Hello everypony!
Bueno este es mi primer Fic :) y espero que sea de su agrado n.n
Si alguien pregunta los personajes de MLP no son míos sino de Hasbro ;)
Prólogo
Existen un sin fin de cosas que uno simplemente nunca podrá entender incluso aún si te pasas la vida estudiando. Por ejemplo, una de esas cosas son: el destino, como es que las princesas levantan el sol y la luna diariamente, como surgen las Cutiemark e incluso cómo es que funciona el Pinkie sentido x). Sin embargo para mi amigo hubo dos cosas que jamás llegó y dudo que llegue a comprender. Dos cosas que cambiaron su vida completamente. Dos cosas a las que intentó resistirse pero terminó cediendo. Dos cosas que jamás descubrió cómo funcionaban pero que aprendió a disfrutar.
Oh... Cierto, no me he presentado. Mi nombre es Rubik (muy original, lo sé, ya verán por qué mi nombre más adelante [; ) y la historia que voy a contarles no es sobre mí. Es la historia de un potro que vivió para cumplir sus sueños, que nunca cedió ante las adversidades, la historia de un héroe que siempre prefirió proteger la vida de sus amigos y de su amada antes que la suya propia. Y es que él es la prueba viviente de que cuando deseas algo todo el universo conspira para que lo consigas. Lo sé porque yo estuve ahí, y no hay nadie mejor para contar la historia que yo (sin el afán de presumir xD).
Recuerdo bien la noche en que el tipo cumplió sus 20 años... Esa fue la primera vez que murió... Ahí fue cuando se demostró el verdadero poder de la armonía y la amistad, además de la fuerza del amor. Sin embargo la historia se remonta a un tiempo más atrás, al origen de todo el asunto. En una época en donde la esperanza se había perdido para ambos. Por aquel entonces aún éramos unos potrillos en busca de nuestro futuro y huyendo de nuestro pasado. ¿Quién diría que Ponyville llegaría a ser la solución a todos nuestros problemas? Incluso yo llegué a dudarlo en su momento. Pero el tiempo fue capaz de enseñarnos lo equivocados que estábamos (algunos nunca lo reconocerán xD).
Pero ya basta de parloteos.
Les contare con gusto la historia del potro que se volvió leyenda. La historia del semental que lo tenía todo, pero encontró algo más…
CAP. 1: Corre…
Las llamas envolvían el pequeño edificio y una pequeña nube de humo se empezaba a formar en el techo. El fuego aún no alcanzaba mi habitación por lo que yo aún dormía apaciblemente, lástima que mi sueño sería interrumpido. De golpe sentí como un enorme torrente de agua helada bañaba mi cuerpo, como odio que haga eso… me levante de golpe temblando mientras mi cara hervía de ira. Y ahí estaba el maldito unicornio gris de ojos celestes y melena de antorcha. Siempre me daba curiosidad ver esos ojos, te hipnotizaban además de las marcas por todo su cuerpo que lo hacían parecer Zebra.
— ¡Maldición Kain! ¡No puedes ser más dulce o considerado!— le grité completamente colorado de la furia — ¡Ni que mi sueño fuera tan pesado! ¡Y si vas a despertarme rociándome agua al menos que sea un vaso o un balde no la pila entera!
De verdad que me encontraba furioso, siempre hacia lo mismo. Subía al techo y desmontaba el enorme contenedor de agua. Después le hacia un hechizo para encoger y así poder introducirlo a la casa. Después… bueno… después venía mi pesadilla. Vaciaba el agua del contenedor que en cuanto abandonaba su prisión recuperaba su tamaño original, es decir, yo terminaba bañado con una mar de agua literalmente. Desgraciado.
Sin embargo el ignoro mis quejidos (como siempre) y comenzó a reír divertido el muy maldito.
Completamente enojado me abalancé sobre él para cobrar mi venganza pero…
— aja! No te me acerques o será tu fin…
Tuve la sensatez de mirar bien a lo que se refería. En la punta de su cuerno alcanzaba a ver una pequeña chispa, estaba listo para darme una descarga en caso de que fuera necesario
— Sabes bien lo que le pasa a los equinos cuando una corriente de electricidad pasa a través de su cuerpo mientras están mojados no Rubik? Se achicharran xD
— No lo harías, también te alcanzaría a ti. Hay agua por todas partes…
—Jajaja siempre vengo preparado animal — me contestó señalando dos pares de botas de goma en sus pies
Derrotado decidí tranquilizarme, el retiró el relámpago de su cuerno y me miró con una sonrisa burlona. Sabía que ya no intentaría nada, nos conocíamos perfectamente. Su mirada tranquilizadora y su risa melodiosa terminaron contagiándome la alegría y comencé a reír con él. De súbito, se escucho una explosión en la planta baja y después pudimos notar la nube de humo en el techo de mi habitación.
—Lo había olvidado — dijo mi compañero con preocupación
Algo no andaba bien, la cara de mi amigo cambió inmediatamente a una cara seria y de preocupación. Él era un tipo divertido al que le gustaba reír y hacer bromas. Pero aún con eso jamás tomaba las cosas en juego y si él se preocupaba por algo, entonces yo debía preocuparme también. Volteó a mirarme con esos ojos mágicos llenos de seriedad y no necesitó decirme nada más, habíamos aprendido a leer nuestras miradas a la perfección. Ya sabía lo que estaba ocurriendo, y no era bueno, sin embargo no podía dejar algo tan grave a la azar por lo que decidí preguntarle. Pero al parecer leyó mi mirada también porque me dio la respuesta sin siquiera plantear la pregunta.
— Si Rubik, nos encontraron…
— Maldición! ¿Cuánto tiempo tenemos? ¿Ellos incendiaron la casa?
— Si, usaron un hechizo de fuego
— Espera Kain… la casa se está incendiando… ¿y tú en lugar de usar toda nuestra reserva de agua para intentar apagar el incendio decides venir y vaciármela encima?
Kain estalló en carcajadas — ¡jajajaja! No pude resistir xD — verlo reír de aquella manera siempre terminaba haciendo que yo también lo haga.
— jeje… ok… ¿y ahora qué hacemos?
— Pues… ya tengo un plan — dijo mi amigo recuperando la seriedad — Son muchos para intentar enfrentarlos
— Podemos con todo — le dije
—lo sé, pero mmmm… bueno… son una docena de la elite… creo que nos las veríamos difíciles, incluso nosotros necesitaríamos mucha suerte…
— Entiendo, entonces cual es el plan?
— han puesto en escudo protector para evitar que cualquier poni entre o salga…
— pero nosotros no somos cualquier poni…
—exacto, no podremos usar nuestros hechizos de tele transportación para huir mientras estemos dentro del escudo, por lo que tendremos que destruirlo manualmente. Así que cada quien tomara provisiones para 15 días, más si es posible. Y partiremos de inmediato, la casa ya no resistirá más tiempo, llegaremos al escudo peleando solo si es necesario y una vez en límite usaras tú contra hechizo para romper la barrera. Entonces nos tele transportamos a Manehattan y después de eso… no lo sé… ¿intentamos empezar una vez más?
— Primero intentemos salir de esta… lo demás lo discutimos cuando estemos a salvo — le dije tratando de agilizar las cosas ya que de lo contrario la conversación se volvería una discusión
Ambos corrimos en direcciones opuestas cada quien en busca de las cosas que necesitaríamos para el viaje
— Te veo en el observatorio en 5 minutos yo iré por los alimentos tu por lo demás— me dijo Kain y salió por la puerta yo entendí perfectamente a que se refería con "lo demás"
Corrí a mi armario, tomé el par de alforjas que tenía ahí además de un par de chaquetas y capuchas. Después me encamine a toda velocidad a mis estantes donde guardaba mis tesoros. No tenía mucho tiempo como para elegir que llevar, pero había algo que jamás en mi vida iba a dejar abandonado. Abrí mi baúl secreto que se encontraba escondido en el suelo a toda velocidad, este necesitaba un hechizo que solo yo conocía para poder abrirlo. La cerradura se corrió y ahí estaba, radiante, brillante, gastado y reluciente. Me quede admirándolo durante unos segundos aquella obra de arte, herencia de mi familia. Lo tomé y lo guarde con cuidado en una caja negra acolchonada en las paredes y lo guarde junto con otros cachivaches dentro de mi alforja.
Siguiente tarea; ya tenía mi tesoro en mi poder, pero faltaba el de Kain. Sin pensarlo dos veces salí corriendo a toda velocidad en dirección a su habitación, en cuanto salí de mi pieza una ola de calor me alcanzó, mire a mí alrededor y me sorprendí de lo que veía. Era el infierno en casa, las paredes estaban llenas de fuego y el techo empezaba a carcomerse. Kain tenía razón, la estructura no soportaría mucho tiempo más. Sudando y a toda velocidad corrí a la habitación de mi compañero. Una vez entrando me entro el alivio. Su cuarto aun no se encendía en llamas al igual que el mío, pero faltaba poco para que cediera. Sin perder más tiempo me arroje a la pared; sabía perfectamente donde escondía él sus cosas preciadas. Abrí la pared y para mi horror encontré un cofre idéntico al mío. No podría abrir aquel baúl sin el hechizo de apertura de Kain. Vacile un instante, corrí hacia su armario y tome sus libros de conjuros (nos iban a servir mucho), los guarde en la otra alforja y proseguí a tomar un pequeño álbum de fotos que Kain guardaba debajo de su almohada. Comencé a mirar desesperado a todos lados ¿Qué faltaba además del tesoro de Kain? Entonces llegó a mí como una inspiración divina.
— ¡los cristales de cuarzo! — grité, y sin mas volé de vuelta a mi habitación, ya regresaría después por el cofre de mi amigo. Para mi desgracia las llamas ya habían empezado a calcinar mis cosas. A toda velocidad saque del mismo agujero del suelo un estuche de metal plateado. Lo abrí para asegurar el contenido. Y ahí estaban, dos pares de collares con unos pedazos de cristal que poseían brillo propio. Guarde los cuatro objetos de nuevo en su caja y en la alforja para regresar al cuarto de Kain. Pero me tomaría más tiempo del que había previsto.
En la puerta se encontraba un Pegaso vestido con una armadura estilo romana, un casco en su cabeza muy llamativo y una espada colgando de su cintura. Me miro con curiosidad y odio para después comenzar a avanzar hacia mí. Lo que me faltaba una pelea en medio de una casa que se está cayendo a pedazos. De la nada el Pegaso sacó su espada y arremetió contra mí, ya me esperaba ese movimiento de su parte. La Elite del Cordis Die era muy impulsiva, rápidamente lancé un destello con mi cuerno (si, también yo soy un unicornio) aturdiendo al soldado y gire en mi eje para desbalancear a mi atacante. Lo tomé del cuello con un casco y con el otro sujete firmemente la pata donde tenía su espada. A continuación le apliqué una llave para obligarlo a soltar su arma y nivelar la pelea (uy si, yo con un cuerno mágico. Que justo no? xD) una vez su espada en el suelo lo libere de mis cascos. Cuando se recupero me miro completamente enfadado, ahora sería una batalla a casco limpio. El tiempo se me terminaba así que sin perderlo más lancé el primer golpe que le dio de lleno en el hocico y antes de que se recobrara le propine otro que lo mandó al suelo, sin embargo este se levantó a toda velocidad (era de la Elite después de todo) y contra atacó. Golpes a diestra y siniestra, yo esquivaba la mayoría pero de vez en cuando alguno atravesaba mi guardia. Después de unos segundos de pelea el techo comenzó a caernos encima.
— Eres bueno, y me gustaría seguir luchando contigo… pero tengo que irme— le dije a mi enemigo guiñándole el ojo
— jaja marica… huye como siempre lo hacen…
— Maricas ustedes que necesitan todo un ejército para darnos pelea — le contesté provocándolo, lo cual funcionó. Vi como su cara se ponía roja de ira y en un impulso me atacó… justo lo que necesitaba.
El golpe que me arrojó iba lleno de energía y odio, yo simplemente hice un pequeño giro con mi cascó para desviar el golpe, y aprovechando su propia fuerza doblé bruscamente su pata. ¡Crack! Se alcanzó a escuchar perfectamente el sonido de sus huesos quebrándose seguido de un desgarrador grito de dolor. Después de eso hice algo horrible. El pobre Pegaso desesperado lanzó otro golpe para intentar liberarse. Mala decisión. Hice el mismo proceso anterior. ¡Crack! Ahora el desdichado tenía dos patas delanteras rotas. Sus gritos de dolor eran intensos y el edificio ya estaba en sus últimas, lo deje en el suelo. En su condición no podría escapar. Estaba acabado.
Corrí hacia la puerta, pero algo me obligó a voltear. Ahí estaba el pobre Pegaso en el suelo agonizando mirándome. Había algo en sus ojos que no había visto antes. Ya no era odio o ganas de asesinarme, si no pena, desdicha, sufrimiento… ganas de morir. Lo comprendí al instante; aquel poni había vivido una vida miserable, y ahora buscaba una forma de borrar su pasado. Había cometido errores que lo atormentaban todo el tiempo, a final de cuentas aquel poni era como nosotros. No pude resistir esa mirada, salí corriendo solo para detenerme de golpe de nuevo en el corredor.
— Quizá me llegue a lamentar por esto…— me dije a mi mismo molesto
Regresé a toda velocidad y ahí seguía en el suelo, resignado. Me miro y con desgana me dijo
— ¿vienes a terminar conmigo?
— Vengo a terminar mi tarea… — le dije acercándome a él, alcé mi casco y el Pegaso cerró los ojos esperando algún golpe. Yo en cambio lo tomé con ambas patas delanteras y lo subí a mi lomo. No pesaba tanto. El Pegaso sorprendido abrió los ojos e incrédulo me preguntó.
— ¿Qué diantres estás haciendo?
— Cállate estúpido, o puede que me arrepienta
Guardo silencio un segundo para solo decir — Gracias…
Sonreí, con el Pegaso en el lomo emprendí camino a la habitación de Kain nuevamente, mi velocidad se veía reducida con aquel sujeto encima, además de los escombres en el suelo. El calor era súper sofocante. De la nada el Pegaso introdujo una píldora en mi boca que yo escupí al instante.
— ¡¿pero que estas demente?! — le grite enojado
— cómela, es una poción para soportar las llamas del fuego, además del calor extremo…
Me había contestado con toda naturalidad, algo en mi me dijo que el solo quería ayudar a demás tenía sentido, el no se veía afectado en lo más mínimo… sin más confié en el desconocido que me pasó otra píldora que ingerí dudoso. Increíblemente el desgraciado tenía razón. De golpe el calor desapareció y las quemaduras que ya se me habían generado también. Sin perder más tiempo entre en la habitación de mi amigo y me dirigí a la pared.
— Tenemos que sacar este cofre soldado, crees poder cargarlo?
— Se me hará un poco difícil con dos patas inservibles… — me dijo en un tono de sarcasmo y molestia. Yo solo reír
— Tengo que sacar el cofre a toda costa. Solo puedo llevar a uno, si no lo puedes cargar tu entonces te tendré que dejar…
El poni en mi espalda lo dudo solo un momento de inmediato tomó el cofre con sus dientes y yo emprendí el camino satisfecho
— pesa un demonio!- exclamo el Pegaso con dificultad
Y vaya que tenía razón, sentía que llevaba un búfalo encima, pero aun así debía darme prisa. Kain ya estaría esperándome enojado y desesperado. Subí unas escaleras medio tropezando hasta llegar al observatorio. Como era de esperarse mi amigo ya estaba ahí con una cara de pocos amigos que no mejoró en cuanto vio mi carga.
— Traes una parasito en la espalda… — me dijo en un tono frio
— Es mi nueva mascota…— el Pegaso en mi espalda solo guardo silencio
— espero sepas lo que estás haciendo— Kain claramente desconfiaba del pobre poni— debías de estar aquí hace cinco minutos…
— ya llegue, tu maldito cofre me dio muchos problemas…— le dije haciéndole señas al soldado para que dejara el cofre en el piso.
Kain se movió hacia él y encendió su cuerno para abrir el cofre. Una vez abierto una luz salió del interior. Kain introdujo su casco y de adentro saco su pieza más preciada. Esta tenía el mismo brillo azul pálido que la mía. Sin embargo no había tiempo en ese momento para apreciar los detalles. Guardo el objeto en una caja similar a la mía y posteriormente lo introdujo a su alforja.
—Todo listo, es hora de partir — Kain salto por la ventana, el suelo comenzó a temblar. Era ahora o nunca. El edificio no resistirá un segundo más. Sin demora corrí hacia la abertura de la pared y con el poni en los hombros salté al vacio.
El pobre Pegaso solo atino a soltar un grito de terror (¿Cómo era posible? El es un Pegaso… puede volar…) Kain ya me esperaba en el suelo. Su cuerno brillo y lanzó un rayo color celeste que formó una burbuja alrededor del Pegaso y yo desacelerando nuestra caída hasta aterrizar suavemente en el suelo.
— Tienes que enseñarme el hechizo anti-gravedad — le dije con una sonrisa al unicornio gris
— Ya habrá tiempo de eso después— me dijo con una media sonrisa — ahora en marcha… ¿traerás a tu amigo? — señaló al Pegaso en mi espalda que apenas se recobraba del susto
— No lo obligare a nada — contesté — pero si quiere venir no lo abandonare — dije volteando a ver al poni lesionado. Este se quedo un segundo pensando mientras miraba la casa en llamas. Mi mirada regreso de nuevo a mi amigo de la melena de antorcha solo para sorprenderme. Este miraba al Pegaso en mi lomo con sus ojos. Pero ahora había algo diferente en ellos… compasión. Cualquier otro poni puedo haber catalogado la escena como rara; pero yo conocía bien a mi amigo y sabía perfectamente lo que estaba pasando. El estaba leyendo al poni… es decir realmente los estaba leyendo. No sé como lo hace pero sé que siempre lo logra. Es como si con esos claros y apacibles ojos penetrara en tu alma y dejara al descubierto tus sentimientos, tus pensamientos íntimos y todo aquello que guardas muy dentro de ti. Esa era su habilidad especial, tanto que no me sorprendería que su Cutiemark tuviera algo que ver con eso. Esa es otra de las cosas que jamás entenderé como funcionan (estoy seguro que tampoco él lo sabe). Si te sentías triste él lo sabía, si te sentías enojado él lo sabía, si te sentías alegre él lo sabía. Incluso tenías que armarte de valor para intentar mentir enfrente de él (si, dije INTENTAR) porque sin importar que tan bueno fueras o que tan buena fuera la mentira, él siempre terminaba descubriendo la verdad. A veces eso me daba miedo (solo un poco).
Ahora él se encontraba haciendo uso de sus exclusivas habilidades con mi nuevo compañero. Me sorprendió el resultado. Me bastó con ver su mirada triste para saber que había algo mal con el Pegaso.
— ¿Cuál es tu nombre? — preguntó Kain con una voz tranquila
— Skylander… — dijo el Pegaso confundido
— Bien Skylander tenemos un lugar libre para otro desdichado en este viaje…
El Pegaso miró al cielo al parecer de verdad estaba considerando unírsenos. Después de unos segundos volteó a ver a mi amigo de nuevo
— ¿Por qué? — preguntó el Pegaso
— Puedo sentir tu dolor… y quizá no pueda traer de vuelta tus seres queridos… pero te aseguro que Cordis Die tampoco… y cometer terribles actos de supuesta "justicia" no harán que lo errores que cometiste sean reparados…
Pude sentir como el Pegaso se helaba en mi lomo ante las palabras de mi compañero. Yo ya estaba acostumbrado a esas escenas. Lo hacía de forma natural con cada poni que se le atravesaba…
— cada quien tiene sus propias heridas del pasado Skylander. Pero solo tú puedes sanar las tuyas o permitir que te destruyan, yo te puedo decir como cerrar las brechas… — a lo lejos se alcanzaba a oír el alboroto de los ponis que habían visto nuestra casa arder. Los gritos se mezclaban con sonidos metálicos de espadas y lanzas chocando con armaduras y escombros. Al parecer ya se habían dado cuenta de que habíamos sobrevivido. Seguramente estarían ya en nuestra caza y si nos quedábamos ahí seríamos presa fácil.
— Mi oferta sigue en pie… pero debes decidir rápido…— dijo Kain
El Skylander miraba con sorprendido y con los ojos completamente abiertos a mi amigo. Empezó a tartamudear de la impresión.
— ¿P… Por… por qué… quieres ayudarme?
— Tú no eres igual que ellos Skylander… ellos son ponis sin corazón… tu aún eres dueño del tuyo, pero muy pronto lo perderás. Eres un poni con un gran corazón… solo… tomaste la decisión incorrecta… ¿Qué dices?
Una lágrima corrió por la mejilla del Pegaso. Era increíble ver eso, hace unos momentos estuvo a punto de matarme y ahora estábamos solucionándole la vida. Por fin sonrió y dijo.
— Prometo que no seré una carga, prometo que se los pagaré…
— Esa es la actitud — contestó mi amigo con su habitual sonrisa de satisfacción — bien Rubik… en marcha!
Corrimos a través de la noche buscando el límite del campo protector sin éxito. Siguiéndonos los pasos se encontraban los soldados de Cordis Die a punto de darnos alcance. Kain empezaba a desesperarse y comenzó a dar vueltas en círculos, su increíble inteligencia no le estaba ayudando a encontrar el escudo.
— ¿Qué buscamos? — preguntó Sky
— Necesitamos romper el escudo para poder tele-transportarnos a Manehattan — contesté
— ¿Qué escudo?
— ¿no hay un campo de fuerza alrededor que impida que nos tele-transportemos?
— ¿un campo de fuerza? No, no hay tal cosa. Fue un hechizo anulador…
En cuanto Kain escucho eso puso los ojos en blanco demostrando su terror. Un hechizo anulador evita que todos los ponis a 3 km a la redonda hagan aquel hechizo el cual fue anulado por los siguientes 3 días. Estábamos en aprietos, tendríamos que huir sin el uso de la magia.
— ¿Qué hacemos ahora? — pregunté
— Correr — respondió Kain
Y así lo hicimos, emprendimos el camino hacia la estación de trenes corriendo como endemoniados (yo con un poni en la espalda). Atrás de nosotros el maldito ejercito de Cordis Die pisándonos los talones.
Galopamos durante unos 20 minutos, Skylander nos había dado unas píldoras que según el aumentaría nuestra condición física por 24 hrs. Al final me sentí mal por haberle quebrado sus dos patas delanteras, pero después lo agradecí ya que de lo contrario estaría muerto y él seguiría siendo un poni desdichado.
Después de unos minutos más alcanzamos a divisar la estación de trenes. Ya casi lo lográbamos, y la suerte nos sonreía porque un tren estaba calentando los motores. Sin embargo parecía que el destino no quería que lo consiguiéramos porque justo a cuando estábamos a unos pasos del vagón se escucho un grito. Era un grito desesperado que había sido amplificado con algún hechizo. Tanto Kain como yo reconocimos la voz al instante.
— ¡DIAMOND HEARD!
Kain se detuvo en cuanto lo escuchó. Una mirada de resentimiento se formó en mi amigo.
—Kain, tenemos que irnos…
No respondía
— Kain… no puedes hacer nada ahora, quien sabe cuántos hechizos mas haya anulado, ya tendremos otra oportunidad
—No sé cuando vuelva a tener la oportunidad de encontrarme con él— dijo mi compañero con una voz inexpresiva
— Sera un suicidio y habrás fallado tu cometido…— le respondí intentando convencerlo
El tren sonó, empezaba a moverse. Mi amigo miró atrás, lanzó un grito de desesperación y subió al vagón. Aliviado me acerque a él, me ayudo a subir a Skylander quien soltó unos pequeños gritos de dolor y después subí yo antes de que la velocidad del tren fuera imposible de igualar para mis patas equinas.
Una vez ya adentro descansamos todos Skylander examinaba sus patas las cuales aparte de verse chuecas se encontraban notablemente hinchadas. Me acerque a él para intentar ayudarlo no sin antes mirar a Kain. El observaba el horizonte con melancolía, lo más seguro es que ya hubiera empezado a revivir sus antiguos recuerdos. Como era de esperarse sacó de su alforja su estuche donde guardaba su tesoro. Abrió la pequeña caja liberando el brillo que escondía en su interior para después extraer su contenido. Una armónica. Pero esta era especial, estaba hecha de Diamante reluciente que brillaba sin parar. Se sentó dejando colgar sus patas fuera del vagón y con una denotada tristeza comenzó a tocar. Su melodía era lenta y melancólica. Expresaba claramente sus sentimientos. Un dolor que solo él podía soportar. El dolor de un corazón vivo.
Bueno hasta aquí el primer cap (lo se, un poquito largo) :) espero les guste n.n yo se que una historia que empieza tiene poco para ser opinada, pero si les gusta por favor no olviden dejar sus reviews y si no les gusta... díganmelo también xD lo apreciare mucho :)
bueno... nos vemos para el siguiente cap! ;)
