Apolo y Cassandra pertenecen a la mitología griega. El texto es muy breve, y no me adentre mucho en la historia, solo es un pequeño repaso (tal vez muy breve). Recomiendo que se escuche la canción de UNO de MUSE, del disco Showbiz de 1999, de las cuales son precisamente las estrofas traducidas
Gracias por leer.

Podrías haber sido la número uno
Y podrías haber conquistado el mundo entero
Y podríamos haberlo pasado tan bien
Pero acabaste con ello.

Por qué pudiste ser mía, mientras que yo ya era tuyo. Te ofrecí mi amor y el don de la profecía, ¿cuál era más valioso? ¿Qué regalo era el más caro a tu corazón? ¿Acaso alguna vez tuve tu corazón? Tal parecía que no. Estaba demasiado cegado por tu belleza, por tu carisma, toda tú me atraías. No, no me atraías, yo te amaba. Por eso mismo no me di cuenta de la realidad.
Desde el primer momento en que te vi, la joven princesa troyana, mi bella sacerdotisa, supe que estaba perdido; por ello no dude en ofrecerte tanto, ser mi consorte, mi diosa... pero lo echaste a perder.

Esto no significa nada para mí
Porque no eres nada para mi
Y no significa nada para mí
Que tú acabaras con esto

No dude en maldecirte ¿cómo te atrevías a rechazarme? Tuviste el Sol en tus manos, pero no lo supiste aprovechar; tal parece que tanta luz te dejo ciega entre mortales, solo viendo su caída.
Pudiste salvar a tu pueblo, pudiste evitar ver caer cada una de las estatuas de la gran Ilión; ahora mi don era tu maldición. Tenías que pagar, ¿era justo? aun me lo pregunto...y la respuesta es sí.
Te tacharon de loca, y loca te volviste; cada frase que salía de tu boca, esa boca por la que tanto había suspirado, te hacía daño, todo era mentira a los ojos de los demás, la princesa loca. La hermosa Hécuba murió, y todos los tuyos con ella; los aqueos ganarían esta batalla, y tú, una vez más caerías, serías mancillada, y ningún dios, ni héroe ni sacerdote correría a ayudarte; la desgracia de perseguiría hasta las puertas del palacio de Agamenón, a ti, a tu amante-captor, incluso a tus vástagos...sería allí donde hallarías tu fin.

No merecías ser convertida en bella flor, ninguna llevaría tu nombre; nadie adornaría su hogar con ellas, solo desgracias, solo mentiras verdaderas.

Oh, mi bella sacerdotisa, pudiste haber sido la numero uno.