Ser tuyo L1 Cap 001-005

SER TUYO
LIBRO 1º: Los 20 días perdidos.

Capítulo 01,
Un comienzo confuso y sensual.

Despertó algo tarde, - ¡Menos mal que es sábado! - se alegró. La cabeza le dolía
un resto y estiró la mano para coger su frasco de Anacín.

Oh, gracias a Dios por el Anacín, últimamente no podía funcionar demasiado bien
sin él, la seguidilla de hechos espeluznantes y sobrenaturales que habían
transformado su vida en una montaña rusa parecían aquietarse y terminar justo el día de ayer.

El sol que pugnaba por hacerse notar en la ventana de su departamento acarició
tibiamente su piel mientras se estiraba para sentarse y coger un vaso de agua de
la mesilla de noche... Al mirar al cielorraso, ahogó un gritito, esas cosas
robóticas y luminosas estaban allí, flotando en éxtasis, mientras la contemplaban con sus
ciclópeos ojos luminosos...

-¡Fuera de aquí! - espetó a los Cerebots, ¿Acaso no puedo tener algo de
privacidad?
Éstos se fueron volando con celeridad, murmurando en su jerga eterna, sonaban
algo irritados, pero le importó un comino.

-¿Roxanne, estás despierta? La sonriente cara de Megamente se asomó con
delicadeza en el marco de la puerta, eso puso las cosas en perspectiva y le trajo algunos
retazos culpables de la noche pasada.

-¡Hice el desayuno!, le espetó radiante entrando con una atiborrada bandeja de
madera, con café, leche, jugo, tostadas y donuts para dos... parecía algo avergonzado, y
sus mejillas y orejas élficas enmorecían mientras ella lo examinaba de pies a
cabeza...
Llevaba su bata blanca y sus pantuflas, quizás nada debajo, pensó ella
malignamente, o solo su ropa interior de señales de peligro...
Su suave torso azul pálido se entreveía cada vez que se movía, y distraía
poderosamente su atención.

-Me disculpo por mi aspecto, dijo, pero consideré poco educado ducharme sin
pedirte permiso... después de lo de anoche... - su sonrisa radiante no dejaba lugar a
dudas, algo habían hecho, ¿Pero qué? Eso, obvio, le dijo su subconsciente...

Echó un vistazo furtivo al calendario para cotizar la fecha, y un frío helado
le corrió por la espalda, las marcas rosas que usaba para controlar sus períodos femeninos no dejaban lugar a dudas, estaba en su período fértil, pero de todos modos, pensó, al menos es un extraterrestre, de seguro no hay compatibilidad genética... Se encogió de hombros y "a lo hecho, pecho", continuó con su sabroso desayuno, ¡Estaba famélica!

Cuando terminaron de comer, con miríadas de Cerebots entrando y saliendo en
permanente desfile pulsante, ella le sugirió entornando sus ojos:

-Aún es temprano, vuelve a la cama conmigo y veamos las noticias...
Al rato ya estaban aburridos de ver las repeticiones de la derrota de Titán y
todos los pormenores y consecuencias para la ciudad y los metro ciudadanos.

Dejó de prestar atención al televisor y comenzó a lamer las sensibles orejas que
tenía cerca suyo, mientras sus manos entreabrían la bata de suave rizo de algodón
blanco para acariciar su torso aterciopelado...

-Roxanne... él se volvió del todo, jadeante, y comenzó a devolver sus caricias
al 200%, su respiración se había duplicado y el corazón le latía descompasadamente bajo
la presión de sus dedos; Comenzaron a besarse de manera falsamente inocente, con
húmeda lascivia y una lentitud desesperante.

Ya está, pensó Roxanne, -Vamos a la tina- sugirió juguetonamente.

-Ya está llena - dijo Megamente, ¿Qué crees que mantenía entretenidos a los
Cerebots?

-¡Demonio azul! - chilló ella, golpeándolo con la almohada, y echó a correr
hacia el baño, sólo con sus diminutos calzoncitos, con él siguiéndole los pasos como un
grácil gamo en celo, arrojando el pudor junto con el suave planeo de la bata hasta el
suelo...

El agua estaba tibia y deliciosa, velas de canela perfumaban el ambiente y
pétalos de rosa y azahar flotaban entre sus cuerpos entrelazados, ya con laxitud, después
de haber retozado a su sabor. Los robots flotaban encima, parecían murmurar y comentar lo
que sus asombrados ojos de Led habían visto ocurrir en la bañadera.

-¡Vayan y reparen la ciudad! Levantando el dedo y señalando la ventana, produjo
que miríadas de lucecitas emprendieran vuelo y se alejaran del departamento de
Roxanne.

-¡Son incansables, explicó! Siempre necesitan algo que hacer, si no, se vuelven
apáticos y mordelones.

-¿Y tú, eres igual? Dijo ella inocentemente.

-Habría que averiguarlo, expresó él, con picardía.
Se secaron mutuamente, bebiendo a sorbitos alguna gota de agua traviesa en el
cuerpo del otro...

-Ah, mi buen y discreto Servil, dijo Megamente, cuando la Cerebot rosa llegó con
una muda de ropa, - es mi ropa civil, dijo, espero no verme menos atractivo...

Un ajustado jeans, ligeramente desteñido, una polera negra, con un rayo azul y
unas zapatillas rojas, eran los encargados de darle algo de pudor a su anatomía, el
conjunto se veía bien, marcando todas sus apetecibles rectas y curvas.

Roxanne también se ciño sus reconfortantes jeans regalones, una blusita roja y
zapatillas blancas. Luego preguntó:

-¿Qué haremos?

- Pasear por la ciudad en el auto invisible, servirá para que me ayudes a
inventariar los daños y ver que podemos hacer para agilizar la reparación, después de todo, dijo enmoreciendo, es todo culpa mía... Además será divertido que viajes en él sin
amarras, saco de dril ni adormecida...

-Ahora es tu ciudad, porque ella se entrega voluntariamente a tu cuidado, del
mismo modo que yo me he entregado a ti, sin necesidad de raptarme, expresó Roxanne,
enrojeciendo.

-Querida, dijo él, apoyando la rodilla en tierra, impulsivamente, soy yo quien
se ha entregado a ti, en cuerpo y alma, para que me ames y me cuides, tú eres el lado
fuerte en esta relación. Tú me has modelado para volver al bien, del que no debí salir, y
debes guiarme para hacer un papel digno, como el héroe que esta ciudad se merece.

Conmovida, con la garganta apretada, sólo pudo dejar salir un par de palabras...

-Entonces, ¡Vamos allá!

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LIBRO 1º: Los 20 días perdidos.

Capítulo 02,
Danzando con alguien diabólico.

-Servil, código: ¡trae el auto! Masculló Megamente a su reloj, mientras algunos
paseantes lo miraban curiosidad. En un par de minutos, el vehículo, visible por
esta vez, frenaba junto a la acera con un suave chirrido de sus neumáticos.

-Es un Mercury muy lindo, cariño, ¿para qué ponerle tanto diente y tantas púas?
Musitó Roxanne, observándolo por primera vez con ojo crítico (y sin miedo).

-¿Por qué soy... malvado? Le dijo Megamente con muy poca convicción, Roxanne se
encogió de hombros y subió con una risita.

-¡Aún puedo raptarte, muchachita! Dijo algo salido de sus casillas.

- Oh, y yo estaré esperando a ver como me torturas...

Servil manejaba responsablemente con la vista al frente, pero ni siquiera él
podía desdecirse de lo que pasaba en el asiento de atrás, por el rabillo del ojo podía
ver como Roxanne estaba sentada en las rodillas de Megamente y lo llenaba de besos, de
los que podía oír la mayoría.

-Epp!, Bueno, volvamos al trabajo, dijo, su cara estaba tan encendida que
parecía un arándano extra desarrollado.

Dieron varias vueltas por la ciudad anotando todo lo necesario, que era
bastante, para reparar la ciudad, al llegar a la guarida sacaron cuentas y se necesitaba una barbaridad de dinero.

-¡No tengo tanto efectivo! Gimió Megamente, ¿de donde voy a sacar tanto dinero?
Miró
a Roxanne con una brevísima esperanza pero esta negó con la cabeza.

Mandaron varios Cerebots a recoger material de desecho, de reciclaje y algunas
donaciones voluntarias de constructoras.

-Le dije que no jugara al tiro al blanco con motos, señor, dijo pesarosamente
Servil

-Fue idea tuya- Se defendió Megamente.

-Pero el bowling de edificios fue todititita suya - dijo Servil.

-Ya basta, dijo Roxanne, usa esa cabezota tuya y piensa en algo.
Megamente estuvo girando por 20 minutos en su silla favorita...

-¡Ya lo tengo! ¡Latería!

-Es lotería, señor.

-¡Eso no importa Servil, haremos una Megatón!

-¿Megatón? Algún tipo de bomba, señor, ¿para qué?

-No, so tonto, una teletón de megamente, una MEGA-TÓN.

-Es buena idea, dijo Roxanne, hablaré con los de la televisora.
Pediremos cooperación voluntaria de artistas, cantantes, bailarines...

-Claro que es una idea estupenda, si es mía, dijo Megamente.

Curiosamente el evento fue un éxito, y la ciudad pudo ver con ojos asombrados
las dos coreografías de baile que presentó el nuevo héroe de la ciudad, una de ellas
bailada a bordo del robot gigante, y asistir al lanzamiento de un nuevo cantante que
brillaría con luz propia en el firmamento musical, "MUSIC MAN".

Nadie quería quedar fuera y muchas empresas se peleaban por ser auspiciadores
del evento, el dinero y las donaciones llegaron y comenzó la reconstrucción de Metro
ciudad, marchando a buen paso con la colaboración de cientos de Cerebots, que
ayudaban gustosos porque adoran tener tareas que realizar.

Roxanne también respiró tranquila un par de días, pero como su duda persistía
decidió visitar a su terapeuta.

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Capítulo 03,
El diván de los recuerdos.

Charlize (Charlie) Strongbold tenía su consulta en un bonito y moderno edificio
del centro de Metro ciudad. Llevaba a Roxanne desde jovencita, cuando comenzó su
encubierta obsesión por los alienígenas.

De las dos fijaciones que creía debía tratarla, al final todo había resultado
ser cierto, se había convertido en reportera y efectivamente habían extraterrestres conviviendo con los humanos de la comunidad. Si bien pensaba que tal vez nunca hubiera
necesitado de terapia, también sabía que su consejo le había ayudado a tomarse las cosas con calma y madurez y la había apoyado para enfrentar los miedos y temores cuando estos
aparecían.

-Así que quieres que te hipnotice... ¿estás segura Roxanne?

- Claro Char, de verdad necesito saber que pasó esa noche, no quiero
preguntárselo y admitir que no lo recuerdo, se supone que fue una noche muy especial para
nosotros dos.

-¿No será que aún no confías en él por su pasado villanesco?

-Una pequeña parte, sí, pero preferiría morir que admitírselo.

-¿Crees que puede haberte drogado o algo? La expresión de Char había endurecido
de
repente. Muchos crímenes habían quedado a la luz en su pequeño consultorio,
mujeres abusadas, niños abusados, hombres golpeados por sus esposas o humillados por sus
jefes...

-Es duro de admitir, pero no lo sé... Son varios años siendo raptada y dormida
con gases y cosas raras semi-experimentales...Es difícil reconocer que dudo de mi
pareja, pero todo pasó tan rápido...

Ya preparada y adormecida, Roxanne abrió la puerta de su mente.

Como en una película, pudo recordarse como aquella tarde que quedaron derruidos
física y mentalmente por su lucha con Titán, quedaron de juntarse por la noche
para cenar.

Megamente llegó a la hora en punto, hecho un gentleman, con un traje satinado
color gris perla, camisa melange grafito y corbata rojo cereza, esa combinación
destacaba favorablemente el azul alienígena de su piel, ella se había decidido por un
vestido sin espalda Burdeos, del color del vino maduro, disimuladamente, ambos se comían con los ojos. La gente en el restaurant los vitoreó nada más entrar.

-¿Nada de gritos esta vez, eh? Dijo él, chispeante.
El mozo los guió al mejor privado.

-Cabeza tonta, dijo Megamente, no se me ocurrió eso, la otra vez, me habría
ahorrado
más una caminata bajo la lluvia, el rechazo de una damisela y algunos
moretones...

-Está todo bien ahora, dijo Roxanne, sintió una corriente eléctrica al tocar su
brazo, sintiendo sus tendones a través de la delgada tela.

Comieron poco y bebieron demasiada champaña, y de repente, a la comunicadora
estrella y al famoso-por-su-charla-incesante se les acabaron las palabras, y
cuando salieron de allí, ella empezó a besarlo nada más subir al auto.

¡R-R-Roxanne! Para, por favor, ¡que ya no puedo mantener las manos en el
volante!

- Entonces vamos a mi departamento - dijo irreconociblemente ella misma - sube
conmigo.

Totalmente embriagada de amor lo había seducido por su propia voluntad, e
incluso, muy vergonzosamente de admitir a sí misma, le había arrebatado la virginidad a
ese pálido extraterreste de lánguido y delgado cuerpo de adolescente...

..."Había besado a destajo la deliciosa y suave curva rotunda de su nuca
saboreando los suspiros que le arrancaban sus acciones, había sorbido sus delgados e inexpertos labios hasta dejarlo sin aliento, había hecho explorar su boca y sus dedos por cada centímetro de esa piel suave, imberbe, tersa y sedosa, hasta que lo sintió tembloroso y jadeante, hasta que le suplicó por un alivio a esa urgente y dolorosa necesidad de su cuerpo...

Entonces puso las manos de él sobre sí misma, y lo dejó recorrer cada atesorada
curva, el la tocaba con fiebre, pero aún de manera tímida y respetuosa, así que ella
terminó de quitarle la ropa en medio de esa candente oscuridad del departamento y luego se quitó la suya, casi con rabia, y encaramada sobre él no se detuvo hasta que el acto
estuvo culminado, sellado, finiquitado, y ambos se desmoronaron exhaustos y
desfallecientes sobre su cama, casi llorosos, había sido una experiencia límite para los dos, tras lo cual se durmieron abrazados".

-Cuando recuperó la total conciencia, lloraba y estaba algo shoqueada...

-¡He sido yo! Estaba descontrolada... Siempre tengo mis emociones bajo control
desde lo de papá, pero ahora... ¡No era yo misma!

Charlie pivotaba en su silla, meditando, mientras sus dedos entrecruzados
crujían ligeramente, callando y cavilando.

-Feromonas... Se esparcen por el aire y dejan pocos rastros.
-¿De verdad crees que el haría algo así conmigo?

-No me cabe duda, cariño...

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LIBRO 1º: Los 20 días perdidos.

Capítulo 04,
El origen de mi "mal".

Charlie tenía su propia cruzada personal contra los hombres, estos la habían
decepcionado desde pequeña, y para ella siempre habían sido unos cerdos, incluso
había jugueteado con la idea de mirar a las chicas, pero nunca había sentido ningún
tipo de atracción por estas, así que esta "asexualidad" y frigidez forzosa, a veces le
resultaba conveniente, pero definitivamente, frustrante. La terapeuta perfecta, pensaba,
hombres, mujeres y niños están a salvo conmigo. Incluso a la apetecible Roxanne Ritchie,
solo podía mirarla con la cordialidad de una amiga y la protección de una mamá
gallina.

Es un halcón de las noticias, pero muy frágil en el corazón. Toda esa dureza
pétrea, esa fortaleza irreductible, había sido vulnerada y ese intruso la había profanado
con una facilidad desconcertante ¿porqué?.

-¿Porqué Megamente, Roxanne? ¿Dónde quedó la chica que militaba amistosamente
mis creencias? La que dijo la célebre frase: "Todos los hombres apestan, hasta
Metroman apesta, sobre todo después de levantar un carguero de 15 toneladas"...

-¡Ja, ja, ja...! Que tiempos aquellos, ¿no?

Yo tampoco puedo explicármelo, Char, pero desde la primera vez que escuché de su
existencia, me sentí realmente curiosa. Tenía que verlo, había un extraterrestre
azul viviendo en la cárcel, llámalo mi olfato periodístico, si quieres, para colmo
había aterrizado allí el mismo día que mis padres se conocieron, tenía que saber
más...

Pero me perdí en el bosque, se empezó a hacer de noche y para colmo, me encontré
con los perros guardianes de la prisión. Estaban furiosos, pensé que iban a
despedazarme, pero había alguien arriba de un árbol, me gritó que corriera hacia el norte para encontrar la carretera y corrí con todas mis fuerzas, pero al darme la vuelta,
vi que una silueta vestida de naranjo los atraía y evadía a la vez, gritándoles...

Solo pude correr a casa y rezar por que mi benefactor no fuera herido por los
perros, sólo era una niña, tenía 8 años. Mamá me castigó muy duro esa vez, estaba muy
asustada, a pesar de que no le conté todo, estuve tres días sin poder
sentarme...

-Muy interesante, Roxanne, tuviste suerte al encontrar un preso amable y no un
violador...

-Me recordó un poco a papá... dijo Roxanne, avergonzada por sus tiernas
memorias.

La segunda vez que quise verlo, me fue mejor, pero casi... Al parecer habían
decidido enviarlo al colegio y no se encontraba allí. El señor Warden no fue muy amable
conmigo, sobre todo cuando me enojé y le dije que era una estupidez mandarlo con
ropa de prisionero al colegio...

-¡Pobre chico! ¿No sabe lo fijados que son los chicos? Sobre todo en este
condenado país que no se usa uniforme, sino ropa de color...
Acto seguido, me expulsó y me dijo que no volviera...

Averigüé con los guardias la dirección del colegio, estaba cerca, suertuda de
mí, así que fui caminando, pero cuando llegué allá y me puse a espiar por la reja quedé
helada...
El pobre chico azul y vestido de preso estaba en un rincón mientras todos
cantaban...
sentí mucha lástima de él, tan delgado y con sus enormes ojos verdes... parecía
esperar aceptación, un amigo, pero sólo se entretenía en hablar con una esferita
transparente, una pecera habitada por una especie de piraña abisal, me recordó a Pinocho y Pepe Grillo. Yo era una chica selectiva, me gustaban los niños guapos, pero este,
parecía algo especial. Decidí que aunque me castigaran, tenía que verlo de nuevo.

-Bueno Roxanne, se nos ha acabado el tiempo, ahora tu misión consiste en
averiguar si fuiste o no drogada por ese cabeza de foquillo azul, toma esta tarjeta, este
doctor y bioquímico es muy discreto y especialmente eficaz.
No lo conozco en persona, claro está, pero me ha ayudado en varios casos. Creo
que necesitarás una contra muestra, así que lleva alguna prenda de tu intento de
novio junto con esa bata tuya...

Roxanne se sentía algo avergonzada, desde años contaba sus cosas a Char, pero
ahora, repentinamente se arrepentía de haber ahondado en detalles con ella, sabía que
ella siempre había detestado a Megamente y ahora entendía que el giro de los
acontecimientos no debía ser de todo su agrado.

Para colmo esta noche estaba citada con Megamente, quien la había invitado a su
guarida a un "pijama party", se sentía algo traidora al contar sus intimidades y
más encima, ahora tendría que robarle... alguna prenda.

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LIBRO 1º: Los 20 días perdidos.

Capítulo 05,
Pijama Party.

Fue un día sencillito, algunos robos por aquí y por allá que culminaron con los
ladrones algo mordisqueados y convertidos en cubitos, Megamente pensaba que sería
divertido enviarlos a la cárcel en una cubetera, pero Roxanne replicó que eso iba en
contra de los derechos humanos. Fue solo reportear sin peligro y poner la mejor sonrisa,
aunque por dentro se sintiera llena de dudas y remordimientos...

Para colmo el chico azul estaba enardecido, no dejaba títere con cabeza y
aprovechaba cada segundo (hasta en cámara) para coquetearle... La sobreexposición no era
buena, pensaba ella, es cierto que era un personaje público, pero no quería que la
relacionaran tan rápido con él, si hace poco tenía un "supuesto y bullado romance" con el
fenecido héroe de la ciudad.

La llamada de la Alcaldía la pilló de sorpresa.
-Srta. Ritchie, necesitamos que se presente mañana Jueves a las 9 de la mañana
en el
salón Azul de la Alcaldía, a una sesión extraordinaria del comité de la ciudad,
necesitamos aclarar unos hechos de los que fue testigo privilegiado, contamos
con su asistencia, discreción y puntualidad - enfatizó la secretaria del alcalde.

- Allí estaré... manifestó, bastante confundida.

Unos cerebots llegaron por el aire trayéndole un ramo de rosas rojo pasión y una
tarjetita:

-"Nos vemos esta noche en mi guarida, ¡no faltes!"

Edile Watson parecía buena persona, era alto rubio, ojos café claro y una franca
sonrisa en su rostro completaba el conjunto.

-La señorita Strongbold me garantizó su discreción- se quiso asegurar, nerviosa.

-Pues claro, señorita Ritchie, en todos los casos policiales y privados es así,
hay que tener ética.

-¿Para cuando tendrá esos análisis bioquímicos? De verdad que los necesito
pronto.

-¿Una investigación misteriosa, eh? Mire, antes habría demorado varios días,
pero gracias al nuevo invento del profesor Dito Von Manchester, se los tendré mañana
en la tarde, claro, si trae la contra muestra mañana temprano, como prometió.

-¿Dito Von Manchester? ¿El científico más laureado de Metrociudad?

-El mismo, acaba de recibir el último premio por este invento, un analizador
bioquímico capaz de analizar más de tres millones de sustancias, realizar paralelos,
ampliaciones, adiciones, ponderaciones...

-Eh, sí gracias, comprendo, je, je, je, no soy demasiado versada en ciencia,
pero conozco alguien que estaría feliz de comentarlo con UD., si todo sale bien, tal
vez se lo presente... Uffff, la cabeza le daba vueltas...

-¿Se siente bien? Parecía genuinamente preocupado, de verdad parece buen tipo...

- Oh, no se preocupe, estaré bien sólo necesito aire fresco... hasta pronto,
dijo tendiéndole la mano, no sin disgusto, la notaría fría y sudorosa, como un
pescado muerto, pensó con desagrado.

En la tarde, ya se sintió mejor, hasta que vio las portadas de las revistas del
corazón...

"¿Nuevo romance en Metrociudad?" la poco favorecedora foto de cuando salieron
del restaurant estaba en la primera página de varios tabloides rosas, especializados
en cazar a artistas y famosos en su peor momento... caray, hasta había una, tomada con
algún flash muy potente, de ella besándolo en el auto... Rediablos!
Incluso otro más malicioso sugería que el asesinato de Metroman fue un premeditado
crimen pasional a sangre fría...
Y otro: "¿Sufre la Ritchie el síndrome de Estocolmo?, consultados varios expertos,
creemos que sí.

Cuando llegó a la "Guarida", Megamente estaba recortando las portadas de las
revistas para su álbum. Servil estaba radiante.

-Oh, señor, por fin le toman su lado bueno, sale guapísimo...
-No esperaba menos, Servil, el más atractivo súper villano se ha convertido en
el héroe más guapo.

Modestito el niño, se rió Roxanne. Su rabia se evaporó como por ensalmo, y le
importó un comino lo que dijeran los diarios y revistas, total, había hecho tan felices
a esos dos.

Estar con ellos era la eterna montaña rusa. Más risa retrospectiva le causaron
los otros recortes del álbum, los conocía todos, pero no los comentarios e infidencias que acompañaba a cada uno.

-No salgo tan mal, se defendió Megamente, es cierto que estoy colgando de su
puño, pero me veo... regio.

-¡Pero si parecía un yo-yo azul! Oops! Dijo Servil, tapándose la boca.

-¡Espera que te coja, simio subdesarrollado! Megamente, muy picado, corría a la
zaga de su ayudante dispuesto a deshidratarlo.

-¿No le haría daño a un tierno pececito, verdad Señor? Dijo poniendo su
irresistible carita de ternura.

¡Pobre Megamente! Más que vergüenza ajena, sentía algo de dolor lacerante cuando
veía esas noticias en los diarios antaño, cada vez que escribía algún artículo o
hablaba micrófono en mano, su reputada crítica mordaz se suavizaba, porque no podía
olvidar sus ojitos dulces de niño... tanta humillación, para qué?

Había desnudado parte de su alma cuando le dijo "Estoy tan orgullosa de ti"
lamentablemente era Servil disfrazado y no tuvo valor para volver a
decírselo...
Tantos años había esperado que esto ocurriera, que había perdido totalmente la
esperanza hasta este milagroso "ahora".

Hasta Wayne estaba feliz por él. Y eso era bastante decir, porque la mayor parte
del tiempo, y a pesar de ser un benefactor, le importaban poco los sentimientos de
la gente.

Era práctico, salvaba en vez de consolar, detenía en vez de indagar los motivos,
podía volar entre la cárcel y el centro de la ciudad con los ojos cerrados...
Pero no estaba mentalmente capacitado para entender porqué la burra volvía una y
otra vez al trigo...

Una gruesa y cálida alfombra tapizaba la parte de la guarida donde departían,
El Metropoly yacía desperdigado junto a algunas botanas dulces y saladas,
Y Roxanne, con la capa de Megamente, gritaba triunfal, emulándolo:
-"Metrocidad es mía".

Megamente, picado y enmorecido, pues creía que iba a ganar fácilmente, le dijo:
-No es una victoria válida, no has traído tu... ¡pijama!...

-Es verdad, dijo Servil, Señorita Ritchie, no ha traído su pijama, estábamos tan
entretenidos, que no nos habíamos dado cuenta...

-¿Sabe?, no lo tome a mal, pero estaba trabajando en un camisoncito blanco con
encajes para Ud., si quiere puedo terminarlo ahora... agregó, bostezando.

-No te preocupes, lindo, si puedo dormir con cualquier cosa, de todas formas no
es necesario que... y no dijo más, ya que Servil yacía en el fondo de la esfera,
profundamente dormido.

Megamente lo retiró del cuerpo robot y lo deslizó con suavidad en una pecera más
amplia, temperada.

-Pobrecito, estaba cansadísimo, parece un bebito bueno.

-¿Y ahora? Como le dijo el conejo a la conejita en la madriguera, ¿vemos tele o
qué?

-Me anoto con "¿Qué?" dijo Roxanne, enrojeciendo.

Megamente le cedió galantemente la parte superior de su pijama, aunque le estaba
algo estrecho al norte de la cintura y bastante más corto que el camisón menos
pudoroso en la parte sur de su generosa anatomía..

-Uff, soy auto referente, pero es la primera vez que me exita la contemplación
de mis propios pijamas...
"Ven a mi castillo, princesa". Megamente la guió en la oscuridad a la penumbra
de su dormitorio.

Un enorme respaldo de cuero negro que emulaba el cuello de la mamba negra,
coronaba una cama box tamaño King size.

-¿Qué pasó, conejita? ¿Te comieron la lengua los ratones? Dijo casi tiernamente
en su oído...
El calor de su cuerpo aumentó considerablemente y las pulsaciones de su corazón
se duplicaron. ¿Porqué me pone así? Pensó Roxanne, esto es extraterrestre. Me
enciende como un switch.

-Saca tus ropas, viajero, y verás si aún sigue aquí mi lengua, dijo ella.

Le dio un baño de gata por todo el cuerpo, mientras sentía como el suyo propio
se extasiaba, humedecía y pugnaba por un poco de atención.
Megamente entreabrió su propia chaqueta para tantear dos redondeces que nunca
habían estado allí, la suave, cálida y satinada curva le daba vértigo, y comenzó a
lamerlas y succionarlas hasta que Roxanne gimió de placer...

De nuevo se sentía tan mareada que creía estar viviendo un sueño, un sueño
lujurioso que parecía similar a la muerte, sentía tanto gusto que la vida normal le
parecería vacía y opaca si no podía repetirse este plato exquisito...

Estaba jugando con ella, buscando su límite, sabiendo que la tenía en su poder,
que si seguía estimulándola más rato, no tendría más remedio que suplicarle que entrara
en ella.
¡Ah, Bella Roxanne! Como le hubiera gustado antes saber que era posible tenerla.
La había codiciado tanto y nunca se había atrevido siquiera a soñar que un día
sería así de suya... la había tenido amarrada, encadenada, drogada... y nunca le había tocado ni un cabello.

Sólo se había consolado a sí mismo algunas veces, cuando no había
remedio, cuando pensaba que era indecoroso que ella pudiera darse cuenta de la poderosa
erección en sus ajustados pantalones que le producía tenerla así, prisionera.

Finalmente, Roxanne firmó el armisticio y rindió su fortaleza, a un torrente
azulado que la llenó por completo, desbordándola, mientras ella también alcanzaba un clímax volcánico...

Con el posterior desvanecimiento.