Mavi: Hola n-n

¡Huolas! Bueno esto se llama editando..SUPER editando el antiguo capitulo uno, dudo que halla personas que se detengan a volver a leer este capitulo, pero para aquellos nuevos lectores espero que les guste. Hice cambios en narración, pero en general todo quedo igual a la versión mía escrita hace no se cuanto. (4 años? Se me fue la cuenta, prometo terminarlo este año, no es broma). Algo que voy a aclarar nuevamente y que me lo reprochan mucho en los reviews (por eso detenganse a leer la notas del autor eh?, son importantes) es ese extraño asunto que mi mente de 15 años decidió hacer, es decir, yo decidí en mi historia que REGULUS BLACK FUESE EL HERMANO MAYOR ¿Por qué? Que se yo, ya ni me acuerdo, suena irresponsable pero es la verdad, creo que era porque sentía mas atracción de escribir sobre hermanos menores. Extraño lo se, bueno.

Disclaimer: No, no es mío, ni Harry, ni Hermione, ni nadie solo la trama de la historia (Viva eso!)

El otro lado del espejo

"El Otro Numero 12 de Grimmauld Place"

Sus ojos verdes vagaron con premura desde aquella columna gris, llena de grietas aparentemente recientes, hasta la pequeña araña que se deslizaba por el mohoso suelo, ajena a cualquier acontecimiento que se desarrollaba a su alrededor.

La oscuridad ahora era su aliada, esa oscuridad que envolvía cada rincón de la enorme estancia donde se hallaba, que a juzgar por las enormes y altísimas columnas barrocas unidas por ornamentados arcos y el abundante polvo volando en el aire, llevaba siglos de haber sido construida y siglos deshabitada.

Aguzó la vista impacientemente, intentando observar a través de la oscuridad el fondo de aquel enorme y silencioso pasillo ubicado justo al frente de la columna donde el se ocultaba. Escondió un poco más su delgado cuerpo y miró a ambos lados, manteniéndose alerta ante cualquier sonido fuera de lugar. Lanzó un suspiro casi imperceptible para intentar liberar aquella continua opresión en el pecho que le advertía que algún suceso, para nada bueno, se acercaba, y luego subió la ensangrentada mano hasta la cabeza, pasándola por el desordenado cabello varias veces, dejando al descubierto sus crecientes nervios.

- Vamos Herm- tosió y cerró un ojo ante el inminente dolor- Sal…sal de una buena vez – susurró Harry Potter, sosteniendo su varita en su brazo derecho que colgaba a un lado y la otra mano oculta dentro de su típica túnica de Hogwarts – Se muy bien que no te dejas vencer fácilmente..-

De pronto su cuerpo se colocó rígido y por instinto alzó la varita, apretando con fuerza la madera entre sus manos, cuando los claros sonidos de unos pasos salieron de aquel pasillo que él vigilaba tan fervientemente. Se ocultó aun mas en las sombras, a pesar de estar rogando con todo su ser que fuese la delgada y estilada figura de ella quien saliese del oscuro pasaje.

Entonces sonrió al ver salir de aquella negrura un esbelto cuerpo cubierto de una túnica similar a la de él, con el enmarañado cabello castaño amarrado en una cola alta y el perfilado rostro cubierto de una capa de polvo en donde resaltaba esa pequeña herida en su labio que parecía haber dejado de sangrar hace un rato.

-Tardaste mucho – Pronunció con la voz temblando, aun sintiendo el miedo en sus entrañas y acercándose a ella para luego ofrecerle un enorme y envolvente abrazo.

-Inconvenientes, Contratiempos..ya sabes..- Se disculpó la joven, con una pequeña sonrisa, que luego se convirtió en una mueca de dolor por el resentido labio roto- Auch- Harry sonrió con calidez y la besó cariñosamente en la frente.

-Debemos ir al cuartel – Recordó el joven, y volvió a mirar al pasillo impacientemente para luego cerrar los ojos y lanzar un suspiro de agotamiento – Herm..me quedaré, no..no puedo dejar a Tonks aquí-

La chica lo miro, ahora con un semblante lleno de disgusto y los brazos colocados en jarras sobre sus caderas, lanzándole una mirada de reproche.

-Harry, las ordenes no son así – Advirtió Hermione, negando con la cabeza- Tonks se enojaría mucho contigo si descubre que no regresaste, así que no comienzas con tus ideas de heroísmo, porque ni creas que me iré y te dejare abandonado-

-Herm..no creo poder aparecerme – Anuncio rápidamente y bajo la mirada, tratando de ocultar la mueca de dolor que se había formado en su rostro.

Hermione alzo una ceja desconcertada, y luego siguió la mirada de Harry, bajando sus castañas orbes por todo el cuerpo delgado del moreno hasta observar una creciente y oscura mancha que cubría un costado de la túnica del ojiverde.

-¡Por Merlin! – Hermione infló los ojos aun más y antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, Harry la silencio con un suave beso. Ella solo quedo mirándolo embobada, sin poder reaccionar, moviendo los labios con monotonía, manteniendo sus ojos bien abiertos fijos en el concentrado rostro de él, sintiendo que aquel beso, más que nunca, le sabía a despedida.

-Te amo – Pronunció Potter, separándose de ella, pero dejando ambas frentes unidas, provocando que sus pálidas mejillas se cubrieran de un ligero tono rosa por aquellas dos palabras – Pero conozco mi destino Herm, y no puedo seguir – Jugó un rato con el moño de su cabello, enrollando aquellos rizos en sus dedos y luego le sonrió – Hermione...te prometo… Te prometo que no me marchare de este mundo, sin haberme despedido de ti y sin… haberme casado contigo – Terminó el, dejando el corazón que el corazón de la joven se acelerará descontroladamente.

No podía creer lo que había dicho, sabía que las palabras habían salido de sus labios y cada vez que su cerebro las procesaba se sentía flotar como un globo lleno de felicidad. Aquello era algo que se estaba imaginando y que creyó que se avecinaría en un futuro no muy lejano. Pero nunca llegó a pensar que ese futuro fuese tan pronto y muy distinto a los métodos que ella imaginó que Harry emplearía para pedir su mano, menos aun en un momento como aquel, muy poco romántico. Pero aun así a ella le pareció perfecto, y en su interior daba brincos de felicidad.

Entonces se escuchó el sonido de un cristal romperse a lo lejos, un sonido que la sacó de su instante de ensoñación y la jaló hasta aquella cruda y oscura realidad.

-Vamos, debes irte – Le apresuró Harry. Ella asintió, sin poder evitar dejar de sonreír pero con una mirada que irradiaba tristeza, y se aparto de él dando dos pasos hacia atrás.

Cerró los ojos con fuerza, intentando no imaginar el cuerpo herido y débil de su novio frente a ella, y se concentró en el lugar al que llegaría, pero en el momento que desaparecía, un hombre alto y encapuchado salía del pasillo. Escucho alterada como unas palabras, desconocidas para ellas, eran pronunciadas, y luego como aquel potente y cegador rayo de luz amarilla, que salía de la varita del recién llegado, impactaba en su pecho.

Vislumbró apenas la mano de Harry extendiéndose a ella, como intentando agarrarla antes de sentir como su cuerpo se iba desvaneciendo, entonces todo a su alrededor pareció hacerse aun mas oscuro y fue cuando supo que se había desmayado.

Despertó. Un fuerte dolor punzante y realmente incómodo, asedió su cabeza acompañado de ligero mareo y unas increíbles ganas de vomitar. Lanzó una mirada de reconocimiento a su alrededor y suspiró algo aliviada, llevándose a la vez una mano en la cabeza para intentar calmar las palpitaciones que sentía en ella.

Al parecer, había llegado al numero 12 de Grimmauld Place, pero a pesar de estar segura de que estaba en el cuartel, aquel pasillo no era el mismo que ella conocía. De hecho, si no hubiese sido por el enorme retrato de la aristocrática madre de Sirius (que ahora parecía no tener ganas de arrancar gritos y solo se limitaba a mirarse las uñas cubiertas de esmalte negro) y las extrañas cabezas de elfos, colgadas como trofeos en las paredes de la casa, hubiese pensado otra cosa.

Se levantó del suelo, sacudiendo su ropa y su cuerpo del polvo que había recogido en el suelo sumado al de la batalla anterior. Frunció el ceño confundida al escuchar una voz, para nada conocida, salir de alguna habitación en el piso superior, y luego el cuerpo alto y esbelto de un hombre moreno y ojiazul bajar encolerizados por las pulidas escaleras de madera.

-Que deje a Sirius en casa de los Potter, mi madre pondrá el grito en el quinto infierno – murmuró para si mismo el joven que sin quererlo se le antojo apuesto.

Tenía un lacio cabello negro, atado en una cola baja con una cinta azul que combinaba perfectamente con aquellos profundos ojos del mismo color, que hubiesen sido preciosos de no ser por la frialdad que parecían emanar. Iba vestido con una túnica de primera mano, y su mano derecha relucía un anillo que parecía valer unos cuantos galeones.

Hermione frunció el entrecejo, porque aquel hombre de pronto se le había parecido mucho a alguien que había conocido hace algunos años y sin poder aguantarse, no muy segura, preguntó:

-¿Sirius? – El joven de creciente mal genio volteó con una mueca de decepción. En ese momento se dio cuenta de que se equivocaba.

-Y ahora me confunden con ese idiota – Se acercó a la joven y compuso una mueca llena de arrogancia, mirándola fijamente y con ínfula, a los ojos – No, no soy ese imbécil, Merlin me libre, pero si quieres hablarle, bien por ti, esta allá arriba en la primera habitación – caminó hacia la puerta dispuesto a salir, ignorando cualquier comentario que pudiera salir de su boca– a por cierto, no te sorprendas si esta durmiendo, siempre lo hace – y salió como una ráfaga de la casa, no sin antes dar un sonoro portazo.

Hermione parpadeó dos veces, aun sorprendida por la escena, y luego se levantó.

-¿Quien demonios era ese? Se parece mucho a Sirius- Pensó con la mirada posada en el cuadro de la madre del mencionado- Tanto así que por un instante pensé que estaba vivo – Entonces sus deliberaciones se detuvieron de golpe al recordar las palabras de aquel frío joven.

"No, no soy el..pero si quieres hablarle, esta allá arriba en la primera habitación a la derecha"

Imposible. Eso no.. no podía estar hablando en serio. Sirius Black estaba muerto, había sido asesinado por Bellatrix Lestrange hace mas o menos dos años atrás.

¿Y si aquel hechizo..? ¿Y si ella hubiese..? no, no podía ser, el simple hecho de pensar la oración hacia que sus piernas se volvieran gelatina y su cuerpo desatara un ligero temblor. No, simplemente se estaba imaginando cosas pero aun así debía asegurarse.

Subió las escaleras con lentitud, y se sorprendió al descubrir que estas no rechinaban a causa de la vejez y el descuido. Incluso la pintura verde que cubría las paredes ahora parecía reciente, y los cuadros que colgaban de ellas eran ejemplares que, estaba segura, jamás contempló en Grimmauld Place. Llegó al primer piso, que ahora estaba cubierto de una esplendida alfombra negra, giró a la derecha e intento respirar con tranquilidad, a pesar de que su corazón latía a mil por hora. Vio una puerta de madera embarnizada y con las iniciales "SB" talladas en la parte superior de la misma, y recordó que aquel era el cuarto donde Harry solía dormir. Caminó hasta ella sintiendo un enorme revoltijo en el estomago. El mango de plata le pareció inalcanzable y el marco de la puerta se le tornó cada vez más grande a medida que ella se acercaba. Lanzó un suspiro, disgustada por su propia actitud y rezó para que todo aquello fuera un mal entendido. Extendió la mano temblorosa, tomó el fino mango de plata en sus manos y luego lo giró.

Aquel era un hermoso y amplio cuarto con paredes de un escarlata suave que no contrastaba para nada con el verde del resto de la casa. Había varios afiches de equipos de Quidditch distribuidos por la habitación, desde las paredes hasta lo que parecía la entrada a un baño personal. Estos mostraban escenas de algunas jugadas peligrosas o uno que otro jugador famoso luciendo una sonrisa y saludando. Extraños objetos estaban repartidos en todos los espacios vacíos de los cuales Hermione solo pudo reconocer un chivastoscopio y un pequeño pensadero. Al fondo, se encontraba una enorme cama de madera con cortinas del mismo color escarlata de las paredes, y un escaparate de aspecto antiguo pero que iba perfecto con el ambiente de la habitación, estaba justo al lado del lugar de reposo.

Hermione parpadeó varias veces ante aquel panorama y luego con lentitud caminó adentrándose en la habitación, para luego acercarse a la aparentemente cómoda cama. Las finas sabanas de seda, de color dorado, envolvían el cuerpo esbelto de un hombre de aproximadamente diecisiete años. La castaña tragó con fuerza y asomó la cabeza para poder mirar el rostro de la persona que parecía profundamente dormida, entonces su corazón se detuvo de golpe y sus ojos se inflaron llenos de sorpresa al reconocer a un joven que para ella sería imposible no distinguir.

-Esto no puede ser él…tú – caminó hacia atrás, negando con la cabeza – ¿Qué mierda esta pasando aquí? Se supone que debería estar en el cuartel – barbotó "Pero estas en Grimmauld Place" Se recordó a si misma. Cerró los ojos con fuerza, deseando que todo aquello fuera un sucio juego creado por su mente, y se pellizcó el brazo izquierdo como para intentar despertar de algún mal sueño, pero al abrir nuevamente los parpados descubrió que seguía ahí. En la misma habitación.

El chico que estaba envuelto en las sabanas, se cubrió la cabeza con las mismas y murmuro con la voz llena de modorra:

-¿Eres tu Regulus? No seas tan maduro y déjame dormir otros veinte minutos – Hermione abrió la boca sin producir un sonido, luego la cerró, incrédula por lo su mente parecía gritarle

¿Acaso…Acaso había regresado en el tiempo? Era algo completamente imposible, considerando que desde hace siglos los magos habían intentado dar con un hechizo que pudiese realizar tal proeza, pero siempre se topaban al final que se necesitaba un aparato a través del cual pudiese realizarse el dichoso viaje, que a la larga fue lo que se convirtió en el giratiempo. Conclusión, se necesitaba de alguna medio para poder viajar atrás en el tiempo. Pero si mal no recordaba, alguien le había lanzado un conjuro antes de desaparecer..un Hechizo que hizo contacto con su cuerpo y que ella, quien conocía la mayoría de los hechizos del mundo mágico- modestia aparte- no supo reconocer. Un hechizo que quizás era una nueva invención de Voldemort, cosa que creyó posible. Porque podría ser un mago oscuro, pero al fin y al cabo, era un genio en eso de la magia.

El joven Sirius Black se quitó las sabanas furioso, por no poder conciliar el sueño, se sentó en la cama, dejando los codos apoyados en ambas rodillas y los brazos colgando en medio de ambas piernas, y luego miró al frente. Sus ojos chocaron con la extraña mirada de Herm.

-¡Uy! Este tipo de visita repentina no me sorprende ¿viniste a tomarme una foto candente para ese ardiente calendario? – Dijo con tono adulador y un guiño de alegría y picardía en sus ojos – Creo que deberías primero consultar con la presidenta del Club de Fans "Sirius mi sexy amigo" o eres de ese nuevo "Sirius, buscamos foto de su sexy miembrillo"- Frunció el ceño- Porque si es así, ese no me agrada y me ridiculiza, y el nombre le va muy largo ¿no crees?- Hermione tragó con fuerzas, aun sin procesar las palabras de el- Seas de cual seas, unas de las reglas es que no está permitido entrar a la casa de los Black – Sirius se levantó, se le cayeron las sabanas de encima, y dejo a la vista un formado torso. La castaña se sonrojó, pero luego sacudió la cabeza.

-¿Sirius? – Repitió con voz ronca, llevándose una mano a su cabeza. El dolor se hacia mas intenso e insoportable.

-¡Pues Claro! No pensaras que soy Regulus ¿eh?- El pelinegro caminó hasta el mueble de aspecto antiguo que ahora parecía jugar el papel de armario- soy mucho mas sexy que el, mas simpático, mas lindo, mas inteligente en fin, lo supero en todo – Tomó una bata del escaparate y se la colocó, pasando los brazos por las mangas pero sin amarrar las cuerdas a la cintura – Entonces… ¿Qué deseas? ¿Foto? ¿autógrafo?

-Esto- Sacudió la cabeza- Esto no me puede estar pasando..yo – De pronto todo se volvía borroso a su alrededor, las preocupaciones del día y aquel extraño acontecimiento la habían alcanzado finalmente, haciéndola sentir enferma y jugándole, por primera vez en mucho tiempo, una mala pasada. Sintió que sus piernas ya no podían sostener su pesado cuerpo, los brazos no le respondieron y lentamente comenzó a caer dirección a lo que parecía ser un fuerte golpe en la cabeza, pero antes de sentir el impacto se desmayó por segunda vez en aquel ajetreado día.

Sirius vio extrañado como los ojos de la chica parecían salirse de sus órbitas y a juzgar por su semblante perdido no había escuchado ninguno de los comentarios que el había hecho. De pronto el frágil cuerpo blanquecino comenzó a caer, aproximandose cada vez más rapido a la pulida madera del suelo. Corrió y la sostuvo en brazos justo en el instante anterior de su impacto con el suelo.

-¿Se desmayó por mi? – Se preguntó abrumado, y luego sacudió la cabeza para reprocharse aquellos tipos de pensamientos idiotas que su egolatría y narcisismo solían traer – Acaso ¿estará enferma? – Posó su mano sobre su propia frente y luego en la de ella, para comparar así la temperatura, pero todo parecía perfectamente normal.

La puerta del cuarto rechinó, indicando que había sido abierta, dando paso a una señora que rondaba los treinta. Su cuerpo delgado, esbelto y alto, combinaban perfectamente con aquella mata de rubio y bien rizado, que le llegaba hasta los hombros. Tenía ojos azules similares a los de Sirius y su rostro denotaba severidad e ínfulas de superioridad. Fijó la vista en los jóvenes y su rostro compuso una mueca de asco.

- ¡Por Merlin, Sirius Black! Respeta tu hogar – Lo regañó con un tono de voz áspero que arrastraba las palabras, haciendo parecer que estaba por encima de todos – Deja las escenas amorosas, y vístete, vamos a comprar algunas cosas al callejón Diagon, esta noche iremos a casa de los Malfoy-

-Pues el iremos me sonó a multitud- Gruñó él, arqueando una ceja- Prefiero ingerir ese raro estofado de Kreacher antes que ir a ver a "Matóhoy"– Opuso el chico, levantándose con Hermione en brazos, para luego caminar con ella en vilo hasta su cama – Ya yo le avise a mi Padre, iré a casa de los Potter y mi hermano me llevará-

-¡Por Merlín!..Este mocoso me trae loca – Sirius miró disgustado a su madre – ¡Reg! ¿Dónde estas? – Salió de la habitación buscando al primer hijo de los Black, no sin antes dar un portazo.

Sirius cerró los ojos y lanzó un suspiro con el ceño fruncido. Luego los abrió y miró a Hermione, quien dormía placidamente sobre la cama.

-No creo que esta chica sea de alguno de mi club de Fans – Sonrió para si mismo ante lo ridículo que sonaban sus comentarios y trató de observar mejor la insignia que se adhería al pecho de su tunica, pero antes de que pudiese distinguir algo ella se colocó de perfil y solo su rostro quedó a la vista. El levantó ambas cejas y detalló el delicado contorno de su cara. "Naada Mal" pensó animado.

Hermione se movió algo incomoda, pero inmediatamente se sorprendió al sentir su cuerpo recostado sobre mullido y cómodo cuando creyó estaría reposando sobre el frío suelo de madera. No pudo evitar sonreir y sentir un ligero alivio pensando que, después de todo, aquella locura no había sido si no más que un simple y mal sueño. Entonces abrió los ojos, esperando encontrar la vieja habitación de Grimmauld Place, con el cuerpo de Harry junto a ella. Pero lo que vislumbro fue una habitación escarlata y a un joven frente a ella, observándola con unas sonrisa en la cara. Y no pudo evitar suspirar decepcionada.

-Hola – Saludó Sirius, mirándola amistosamente, a la vez que se apoyaba con el hombro en una de las columnas de la cama – Creo que no eres de ninguno de esos Clubes...entonces ¿Quien eres?-Carraspeó y miró hacia otro lado- Espero que no seas una de las extrañas conquistas de Reg-

La castaña lanzó una mirada completamente aludida al joven. "¿Ahora que?" Se preguntó sintiendo como la frustración iba en aumento y el pequeño malestar en su sien parecía querer arreciar "¿Que le diré? Hola, soy Hermione Granger, y vengo del futuro ¡Merlín! incluso suena descabellado de solo pensar". Black alzó una ceja, esperando respuesta mientras que su pie derecho comenzaba a golpear el suelo una y otra vez, desesperado por el silencio de ella. "Vamos Hermione, algo convincente".

Entonces...

-Soy estudiante de intercambio – Respondió tan rápido, que creyó que las palabras salían atropelladas. Y es que si no lograba convencer al mago, se acabarían sus ideas, teniendo en cuenta que aquella era la única que tenía.

-Ahm- El pelinegro se despegó de la columna y se colocó frente a ella- ¿Y que haces en esta casa? Porque, que yo sepa, mi madre no se ha unido a ningún grupo de intercambio de magos-

-Bueno..yo..eh..- Movió sus manos intranquila, estrujando una contra la otra y sintiendo los nervios a flor de piel – Yo..no se aparecerme muy bien si… esto… esto supuestamente debería ser desde Estados Unidos, que es mi hogar, hasta la casa de los Point Dulac en Francia, pero al ver que hablas inglés puedo deducir que quedé un poco desubicada-

-¿Francia? – Preguntó impresionado con ambas cejas formando un arco – Pues de Inglaterra a Francia hay muchos Kilómetros..-

-¿Inglaterra?... ¿Estoy en Inglaterra?- Inquirió tratando de parecer angustiada – Dios santo… ¿Qué pensaran mis padres de mi? Tonta bruja- Se reprendió- ¿Qué haré ahora?

-Si quieres le digo a mi Padre que te traslade- Se encogió de hombros- No creo que sea mucha molestia-

-NO..- Gritó rápidamente, Sirius la miró aun mas confundido – no ehm… si voy hasta allá seré… rechazada, si… porque no se aparecerme- Anunció a la vez que se llevaba una mano a la sien y comenzaba a masajear- Tonta bruja- Repitió

-Es extraño – Alegó Sirius, apartándose de su lado, para luego lanzarle una mirada fugaz y analizadora al chivatoscopio que descansaba sobre su mesa – Aquí no te dan el permiso si no pasas el examen, y no creo que tu lo hayas pasado – Miró a Hermione– O me estás mintiendo o estás haciendo algo ilegal-

-No ¡Para Nada! – Refutó Hermione, asustada al creer que el podría confundirla con uno de los seguidores de Voldemort – Lo que pasa es que en mi país no son muy...bueno..justos en cuanto a las leyes-

-Ahap… ¿Y se podría saber…?-

-¿Por qué tantas preguntas? – La bruja se levantó de la cama tratando de aparentar cólera – No soy una maquina de respuesta ni nada por el estilo- Suspiró y se pasó una mano por la coronilla de la cabeza- ¿Que haré ahora? – Pero esta vez no mentía, no tenia ni la mas remota idea de lo que estaba sucediendo, y mucho menos de cómo arreglar aquella situación. ¿En que lío se había metido?

-Yo puedo hablar con mi madre y eh..- Carraspeó mirando hacia otro lado- decirle algunas verdades modificadas– Resolvió Sirius como leyéndole la mente y con un leve sonrojo en las mejillas, quizás un poco sorprendido por su propio ofrecimiento – Como que tus padres te mandaron hasta aquí a sabiendas de que los Black son una de las familias de magos con mayor fama-

-Estee...- Hermione se burló en sus adentros por el intento de excusa que pretendía dar Sirius, e interiormente se prometió mecanizar alguna forma de convencer a sus padres- Bueno, como tu quieras- Sirius asintió y se separó de ella- Por cierto, gracias..no todo el mundo acepta en su casa a una desconocida que asegura venir de otro país-

-Espero que ese no sea un comentario sarcástico- Bromeó él y la castaña no pudo evitar sonreír- Supongo que es porque algo me dice que confíe en ti aunque..- Se detuvo, levantando la mano y mostrándole el dedo índice- No creas que por ese instinto mi confianza sobre ti es plena, apenas ni siquiera sé tu nombre-

-Bueno eso se puede resolver- La bruja se levantó de la cama y estiró una mano hacia él- Mucho gusto, mi nombre es Hermione Granger-

Sirius sonrió de lado y cogió su mano sin hacerse esperar

-Sirius Black-

-Entonces no más problema, ya nos sabemos nuestros nombres- Hermione caminó de nuevo a la cama y se volvió a sentar- supongo que tienes que bañarte y..- Sirius asintió evitándole que continuara.

Dio unos cuantos pasos mas hacia el baño, dándole la espalda a ella, pero de pronto una luz se encendió en su cabeza lo que hizo que se girara sobre sus talones.

-Dime una cosa – Observó de arriba abajo el cuerpo de la bruja como intentando deducir algo solo por su contextura – ¿Eres sangre pura?

-Si – Mintió Hermione intentando no dudar ni un segundo su respuesta al recordar algo dicho por el ojiazul en su quinto año en cuanto a los Black y sus ideales- No creerás que pertenezco a los sangre impura ¿o sí?

-No no- Negó Sirius suspirando un poco frustrado ante su respuesta – Ya veo que no – susurró para luego meterse en el cuarto de baño con aires de desencanto.

Hermione apretó las uñas contra su mano, sintiéndose culpable por semejante mentira y recordándose que al menos aquello podría ser desmentido.

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La ducha se accionó justo en el instante en que él puso un pies dentro del pequeño cubículo. El agua se deslizó desde la coronilla de la cabeza, logrando que su cabello se pegará a sus ojos, y luego por todo su cuerpo hasta la punta de los pies. De verdad que un baño era todo el momento de relajación que necesitaba un adolescente en una familia como la de él. Era un pequeño momento de escape, además de las contadas salidas en escoba supervisadas muy de cerca por su padre. Apoyó su frente contra la cerámica azul de la pared y dejó que el agua bañara su amplia espalda.

De pronto su ceño se frunció y sus labios se contrajeron en una mueca de confusión "¿Quién será? Me inspira confianza, es cierto, pero aun así fue un poco idiota de mi parte al creer tan fácilmente todo lo que me ha dicho". Sacudió un poco la cabeza "Le dije que la ayudaría y no soy un hablador, así que debo cumplir y ayudar a esa linda castaña" Infló los ojos aturdido por sus propios pensamientos y acciones y solo una pregunta se formuló en su mente

¿Desde cuando él, Sirius Black, ayudaba a una desconocida?

Suspiró y alzó la cabeza con los ojos cerrados, dejando que el agua bañara todo su rostro "No solo es eso, esa chica… tiene algo.." Negó con la cabeza y cogió el champú de un pequeño estante que colgaba mágicamente a un lado. Solo esperaba que de todo aquello no resultara nada malo, " Nada malo" se dijo a la vez que esparcía el liquido por todo su cuero cabelludo.

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Hermione se sentó en la cama de Sirius, cruzándose de piernas, a la vez que con magia retiraba la insignia de Hogwarts de su túnica- objeto que la colocaría en serios problemas- y la escondía en un bolsillo. Ahora sus preocupaciones iban en aumento, dirigidas específicamente al tiempo donde pertenecía, haciéndole recordar a Harry. Porque si comenzaba a deducir y atar cabos, el chico herido no se había quedado solo. Había quedado con aquella persona que le había arrojado el hechizo, y a juzgar por lo que logró, al trasladarla a ella a otro tiempo, aquella persona no pertenecía a su bando.

Sirius salió del baño, ya vestido, pero con el cabello aun mojado y goteando un poco. Hermione se volteo a mirarlo no esperando aquella imagen tan-no pudo evitar pensarlo- sexy y luego se levantó rápidamente de la cama, como si una aguja hubiese sido colocada debajo de ella. Sintió como un creciente sonrojo se apoderó de sus mejillas y se regañó por aquella estúpida actitud infantil de una quinceañera. Sirius carraspeó intentando ocultar una pequeña carcajada.

La castaña frunció el ceño y pensó que ella le había dado un motivo más a Sirius Black para ser tan egocéntrico como es.

-Bueno…- Se levantó y se acercó a el- me..me a-ayudaras?? – Tartamudeó y al darse cuenta de su actitud inspiró hondo tratando de concentrarse.

-Si..vamos- Caminó hasta la puerta seguido muy de cerca por ella- Hablaremos con mi madre-

Salieron del cuarto del adolescente y subieron hasta llegar al último piso que, en cuanto a decoración, no distaba mucho del piso donde se ubicaba las habitaciones de los hijos. Sirius la condujo hasta una ornamentada y, a juzgar por la madera, costosa puerta blanca anunciándole que aquello era el despacho de su madre. El ojiazul tocó con su puño dos veces sobre la blanquecina madera y esperó a que la fría voz de su madre los invitara a acceder al interior de la habitación.

Al entrar una señora pálida y rubia, parecida al retrato que ahora colgaba en la planta baja de la mansión y muy distinta a la anciana decrépita que lanzaba los atormentantes gritos en el Grimmauld Place de su época, apartó la vista de un libro forrado de terciopelo el cual se titulaba "Buenas Costumbres Hechiceras", y la fijó en su hijo.

-¿Te decidiste? – Preguntó con algo de esperanza, pero con los labios fruncidos ante la presencia de la castaña – ¿Vendrás con nosotros a casa de los Malfoy?-

-No – Negó el chico moviendo la cabeza, a la vez que cerraba la puerta tras el – Solo vengo a discutir sobre cierto asunto relacionado con esta chica – y señalo a Hermione con el pulgar, la cual estaba colocada un paso tras el. Ella saludo con la cabeza.

-¿Tu Novia? – Inquirió cerrando el libro, quizás con un poco más de fuerza de la necesaria, y examinando a Hermione con una mirada tan penetrante que parecía que intentaba recordar hasta el más mínimo detalle de ella. Sirius rodó los ojos, no sin poder evitar sonrojarse un poco ante la suposición de Walburga Black.

-No – Repitió el animago, hastiado por las preguntas de su madre y la manera despectiva en la cual las formulaba – Ella vino hasta aquí desde…Brasil, solo para mejorar un poco el ingles y aprender de las costumbres inglesas – La madre de Sirius arqueó la cejas- y le dijeron que en nuestra familia la recibirían muy bien porque somos una de las mejores estirpe de magos existente en Gran Bretaña, al igual que su familia, solo que la de ella es en América – Ante estas palabras el orgullo de la señora Black no dudó en inflarse, y las dudas cedieron.

-Un placer, Querida – Dijo levantándose de la silla, pero dejando las manos apoyadas sobre la mesa con los brazos extendidos, separados levemente uno del otro –Mi nombre es Walburga Black, ¿y tu eres…?

-Hermione Jean Granger – Terminó la joven aparentando un tono maravillado, pero a la vez sorprendida de cómo la madre de Sirius podría tragarse semejante ridiculez – Mucho gusto, señora, allá en Brasil la familia es muy renombrada, porque como usted sabe, queda muy poco como nosotros en esta época- Tragó saliva intentando que su tono de voz sonara convincente- Me refiero a que hay muy pocos con una larga descendencia de magos y sin una sola gota de sangre impura en nuestro linaje – Añadió suspicazmente y se felicitó por su idea.

Sirius frunció el ceño preguntándose, ante la respuesta de ella, si había sido una buena elección el ayudarla.

-Oh si querida – Coincidió felizmente, a la vez que volvía a sentarse – Sangres sucias por todos lados, cada vez la pureza es menor es este mundo mágico, pero eso no sucederá con los Black, no permitimos que..-

-Yo me voy – Interrumpió Sirius malhumorado ante las palabras de su madre- Necesito hacer las compras del colegio-

-Ah… perfecto, así podrás acompañar a la señorita Granger a su habitación – Sirius hizo una mueca de disgusto por la orden de su madre e intentó, con dificultad, no reprocharse a si mismo por haber ayudado a la chica que, a primera vista, se veía inocente. Vaya que las apariencias engañan.

-¿En donde?-

-Será la que sigue a la tuya- Walburga se llevó una mano al mentón y añadió- Por cierto, debo informarle esto a Orion, aunque no creo que no rechace la estadía de la señorita en nuestra casa-

Sirius se encogió de hombros y caminó hasta la puerta

-Muy bien..muy bien, entonces será la habitación contigua a la mía- Intentó ocultar una mueca- Vamos – Abrió la puerta y esperó, apoyado en el marco, a que Hermione saliera.

-Un enorme placer conocerla – Dijo la castaña, inclinando levemente su cuerpo

-Lo mismo digo querida – La madre de Sirius abrió un cajón y sacó una reluciente pluma de águila y pergamino de muy buena calidad – En estos momentos escribiré a Dumbledore para explicarle de tu entrada Hogwarts- Comenzó a escribir- Es la mejor escuela de Magos y Brujas de toda Gran Bretaña, y a donde asisten todos los Black.. – Levantó un momento la mirada del papel, volviendo a fijarla en ella– Bueno querida, te esperamos en la cena-sonrió con levedad, pero el gesto pareció extraño en su rostro- supongo que tendrás hambre -

-Mucha, señora– Afirmó sonriente, y luego de volver a realizar una inclinación, salió de la habitación con Sirius pisándole los talones-

Debes de estar encantada con Walburga Black – Comentó el pelinegro, escupiendo el nombre de su madre con cierto asco a la vez que fruncía el ceño, creyendo saber la respuesta.

-Para nada – Lo contrarió Hermione con una sonrisa de suficiencia a la vez que comenzaba a bajar las escaleras, Sirius se detuvo y la miró sorprendido – No me gusta su actitud en cuanto a los hijos de los muggles..-

-Pero tu y... ella-

-Si, solo fue actuación, y por mera educación – Aclaró ella, y se detuvo al ver que Sirius había hecho lo mismo hace unos segundos – ¿Sucede algo? –Sonrió con una ceja alzada al descubrir algo- ¿Son mis dotes de actuación tan buenos como para engañarte? ¿O eres tu tan idiota como para caer? -

Sirius infló aun más los ojos – si eso es posible- y no pudo evitar dejar la boca abierta por la sorpresa. Pero luego sacó una pequeña carcajada y bajó hasta el escalón donde esperaba ella.

- No se que decir, solo que siento haberme confundido– Se disculpó, y reinició la marcha para llevarla hasta la habitación designada para la castaña, dejando a Hermione cohibida, por un pequeño instante, debido a la actitud del Black, pero luego bajó rápidamente hasta alcanzarlo.

De pronto Hermione recordó algo que le había mencionado Sirius a Harry el año anterior durante la estadía del ojiverde en Grimmauld Place a mediados del verano, un evento que pasaría durante los dieciséis años del Black. Y a juzgar por las apariencias del cuerpo de Sirius y por el hecho de que el Black aun seguía en esa mansión, aquella era la época en la cual el joven contaba con sus dieciséis. La bruja miró aludida al pelinegro. Quizás para esos momentos ya lo tenía todo planeado, y al juzgar por la mirada que le lanzaba a su madre y su continuo ceño fruncido durante el recorrido hasta la habitación, no esperaría mucho mas para escapar de aquel lugar.

-Entonces..te escaparas – Preguntó Hermione, logrando detener a Sirius en el acto, incrédulo por el comentario de la castaña– Lo supuse claro, por la manera en que te dirigías a tu madre...-Calló un instante y le sonrió con calidez- yo también haría lo mismo – Añadió y Sirius no pudo evitar devolverle el gesto.

-Mas tarde iremos a comprar tus cosas – Evadió el Black sin responder a lo que pareció haber sido más una afirmación que una pregunta, pero aun así no borró su sonrisa – Y después vendremos a cenar, todo lo que tu estómago pueda soportar-

-Bueno- El Black la acompañó hasta la puerta de su habitación- Tomare una siesta y luego vendrás por mí, que no te de pena abrir la puerta si no respondo, es muy probable que me halla quedado rendida, ¿Te parece bien?-

-Perfecto-

Continuará

-EOLDE-

Se los dije, modifiqué muchísimo el capitulo, tanto que no se si dupliqué el número de páginas. Esperó que le halla gustado a quien lo volvió a leer y quien lo lea por primera vez, de cualquier forma, un review no estaría nada mal, créanme, cuando uno recibe reviews se siente mas alentado a escribir y las ideas vienen mas, ¿así que como esperan que actualize sin reviews? Broma, si actualizaré, pero dejen sus comentarios por favor.

Un besoo, se despide

Mayi Ven