Sumary:
Siendo la hija del jefe de la policía y a su vez también una policía novata, Sakura está dispuesta a convertirse en una auténtica defensora de la ley cuyas manos no temblarán al momento de apresar a cualquier partidario de la injusticia. Sin embargo, ¿Qué sucederá cuando conozca a fondo a quien se ha convertido en su peor enemigo? ¿De qué manera habría de castigar y vedar la libertad al atractivo líder de la más peligrosa banda de ladrones Sasuke Uchiha? ¿Ganarán los sentimientos del corazón o los principios de rectitud que le fueron inculcados? ¿Se puede estar a favor del enemigo?
Este es apenas mi primer proyecto en esta página y depende de ustedes que lo continúe. Imagino que si estás aquí es porque conoces Naruto, y si no, ¡Qué esperas para verlo!
Antes de empezar a leer mi fanfic quiero que tengan en cuenta algunas cosillas (intentaré ser breve):
- Las personalidades de Sakura y Sasuke serán un poquito distintas a como los plasmó Kishimoto en su manga, por lo tanto verán a un Sasuke más espontaneo y más inteligente (porque sería aburrido si fuese como el original), el objetivo es mejorarlos o moldearlos un poquito a mi manera, cuidando de no estropear demasiado sus actitudes verdaderas.
- Para alivio de muchos les informo de antemano que no hallarán horrores ortográficos, si encuentran algún error fue porque quizá estaba deprisa o no logré verlo, pero procuraré cuidar bastante mi redacción.
- Si tienen alguna duda o inquietud, o queja o simplemente les gusta lo que voy haciendo por favor escríbanme un review para conocer sus opiniones, han de saber que es importante para toda autora conocer el criterio de sus lectores.
- La historia es completamente original, me pertenece en su totalidad, (excepto por lo personajes que como ya saben le corresponden a Kishimoto-sensei)
- Subiré un capitulo cada dos días. Si llego a tener dificultades yo se los haré saber, prometo justificarme para no decepcionarlos.
Y ahora, basta de rodeos.
¡A leer!
A FAVOR DEL ENEMIGO
Capítulo 1: El incidente en Yuki Gold.
Habían pasado unas pocas semanas desde que Sakura comenzó a trabajar como una oficial de policía. Tanto le habían costado los duros entrenamientos en la academia, las miradas por encima del hombre que le lanzaban otras mujeres por considerarla a ella alguien menos femenina y por supuesto meses completos de sermones e insinuaciones de su madre como intentos fallidos de persuasión para que se dedicase a algo que encajase mejor con el rol de la mujer que era:
"Serías una magnífica doctora, fue a lo que yo siempre aspiré."
"Ya tenemos a un policía en la familia, por Dios hija considéralo, incluso a tu padre como jefe de la policía casi le ha costado la vida su trabajo."
"Oh, no quiero… no quiero pensar que tú hija mía podrías resultar herida de gravedad… la idea de perderte me aterra"
"Eres muy inteligente para dedicarte a algo tan burdo y que ha nacido específicamente para los hombres."
"Ninguna de las materias en la escuela se te dificultaron, podrías estudiar casi cualquier cosa, ¿Por qué escoger un oficio en el que más que el cerebro has de usar la fuerza?"
"Y si tanto te gusta la idea de castigar criminales, como abogada serías perfecta."
Y la peor de todas que en añadidura era la que más odiaba:
"¡Eres una mujer! Cualquier hampón podría herirte casi sin proponérselo."
Pero esto último era lo que menos se acercaba a la realidad y todo el que la conocía bien sabía que pese a su estatura y complexión, Sakura tenía demasiada fuerza para ser una mujer joven que jamás se torturó en un gimnasio y que estaba demasiado lejos de poseer una exuberante masa muscular como las de esos fisicoculturistas de terror. Esa pequeña virtud le había dado más ánimos para entrar a la academia, y ahora que había conseguido el título oficial y comenzaba su vida de acción no se arrepentiría, demostraría que ella era una auténtica defensora de la ley que triunfaría en su posición y les cerraría la boca de una vez a todos. ¡Si señor! ¡Claro que sí!
Solo que… esa vida de acción aún no comenzaba y las tareas a las que había tenido que dedicarse no habían sido demasiado… dinámicas.
- ¡Le digo que deje de hacer sonar esa bocina, todos aquí ya le escuchamos! – ordenó al hombre impaciente del vehículo rojo que parecía que se estuviese muriendo por ir al baño porque entre todos los involucrados en el área de retén él era el más impertinente.
- ¡Pues cumpla con su deber, oficial porque tengo mucha prisa! – contestó a la defensiva el hombre – No sé cuándo demonios ni a quién se le ocurrió la erradísima idea de involucrar a las mujeres en los trabajos de los hombres – escupió por lo bajo el hombre, creyendo que Sakura no lo escucharía y equivocándose a la vez pues ella se encontraba muy cerca.
A Sakura le habría gustado tirar a ese viejo asno al suelo y atarle las manos a la espalda con las esposas que aún no había tenido ocasión de utilizar, llevárselo a la cárcel y darle una verdadera razón para hacer un berrinche.
¿Cuándo se enfrentaría a los auténticos villanos? A otros oficiales casi tan novatos como ella les habían encargado ya tales deberes. Su padre, el jefe de la policía: Kizashi Haruno tenía que ver en todo ello por supuesto, no permitía que a su delicada flor de cerezo se le encomendasen tareas que pudiesen poner en riesgo su vida. Ya le había permitido ingresar en la academia a muy corta edad sólo porque no tuvo más opción, pero siempre con la idea en mente de que la protegería desde las sombras tanto como su cargo de jefe se lo permitiese.
- Muy bien, eso es, avancen – decía mientras movía sus manos para que los vehículos siguiesen su curso lentamente sin juntarse demasiado los unos con los otros – cosa que podía ser posible por la impaciencia de muchos – de modo que el flujo excesivo fue disminuyendo – eso es, con cuidado… que tengan un buen día… ¡ah, ah, ah! – dijo en voz alta e hizo sonar el silbato que colgaba de su cuello para detener al hombre del vehículo rojo – A usted señor temo que tengo que multarlo.
- ¡¿Cómo dice?! – preguntó el hombre muy indignado – ¿Qué demonios le sucede? No he hecho más que esperar a que el estúpido nudo se desenvolviera y ahora tengo una deuda injustificada por una incompetente que…
- ¡Suficiente! – ordenó Sakura en tono autoritario dejando al tipo con la palabra en la boca –, más respeto por la autoridad. Si me permite fundamentar mi decisión su vehículo carece tanto de las luces delanteras como de las traseras, y eso señor no solo pone en riesgo su vida sino también las de los peatones y otros conductores que circulen en su misma vía, así que absténgase de contestar tajantemente una vez más porque bien sabe que estoy en lo cierto.
El hombre entregó su identificación con dedos temblorosos y Sakura escribió rápidamente la multa para entregarla al sujeto que ya echaba chispas por los oídos y la nariz. Cuando se hubo marchado de allí con los brazos tiesos en el volante, Sakura dibujó en su boca una pequeña sonrisa torcida de satisfacción. Lo mejor de ser la ley, o mejor dicho, representarla es que cuando tienes la razón no hay argumento opuesto que valga, en especial cuando secretamente también te estas vengando de quien la incumplió.
... ... ... ... ...
Los enmascarados vieron la silueta imponente de su jefe llegar a la guarida, y tras lanzarse unas concretas miradas cómplices uno de ellos decidió revelar sus intenciones:
- Señor, mis contactos dicen que en estos momentos la zona de la joyería Yuki gold está bastante despejada. Llevaba semanas esperando esta oportinidad.
- Bien por ti – respondió el jefe con laconismo.
- Sí... bueno, estaba pensando en que usted quizá se animaría a acompañarme. Mis compañeros y yo estábamos comentando que hace más de un mes usted se niega a salir a…
- Ya te dije Zaku que no me puedo arriesgar de esa forma en esta condición. La última vez un agente de la policía casi me descubre el rostro y ello habría implicado el más grande problema para toda la organización de cazadores ANBU. ¡Y todo por unos cuantos diamantes!
El resto de los presentes bajó la cabeza ante aquella reprimenda, lo cierto era que ninguno sabía qué decir. Sin embargo, una presencia más que había estado oyendo desde una habitación contigua ingresó a la sala para emitir su opinión. Era una mujer joven de ojos y cabellos negros muy largos que mantenía recogidos con una cinta hasta casi el final de las puntas.
- Zaku tiene mucha razón, Sasuke. Pareces un topo temeroso de la luz del día. ¿Piensas acaso quedarte confinado aquí todo el tiempo? todos sabemos que aquel encuentro con ese policía fue muy peligroso, pero eso sólo significa que debes ser más precavido y veloz la próxima vez, creo que deberías...
- Silencio Kim – ordenó el jefe –. La única razón por la que no había salido fue por la herida de bala que ese policía logró acertarme en el abdomen… – aclaró con bastante molestia y después de unos segundos en silencio pareció habérsele ocurrido algo – ¿pero sabes una cosa? Acabas de darme un buen motivo para hacerlo ahora – agregó con malicia –, porque si llego a encontrármelo de nuevo, haré que me las pague.
Kim también se negó a decir algo más. Sasuke estaba motivado y aunque tenía gran conocimiento sobre su comportamiento sereno y seguro, ahora temía que fuese capaz de cometer una locura por cobrar venganza de aquel policía. Solo esperaba que no estuviese cegado por tal sentimiento de encono pues esta vez corría más riesgo de ser atrapado.
- Andando Zaku. Asaltemos la joyería Yuki Gold – añadió por último y salió de aquel lugar siendo seguido por uno de sus subordinados.
... ... ... ... ...
Después de quedarse unos minutos más en el andén, observando el tráfico despejado de esa vía, Sakura subió a su auto y se marchó. Mientras conducía se arregló la gorra en su cabeza, mirándose por uno de los espejos y percatándose de su expresión descontenta que patentaba lo poco que la motivaba seguir haciendo lo mismo. Suspiró profundamente. Bueno, por ahora su trabajo estaba hecho, ya tendría la oportunidad de enfrentarse a verdaderos maleantes. Apenas llevaba unas pocas semanas, no siempre la iban a obligar a mantenerse al margen de los auténticos problemas en que se requiriese la fuerza. La ciudad, el país y el mundo entero estaban llenos de…
-¡Criminales! – exclamó y se detuvo en seco tan pronto observó cómo el vidrio del aparador de una joyería era roto por la cabeza de un hombre al que seguramente alguien había lanzado violentamente.
Sakura se acomodó mejor los guantes de las manos y sacó su radioteléfono:
- Aquí la oficial Haruno desde el 2-7-2 Marunouchi, se está perpetrando un robo a mano armada en la joyería Yuki Gold. Necesito refuerzos.
Apostaría a que la ayuda ya había sido solicitada y que llegaría después de que los malhechores ya se hubiesen esfumado con todo el botín, así que ella, la única policía en toda la zona tendría que hacer algo. Sería una estupidez por supuesto, entrar sola en aquel lugar y quizá convertirse en una rehén más, pero no tenía más opción, daría lo mejor de sí, su anhelada oportunidad había llegado y estaba dispuesta a correr todos los riesgos, le sobraba el valor.
Bajó del auto apretando el arma entre las manos y preparada para dispararla en cualquier instante, pero apenas entró a la tienda, el panorama que a su vista se presentó la dejó casi con la boca abierta: gran parte de los trabajadores y clientes – la mayoría eran parejas que seguro buscaban anillos de boda – se encontraban recostados en el suelo con las manos en la cabeza, uno de los dependientes se detuvo a medias de meter en una bolsa de tela las joyas cuando la miró a ella pidiendo ayuda con los ojos, y por último los ladrones que no eran más que sólo dos y que se encontraban vestidos de aquella forma peculiar con que solían ser identificados: una armadura gris sobre una camisa negra que dejaba al descubierto sus brazos, pantalones también negros, guardias de metal en los brazos, guantes largos y un tatuaje en espiral en el hombro izquierdo. Sin mencionar el detalle más significativo de su apariencia que ocultaba sus rostros: las máscaras blancas de animales con detalles en rojo o verde. No cabía duda, eran ellos, la más afamada organización de ladrones del país: Los cazadores especiales ANBU, El escuadrón del infierno.
- N-no se muevan – balbuceó levantando el arma.
Uno de los dos cazadores levantó también su arma para apuntar a uno de los rehenes.
- Jah, no sé si es muy obstinada o muy estúpida esta oficial – comentó con sorna –, ¿Qué dice usted, jefe?
Al referirse al otro hizo que Sakura desviase su vista al que amenazaba al trabajador para que le entregase las joyas, sólo que a diferencia del primer anbu, éste desprendía un aura de seguridad en sí mismo y a su vez la representación de la más pura amenaza hacia todo aquel que le rodease. La máscara que poseía era de gato con líneas rojas, del resto no podía ver nada porque el hombre vestía una túnica blanca con capucha que llegaba hasta sus pies. Algo que destacaba en él de sobremanera era el arma que cargaba, no era de fuego, se trataba nada menos que de una espada, específicamente un sable.
Sakura sintió sus ojos fijos en ella y casi pensó que le estaba leyendo la mente. Sí, aquella sensación de temor justificó el por qué el otro le había llamado jefe. Ese hombre era intimidante.
El jefe tomó el saco de tela con las joyas dentro y comenzó a acercarse a Sakura.
- No se mueva – habló ella con voz temblorosa –, le digo que no se mueva.
Él se detuvo y ladeó un poco la cabeza, como si intentase verla mejor para analizarla. Acto seguido guardó su sable en la funda que cargaba en la espalda y continuó caminando hacia ella.
- Repito que no se mueva, ubique las joyas en el suelo y levante las manos – volvió a ordenar ella para ser ignorada –, ¡le digo que…!
- Usted no está en condiciones de darme órdenes, oficial – contestó el jefe ANBU tranquilamente – le recuerdo que mi amigo tiene un rehén y yo podría hacer correr la sangre de cualquiera de los demás. Me basta un movimiento sencillo.
Sakura tragó saliva sin lograr despejar el enorme nudo de nervios que tenía en la garganta. Él tenía razón.
- Baje usted el arma y dese la vuelta contra la pared – ordenó el jefe de mascara de gato.
Sakura echó una mirada al pobre hombre que estaba siendo encañonado por el otro anbu y luego observó a los que yacían en el suelo mirándola con súplica. Solo aquellos pobre inocentes le apagaron el orgullo y las ganas de lanzársele a esos tipos con uñas y dientes. Obedeció lentamente y se dio la vuelta con ambas manos pegadas a la pared.
-Bien – dijo el jefe –. Creo que a usted no la conozco oficial, ha de ser nueva.
¿A qué se refería con eso? ¿Acaso aquel hombre conocía bien al cuerpo de policías de toda la ciudad? Tenía que estar bromeando, de lo contrario eso demostraba que tenía demasiada experiencia como criminal. Sakura sintió que se acercaba más hasta tenerlo pisándole los talones. El jefe tomó su sombrero de policía y se lo puso en la cabeza. Ella apretó los dientes para controlar los impulsos de moverse y darle un buen golpe en el rostro.
- Vaya… – murmuró mientras ahora se tomaba el atrevimiento de soltarle el moño bajo que tenía en la nuca y dejarle caer su largo cabello lacio –, de modo que mi vista no me falló en cuanto la vi, su cabello es realmente rosa…
- ¿Verdad que sí es extraño, jefe? – preguntó el otro – y hasta gracioso, ¿Cómo pudieron admitir en la policía a una mujer tan menuda como esa y con ese extravagante y feo cabello rosa?
- Cállate, Zaku – ordenó el jefe, obligando al otro a morderse la lengua.
El jefe comenzó a mover sus manos sobre el cuerpo de Sakura mientras comentaba sus primeras impresiones.
- Es demasiado delgada para que la dejasen ingresar a la policía – dijo poniendo sus manos sobre su cintura y palpándosela –, su complexión es demasiado frágil – comentó mientras las pasaba por sus brazos. Sakura apretaba más los dientes –, no se moleste si le soy demasiado sincero, pero esa falda la hace ver como una mojigata y le resta mayor movilidad – continuó poniéndole las manos en las caderas – y por último, el atributo que da la cara por una mujer… – le palpó los pechos con desinterés antes de dar el veredicto final –: patético.
En ese punto ella no pudo más y con toda la ira que fue capaz de reflejar en su expresión volteó el rostro hacia un lado para mirar con desprecio al jefe. Pero al hacerlo, ambos fueron realmente conscientes del otro. Las gemas jades de Sakura colisionaron con los pozos negros del ANBU que apenas se notaban a través de los orificios de la máscara. Pasaron un par de segundos antes de que él cortase el contacto al pasar una de sus manos por el cabello de Sakura y provocando que ella soltara un gruñido.
- Déjeme decirle una cosa, oficial novata – le susurró al oído –… no se meta en mis asuntos, no son de su incumbencia, evite quemarse la boca con la sopa de otro. No quiero volver a verla – puntualizó en un tono amenazador –. ¡Ahora es cuando, Zaku! – se dirigió al otro y ambos saltaron fuera del lugar a través de una ventana rota.
Sakura que ya se encontraba libre de aquellas zarpas detestables apenas pudo reaccionar al observar anonadada cómo esos sujetos se embarcaban en su auto policial y a toda velocidad se marchaban, dejando nada más que una nube de humo y un par de papeles volando indolentemente.
Entonces lo comprendió.
¡Aquel maldito ladrón la había toqueteado para robarle las llaves del auto! ¡Se había burlado de ella en su propia cara!
... ... ... ... ... ...
¿Qué tal les pareció? ¿Interesante o aburrido?
¿Quieren saber qué sucederá después?
Les agradecería ex corde que me dejasen una review para conocer sus opiniones.
¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Sigma Shey
