituto y del mundo entero. Se puso de pie de un salto y golpeó con los dos puños la mesa - ¡Por mucho que te pese, su material genético y el mío no tienen nada que ver! ¡Así que no te esfuerces más porque yo no voy a ser como él nunca, ni tengo ningunas ganas de serlo! ¡Y TÚ VAS A TENER QUE CONFORMARTE CON EL HIJO TAN ASQUEROSO QUE TE HA TOCADO!
Dicho esto, y antes de que ninguno de los otros tres ocupantes de la mesa pudiera reaccionar, salió del comedor y subió corriendo las escaleras que llevaban a su habitación.
El señor Hatanaka parpadeó un par de veces antes de poder reaccionar. Se había quedado de piedra, con los palillos a medio camino de la boca. Finalmente su cabeza consiguió procesar que si hijo acababa de montar una escena y que había sido extremadamente grosero con toda la familia. Se puso en pie y les gritó a las escaleras, en un inútil intento de restablecer su autoridad.
- Shu. . . Shui. . . ¡Castigado sin cenar! ¡Vete a tu cuarto y no salgas!
Y se volvió a sentar, con una cara larguísima.
Hubo unos segundos de tenso silencio, hasta que Kurama lo rompió.
- Em. . . Se ha acabado el agua. Voy a por más – Cogió la jarra y fue a la cocina.
Una vez sólo, pudo exteriorizar libremente el fastidio que sentía. Cogió la botella de agua y cerró la nevera de un portazo.
¡Pues maldita la gracia que le hacía a él tener al crío pululando por el instituto! No era que Shuichi le estorbara, ni mucho menos. Si las cosas no fueran tan complicadas como eran, hubiese estado contentísimo de tenerle con él.
A Kurama le encantaba eso de jugar a ser el hermano mayor. Shuichi era un encanto, y el kitsune había convertido al chico en su juguete. Disfrutaba siendo tan necesario para él, jugando juntos, discutiendo sobre los libros. . . Pero, ¡demonios! Ya era bastante difícil explicar sus repentinas ausencias del instituto cuando los asuntos de Yusuke lo requerían como para encima complicarlo más todavía. Hasta el momento había salido bastante airoso del paso, pero no había sido nada fácil. Con la valiosa ayuda de Kaito, había conseguido que los profesores no sospecharan y que Shiori no se enterara de nada, pero cada vez era más difícil explicar aquellas recaídas ficticias de su madre o sus propios problemas de salud inventados.
Y con Shuichi en el instituto. . . Con Shuichi en el instituto, sólo esperaba que su astucia de zorro estuviera a la altura de las circunstancias, porque si no, no tenía ni idea de cómo se las iba a arreglar.
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(1) En algún sitio he leído que el señor Hatanaka se llama Kazuya. Corregidme si me equivoco.
Hola a todos¡¡¡
Bien, este era más que nada un capítulo de presentación. Como la historia aún no la tengo pensada del todo, aceptaré encantada cualquier tipo de sugerencia. También agradeceré si alguien tiene alguna información sobre Shuichi Hatanaka y sobre su padre antes de que se casara con Shiori, porque por más que he buscado no he encontrado absolutamente nada.
Bueno, espero que os haya gustado. Yo voy a empezar a trabajar ya en el segundo, a ver que sale. . .
SALUDOS¡¡¡
