Creo que vale la pena aclarar que este es un fanfiction Yaoi y que como tal se describiran relaciones amorosas, sexo y demás entre hombres. Así que si no te gusta, vete y no molestes.


Ángeles y Demonios

by Emiko Mihara

Capitulo uno – "La apuesta"

Olvídense de los ríos de azufre fundido y las cámaras de tortura eternas. También olviden los campos de nubes y la música armoniosa. El cielo y el infierno no podrían ser más diferentes de lo que relatan los antiguos evangelios. Bosques sin fin... Montañas llenas de nieve... Lagos espejados y enormes mares... Así es, más o menos, el Edén, hogar de ángeles y demonios... Sí, ángeles y demonios... Resulta que también eso es falso. Dios y el Demonio, lejos de ser enemigos, son aliados... O mejor dicho... ¡Dos buenos amigos a los que les gusta apostar con nuestras vidas! Por que no existe tal cosa como el libre albedrío... Todos los humanos, como simples peones en un tablero de ajedrez, no somos más que los juguetes de los todopoderosos, que se divierten viéndonos equivocarnos, dejándonos llevar por las "tentaciones"...

Habían estado observando, durante los últimos años a un humano en especial, por extraño que pareciera. Este chico (si, era un chico) había demostrado una gran fortaleza para salir adelante en la vida. Y realmente, le había tocado una vida muy dura. Al ser el "favorito" de nuestros Todopoderosos, estos se habían empeñado en probar que tanto podía llegar a resistir, sin caer en la tentación de la muerte. No importó lo que le hicieran, el chico simplemente seguía adelante. No importó cuantas dificultades le pusieron enfrente, este humano conseguía girarlas y volverlas a su favor. Pasaron algunos años, y este chico consiguió volverse poderoso, por lo menos entre los humanos.

Fue en esa mañana en especial, que los Omnipotentes se pusieron a discutir acerca del chico este.

- Te lo digo, ya hemos intentado todo y no sede. Creo que sería mejor buscar otra victima. –dijo en tono somnoliento, Dios.

- ¡No, no y no¡No me voy a dejar vencer por un simple humano! – dijo el Demonio con brío, mientras pateaba el caldero por el que observaban al mundo humano – ¡Tiene que haber algo que no hayamos intentado!

- Bueno... Hay algo... – dijo pensativo.

- ¿Bien? Te estoy escuchando. – respondió el Demonio, esperando la sugerencia.

Así, el Todopoderoso le explicó que lo único que no habían intentado era que se enamorara.

- ¿Es que acaso te ataco el Alzehimer? Eso ya lo intentamos... Envié a mis mejores diablas para que lo sedujeran... ¡El pibe ni se mosqueó! – acotó echo una furia.

- No... ¿Acaso no entiendes la diferencia entre amor y pasión?– dijo con tranquilidad, comenzando a exasperar a su contraparte – Te digo que lo enamoremos... -

- ¡Es lo mismo! – gritó el Demonio.

- No. No es lo mismo...– respondió con tranquilidad.

- ¡Sí¡Si lo es! -

- No. No lo es... - respondió Dios, cruzándose de brazos.

Ambos se quedaron en silencio, mirándose a los ojos. Dios, con una mirada clara y segura, como la de cualquiera que se creía dueño de la verdad. El Demonio, también tenía una mirada bastante segura, aunque por sus intenciones, jamás podría ser una mirada clara. Finalmente, y cortando con el duelo de miradas, el Demonio se hecho a reír con ganas, ante la mirada atenta del otro.

- Te das cuenta de lo que pasa acá¿no? – dijo entre carcajadas.

- Si... – medio rió - opinamos diferente... Hacía mucho que no nos pasaba esto... – meditó mientras desenredaba con sus pálidos y finos dedos su larga barba blanca.

- Muy bien... – el Demonio ya estaba decidido – Juguemos.

- Mmmhh... – parecía ser que una nueva apuesta comenzaría - ¿Y que se supone que apostaremos? – inquirió el más anciano de los dos, haciendo que el otro prorrumpiera una risotada.

- Muy fácil... Tú dices que el amor y la pasión no es lo mismo... pero yo digo que si lo es... – comenzó su explicación.

Dios escuchaba atentamente, mientras seguía con la mirada a su contraparte, que no dejaba de describir círculos, caminando por la habitación.

- ... En resumen, lo que te propongo es lo siguiente: escoge a uno de tus ángeles – Dios quiso decir algo pero él lo frenó levantando la mano – el que tu quieras... No te pondré condiciones esta vez. Bueno, si, tal vez una. – miro al otro como pidiendo permiso. Dios asintió ligeramente con la cabeza – No puede ser Gabriel.

- Pero Gabriel es mi mejor ángel. – dijo tranquilamente. Esa clase de reacciones nada agresivas lograban sacar de sus casillas al Demonio.

- Será tu mejor ángel y todo lo que quieras... ¡Pero su belleza sobrepasa con creces a todos los otros ángeles y demonios¡Tendrías una ventaja injusta! – se defendió.

- Esta bien... – aceptó Dios – No elegiré a Gabriel. ¿Qué más? – inquirió queriendo saber en que consistiría esta nueva apuesta.

- Bueno... – sonrió – Como dije, tu elige un ángel... Y yo un demonio... Los enviaremos juntos a la tierra para que "conquisten" al chico... – puso una sonrisa de satisfacción – El primero que lo haga, gana.

- ¿Y cual es el premio? – inquirió el anciano.

- El mismo de siempre... – dijo sonriendo de nuevo – el ganador tiene derecho a reclamar su alma. ¿Te parece bien así? – termino extendiendo su mano para que el otro la estrechara.

- Solo algo más... Yo elijo a tu demonio... Y tú a mi ángel... -

- Bien... – y se estrecharon las manos.


"Yu-Gi-Oh!" © Takahashi Kazuki, 1996

"Ángeles y Demonios" © Emiko Mihara, 2006