Pareja: Lavi/Kanda.

Desclaimer: Todos los personajes mencionados son de Katsura Hoshino, ninguno me pertenece solo los tomé prestados para la historia.


Prólogo


Un comienzo no desaparece nunca, ni siquiera con un final.

Harry Mulisch


Por más que era pequeño, Kanda tenía en cuenta varias cosas:

1.- Odiaba ese lugar.

2.- Todos le veían como un bicho raro.

3.- Un infeliz le estaba siguiendo a cada lugar al que iba.

Quiso hacerse al loco. Claro, lo intentó por un tiempo —corto, muy corto— pero por más que quisiera hacerlo, no pudo pasar ese detalle por alto. No, porque esto ya estaba pasando por el tiempo aproximado de una hora, y estaba dejando mella en su minúscula paciencia.

Enfurruñado volteó, para encarar a quien sea que le seguía, y sacando la voz más frívola de sus pequeños pulmones dijo:

—¿Podrías dejar de seguirme?

Detrás de la pared que estaba a la espalda del japonés, salió —para su sorpresa— una pequeña niña. Tenía una cabellera rubia larga, comprimida en una coleta ni alta, ni baja, y sus enormes ojos se fijaron en él, temerosos —éstos estaban al borde de las lágrimas—.

Si Kanda era franco, admitía que ella le dio un poco de pena, ya que los ojos de ésta eran tan grandes y expresivos, que no podían darle otra sensación. Pero la emoción se diluyó rápidamente al acordarse la razón de su molestia. Es más, la hubiera al menos insultado, por su molesto acoso que duró todo el tiempo que él estuvo ahí, pero como la chiquilla parecía hacer una perfecta simulación de una estatua, vio como lo más coherente el darle la espalda y marcharse.

Así lo hizo. Caminó por donde ya tenía planeado, pero tras dar unos cuantos pasos, pudo escuchar cómo le seguían por detrás. Exasperado volvió a voltearse.

—¡Deja de acosarme, maldita sea!

Y puede que haya sido su tono de voz, el ceño fruncido que portaba—y que le hacía ver terriblemente odioso— o bien esa acusación que se sintió por demás insultante. Pero la niña dejó de verle con ojos de borrego, más bien hizo una mueca con los labios, y prontamente respondió:

—Yo… yo no te estoy acosando.

—¿Entonces qué carajo haces?

—Te sigo, porque me llamaste la atención, y quiero que seamos amigos.

Kanda, ya hastiado, rogó para que su paciencia no se acabase, e hiciera que por primera vez en su vida golpease a una mujer hasta que sus manitas le dolieran. No lo hizo, decidió hablar primero.

—No me jodas —a su "bella" y "hermosa" manera.

—Tú no me jodas a mí —aunque claro vino sin pronóstico la respuesta de la chiquilla.

Ambos niños se miraron encolerizados. Kanda que tenía un temperamento muy —tal vez demasiado— explosivo, quiso intimidar a la niña agarrándole de los tirantes de su vestido blanco, y en reacción aquella rubia lo empujó, haciendo que casi se caiga al suelo. Querían golpearse, comprobar por cuenta propia la resistencia de sus dientes de leche, pero antes de poder hacer lo que tenían planeado, fueron interceptados por dos cuidadoras.

Eran mujeres grandes y robustas, a la vez que tenían sus caras perdidas entre las marcas que dejaban los años, tan similares entre sí, que era innegable el hecho de su parentesco.

—Sé que es difícil estar aquí, pero por favor no se peleen. Harán cundir el pánico con los otros niños.

Kanda frunció el ceño, intentando intimidar a ambas señoras, pero no lo logró. Y la impotencia de no poder rehuir de esto, llegó a hacer que vuelva a sentirse mal por su condición de huérfano.

—Que ella me deje de acosar —al final decidió por defenderse ante la reprimenda.

—Te he dicho que no lo hacía, idiota. Solo quiero ser tu amiga.

—¡Yo no pienso juntarme con alguien como tú! —gruñó mientras endurecía más sus finas facciones.

—Chicos, por favor calmen…

—¿Por qué no? No me veo lo malo —bramó la niña mientras se acercaba a él.

—Porque me caes mal, así de simple —dio otro paso adelante.

—Eres un amargado —ella dio otro paso.

—Y a mí me jode tu presencia.

Estaban de nuevo en la posición inicial de hace un rato. Pero antes de hacer lo que sea, las cuidadoras calmaron toda la faena, agarrándoles de los hombros con una fuerza casi dolorosa.

Kanda no deseaba que le toquen. No quería sentirse denigrado bajo las manos de unos extraños. Así que bruscamente alejó el toque de la cuidadora, y le vio con ojos furiosos. El; «No me toque», fue solo un complemento.

-o-

Los habían castigado.

Después de recibir una sarta de sermones, les llevaron a rastras a un cuarto designado para «los niños malos». Cabe decir que Kanda supo desde que entró que ése sería un lugar al que iría seguido. Y no le gustaba ni un pelo.

Aquel cuarto era pequeño y por ende podía escuchar cualquier ruido que había dentro, como esa gota que caía persistente, o bien la respiración acompasada de esa chica. Pero no pasó más de tiempo de relativa paz, ya que la escuchó hablar, de nuevo.

—¿Me dirás al menos qué te llamas?

El niño hizo una mueca con sus labios, mientras se preguntaba la fórmula secreta para callarla. Y cuando ella volvió a insistir con la misma cuestión, se dio cuenta que lo más posible es que tal solución no existiera.

—No quiero hacerlo.

—Eres un amargado, no te pido nada difícil —reprochó haciendo un mohín con los labios que Kanda no llegó a ver.

Y el ridículo silencio —interrumpido por ambas respiraciones— fue puesto otra vez en marcha. Lo raro fue que el mismo japonés lo irrumpió.

—Tsk, Kanda Yuu.

—Yuu, un gusto conocerte. Quiero que seamos amigos —declaró ella, mientras le extendía la mano. Una mano que Kanda se negó a tomar, ya que seguía reacio a ser amigo de tal persona.

Pero ella pareció ignorar el acto de desprecio y dibujó una sonrisa en el rostro —Kanda lo intuía a pesar de no verla entre la oscuridad reinante— que creó emoción extraña que no supo identificar. Pensó que era desprecio, o algo por el estilo.

—Ahora te diré mi nombre.

—No quiero saberlo.

—Pero yo quiero decirlo.

—No.

—Sí.

—¡No!

—¡Sí!

La puerta se entreabrió y otra mujer les vio con ojos acusadores. Como si fueran parias.

—¿Están peleando?

Ambos de forma maquinal negaron con la cabeza, y dijeron al mismo tiempo que no, simulando una calma que no estaba presente. La actuación pareció convencer a la mujer; quien cambió de gesto, y abrió por completo la puerta de la tétrica habitación. Dándoles por fin la deseada libertad.

Fue así de simple. Ni bien la mayor se perdió de su rango de visión, aquella que parecía tan persistente en ser su amiga, sacó de su garganta una carcajada. Su risa parecía un canto, el viento que te acariciaba la cara y daba paz, un himno de alegría. Fue inevitable que Kanda sonriera, y también lo fue el que después la imitara.

—Mi nombre es…

—No quiero escucharlo.

—Amargado —la sonrisa que estuvo impresa en el rostro de la infante pareció desvanecerse de un momento a otro. Algo le dijo a Kanda que ella se veía mucho mejor cuando los hoyuelos se formaban en sus mejillas, y estas mismas se coloreaban de pura alegría.

Ese día, sin que siquiera uno de los dos se diese cuenta, algo había nacido.

—Bueno, dímelo.


En primera instancia creo que merezco celebrar un poco el inicio de esta historia, porque es la primera historia que escribo fuera del fandom de Naruto, así que siento que mi racha de solo inspirarme en un anime/manga por fin se desvaneció, así que tiro confeti y hago una fiesta, jajaja.

En fin, en lo que respecta a la historia, si bien en este episodio no hay ni un poco de interacción entre Lavi y Kanda, hay que entender que este es un prólogo y mi explicación de lo que será la problemática, una que se verá conforme se realice la trama.

Me debatí mucho acerca de quién usar como el "primer amor" de Kanda, era o bien Alma, o aquella que fue su amada, pero bien yo creo ambos entes son en cierto sentido lo mismo. Alma era Alma porque era ella al fin y al cabo, por eso su relación con Kanda se proyectó también así de linda porque él siempre fue esa persona especial para Kanda. Su historia siendo franca me parece jodidamente romántica. Pero… esta pareja no es la protagonista – tal vez algún día lo haga – y lo que es la verdadera historia empieza dese el próximo episodio.

Esta será una historia larga – hasta por donde yo la veo – así que necesito su apoyo. Si a alguien le interesa la continuación por favor comenten. Quiero revivir esta sector del fandom que está casi muerto en lo que respecta a historias en español – no los culpo, eso va a cuenta de Hoshino – pero como soy yo, quiero ayudar a revivirlo. En fin, muchas gracias por leer, hasta otra.

Nota: Estoy queriendo editar todos los episodios, así que poco a poco todo será remasterizado. Por favor ténganme paciencia.