Bueno después de mucho tiempo tengo la oportunidad de regresar con una nueva historia, espero que sea de su agrado, es bastante diferente a la anterior, aunque como siempre la protagonista no será lo que se acostumbra.

Me arriesgue un poco al hacerla en primera persona, no lo había trabajado hasta hoy así, es un poco diferente pero de alguna manera se reflejan un poco mejor las emociones, sin mas lo dejo con el primer capitulo.


Primer día

Sakura Kinomoto

Parecía que mi vida empezaba a retomar su rumbo nuevamente, o eso intentaba hacerme creer, la verdad es que aun tenía temor de enfrentarme a la realidad que estaba frente a mí. Es como si ahora que salía a la calle, todos los miedos que creí superados, reaparecieran, y me doy cuenta que no soy tan valiente como pensaba.

Aun me negaba a la idea de asistir al dichoso colegio que papá había elegido para mi, pero no había otra alternativa, si quería terminar con mis estudios para irme a la universidad, tenia que hacerlo, era solo por un semestre me repetía pero no estaba dando resultado, sentía como si al inscribirme en el, me estuviera encerrando en un calabozo, en eso pienso ahora que me dirijo ahí, el Colegio Santa Teresa para señoritas, aun me parece mentira asistir a una institución así, es uno de los colegios mas exclusivos y caros del país, y no es que en el que estuviera antes no lo fuera, pero a este solo entraban las niñas que sus papas querían tener mas controladas por así decirlo, al menos esa era la idea que yo tenia del lugar, y por si fuera poco, el uniforme es horrible, la falda tableada es tan larga que fácilmente podrían usarla de carpa de circo, blusa de botones manga larga y un enorme listón en el cuello, a parte de la chaqueta a juego, los zapatos…. no creo que haya alguna forma de llamarlos, como alguien puede andar todo el día con un atuendo como este. Nunca me había sentido tan fuera de moda. Seguramente el lugar seria lúgubre, todo un convento.

La camioneta guiada por el chofer camina lentamente por la transitada calle, como si no fuera suficiente mi nerviosismo, el trafico es insoportable, dejo salir un gran suspiro y me limito a mirar por la ventana, mientras sigo revolviéndome en el asiento, mi padre a mi lado nota mi inquietud y toma mi mano tratando de calmarme, cosa que logra por un momento.

-pareciera que fuera el primer de clases en tu vida, tranquila Sakura – me dice mientras sigue sujetando mi mano, logro sonreír un poco –

-se que no es el primero, pero... la verdad no se como sentirme con respecto a este día – y eso era cierto, no sabia si estar contenta o triste –

-el colegio no es tan malo como imaginas, no es un claustro –

-eso espero pa, porque lo último que quiero es sentirme encerrada... ya no más – dije con cierto fastidio –

-no será así, ya todo eso paso, tienes que volver a vivir y superarlo, la vida te dio otra oportunidad, debes aprovecharla –

-lo se – digo no muy convencida, empezaba a cansarme de esa frase que todos me repetían como si yo no estuviera conciente de ello – pero al menos el uniforme podría ser algo mejor – digo viéndome aun sin creer lo que traía puesto –

-te ves bien – lo veo decir con una sonrisa –

-¡bien! – Lo miro de frente y veo que aun sonríe – nadie se vería bien con esto –

-ya deja de hacer berrinche, sabes que fue muy difícil conseguir un colegio que te recibiera a estas alturas del año –

-lo se, no tienes que repetírmelo – sabia que cada vez que protestara sacaría eso a colación, y no lo culpaba, bastante había hecho ya sufrir a mis padres, lo menos que merecían era que hora me comportara como debía, y lo iba hacer. Les demostraría que en verdad lo sucedido me había hecho recapacitar y encaminar mi vida, aunque en verdad no estuviera tan desencarrilada. No les daría más problemas –

El sermón y las recomendaciones de mi madre también fueron un suplicio antes de salir de casa, era como si me estuviera yendo para siempre, aunque supongo que es normal, es la primera vez en mi vida que voy a un colegio para señoritas dirigido por monjas, y eso no me molestaría tanto, si no se tratara de un internado, estoy condenada a estar encerrada toda la semana, con lo que siempre ame la libertad de ir donde quisiera, ahora... no podía hacerlo. Tenia que aguantar un semestre de encierro no tenía alternativa.

Luego de un rato y de lograr salir del tráfico la carretera se muestra libre, el colegio esta bastante lejos de la ciudad, no le veo la razón de recluirlo tanto, o tal vez era para evitar que las alumnas escaparan, no hay muchos vehículos que circulen por ese lugar, así que escapar no era una opción. Viajamos por un largo rato sin nada más que carretera libre frente a nosotros.

-ya llegamos – escucho decir a mi papá cuando nos acercamos hasta un enorme portón negro, y a su alrededor se levantan grandes paredes como si fuera una fortaleza, no logro ver nada mas allá de ellas, no puedo evitar dejar salir un suspiro de resignación, al parecer el lugar si es un convento y uno muy reforzado.

El portón se abre para dejar pasar el auto, y... ahí estaba el colegio en pleno, esperaba ver un lugar horrible y lleno de celdas, pero para mi sorpresa es todo lo contrario, la camioneta recorre un camino de piedra rodeado por árboles a todo su alrededor, hasta llegar a una gran edificación, logro ver a varias de las alumnas que también recién llegan, todas usando el mismo uniforme horrible que yo.

-y bien – escucho que me dice mi padre – aun sigues creyendo que es un claustro – sonrío ante su comentario –

-bueno al menos se que no me sentiré encerrada – ambos bajamos del carro, mientras el chofer baja mis maleta, yo sigo viendo todo a mi alrededor, en verdad el lugar es bastante bonito, esta lleno de árboles y zonas verdes, a lo lejos se pueden ver algunas canchas de diversos deportes, pájaros por todos lados, se sentía una paz muy agradable, al menos hasta ese momento, ya que noto las miradas de algunas de las alumnas que están por ahí, las cuales no parecen muy gentiles –

-ven vamos hablar con la directora – así que ignorando el detalle de las miradas hostiles de mis nuevas compañeras, sigo el camino que hace mi padre para dirigirnos a la dirección, tomo mi mochila mientras el lleva mi trolley, esperaba no tener que hacer muchas visitas a la dirección, debía mantener un buen comportamiento si quería terminar mis estudios.

A medida que avanzamos me doy cuenta que papá tenia razón y el colegio no es tan malo como había pensado, los pasillos y las aulas son muy grandes nada tétrico a como me lo imaginaba, aunque aun me sentía algo rara, y no era solo el hecho de estar por primera vez en una institución como esa, siempre asistí a colegio mixtos, y si ahí la rivalidad entre mis compañeras y yo era bastante notoria, no quería pensar como seria, si solo éramos mujeres. Llegamos hasta la que supuse seria la dirección, ya que mi padre se detiene y se acerca al escritorio donde se encuentra una de las monjas del lugar. Su atuendo es un habito negro que solo deja ver su rostro, el cual parece amable. Al verla no puedo evitar imaginar que con algo así se debe pasar mucho calor.

-buenos días señor Kinomoto – escucho que ella le dice a papá –

-buenos días hermana, podría avisarle a la madre superiora que ya estamos aquí –

-claro que si enseguida – se levanta y se dirige a la oficina –

-veras que te agradara, la madre superiora es una mujer muy amable –

-nuca me han gustado mucho los directores –

-esperemos que esta vez si – observo a mi alrededor, el lugar es agradable, hay una vitrina con muchos trofeos, siempre supe que aquí le dan mucha prioridad algunos deportes, y que eran muy buenas en varias competencias –

-ya pueden pasar señor Kinomoto – dice la moja luego de un rato mientras nos indica que entremos a la oficina – la madre superiora los espera –

-gracias – mi padre entra y yo lo sigo un tanto nerviosa, de la primera impresión que le cause a esa mujer dependen muchas cosas, no puedo de primas a primeras demostrar que estoy renuente a estar aquí, es posible que eso me traiga problemas en el futuro, por lo que procuro poner mi mejor cara y esperar que sea suficiente –

Al entrar al lugar puedo ver a una mujer sentada detrás del un enorme escritorio, lleva un hábito bastante parecido a la que nos recibió, y al igual que a la otra monja solo se le ve el rostro, pero a simple vista se ve agradable, nos recibe con una sonrisa, espero que eso sea un buen indicio.

-muy buenos días – dice mientras se pone de pie para recibirnos, mi padre estrecha su mano y yo la saludo con una pequeña inclinación de cabeza, como se supone que debo dirigirme a ella –

-madre me da gusto volver a verla –

-a mi también señor Kinomoto, tomen asiento – nos sentamos en las sillas que están dispuestas frente a su escritorio y ella hace lo mismo en su lugar –

-ella es mi hija Sakura – ella dirige sus ojos hacia mi sin quitar su sonrisa, esperaba que fuera un tanto amargada o algo por el estilo, pero hasta el momento es una mujer bastante simpática –

-es un gusto conocerla señorita Kinomoto, espero que su estancia en nuestra institución le agrade –

-yo también – digo casi en suspiro, la verdad es que no esperaba mucho del lugar, aunque parecía interesante, la primera impresión que tuve de mis compañeras no fue muy buena, no me simpatizaba como me veían –

-no tiene que poner esa cara, no es tan malo como imagina – la veo sonreír amablemente, al menos ella parece ser una persona grata – considerando la hora creo que será mejor que se instale, le diré a una de las hermanas que la acompañen hasta su cuarto para que se acomode, luego le daré su horario para que empiece a ponerse al corriente, estoy segura que no le tomara mucho tiempo – dice mientras toma el teléfono para llamar a alguien, un rato después entra la misma monja que nos había recibido – hermana, seria tan amable de acompañar a la señorita Kinomoto hasta su cuarto –

-claro madre –

-bueno hija yo vendré por ti el fin de semana – me dice papá antes de despedirse y darme un abrazo, al parecer a él tampoco le agrada mucho el que vaya a quedarme ahí toda la semana, tal vez no soy la única que tendrá que lidiar con esto –

-no es necesario pa, pueden enviar a alguien por mí – le digo cuando se separa y me ve con ternura –ya han hecho suficiente –

-es tu primera semana aquí, quiero venir a recogerte personalmente –

-papá voy a estar bien, en serio ya no tienen que preocuparse tanto – trato de hacerle sentir que voy a estar bien, en los últimos meses se volvieron bastante sobre protectores y tenia que entenderlos –

-aun así, vendré por ti – dice sin darme mayor derecho a replica –

-como quieras – digo mientras empiezo a caminar, tomo mi maleta trolley, y mi mochila para seguir a la monja que me guiara hasta mi habitación, eso era lo que faltaba por ver como seria mi habitación –

-cuídate, no des problemas – escucho decir a mi padre, por lo que me giro para verlo seriamente –

-no es necesaria esa recomendación, eso ya pasó pa – digo en tono de reproche –

-por si acaso –

-dile a mamá que no se preocupe, nada va a pasarme –

-se lo diré – salgo de la oficina para empezar a caminar junto a mi guía, con la pregunta en mente de cómo seria mi vida ahora en ese instituto.


Habiéndose quedado solos el señor Kinomoto y la directora tuvieron el tiempo para poder hablar mas libremente, la verdad el estaba bastante preocupado por como fuera a reaccionar su hija ante la nueva situación en la que se encontraba, nunca había asistido a un internado, menos a uno de monjas, solo esperaba que su comportamiento no le trajera problemas de nuevo, no es que fuera una mala muchacha, solamente que no podía tener en mente una idea y no llevarla a cabo, y su imaginación era muy grande.

Aunque los sucesos ocurridos en los últimos meses parecían haberla cambiado mucho, y eso era lo que mas le preocupaba, la verdad prefería que fuera la joven con mucha vitalidad y con un tanto de aversión hacia las reglas que consideraba injustas. Al menos sabía que con todo y su comportamiento no muy bueno era feliz, pero ahora algo en ella se había apagado.

-de nuevo le agradezco el que la haya recibido madre superiora – dice mientras toma su asiento de nuevo –

-no tiene nada que agradecer Señor Kinomoto, es un gusto retribuir en algo todo lo que usted y su esposa nos han ayudado a nosotras –

-no ha sido nada, y en verdad espero que no le de mayores problemas – su rostro pareció ponerse un tanto serio, en verdad deseaba que se comportara a la altura – lo que paso ha sido muy duro para todos, siento que ella aun no sabe como manejar del todo la situación, si gritar, protestar o... quedarse callada – suspiro profundamente mientras traba de sonreír – espero que el estar con jóvenes como ella, la ayude a superarlo, me gustaría que la ayudara en ese aspecto madre –

-haré todo lo que pueda señor Kinomoto, de eso no le quepa duda, vera que un tiempo Sakura volverá a ser la de antes – dijo ella con mucho optimismo –

-es lo que su madre y yo nos hemos repetido desde hace meses, pero... por mucho que lo queramos creer, ella... no será como antes, es como si hubiera perdido toda su jovialidad, su espontaneidad, y se ha sumido en su propio mundo, donde no le da mayor cabida a nadie, he tratado de hacer tanto para que sea la de antes y no lo he conseguido, que pensé que esta era la ultima oportunidad que tenia – dijo con un tono de derrota y agotamiento –

-esperemos que no sea la última, y de serlo, pues esperemos que funcione –

-si, en verdad espero que la compañía de mi sobrina le haga bien, antes eran inseparables, siempre metidas en problemas, la verdad no se como vaya a reaccionar cuando la vea, sabe que estudia aquí pero no le dije que serian compañeras –

-descuide, ya hable con la señorita Daidoji, y estoy segura que en unos días volverán a ser tan unidas como antes –

-espero que esto no le traiga problemas a Tomoyo con su madre, después de todo ella fue la que decidió separar a su hija de la mía, y Sakura siempre lo tuvo muy presente –

-no se preocupe más, confié en nosotras –

-gracias madre – dijo mientras se ponía en pie para dirigirse a la salida – me retiro, vendré el fin de semana para recoger a Sakura –

-hasta luego señor Kinomoto – se despide ella mientras lo ve partir, luego se dirige a su archivo de donde saca un expediente para revisarlo nuevamente – en verdad espero que logre superar lo sucedido señorita Kinomoto – dice la mujer para si misma –


Sakura

Caminábamos por los pasillos, a nuestro paso nos encontrábamos con algunas de las alumnas que saludaban cortésmente a mi guía pero que al parecer esta cortesía no era compartida con migo, salimos del edificio principal, para dirigirnos hacia otro que era donde estaban los dormitorios, al salir al patio tuve la impresión de ver un rostro conocido entre todos los demás, y ella también noto mi mirada, pero no tuve mas tiempo a decir algo ya que la monja que me guiaba se alejaba de mi, por lo que apresure mi paso para darle alcance, sabia que ella estudiaba en ese lugar pero a juzgar por el tamaño del colegio esperaba no encontrármela tan seguido, mas por ella que por mi, no quería que tuviera problemas por mi causa.

Seguimos por un camino donde se podían apreciar muchas habitaciones, supuse que alguna de esas seria mía, y esperaba que mi compañera de habitación fuera por lo menos tolerable, considerando las miradas que tuve como recibimiento.

-esta es su recamara señorita Kinomoto – dijo la monja deteniéndose en la que parecía ser la habitación mas alejada de todo el lugar. Bueno esperaba que no estuviera tan mal, abrió la puerta y me encontré con mucho más de lo que imaginaba. Era bastante amplia, los colores eran agradables, habían dos camas individuales, dos ventanas bastantes grandes por las que entraba mucha luz, justo bajo una de ellas estaba un escritorio acorde a toda la decoración del cuarto con una computadora, bastante moderna según pude notar, y supe que ese podría ser uno de los tantos donativos que hacían mis padres a ese lugar, el ropero no era muy grande, pero considerando que todo lo que tenia que usar era ese uniforme la verdad no importaba, era suficiente para guardar lo que traía y seguro sobraría espacio –

-vaya, esta mejor de lo que pensé – dije mientras recorría el lugar con la vista, había un estante para colocar libros y note que ya habían algunos ahí, al parecer mis padre se habían encargado de enviar varias de mis pertenencias por adelantado, sonreí mientras seguía paseando mi vista por el lugar, una sola de las camas parecía lista para usarse, así que supuse que no tendría compañera de habitación –

-como vera por ahora no tendrá que compartir habitación con nadie – dijo la monja confirmando mis sospechas, haciendo que mi sonrisa se ampliara un poco mas – de hecho ya no esperábamos a ninguna alumna a estas alturas del año, por lo que hubo que adaptar este cuarto para usted –

-y tengo que agradecerles por eso, se que no cualquier institución acepta alumnos para el ultimo semestre, menos si es el ultimo año de preparatoria –

-si fue una excepción, pero por sus calificaciones valía la pena dejarla ingresar – me sonrió amablemente – también tiene su propio baño – dijo señalando a una puerta – cada habitación tiene uno – y ese hecho me pareció aun mejor, la verdad ahí tendría mi espacio sin nadie que me molestara – bueno la dejo para que se acomode luego de eso la madre superiora quiere hablar con usted – me entrego las llaves de la habitación –

-gracias –

-premiso – dijo mientras salía del lugar, me asome a ver el que me había señalado como baño, nada fuera de lo común, pero suficiente para mis necesidades, por ahora las cosas estaban resultando mejor de lo que imaginaba. Podía dejar la inspección para después si no quería empezar mi primer día con un regaño por llegar tarde era mejor que me diera prisa para ir por mi horario y hablar con la directora, esperaba que ahora que no estuviera mi papá, su comportamiento con migo siguiera siendo el mismo.

En el trayecto de regreso a la dirección, el ambiente fue el mismo, todas me veían raro, no entendía mucho ese comportamiento con migo, la verdad no las conocían, a menos que tuvieran presente algunos de mis antecedentes, pero era cosa que en no me importaba, o pretendía que no me importara. No estaba ahí para hacer amigas.

Al llegar nuevamente a la dirección toque la puerta y entre ante la orden que me dio la directora, al menos su expresión seguía siendo la misma.

-adelante, pase siéntese – me dijo siempre amablemente, al menos no era una faceta solo frente a mi padre esa amabilidad, así que tome asiento, mientras ella revisaba unos papeles no les preste mucha importancia hasta que hablo – estaba dándole una revisada a su informe escolar, se ve que es muy buena alumna, sus notas son excelentes, aunque…. – se detuvo un momento mientras revisaba unas cuantas paginas mas, eso no era un buen indicio – por lo visto su comportamiento no es tan bueno como sus calificaciones – retiro la vista del informe para dirigir su mirada a mi, debía mostrarme firme –

-eso es cosa del pasado, no se preocupe... – me detuve al no saber como llamarla, hasta ahora no sabia como dirigirme a ella, nunca antes había hablado con una monja y al parecer ella lo noto –

-madre superiora, todas me llaman así – dijo ampliando su sonrisa, dirigirme a ella como madre no iba a ser nada fácil –

-...madre superiora... – repetí con dificultad – no voy a incendiar el instituto, ni hacer cosas que no debo – al menos eso esperaba – se que mi padre le contó todo lo referente a mi, y las circunstancias que me trajeron hasta este colegio, pero le aseguro que no tiene de que preocuparse, lo único que quiero es terminar la escuela para irme a la universidad, creo que ya perdí suficiente tiempo – dije firmemente, aunque por su mirada, no la convencí mucho o no le gusto mi respuesta –

-es bueno escucharla hablar así, y efectivamente su padre me contó todo por lo que ha pasado, pero tal vez no deba ver esto como la única posibilidad que tiene, se que nunca había estado en una institución como esta y entiendo que talvez le sea un poco difícil –

-no le daré problemas se lo aseguro, muchas cosas han cambiado en mi en los ultimo meses – y eso era cierto, me había hecho la firme promesa de comportarme y era algo que debía cumplir, los últimos acontecimientos en mi vida, habían sido, como decirlo….. Decisivos –

-sé que ya le habrán dicho esto muchas veces pero no esta de más escucharlo de mi, debe retomar su vida, allá arriba le dieron una segunda oportunidad, aprovéchela – dijo tratando de darme aliento, como si no hubiera escuchado ya suficiente de eso –

-supongo – dije no muy convencida o quizá cansada de escuchar eso tantas veces – como ya le dije por ahora lo único que quiero es acabar el año y graduarme – en verdad ese era mi único objetivo –

-bien, este es su horario de clases – me extendió la hoja que yo tome con todos los horarios de clases, eran bastantes, casi no había tiempo libre por lo poco que pude ver – su padre me dijo que tuvo un tutor que la puso al corriente en todo este tiempo, así que supongo que no tendrá ningún problema para adaptarte a las clases –

-no lo creo, era muy bueno, recupere todo el tiempo perdido, por así decirlo –

-su primera clase será en unos minutos, espero que no se pierda –

-tratare de no hacerlo – me puse de pie dispuesta a salir en busca del salón que me correspondía –

-bueno no me queda mas que decir que bienvenida – tome mis cosas pero de nuevo su voz me detuvo – otra cosa, le pedí a la señorita Daidoji que la ayudara con la orientación en instituto, ya que son familia, creo que no tendrá problemas en eso – no tendría problemas, seguramente yo no pero ella si, y era por eso que en verdad esperaba no encontrármela, no quería que discutiera con su madre por mi culpa –

-eso no es una buena idea, no quiero que ella tenga problemas por mi causa, lo mejor será que se mantenga alejada de mí… –

-yo no le veo problema – dijo interrumpiéndome – de hecho ella parecía bastante contenta con su llegada, según me dijo el señor Kinomoto ustedes antes se llevaban muy bien – el pasado estaba muy bien empleado en esa oración –

-usted lo ha dicho... madre... antes –

-creo que aun pueden llevarse bien, estoy segura que ambas les ayudara la compañía de la otra, ella puede ayudarle a terminar de superar todo esto, y usted puede ayudarla... con algunas cosas también... serán compañeras de clases después de todo – OK eso no me lo esperaba –

-¿Qué? ¿Esta segura? – ya era suficiente que estuviéramos de nuevo en el mismo colegio y ahora además de todo seriamos compañeras, definitivamente a la tía eso no debía agradarle para nada, o será que no estaba enterada –

-si, completamente, era el único grupo que no estaba completo, y además es el que tiene mejor rendimiento académico, acá las separamos así, por sus calificaciones es el grupo en el que debe estar – eso seguramente no era la única razón, estaba segura que mis padres tenían que ver en todo eso –

-en serio no creo que sea buena idea, ella se puede meter en problemas con su madre yo... –

-no se preocupe por eso – dijo sin darme lugar a replicas – y ahora será mejor que vaya a clases, no querrá llegar tarde en su primer día –

-no, claro que no – digo sin mucho animo mientras me dispongo a salir – con su permiso – esto no podía estarme pasando, era algo que no me esperaba, aunque me gustaría recuperar mi amistad con mi prima estaba segura que a su madre no era algo que le fuera agradar para nada, talvez podía evitarla de alguna manera –

Camine por los amplios pasillos del colegio y luego de un rato logre dar con mi salón de clases justo antes que sonara la campana, no sin pasar por las miradas curiosas de todas las alumnas que me encontré en mi trayectoria, que acaso nunca habían visto a una alumna nueva, o yo tenia algo peculiar, o talvez mi reputación me antecedía, aunque eso no era muy posible, de alguna manera sabia que eso sucedería y me había dicho que iba a ignorarlo, nada debía molestarme, de hecho pensaba pasar desapercibida, pero era algo que evidentemente no iba a lograr.

Suspire profundo para darme valor y al fin entrar al salón, ciencias seria mi primer clase, por lo menos era una materia que dominaba, la maestra o quien supuse que lo era ya estaba ahí, sentada en el escritorio dispuesta a pasar la lista de asistencia, y como todas las docentes de ese lugar usaba un habito negro, era increíble, como podían andar con ropas que solo dejaban ver su rostro, quise tratar de ignorar ese detalle y me acerque a ella, quien al parecer ya sabia de mi llegada ya que se puso de pie dispuesta a presentarme con el resto de las que ahora serian mis compañeras.

-muy buenos días – dije cortésmente –

-buenos días Señorita Kinomoto, espero que no haya tenido muchos problemas para encontrar el salón –

-no muchos –

-señoritas presten atención – todas se giraron a ella y fijaron su vista en mi, algunas eran miradas de incertidumbre, otras casi de agravio, algunas de desden no lo se, tal vez solo era paranoia, pero podría decir que ninguna estaba contenta de verme, hasta que me encontré con un rostro familiar entre todos, no podía decir que estaba feliz de verme pero al menos su mirada no era hostil, simplemente estaba seria, y comprendía perfectamente el motivo – como se les había mencionado, tendrán una nueva compañera, se que es extraño recibir a alguien a estas alturas del año escolar, pero se hizo una excepción por esta vez, la señorita Kinomoto nos acompañara el resto del año, así que les pido que sean amables, y traten de hacerla sentir bienvenida –

Por sus rostros eso no parecía estar en sus planes, sentía como si ellas fueran un grupo conformado y yo una intrusa entre ellas, nunca me había sentido tan fuera de lugar, llegue a preguntarme "que rayos hacia ahí"

-bien señorita Kinomoto, ya que la señorita Daidoji fue elegida para ayudarla con su orientación le ubicamos un lugar junto a ella, así que puede tomar asiento –

Iba a protestar cuando a mi mente llegaron la promesas que me había hecho "no debo causar problemas" "debo tratar de no decir cosa imprudentes" "debo comportarme" y no iba a dar un show frente a todas mis compañeras nuevas, simplemente camine hasta el que seria mi lugar por un semestre y para colmo de males, tenia que ser tan cerca del frente, el tercero en la fila.

Al sentarme me gire a ver a mi prima, mantuvimos la mirada por un momento y luego ambas la regresamos al frente, así que me dispuse a sacar mis cosas para recibir la clase, pude notar la tensión entre nosotras y no era para menos, se supone que no tendríamos que hablarnos, y no porque alguna de las dos lo hubiera decidido así, la verdad siempre habíamos estado juntas, compartíamos todo cuando éramos niñas, travesuras, juegos, mil y un aventuras, mis padres decían que nuestras mentes parecían trabajar juntas para maquinar cosas, siempre estábamos metidas en algún lió, muchas veces con ayuda de mi hermano, soportábamos juntas lo regaños tanto de sus padres como de los míos, mientras crecíamos nuestras travesuras de niñas cambiaron a secretos, confesiones por muchachos, salidas a fiestas y todas las cosas que los jóvenes hacemos, estudiamos siempre en el mismo colegio; aunque es la primera vez que somos compañeras de clase y de año escolar, siempre nos llevamos muy bien, hasta que uno de nuestros tantos embrollos no pareció agradarle mucho a su madre, y literalmente y frente a mi, le prohibió juntarse con migo y volver a dirigirme la palabra, porque yo era una mala influencia para ella, cuando la mayor parte del problema fue su idea, pero por mucho que trato de explicarlo, no la convenció.

Y para asegurarse que en verdad no volviéramos hablarnos, la saco del colegio donde habíamos estudiado toda la vida y la metió a este internado, de eso ya hace mas dos años, desde entonces no hemos vuelto hablar como antes, solo nos veíamos de vez en cuando en algunas reuniones familiares, pero nuestras conversaciones no pasaban mas que un saludo de cortesía, y luego... pues digamos que simplemente yo me desconecte de todo. Y ahora de nuevo estamos juntas aquí, pero por lo que noto ella ya no parece la persona que era antes, que tanto pudo haber cambiado su vida en este tiempo.

Mi primer clase transcurrió sin mayor dificultad, bueno a excepción de la tensión entre mi prima y yo, gracias al tutor que mi papá había contratado no tenia ningún problema en comprender todas las cosas que explicaba la maestra, contrario a lo que imagina me resultaba fácil, a pesar de no contar con una buena conducta en el colegio siempre fui muy buena alumna, las calificaciones nunca fueron un problema y eso era un punto a mi favor. La maestra era parecía una persona amable, y sabia dar la clase, aunque ciencias era una de mis materias favoritas, nunca supe porque.

No cruce palabra alguna con Tomoyo en toda la clase, pero si puede sentir las miradas furtivas de las demás chicas, era como si me estuvieran acusando del algo, que acaso ellas sabían algo que yo no. Luego de un rato sonó la campana y todas empezaron a recoger sus cosas

-no olviden que mañana es la entrega de la tarea, la quiero sobre mi escritorio sin falta – escuche decir a la maestra mientras todas salían, bueno casi todas, algunas permanecieron en el salón, como si esperaran algo, entre ellas mi prima –

-yo... – puede escuchar casi como si fuera un susurro salir de su boca – te espero afuera – dijo tan suave que me preguntaba si en verdad había pronunciado aquellas palabras, tomo sus cosas y salio del salón, me disponía hacer lo mismo cuando la voz de la maestra me detuvo –

-señorita Kinomoto, en su caso haremos una excepción, tendrá tres días para presentar la tarea será tiempo suficiente – se acerco hasta mi lugar y me entrego una hoja con las indicaciones de lo que debía presentar – cualquier duda puede consultarme – pude notar que esto no fue del agrado de mis compañeras, entendía que por ser el primer día fueran condescendientes con migo, y tal vez seria así por unos días mas, hasta que me pusiera al corriente –

-gracias, la entregare puntual – Espere a que todas mis compañera salieran del salón, tiempo que aproveche para leer la dichosa tarea, no parecía nada dificultoso, incluso podría entregarla en el tiempo que se había establecido para todas, pero... No lo haría, si el que tuviera trato preferencial por el momento molestaba a mis compañeras, porque no seguir con el juego, tenia que aprovechar la poca ventaja que se me daba.

Luego de un rato me decidí a formar parte del receso, aunque lo que pensaba hacer era perderme por ahí hasta que fuera la hora de la siguiente clase, por suerte había traído con migo a mis compañeros inseparables en los últimos meses, mi laptop y mi Ipod, los dichosos aparatos me acompañaba a todos lados y estos se volvían mi mundo. Por el momento solo el más pequeño de estos me acompañaba, así que estaba por sumirme en el mundo de la música mientras terminaba de cruzar los pasillos cuando una voz familiar me detuvo.

-Sakura – escuche el suave sonido de la voz de mi prima, me gire para verla y era como si estuviera dudosa de hablarme o no –

-Ah, hola Tomoyo – digo mientras me dispongo a seguir mi camino, no quería que se sintiera forzada a ser mi guía podía arreglármelas sola, hasta ahora lo había hecho –

-la madre superiora me pidió que te ayudara a orientarte, el colegio es bastante grande y cualquiera que lo no lo conozca puede perderse – dijo mientras se colocaba frente a mi – además estamos en la misma sección tenemos las mismas clases... –

-se que ella te lo pidió, pero no es necesario, voy a estar bien, no tienes porque molestarte – empezaba a encaminar mis pasos hasta el patio cuando de nuevo me detuvo –

-no será ninguna molestia para mí hacerlo, además somos familia, no le veo el inconveniente – cese en mi intento por irme, lo mejor era hablar las cosas de frente, como siempre lo habíamos hecho –

-sabes muy bien cual es el inconveniente, en verdad no quiero causarte problemas con la tía Sonomi, así que será mejor que sigas sin juntarte con migo, ya sabes "soy una mala influencia" – dije tratando de sonar en verdad mal, pero ella se limito a sonreír levemente –

-sabes que eso no es cierto, además lo que pasó fue más culpa mía que tuya... –

-Tomoyo eso ya importa, lo único que cuenta aquí es que tu madre te prohibió hablarme, y creo que será mejor que la obedezcas – cuando me gire pude ver a un grupo de nuestra clase viéndonos fijamente bueno mas a mi que a ella – será mejor que vayas con tus amigas, al parecer tampoco no les agrada mucho que te juntes con migo –

-Sakura – sin escuchar una palabra mas, seguí mi camino hasta el patio, la verdad de lo que menos tenía ánimos era de hablar y sabia que ella trataría que lo hiciera, y aun no me sentía del todo lista, en verdad nunca he hablado con nadie abiertamente de todo lo que pasó, siempre he tratado de evitarlo –

Me aleje de ahí sin dejarla decir más, y no se porque me dio la impresión que ella había cambiado bastante, siempre fue una persona muy extrovertida y dinámica, tenia una chispa que la hacia resaltar, pero ahora era como si algo en ella se hubiera apagado, hasta su tono de voz, que antes denotaba autoridad se volvía mas suave, mucho en ella parecía ser diferente, recordé en ese momento que la directora me había dicho que yo también podría ayudarla con algunas cosas, que problemas tendría que no puede resolver sola, siempre fue muy autosuficiente, la verdad no entiendo como se dejo convencer de asistir a este colegio no es nada de su estilo, ni del mío. Será que todas las alumnas de aquí se vuelven así. Esperaba que no, la verdad no quería convertirme en una monja, era algo que no iba con migo.

El resto de las clases tampoco representaron un problema mayor, me estaba adaptando bien, al menos al ámbito académico, ya que mi vida social con mis compañeras era nula, a ninguna le agradaba y eso era mas que evidente.

Y en el almuerzo esto no pareció cambiar en lo absoluto, para empezar me tomo un poco de trabajo encontrar la cafetería, de no ser porque mi prima tenia prohibido hablarme, su ayuda me hubiera sido muy útil, me dispuse a tomar una bandeja para ver lo que había para comer, y al hacerlo pude sentir un empujón en mi hombro que me hizo tirar la bandeja que había tomado, mire a la persona que lo había hecho, era una chica de nuestro salón, no tenia idea de cual era su nombre, tenia el cabello corto y negro al igual que sus ojos, y no tenia ánimos de discutir, así que decidí que lo mejor era dejar por alto ese detalle.

La mire fijamente a los ojos, y por un momento me sostuvo la mirada, pero al parecer termine ganando ese duelo y se limito a tomar una bandeja y adelantarse a mi en la fila, la verdad no iba a pelear por eso, aunque tuviera ganas de hacerlo.

Recogí la bandeja para seguir mi camino, pero nuevamente otro empujón y otro nuevo duelo de miradas, pero esta chica parecía mas dispuesta a no dejarse acobardar por mi, su mirada café intensa se topo con la mía y no parecía amedrentarse, y eso si empezó a molestarme, ella también iba a meterse en la fila, pero yo no estaba dispuesta a permitírselo, la paciencia tiene un limite y yo estaba llegando al mío, cuando una mas me empujo y también iba adéntraseme en la fila. Mire a mi alrededor y note que donde estábamos no habían maestras vigilando, por lo que ellas aprovecharon eso para fastidiarme, las que estaban atrás de mi sonreían con cierta satisfacción y no pude evitar hablar.

-podrían al menos tener la decencia de disculparse – dije en tono de molestia, lo suficiente alto para que se detuvieran y me vieran un tanto sorprendidas – digo, por los empujones no por la falta de educación de meterse en la fila – la chica de cabello castaño y coletas se acerco a mi en forma amenazante y le respondí de la misma manera –

-¿así? ¿Te parece que deberíamos disculparnos? – me dijo en evidente reto –

-es lo mínimo que podrían hacer – nos miramos a los ojos fijamente, y el sentimiento de hostilidad era mutuo, las demás se acercaron a ella en la misma forma –

-lamento si no te vimos – dijo la chica de cabello negro, queriendo hacerme sentir menos con su cometario, así que me limite a formar una sonrisa burlona –

-crees que eso es una ofensa, "niña"…. – dije al tiempo que la veía de arriba a bajo – no tienes ni idea de con quien te estas metiendo – trate de sonar amenazante y al parecer surtió efecto ya que la otra dio unos pasos hacia atrás –

-tu tampoco – me dijo la de cabello castaño rojizo –

-¿eso crees? – Dije con más autoridad –

-podrás recibir trato preferencial de todos en el colegio, pero de nuestra parte no lo tendrás – me respondió acercándose un poco mas a mi –

-y piensas que estoy interesada en tener alguna clase de trato con personas como tu… – la observe igual que a la otra, y tuve la sensación de conocerla de otro lado –…o tus amigas – mi sonrisa se amplio y me acerque mas a ella – debes estar muy mal de la cabeza –

-deberías tener cuidado Kinomoto, nosotras tenemos normas y principios muy bien establecidos, y tú no encajas en ellos – se notaba que yo no le agrada en lo absoluto, y por un momento esto me pareció divertido, no era la primera vez que tenia altercados de esa clase con mis compañeras, solo que antes yo no estaba sola en las discusiones, pero que importaba, lo lograría igual, siempre conseguía lo que quería de una forma u otra –

-no estoy interesada en ser parte de sus "principios y normas," por mi pueden hacer lo que quieran siempre y cuando ¡NO se metan con migo! – Y me encargue de dejar claro con mi tono que no era un consejo –

-escúchame bien... – dijo mientras me señalaba con el dedo, y yo me limitaba a seguir sonriendo, porque al parecer esto la irritaba mas – en este lugar las cosas son… -

-¿algún problema señoritas? – esa voz de advertencia nos detuvo en nuestra discusión – porque están demorando la fila – nos giramos a ver a la persona que nos hablaba para encontrarnos con una de las monjas, esta era una que no conocía y la primera a la que le veía cara de pocos amigos, tenia una mirada severa, y note como mis compañeras retrocedían un poco –

-no madre ninguno – dijo la chica con la que había estado discutiendo – solo le dábamos la bienvenida a la "señorita Kinomoto" – no me gusto como había dicho mi nombre por lo que me gire a verla y ambas nos declaramos un reto con nuestra miradas, desde ese momento era mas que evidente, que éramos rivales, en lo que sea que pudiéramos competir –

-bueno pues pueden dejar eso para después, y dense prisa, las demás también quieren comer – las tres tomaron sus bandejas y siguieron la fila del almuerzo, me disponía hacer lo mismo cuando la monja puso una mano sobre mi hombro para detenerme – espero que este pequeño interludio no nos de una muestra de lo que será el semestre con usted aquí, señorita Kinomoto – su mirada era de reproche, como si lo sucedido fuera mi culpa, pero una cosa era tener problemas con mis compañeras y otra, con las maestras, eso no podía hacerlo –

-descuide "madre" – dije seriamente, debía dejarle claro que no volvería a ocurrir – este incidente no volverá a repetirse – tome mi bandeja y seguí mi camino – si me dejan tranquila – dije mas para mi misma, pero estaba segura que ella me había escuchado por la forma en que me vio, y además no quise ocultárselo, esperaba que con eso le quedara claro que no era yo la que había iniciado esa discusión, que ahora me parecía tonta –

Luego de eso no iba a quedarme a comer en ese lugar, estaba claro que no era bienvenida, y si quería terminar la escuela, lo mejor era ignorar a mis "compañeras" para evitarme problemas.

Pude observar a Tomoyo un poco detrás de mi, y de nuevo intento entablar conversación con migo, pero luego de ese pequeño incidente, menos podía permitir que lo hiciera, yo le hice ver que no era conveniente, y al parecer lo capto por mi mirada, aunque me sentí un poco mal, la verdad desde que llegue podía ver que algo la afectaba, había cambiado mucho y sentía que quería hablarme al respecto, pero no quería que su madre tomara alguna medida como la ultima.

Seguí mi camino en la fila y cuando obtuve mis alimentos observe a mi alrededor, por alguna extraña razón no parecía haber mesas disponibles, y en las que había espacio, mis "compañeras" se encargaron de hacerme ver que no era bienvenida, y la verdad no tenía ánimos de discutir. Note como Tomoyo trato de acercase a mi, pero en el momento en que lo hizo, empecé a caminar hacia la salida. Me dirigí al patio, era lo mejor si no quería causar un problema mayor, necesitaba relajarme un poco, había un lugar lleno de árboles que parecía atrayente, así que termine ahí, almorzando sola y era algo a lo que debía acostumbrarme ya que así seria siempre.

Luego de eso decidí que seria mi propia guía, cuando la jornada termino y todas se dirigieron a la capilla a rezar, según me entere, y ya que no pensaba ser parte de esas actividades, y hasta ahora nadie me había obligado, me adentre por las zonas que aun no había conocido, como el gimnasio, era un lugar muy grande, y tenia todo el equipo necesario para varios deportes, el colegio era muy bueno en esto, había un lugar dedicado a todos los trofeos que habían ganado las alumnas como en la dirección, y eran bastantes, aunque no pensaba entrar en ningún equipo, ya que los deportes eran algo que había quedado atrás para mi, el estar ahí, me hacia sentir bien, me traía recuerdos agradables, pero eran cosas que también debía dejar de lado, eso ya no era una prioridad en mi vida

Salí de ahí para encerarme en mi habitación, la verdad, me estaba sintiendo un tanto deprimida, no tenia ánimos de ver a nadie, ni siquiera salí a cenar, para que hacerlo, no tenia hambre e ir al comedor solo para ver las caras y malos gestos de todas, era mejor quedarme protegida en mi cuarto, de nuevo me encerraría en mi mundo, la verdad a veces no le veía lógica a comportarme así, no tenia sentido, pero no podía evitar tener ese sentimiento que algo había perdido y no regresaría, esa sensación no me había abandonado en meses, y la verdad dudaba que se fuera.


Al parecer no podría conciliar el sueño en toda la noche, me sentía fuera de mi ambiente en esa habitación, hasta la cama parecía estar en mi contra, no era incomoda ni mucho menos, simplemente no era mi cama, el día que había tenido no había sido muy bueno, y los recuerdos y sensaciones estaban más presentes en mi que nunca, estaba empezando a cansarme de dar vueltas en la cama, mire el reloj que estaba en la mesa de noche, eran apenas la 10:30, y en verdad lo que menos tenia era sueño, por lo que decidí que daría un paseo, me levante decidida a tomar rumbo al gimnasio, en el pequeño recorrido que había hecho pude ver que contaban con una esplendida piscina techada, y tal vez el nadar me ayudara un poco, siempre me había relajado al hacerlo, así que me decidí tome mi traje de baño que era del colegio por lo que cubría mas de lo haría alguno mío, pero en verdad por el momento el detalle no era importante.

Esperaba que nadie me descubriera, no quería que me reprendieran en mi primer día, sobre todo después de lo sucedido en la cafetería, suficiente había tenido ya, tuve toda la cautela del mundo y para mi suerte no contaban con mayores vigilantes durante la noche en los pasillos, todo estaba en silencio, llegue a mi destino sin mayor problema, pero al parecer no era la única que había tenido la idea de nadar a esas horas de la noche, ya que antes de llegar pude escuchar el sonido de una zambullida, pensando que fuera alguna de mis nuevas compañeras y que el verme ahí me traería problemas me hizo acercarme con mucho sigilo hasta una de las columnas donde podría observar perfectamente quien estaba nadando.

Pero mi sorpresa no pudo ser mayor al ver a la persona que estaba ahí, no era ninguna alumna del instituto, tampoco ninguna de las monjas, de hecho ni siquiera era una mujer, todo lo contrario, me encontré con el cuerpo; muy bien formado según pude notar por lo poco que veía, de… ¡un hombre! cosa que me sorprendió, hasta donde sabia, no había ningún hombre en el colegio, quien podría ser ese sujeto, acaso algún delincuente que se escabulló hasta ahí, pero no podía ser, la seguridad para evitar eso era muy buena, será que si había algún maestro y no me había percatado. Y en ese caso, que clase de maestro podía ser ese, se veía muy joven, y atractivo, era alguien que no pasaría desapercibido, menos en un lugar donde solo hay mujeres.

Pero todos mis pensamientos se interrumpieron, cuando el dejo de nadar por un momento, dejándome ver su rostro y parte de su pecho que salía del agua y era recorrido por gotas, aunque estaba a cierta distancia podía ver su expresión, sus ojos estaban cerrados y respiraba agitadamente, paso sus manos por su rostro y su cabello castaño mojado que hacían un perfecto contraste, no parecía ser real, todo un espectáculo para la vista, y ver a alguien de esas magnitudes era algo que hacia tiempo yo no hacia, no iba a perder la oportunidad.

Al parecer solo iba a descansar por un momento ya que retomo de nuevo su trabajo, pude ver como se movía con gran habilidad en el agua, y en verdad yo estaba atónita viendo como sus fuertes brazos impulsaban su cuerpo, y sus piernas seguían el ritmo. Aun seguía preguntándome quien podría ser, y que hacia ahí, pero era algo que por el momento no me importaba, no mientras estuviera viendo a un espécimen de hombre como ese nadando con tal destreza, que mas daba quien fuera y que estuviera haciendo ahí, hay hechos que solo deben verse no cuestionarse.

Estuve ahí quien sabe cuanto rato, pero no aparte mi vista de el ni un momento, hasta que note que se disponía a salir, por lo que me oculte temiendo que llegara a descubrirme, pero pudo mas mi curiosidad y de nuevo regrese mi mirada hasta donde el estaba, había salido de la piscina y secaba su cabello y pecho con una toalla, hasta ese momento pude ver en verdad su rostro, y en verdad era muy, muy, muy atractivo, si era un maestro jamás me perdería una clase con el, y justo en ese momento dirigió su mirada hasta donde yo estaba, por lo que me oculte nuevamente, esperando no haber sido descubierta, pero un rato paso y nada, asome mi cabeza lentamente para verlo, y por lo que note no se había percatado de mi presencia, lo vi tomar su playera del suelo y luego dirigirse a los vestidores hasta perderlo de vista por completo.

Suspire profundamente cuando se marcho un tanto aliviada, y me decidí a salir de mi escondite, la verdad con todo ese espectáculo, ya ni siquiera tenia ganas de nadar, seguía perturbándome el saber quien era, y debía averiguarlo, pero por el momento ya era muy tarde, decidí regresar a mi cuarto, eso fue suficiente para terminar bien mi tormentoso día, al menos ahora tendría dulces sueños.

Continuara...


Hasta aqui el primer capitulo, de a poco se iran presentando las cosas y los sucesos en el nuevo colegio para nuestra protagonista, que no fue muy bien recibida.

Espero sus opiniones sobre esta capitulo.

Nos leemos en la proxima

PD. He estado pensando mucho en reeditar mi otra historia, hay ciertas cosas que siempre quise cambiar y ahora que tengo un poco de tiempo voy a ver si me animo hacerlo.