Día normal en U.A., los pajaritos cantaban, el cielo era de un celeste increíblemente brillante y los estudiantes seguían sus vidas cotidianas. Toru Hagakure no era una excepción, miraba la bandeja de su almuerzo conforme mientras comía, estaba sentada en la orilla de la banca correspondiente a la mesa en el comedor de la escuela, al lado de uno de los pasillos que se formaban en los lugares vacíos del vasto salón cuando sintió un pequeño empujón en su mesa.
- ¡Fuera de mi camino, nerd!
Lo único en su campo de visión fue la expresión avergonzada de Izuku Midoriya mientras este tocaba su pierna izquierda, de seguro el golpe contra el metal de la mesa debió doler. Detrás de él, vió el inexpresivo rostro de Katsuki Bakugou, el abusador personal del pecoso, y sus ojos carmín dejaron de enfocar al de cabello verde al sentirse descubierto por miradas indiscretas como las de la chica invisible.
- Disculpame, Hagakure, no era mi intención molestarte ni interrumpirte.
- Descuida, Midoriya, no es tu culpa que Bakugou se crea rey del pasillo para empujarte de esa manera.
La chica del don de la invisibilidad se removió un poco volviendo a ver en la dirección que había tomado el rubio al irse, le molestaba intensamente su altanería y agresividad, sobre todo con su compañero. Consideraba esas actitudes propias de un villano, pero quería creer que el de ojos escarlata no tenía esas intenciones, no obstante no podía evitar sentir molestia cada vez que lo escuchaba insultar o amenazar a sus amigos. ¿Es que acaso el rubio no podía ser cortés por un momento de su vida?
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Hagakure caminaba impasiblemente por los pasillos de la prestigiosa escuela de héroes, sin embargo, un estruendo metálico captó su atención a unos metros más allá de su posición.
Claramente, la curiosidad es una característica intrínseca del ser humano. Al asomarse por la intersección de los pasillos la escena no era nada de otro mundo.
Bakugou tenía su mano en forma de puño en uno de los casilleros a su lado, estos dañados de manera que por el ruido anterior era fácil deducir que el causante del impacto era el rubio. Centímetros cerca de él, Kirishima no poseía ni siquiera una sola pizca de miedo, incluso su rostro estaba inusualmente serio, ya que el pelirrojo siempre se encontraba sonriendo.
- Bro, no tienes por qué avergonzarte de que te guste otro hombre, es totalmente varonil estar enamorado de alguien con la misma o más fuerza que tú.
A pesar del supuesto consuelo que debían ser estas palabras, el de ojos carmesí volteó a verlo con la ira tan característica suya.
- ¡No estoy enamorado de él, demonios! ¡Y no vuelvas a decir que el inútil de Deku es más fuerte que yo! ¿¡Me escuchaste, cara de mierda!?
La chica llegó a sobresaltarse e incluso a sentirse irritada por los gritos del rubio, pero rápidamente llegó a las conclusiones obvias de la conversación. ¿A Bakugou le gustaba Midoriya? Hagakure sonrió inconsciente al darse cuenta de la razón de fondo de las actitudes obsesivas del chico explosivo hacia el pecoso. Muchas cosas tenían sentido ahora para ella, pero aún así se sintió un poco culpable por haber escuchado el diálogo ajeno, por lo mismo se alejó del lugar lo más rápido posible, no quería ser intrusa por más tiempo.
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En esa misma semana, unos días después, Katsuki Bakugou se dirigía rápidamente al salón de la clase 1-A, no estaba preocupado por ir levemente atrasado pero aún así no quería perder más tiempo. Inesperadamente en su camino chocó contra algo, perdiendo el equilibrio y viéndose tirado en el piso a la vez que escuchaba una queja femenina.
- ¿¡Qué demonios te pasa, basura!? ¿¡Acaso además de invisible eres ciega!? -Los gritos coléricos del rubio rápidamente llenaron el ambiente que los rodeaba.
- Solo fue una pequeña caída, Bakugou, no te alteres tanto -Hagakure era caracterizada por su alegría y optimismo, pero la actitud grosera del de ojos rojos la impacientó inmediatamente.
- ¡No estoy alterado! ¿¡Y como mierda te iba a ver si tu individualidad es precisamente para no verte!?
- Está bien, lo siento.
La chica invisible pronunció la disculpa más por obligación que por realmente sentirlo necesario. ¿Por qué tenía que pedir perdón si fue ella la que sintió un empujón por la espalda antes de caer al piso? En ese momento ya no importaba el hecho, pero había quedado con un sabor amargo en la boca por el injustificable trato hacia ella, sabiendo que él siempre era el mismo problema, muy orgulloso para aceptar sus fallas, un vocabulario ampliamente vulgar y una actitud insoportable.
- Ya no importa, apártate, personaje secundario.
Eso fue todo, Hagakure no aguantó más las groseras palabras del rubio, y antes que éste se fuera, se puso de pie en su lugar aclarando su voz.
- Deberías ser más amable con las personas de tu entorno, sobre todo si son tus compañeros.
- ¿Qué dijiste? ¿¡Y si no lo hago qué, eh!? -amenazó el de ojos carmín volteando desafiante hacia ella.
- Entonces, le contaré a toda la clase que estás enamoradísimo de Midoriya.
Bakugou no alcanzó a reaccionar correctamente y quedó pasmado ante la chica, que agradecía en ese momento su don de invisibilidad para que el contrario no viera su rostro dudoso. Ni siquiera tenía certeza de que lo que escuchó días antes fuera verdad, y quizás Eijiro solo estaba haciendo una broma inocente a su explosivo amigo. No tenía evidencias concretas de su afirmación, pero si se permitía sonar vacilante su repentino 'plan' se iría por la borda.
- Debe ser una maldita broma, ¿¡Quién te lo dijo!?
El rubio en ese momento tenía una expresión de rabia tan intensa que rozaba lo indescriptible, aparte de un sonrojo que bien podía ser por la ira o por vergüenza, y una voz peligrosamente grave, probablemente en ese momento estuviera pensando en alguna manera de matar a Kirishima sin que pareciera que fue él.
- No me lo dijo nadie, ni siquiera estaba totalmente segura, pero considerando tu expresión y que ahora estás increíblemente preocupado, acabas de confirmarlo tú solo.
Hagakure se limitó a soltar una risa sutil por la felicidad y satisfacción banal del chisme pero a oídos del explosivo, sonó como una burla directa hacia él.
- ¡Maldita desgraciada, te mataré! -exclamó colérico comenzando a crear pequeñas chispas en sus manos con su don, en señal de amenaza.
- Créeme que si lo intentas, se sabrá incluso antes del almuerzo, y no te conviene.
La chica invisible se acercó lo suficientemente a él, comenzando a caminar en un círculo al rededor del más alto, creando un efecto tétrico para el rubio, ya que solo se escuchaba su voz en ese solitario pasillo, y lo único visible de ella era su ropa.
- En primer lugar porque quedarás expuesto ante todos nuestros compañeros, incluyéndolo a él -tomó una pequeña pausa ordenando sus ideas, intentando sonar segura y clara.- Y en segundo lugar, porque nosotras las chicas siempre estamos al tanto de la información, por eso, estoy consciente de que Uraraka y Todoroki están en la misma posición tuya, y sabiendo lo de tu secreto, al verse con competencia intentarán adelantarse. Sería una lástima que quedaras en la sombra de alguno de ellos cuando Midoriya acepte los sentimientos de uno de sus amigos.
Frente a ella, el de las explosiones estaba completamente quieto, con una mueca de desagrado en el rostro y la mirada estancada en algún punto perdido del suelo.
- Dos semanas -prosiguió hablando ella, ignorando la queja indignada del rubio- si logras ser amable con todos durante dos semanas, te dejaré en paz y no le contaré absolutamente a nadie, y tampoco lo volveré a usar en tu contra.
Volvió a soltar un gruñido en señal de queja, ¿Qué más podía hacer? Era inmensamente orgulloso, no iba a dejar que una niñita tonta divulgara su vida privada ni los sentimientos que ni siquiera él mismo quería aceptar. Definitivamente estaba enojado consigo mismo por ser tan obvio como para que esa imbécil se diera cuenta, y llegó a preguntarse si alguien más aparte de Hagakure y Kirishima habían podido conectar más de dos neuronas para llegar a la misma conclusión que ella. Maldita sea su suerte.
- Nada de insultos ni palabras ofensivas a ninguno de nuestros compañeros o profesores, tampoco golpes, y deberás saludar, dar las gracias, pedir perdón o permiso. Recuerda que estaré viendo que no rompas ninguna de las reglas que acabo de decirte.
- ¿¡Qué!? Maldición, no puede estar pasando -el de ojos escarlata no podía creerlo aún.
- Y apresúrate, Bakugou, vamos tarde a la clase de Aizawa sensei.
El aludido no respondió y caminaron juntos hacia la clase 1-A, al entrar juntos al menos unos veinte minutos tarde fueron reprendidos por el desanimado profesor (además de Iida) y se separaron para dirigirse cada uno a sus asientos correspondientes, no sin un par de miradas cargadas de odio del rubio hacia la chica invisible. ¿Quién diría que una de las más alegres de la clase pudiera llegar a ser tan manipuladora? Él todavía no terminaba de procesar cómo fue que el orden de las cosas en su vida dieron un vuelco tan brusco en su contra. Ahora solo sabía que tendría que ingeniárselas por dos estúpidas semanas para no romperle la cara a alguien, o matarse de la frustración antes de ser cumplido el plazo dado por su chantajista personal.
