N/A: La idea para esta historia le gusto mucho a mi hermanita y le prometí escribirla. Espero les guste tanto como a ella.

Un Mundo Misterioso

Capitulo I

El Deseo de un Huérfano

- Mírate, estas creciendo tan rápido, algún día te convertirás en un gran hombre – La voz provenía de una hermosa mujer de piel clara, ojos celestes y un largo cabello rubio que le llegaba hasta la cintura, traía puesto un largo vestido blanco sin mangas. Entre sus manos cargaba un infante envuelto entre una manta azul. Ambos parecían estar solos en una extraña habitación totalmente oscura.

La mujer sostuvo al niño con una mano y llevo frente al bebe un extraño amuleto con su mano libre, el infante no tardo en levantar sus pequeños brazos intentando coger el objeto, una rara piedra redondeada de aproximadamente un centímetro de diámetro con unos extraños gravados de color blanca en el centro y un delgado lazo blanco añadido para poder llevarlo en el cuello.

-¿Te gusta? Era de tu abuelo, no se donde la encontró, pero él decía que esto era su amuleto de buena suerte - Decía la mujer con un dulce tono de voz mientras colocaba con cuidado el objeto a su hijo – Ahora es tuyo, cuídalo mucho – Continuo diciendo manteniendo el tono duce.

De pronto la mujer junto a su bebe comenzaron a desvanecerse en la oscuridad, todo quedaba en silencio, solo se escuchaban débiles sonidos que se podían interpretar como la suave risa de un bebe en completa felicidad seguida de las palabras "Te amo mi pequeño" que sonaban como un susurro en la lejanía.

Todo quedo cubierto por la oscuridad y el silencio. El ambiente era pesado, parecía como si la tristeza y la soledad fueran lo único que quedaba…

-Despierta… - Un leve susurro fue apenas audible.

-¡Despierta! – Ahora sonaba mas grave, era una voz masculina indiscutiblemente.

- Vamos Andrew ¡DESPIERTA!

-Uh…- Fue lo único que dijo en respuesta un niño mientras se levantaba con dificultad de su cama, respiraba pesadamente y estaba bañado en sudor.

-¿Te sientes bien?- Se escucho preguntar a un joven que estaba al dado de la cama, vestía una camisa blanca formal manga larga, pantalones y zapatos negros.

-Si… – Respondió algo agitado Andrew. El niño tenía el cabello negro y traía puesta una camisa roja y unos shorts azules, al parecer no se había preocupado por cambiarse antes de ir a dormir, además, cargaba en su cuello el mismo amuleto que vio en sus sueños.

-¿Volviste a tener el mismo sueño, verdad? – Volvió a preguntar el joven.

El niño simplemente bajo la mirada y soltó un leve suspiro – He tenido el mismo sueño en las cinco ultimas noches… siempre es igual… no se que puede significar Marcos…

Andrew es un huérfano de ocho años, perdió a su madre cuando tenia solo tres años, no se sabe nada de su padre o de algún otro familiar con vida. Vive en un pequeño orfanato cerca de Ciudad Férrica en la región de Hoenn. Marcos tiene quince años y es el hijo de la encargada del orfanato, además, es el único amigo de Andrew.

Andrew levanto levemente la mirada buscando algo sobre un cajón que estaba al lado de su cama, no le tomo mucho tiempo para encontrar una pequeña fotografía del rostro de una mujer rubia de ojos celestes, la misma que cada noche miraba en sus sueños, tomo la foto con cuidado y se quedo observándola en silencio.

-Ella fue una gran mujer y te quería mucho – Dijo Marcos mientras apoyaba su mano en el hombro del pequeño – Recuerdo que siempre venia a visitarnos a mi mamá y a mí… y cuando tú naciste ella parecía ser la mujer mas feliz del mundo…

-Como quisiera recordarla mejor – Dijo Andrew en un pequeño suspiro apenas audible mientras colocaba la foto de nuevo sobre el cajón.

-Andrew…

-Dime Marcos ¿Por qué tan formal? – Pregunto repentinamente el pequeño intentando cambiar el tema.

Marcos dejo escapar un pequeño suspiro, pero decidió seguirle el juego y dejar atrás la anterior conversación – ¿No lo recuerdas?, hoy es el día.

-Es verdad lo había olvidado… - Andrew no parecía muy animado con esas palabras.

-Vamos, levanta ese animo – Decía Marcos mientras daba algunas palmadas en el hombro del niño - ¿Quién sabe, tal ves hoy sea tu día? – Le decía animándole con una sonrisa.

Ahora fue el turno de Andrew para dejar escapar un pequeño suspiro – Si tú lo dices… - Contesto no muy convencido.

En el orfanato se acostumbraba a recibir una vez al año a las familias interesadas en adoptar un hijo, ese día era de mucho movimiento para todos, en especial para los huérfanos que cada año esperaban ansiosos a que ese día llegara.

-Ve y toma una ducha y mas vale que te des prisa porque el desayuno se servirá dentro de media hora, y ya sabes que las familias interesadas en adoptar un hijo siempre llegan muy temprano, los demás niños ya están en el comedor con sus mejores ropas es mejor que no tardes en unírteles – Le explico Marcos mientras soltaba su hombro y buscaba la salida dejando a Andrew solo en el cuarto.

El pequeño se quedo sentado en su cama un momento, pensando en ese sueño que cada noche se repetía. No paso mucho antes de que se pusiera de pie y saliera del cuarto para hacer lo que Marcos le indico.


Andrew se presento en el comedor cinco minutos antes de que sirvieran el desayuno. Traía puesta una camisa verde de botones y un pantalón blanco, además traía oculto el amuleto que le dejo su madre bajo la camisa.

Mientras los niños desayunaban las primeras familias comenzaron a llegar. Marcos acompañaba a la mayoría de las familias contándoles cosas como la historia del orfanato y los valores que les inculcaban a los niños. Los huérfanos se mostraban muy preocupados por mostrar buenos modales en la mesa sabiendo que algunas de las familias se dedicaban a observarlos mientras ellos comían.

Terminado el desayuno, los niños fueron a una gran sala donde pudieron interactuar mejor con las personas que habían llegado.

Marcos tenia mucho trabajo extra ese día, a diferencia de años pasados en este año se habían presentado mas familias de lo usual, pero estaba feliz de que gracias a ello muchos niños podrían ser adoptados ese día e incluso con un poco de suerte también Andrew podría encontrar una buena familia.

El día paso rápido ya faltaba poco para el atardecer y Marcos observaba con una gran sonrisa como las familias comenzaban a retirarse y la mayoría de ellas acompañadas de un nuevo integrante, pero ahora comenzaba la parte de ese día que mas le entristecía…

Marcos se dirigió a la gran sala donde al principio del día los niños pudieron interactuar abiertamente con los visitantes pero que ahora solo tenía en su interior a los huérfanos que no fueron adoptados. Marcos se dedico a consolar y dar ánimos a los niños que habían quedado.

El joven hablaba con cada niño de forma individual, con algo de tiempo logro animar a casi todos los niños los cuales comenzaron a retirarse a sus respectivos cuartos dejando en el salón a un solo niño que vestía una camisa verde. Marcos suspiro con tristeza mientras caminaba hasta el niño.

- Siempre hay un mañana - Dijo el joven intentando esbozar una sonrisa– El próximo año será.

- Tú sabes mejor que nadie que cada año tengo menos posibilidades – Le contesto finalmente Andrew con algo de tristeza mientras miraba la caída del sol atreves de la ventana.

-No digas eso Andrew…

-Vamos… Marcos tu sabes que las familias prefieren a los menores y yo soy el niño con mas edad en el orfanato – Continuo diciendo Andrew – Cada año es igual… Los demás son adoptados y yo siempre me quedo solo en el salón… esperando a que tú vengas a buscarme…

Marcos no sabia como animar a su amigo, en su interior sabia que Andrew tenia razón, cada año que pasaba dejaba al pequeño con menos esperanzas.

-Andrew, solo tienes ocho años aun no es tiempo como para que te preocupes de cosas como la edad… - Fue lo único que Marcos pudo decir para intentar animar al niño.

Andrew escucho las palabras de su amigo pero parecía más sumido en observar por la ventana el crepúsculo, los últimos momentos de luz del día.

-Marcos… ¿Puedo salir?, quisiera estar allá afuera yo solo para poder pensar… - Pregunto Andrew.

-No puedo dejar que salgas, seria muy peligroso, además ya falta poco para que sirvan la cena – Respondió firmemente Marcos.

-Por favor… al menos un momento – Le suplico el pequeño.

Marcos reflexiono por un momento antes de contestarle – Esta bien… - Dijo no muy convencido – Pero prométeme que no te alejaras del orfanato y mas aun que no te internaras en el bosque, ya sabes que esta de mas decirte que hay muchos pokemon salvajes allá afuera y no quiero que corras peligro.

-Gracias… – Respondió Andrew antes de dirigirse a la puerta de salida. Estaba apunto de salir asta que escucho la voz de Marcos que lo llamaba a sus espaldas.

-Andrew, yo se que en algún lugar hay una buena familia que te espera… solo tienes que ser paciente – Andrew lo escucho pero dándole la espalda.

-Espero que tengas razón… porque algunas veces creo que nunca podre salir de este lugar - Le contesto mientras salía y sin darse la vuelta para verlo.


El orfanato quedaba a la entrada del bosque por lo que Andrew no tuvo que caminar demasiado para encontrar un árbol en el cual recostarse. El niño se sentó en el suelo en silencio.

-Al fin un poco de paz- Se dijo a si mismo en su mente mientras contemplaba el cielo nocturno el cual estaba falto de estrellas esa noche.

Andrew llevo su mano derecha a uno de los bolsillos de su pantalón sacando la pequeña y única foto que tenia de su madre – Fue buena idea traerla con migo desde el principio – Continuo diciendo dentro de su mente mientras recordaba que por alguna razón decidió tomarla de su cajón y guardarla en sus bolsillos antes de ir al comedor.

Lugo llevo su otra mano a su cuello para retirar el amuleto que aun continuaba oculto bajo su camisa. Sostuvo el amuleto con su mano derecha mientras lo observaba de reojo – Amuleto de buena suerte… - Se rio un poco de lo que acababa de decir mientras comenzaba a estrujar el objeto con todas sus fuerzas y con una lagrima deslizándose por su mejilla - ¡Si Claro!- Alzo la voz mientras arrojaba el amuleto hacia el bosque impulsado por el enojo y la tristeza.

Se quedo sentado un minuto en silencio antes de secar con su antebrazo las lágrimas que comenzaron a fluir de sus ojos -¿Pero que acabo de hacer? – Se regaño a si mismo antes de levantarse de golpe y comenzar a buscar el objeto que su madre le dejo antes de morir – ¿Dónde esta? - Continuo diciendo mientras hurgaba por todos lados, pero al parecer el amuleto había caído dentro del bosque.

Andrew debatía dentro de su mente si debía entrar o no al bosque, él sabia que si lo hacia estaría desobedeciendo a Marcos, pero simplemente no podía volver sin su amuleto, casi nunca se lo quitaba y no se perdonaba por haber hecho lo que hizo, así que aun con pesar decidió internarse mas profundo en el bosque, caminó poco tiempo y comenzó a asustarse, por alguna razón las estrellas aun no aparecían en el cielo y la luz de la luna no era suficiente como para guiarlo por el camino.

El niño estuvo apunto de volver, ya no podía continuar seria demasiado peligroso y no quería toparse con algún pokemon salvaje, pero una extraña piedra que estaba a sus pies le hizo olvidar el miedo. Andrew se arrodillo para tomar el objeto – ¡No puedo creer que lo encontré! – Se decía a si mismo con alegría mientras sostenía el amuleto con su mano derecha y la foto de su madre con la otra. Luego de esto Andrew se recostó nuevamente contra un árbol para descansar un poco antes de volver mientras observaba el firmamento, él sabía que no tenia que quedarse mucho tiempo en aquel lugar pero algo en el cielo le había llamado la atención.

-La primera estrella de la noche …– Se dijo a si mismo con algo de asombro – Tal vez debería pedir un deseo – Se dijo esta vez con gracia en su voz, pero su mirada se puso seria de forma casi instantánea – Un deseo – Pensó - ¿Qué seria lo que podría pedir? – pensaba mientras se sentaba en el suelo.

- Desearía vivir en un mundo diferente… un mundo donde pudiera ser libre de ir hasta donde mis fuerzas me lo permitieran… un mundo donde pueda… ser feliz… - Andrew sujetaba con fuerza su amuleto inconscientemente.

-Eso es difícil, pero creo que puedo hacerlo- Andrew se levanto de golpe al escuchar una extraña vocecita dentro de su mente. Comenzó a ver en todas direcciones pero no había nada ni nadie cerca, pero algo pasaba en el cielo que llamo su atención.

-¡Es… imposible! – Fue lo único que pudo decir al ver como la estrella a la que había pedido el deseo comenzó a crecer, pero se dio cuenta que no era eso, la estrella se estaba acercando hasta él. Andrew quedo petrificado viendo como la estrella comenzó a iluminar todo el lugar mientras más se acercaba.

Los ojos de Andrew se abrieron al ver como la estrella se detuvo frente a él, pero pudo notar que no era una estrella solo tenia la forma de una, no podía ver con claridad lo que era, una intensa luz la envolvía fuere lo que fuere, pero pudo ver con temor como un enorme ojo lo observaba con detenimiento.

-¿Quién eres? – Pregunto Andrew un poco intimidado.

-Eso no tiene importancia por el momento – Una voz soñolienta le respondió dentro de su mente – Yo solo estoy aquí para concederte tu deseo Portador.

-¿Como me llamaste?- Pregunto confuso.

-Tú eres el Portador de la Piedra Deseo – Andrew aun no entendía lo que pasaba, pero la luz que envolvía al extraño ser se volvía cada vez mas intensa, lo cual le obligo a cerrar sus ojos.

Andrew comenzó a sentir una extraña sensación que comenzaba a recorrer todo su cuerpo, era como un fuerte hormigueo, además, se empezó a sentir demasiado cansado, apenas lograba mantenerse de pie.

-Se que la Piedra Deseo es muy importante para ti así que puedes quedártela, pero no te servirá para un segundo deseo…

Esas fueron las últimas palabras que Andrew pudo escuchar antes de perder el conocimiento.


N/A: Pueden adivinar que fue lo que Andrew vio (Aunque creo que es obvio)