"Bienvenidos a la Grieta del Invocador" es una historia sobre un personaje original que un día se encuentra perdido en el mundo de la Liga de Leyendas, en el continente de Valoran. Los diálogos del personaje principal están en negritas, y los pensamientos (como al conversar telepáticamente) están en cursiva. Así también, los pensamientos del personaje principal en estas conversaciones están en negritas. Lo único que me queda por decirte es que disfrutes de la lectura, que es todavía un trabajo en proceso, y que si es posible me dejes cualquier tipo de crítica que se te ocurra.
Capítulo 1
"Bienvenidos a la Grieta del Invocador", anunció una voz que retumbó a través de todo el bosque y dentro de mi cabeza, agitando recuerdos de tiempos más simples. Pero esto ya no era un juego nada más.
A mis lados encontré a mi equipo: Un niño pequeño montado encima de un yeti (que no podía dejar de mirarme y olfatear), un monje con una venda en los ojos que parecía estar meditando y dos mujeres; una, pelirroja, portando un traje de dos piezas de cuero negro con varios cuchillos atados a él, cada uno de un tamaño diferente pero todos igual de afilados, y la otra usando un sombrero de copa alta con un sencillo vestido y portando el rifle más grande que había visto.
-¿Qué estás viendo, eh? ¿Quieres que alguno de estos cuchillos terminé en tu garganta? -me dijo la mujer vestida de negro, mientras me apuntaba con una de sus tantas dagas.
-Oh, no es nada, discúlpame, es que esta es mi primera batalla, así que quería ver quiénes eran mis aliados -respondí inmediatamente, desviando la mirada hacía el bosque.
-Ah, así que tú eres el nuevo Campeón de la Liga, del que los Invocadores estaban hablando. ¿Cuáles son esas habilidades tan especiales que te hacen digno de pisar un Campo de la Justicia días después de unirte? -sus ojos me recorrieron de pies a cabeza, probablemente tratando de encontrar una pista… o aún peor, el punto perfecto para clavar esa daga que seguía sosteniendo en su mano.
-Ja, apenas nos conocemos, ¿y ya esperas que te cuente todo sobre mí y mis poderes? ¿Sin primera cita, ni siquiera una copa? No me sorprende que Garen no quiera formalizar contigo, Daga Siniestra, tu modales, a diferencia de ese cuchillo, están muy lejos de afila-¡UGH! -un fuerte dolor apareció en mi pecho, y sentí el frío del metal contra mi garganta.
-¡Yo no estoy para bromas, pequeño idiota! ¡Esto es una batalla, no un viaje de campo! ¡Y no vuelvas a mencionar a esa basura de Demacia! Estoy harta de que la gente diga que hay algo más que odio puro entre él y yo -a pesar de sus fuertes palabras, no pude evitar notar un pequeño cambio de color en su cara, pero me preocupaba más el cuchillo en mi garganta que empezaba a hundirse poco a poco
-Katarina, suéltalo, a menos que quieres hacer enojar a los Invocadores y empezar la pelea en un cuatro contra cinco -expresó una voz a las espaldas de Katarina. Después de un par de segundos, en los cuáles probablemente ella comparó los riesgos con la satisfacción de verme muerto, la presión sobre mi estomagó y mi garganta desaparecieron y caí al suelo.
-Tsh, tienes suerte novato, no hubiera dudado ni un solo segundo de haber sido mi enemigo. Quédate con tus estúpidos secretos y simplemente no interfieras en mi camino, o ni siquiera la Sheriff de Piltóver podrá salvarte la próxima vez -dijo Katarina, antes de partir hacia la calle que dividía el bosque por la mitad.
-Bueno, sí que tiene una personalidad muy agresiva y sanguinaria, ya veo porqué la llaman la Daga Siniestra -dije, mientras me levantaba y examinaba el corte en mi garganta.
-Y tú tienes muchas agallas para no solo insultarla, sino también para mencionar a Garen en su presencia. Eso, o eres un estúpido que no le teme a la muerte -era la misma voz que había salvado mi pellejo-. ¿Podría saber el nombre de tan interesante individuo?
-Y de nuevo empiezan las investigaciones. ¿No podríamos discutir esto en un lugar más calmado y civilizado, quizás mientras tomamos una copa o un café? -respondí al voltear a ver a Caitlyn, que tenía una expresión de interés en su cara.
-Lo siento, no tomó alcohol o cafeína, esas sustancias solo inhiben tus capacidades, y yo necesito estar siempre en mis mejores condiciones a todas horas del día. Pero… si la invitación incluyera una taza de té, entonces tal vez mi respuesta cambiaría -un silencio incomodó, solo interrumpido por la respiración del enorme yeti a mi izquierda. ¿De verdad va a hacer que repita mi invitación?
-Entonces, ma'am -dije mientras hacía una pequeña reverencia, que me ayudó a ocultar la expresión de incomodidad en mi cara-. ¿Me concedería el honor de acompañarme a tomar una taza de té al final de este encuentro?
-Sería un honor -una pequeña sonrisa se formó en la boca de Caitlyn.
-Interesante forma de empezar tu carrera en la Liga, compañero. No solo una pelea contra la mejor asesina de Noxus, sino también una cita con la señorita Caitlyn, la persona más famosa de Piltóver. Un hombre solo haría cosas tan intrépidas cuando no tiene miedo de los posibles resultados y las consecuencias de sus actos. O cuando no tiene nada que perder. Me preguntó cuál de las dos será la que impulsa tus acciones -Lee Sin estaba recargado contra un árbol, mientras esperábamos que los monstruos que cargaban el buff rojo salieran del bosque. Caitlyn y Nunu habían partido al carril inferior, y me habían dejado a mí para protegerlo en caso de que el enemigo se presentará en nuestro lado de la jungla.
-Creo que ambas. En este momento no tengo nada, ni cosas que hacer, ni gente con la que pueda conversar. Solo me queda esperar, y arriesgarme. Y por cierto, no es una cita, solo la invité a tomar algo después de la batalla -contesté, mientras observaba como un pequeño animal saltaba fuera de un arbusto cercano. Mis músculos se tensaron de inmediato y traté de prestar atención, en caso de que algo más grande decidiera saltar hacia nosotros. Pero la voz de Lee Sin me calmó al decir:
-No te preocupes, no hay nadie allí. Ese pequeño animalillo está más asustado que tú.
-¿Pero cómo…? Oh, cierto, tú…
-Atención, que los espinos están a punto de salir -me interrumpió antes de que pudiera balbucear más.
-¿Necesitas ayuda para matarlos?
-No, puedo con ellos yo solo. Tu vete a tu carril, dudo mucho que nuestros enemigos decidan aparecer ahora -respondió, mientras se colocaba en una posición de combate.
-Muy bien, suerte -dije, mientras volteaba para dirigirme al carril superior. Pero dos dudas me surgieron antes de irme, así que volví la vista-. Entonces, de verdad eres ciego, pero aun así puedes detectar todo a tu alrededor.
-Efectivamente, puedo ver, por así decirlo, más de lo que un ojo bien entrenado podría captar.
-Entonces, ¿por qué necesitabas mi ayuda?
Lee Sin sonrió, antes de contestar:
-No la necesitaba, pero parecía que tú necesitabas un poco de compañía. La señorita Caitlyn también lo notó, por eso te mandó aquí.
Lo único que surgió de mi boca fue un "Hm", antes de que me volteara, le deseara suerte, y partiera corriendo hacia mi carril.
Finalmente llegué al lado de la enorme torre que defendía la parte exterior del carril superior. La estructura era enorme, tres veces más alta que yo, y parecía muy resistente. ¿De verdad podría destruir una yo solo?
Claro que puedes, quizás no de un solo golpe, pero con ayuda de los súbditos, la torre enemiga caerá rápidamente.
-¡Qué rayos! ¿Quién está allí? -grité ante la sorpresa de una voz desconocida resonando en mi… ¿cabeza?
Así es, en tu cabeza. O para ser más exactos, en tu mente. Soy el Invocador encargado de ayudarte en tu batalla este día. Mi nombre es Edward Baltimore.
-Uff, me asustaste por un momento, pensé que me había vuelto loco -respondí, aliviado, a la voz en mi cabeza.
No es necesario que hables, puedo escuchar tus pensamientos.
Oh, ok. Por muy incómodo que me resulte tener a alguien escuchando mis pensamientos, me supongo que me tendré que acostumbrar. Pero, ¿desde cuándo estas allí?
Desde el momento que apareciste en la base.
Entonces, ¿has estado allí todo este tiempo? ¿Viste mi pelea con Katarina, la invitación que le hice a Caitlyn y la conversación con Lee Sin?
Efectivamente. Y además de verlo todo, estuve escuchando tus pensamientos mientras todo eso ocurría.
¡¿Qué?! ¿No podías haberme avisado antes? ¿Qué acaso no tienen una regla sobre respetar la privacidad de los Campeones?
Cálmate, no hay necesidad de usar esas palabras. Y tampoco había necesidad de pensar cosas tan vulgares de las señoritas Katarina y Caitlyn. No es correcto fijarse primero en los "apretados" atuendos y las "grandes" medidas de las demás cuando apenas las conoces.
¡Joder contigo, también escuchaste eso! ¡Y no me hables de qué es lo correcto cuando tú has estado leyendo mis pensamientos sin avisarme! Esto me va a provocar pesadillas en la noche.
Jaja, en verdad eres un individuo muy divertido, espero que nuestra relación solo mejore en las próximas batallas.
¿Entonces tú siempre vas a ser mi Invocador?
Ese es el plan. No te preocupes, estoy más que capacitado para asistirte en los Campos de la Justicia. Tú solo piénsalo, y veré como ayudarte de la mejor manera posible.
De verdad era un día muy raro, primero un encuentro cercano con la muerte a manos de uno de mis propios compañeros, después una invitación para tomar el té al final de la batalla, y ahora un Invocador que no tiene la más mínima idea del concepto de privacidad-
Todavía puedo leer tu mente, ¿recuerdas?
Hijo de…
Me mantuve callado hasta que los súbditos llegaron, marchando uno tras otro, sin prestarme atención al pasar a mi lado. Los seguí, hasta que se encontraron con los súbditos enemigos, y la pequeña batalla campal se desató en medio de la calle: los súbditos se golpeaban unos a otros, sin detenerse, como si no sintieran dolor. Y atrás de los súbditos enemigos, estaba mi oponente: Riven, la Desterrada. Sus ropas eran una combinación entre piezas de armaduras y pedazos de tela remendados juntos. En su mano cargaba una espada destrozada, pero suficientemente afilada como para cortar fácilmente a alguien. Me devolvió la mirada, pero después de unos segundos, la desvió hacia los pequeños que seguían peleando en medio de la calle. Y con un rápido y limpio golpe de su espada, cortó a uno de ellos por la mitad. Era el momento para usar mis habilidades.
Levanté mi mano derecha y enfoque mis fuerzas en ella. Al instante, una especie de portal se abrió en frente de mí. Dentro del portal solo había una gran habitación blanca, por así llamarla, con dos cosas adentro: una espada a dos manos, y un rifle.
¿En serio, esto es todo lo que puedo usar?
No podíamos permitirte acceder a todas las armas de esa dimensión, cuando muchos de los Campeones solo tienen acceso a una o dos. Así que se decidió que en los encuentros solo podrás usar estas dos armas. Lo siento, reglas de la Liga.
Está bien, tendré que acostumbrarme.
Tomé la espada a dos manos, tras lo cual el portal desapareció, y volví a mirar a Riven, que seguía enfocada en los súbditos. Ni un solo gesto apareció en su cara, casi parecía como si se hubiera olvidado de que estaba allí. Dejé de prestarle atención y yo también me concentré en la pequeña batalla. Entonces me di cuenta de un gran problema…
¿Cómo se supone que sepa cuando atacar a los súbditos?
Oh, es cierto, esta es tu primera batalla. Dame un segundo y hare esto más fácil para ti. Y… listo.
De pronto los súbditos cambiaron. Ahora brillaban con auras rojas y azules, y con cada golpe que recibían, las auras disminuían de intensidad. Vi como el aura de uno de los súbditos azules disminuía mientras peleaba, y justo antes de que el aura desapareciera, Riven lo golpeo con su espada, tras lo que cayó en el suelo y desapareció en una pequeña nube azul.
Muy bien, ya veo que debo hacer, muchas gracias.
De nada, te dije que estaba aquí para apoyarte.
Si si, ya veo que voy a necesitar más ayuda de lo que pensaba. Por cierto, ¿uso mana?
¿Mana? ¿Qué es eso?
Tú sabes, mana, la esencia mágica, con lo que usas los hechizos, la pequeña barrita azul encima de- ummmm.
No tengo idea de a que te refieras, en serio. ¿Puede que sea un efecto secundario del hechizo que acabo de usar en ti?
No, no, olvida que dije, eh pensé algo, a veces tengo ideas muy raras.
