Hermione Granger después de la guerra decidió ir a vivir en el número 12 de Grimmauld Place, estudiaba en la Universidad Imperial de Medicina Mágica. Lamentablemente no existía un contra—hechizo para el lanzado a sus padres, por lo tanto ahora era huérfana. Fur una razón importante para decidir estudiar medicina mágica, quizá en un futuro encontraría la forma de recuperarlos.
La matrícula de la universidad era alta, aunque contará con una beca completa, dada por su historia como héroes, no cubría todos sus gastos personales. Se vio en la necesidad de buscar un empleo de medio tiempo.
—¿Estás segura de que no quieres que te acompañe? —Una voz masculina golpeó los oídos de la castaña, quién negó con la cabeza.—No debes preocuparte, los exiliados nos tratan como reyes cuando inician este tipo de procesos.
Ron Weasley ingreso al colegio de Aurores, pero intercalaba su tiempo con un trabajo temporal, que su padre le recomendó. Los dos amigos caminaban por el puente Blackfriars, el clima ese sábado era tranquilo y sin lluvias, extraño en esa época del año en una ciudad como Londres.
—No puedo creer que mi primer "exiliado" sea él.—Soltó fastidiada tratando de acomodar su revoltoso cabello.—Necesito el dinero pero no sé cómo reaccionar ante él.
—Haz tu trabajo Mione, no es la primer vez que solicita que su exilio se termine así que debe comportarse.—Añadió el pelirrojo deteniendo su andar para tomarla por los hombros.—Si no te crees lista puedo hablar con mi jefe para que te cambie pero tardarán encontrarte otro "exiliado".
La mujer nuevamente negó con la cabeza, no podía esconderse debajo de sus amigos para enfrentar el pasado, además ese chico no tenía su varita, le sería imposible lastimarla. El pelirrojo la envolvió en un abrazo a, ellos intentaron una relación pero no funcionó, crecieron juntos casi como hermano, el romance lo sentían como algo incestuoso. Su fugaz noviazgo fue un continuo flujo de eventos embarazos e incómodos
—Aquí nos vamos a separar.—Llegaron a un cruce, el pelirrojo se posó delante de ella nervioso, sacó una pequeño frasco de colina para rociarse un poco.—¿Como me veo ?
La mujer detuvo el ritual. Ese olor era bastante agradable pero en gran cantidad podría matar a alguien de envenenamiento. Ron usaba unos jeans azul marino, una camisa blanca, un blazer tipo sport color gris claro y tenis blancos. Mantenía su cabello un poco largo pero peinado de lado. Una ligera barba crecía en su rostro.
—Calmado, parece que la quieres matar de intoxicación.— Guardo el frasco en el bolsillo, para llevar sus manos al cuello del blazer y acomodarlo.— Luces muy guapo, realmente debe gustarte esa mujer.—Llevo su vista al frasco guardado.—Es una colonia de una marca muy cara.
—Ni lo digas.—Metió los dedos en su rojo cabello, sus mejillas se teñían del mismo tono.— Ella es especial y difícil de conquistar.
El fin de semana pasado su amigo arrastró a su hermana, Harry y ella por los diferentes malls muggles para cambiar su look. Compró algunas prendas modernas que se ceñían a su atlético cuerpo. El chico continuaba practicando quidditch en un equipo amateur, junto con Harry. Su altura y la musculatura lo hacían ver muy sensual en esas prendas muggles.
— Voy a estar a un par de cuadras cualquier cosas me podrás llamar al móvil ¿Sabes usarlo?.—La castaña sacó ese aparato muggle para asentir.— Te irá bien, eres muy inteligente y astuta.
—Traje equipo por si el hombre se altera.—La mujer sacó un gas pimienta, causando que el pelirrojo soltó una carcajada. Ahora él temía por el "desterrado"— Ve y conquista el corazón de esa difícil chica.
El más alto asintió para continuar andando no sin antes que la mujer le guiñó el ojo. Ronald tenía tiempo dedicado a ese trabajo parcial, por ende ya conocía algunos exiliados, no eran muchos ya que la mayoría prefiere pasar su castigo en Azkaban a rebajarse a vivir con muggles. El exilio solo fue una opción para pocos magos.
Hermione acomodo su blazer negro, debajo llevaba una playera blanca con la frase "One shot, one chance" , unos jeans deslavados azules y unos botines negros de piso. Sacó la nota donde apunto la dirección que guardaba en su bolso. Con la ayuda del aparato muggle encontró su meta. Se le complicaba usar esos objetos pero su ex suegro le dio un manual de ayuda.
Cuando llegó a la colonia, descubrí que era una zona de personas con dinero. Una calle a lo largo dibujaba la entrada de varias casitas de distintos colores, cuando llegó al número 5 dejó escapar un suspiro. Subió por las pequeñas escaleras blancas para llegar a una puerta color verde oscuro. Presionó el timbre un par de veces pero no obtuvo respuesta, golpeó la madera sin éxito. Pasado unos minutos y una muñeca dolorida decidió tomar asiento en los escalones.
Se atrevió a sacar un par de veces el móvil con la intención de marcarle a Ron, al final decidió no hacerlo. Cancelar una cita significaba para el "exiliado" cerrar automáticamente su proceso sin iniciar.
Saco de su bolso un libro, ese tiempo lo aprovecharía para estudiar un poco, aunque se contrata a inicios de semestre no tenía planeado que su trabajo bajará su rendimiento académico. Se colocó los audífonos para escuchar algo de música, eso le encantaba del mundo muggle, la tecnología era buena herramienta.
Levantó el rostro un par de veces con la urgencia de ver a su cita aparecia pero la calle estaba casi vacía. Mientras sus dedos bajaban por sus bolsillos encontró una varita de regaliz, sonriendo le quitó la envoltura para llevarla a su boca.
Después de minutos inmersa en su lectura comenzó a ladear la cabeza de un lado a otro jugando con la varita cuando de pronto uno de sus cabellos se enredó en el dulce. Abrió los ojos horrorizada, al ponerse de pie su bolsa cayó y sus cosas se fueron regando por las escaleras, junto con el aparato muggle que quedó colgando. Una masculina voz y una femenina risa captaron su atención, sus ojos viajaron a la fuente del ruido
Frente a ella se encontraba nada más y nada menos que Draco Malfoy sujetando a una ¿Muggle? .
—Muchas gracias por acompañarme.—Una chica de cabellos castaños cortos y con un hoyuelo en la mejilla comentaba en tono de enamorada.— Contestastes a mi grito de ayuda como el caballero que eres.
La chica llevaba el brazo vendado. Aunque la maga quería enfocar su vista en la jovencita sus ojos no separaban de ese rubio quien usaba una camisa blanca, un jeans azul cielo y tenis blancos con un a gorra roja. Nunca ni en los sueños más locos de sus compañeras Gryffindor se podrían imaginar a un Malfoy usando topa tan casual y que no fuera negra. Ese tiempo en el exilio le había caído muy bien, sus torneadas piernas eran prueba fehaciente.
—Hola .—Por fin la chica de cabello corto detectó la presencia de la castaña que tenía un caos en el cabello— ¿Quién eres? ¿Estas bien?
Draco llevó los ojos a la chica que minutos antes estuvo sentada en las escaleras de su casa. Un desastre de objetos se espacian por la banqueta. La mujer llevaba un dulce pegado en el cabello haciendo juego a unas mejillas rojas.
—¿Granger?.— El rubio cuestiono mientras barría de pies a cabeza a su ex compañera de colegio, la come libros se había desarrollado satisfactoriamente.— ¿Tu eres mi asesora?
—Hola Malfoy.—Contestó moviendo su mano libre ya que la otra sostenía un libro .—Mmm, Sí.
El silencio inundó la estancia. Draco al sentir la mirada de la castaña alejó sus manos alrededor de la muggle, quien se percató de ese movimiento y deshizo la sonrisa en su rostro. Draco Malfoy no podía creer su mala suerte, su enemiga de colegio era la encargada de decidir si volvía al mundo má chica que humillo, critco, insulto por tantos años era quien le podía hundir otros cinco años en ese lugar o llevarlo a casa.
—¿Tú eres la cita de Draco?.— La jovencita cuestionó en tono preocupado. Hermione frunció la frente nadie llamaba de esa manera al heredero de los Malfoy .— Lamento la tardanza de Draco, ha sido mi culpa tuve un pequeño accidente.— Señaló su brazo vendado.—Él me llevó al Hospital.
—Entiendo.—Contestó emitiendo una burlona sonrisa que Draco comprendió provocando que rodara los ojos.—Mi nombre es Hermione Granger y espero no sea una herida grave.
La maga estiró el brazo, la otra chica hizo lo mismo con el brazo libre de vendas, apretaron la mano en un cordial saludo. Malfoy no dejaba de mirar a la castaña, los pantalones ajustados dejaban ver el redondo trasero que siempre escondía debajo de la capa, al igual que sospechaba que no era copa A en el sostén.
—Un placer, soy Olivia Cooke.— Contestó con una mediana sonrisa, no le agradaba la forma que su vecino y amigo había perdido el habla.— Fue un pequeño esguince se curará en un par de semanas. ¿eres compañera de universidad Draco?
La castaña negó con la cabeza, su mente estaba en blanco no sabia que mentira inventar, nunca fue buena tramando excusas. Dirigió sus preocupados ojos al rubio, le solicitaba salvarla.
—Es una vieja compañera de colegio que ha venido a visitarme.—Por fin habló el rubio pasandole una bolsa con medicamentos a Olivia.— Lo siento Oli pero ahora necesita ella de mi ayuda.—La pareja llevó los ojos a ese extraño dulce enredado en el cabello.
Draco volvió su vista a la muggle y una coqueta sonrisa se dibujó en sus labios.
—¿Quieres que te ayude abrir tu puerta? —Olivia asistió con ojos a medio morir. —Si necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme o enviarme un mensaje de texto.
Draco caminó en dirección a la puerta roja, a un lado donde Hermione había estado sentada. La puerta se abrió y la muggle se acercó al chico para depositar un tierno beso en la mejilla, una forma cursi de despedirse. Marcaba su territorio.
—Un placer Hermione.—Se despidió la chica sin quitarle la vista a la castaña, quien trataba de quitar esa varita de sus rizos.— Tengan una buena tarde.
Granger no necesitaba ser un genio par entender la mirada asesina que le lanzó esa chica, estaba celosa de su presencia, ¿Era novia de Draco? la respuesta fue obvia, no. Un Malfoy y una muggle era una ecuación imposible . Los celos e inseguridad demostrados por la extraña denotaban un amor unilateral. Sintió un poco de lástima por la chica, el bastardo de Draco nunca saldría con una muggle.
—Vamos Granger.—El hombre ya estaba parado frente a la puerta verde abierta.—Ahora arreglemos el desastre de tu cabello.—Se detuvo para corregir.—Hablo del dulce no de ese arbusto viviente.
La casta frunció la frente, para terminar de meter los objetos en el piso en su bolso. Era claro que Malfoy no había cambiado nada, no fue lo suficiente caballeroso para ayudarle, solo la miraba con una sonrisa de lado desde el umbral. Ese maldito gesto de autosuficiencia que cargaba cuando caminaba por los pasillos de Hogwarts. Hermione apretó los labios recordando que solo lo hacia por el dinero.
Notas Autora:
Aqui les dejo el primer cap de mi segundo fanfic Dramione. Quiero que este fic sea un poco mas ligero y cómico. No soy buena con ese género pero quiero intentarlo.
