Ohayou mina-san! Este fic se nombraba antes Parejas, pero jamas me gusto ese nombre, realmente no se como llamarle, pero bueno, le he puesto ahora Amores jeje que tampoco es de mi total agrado. Lo escribi hace mucho, mucho antes de saber cual seria el nombre del hijo de Naruto con Hinata...en fin, corregi algunos errores ortograicos, y me he dado cuenta que escribia de la patada jaja no le cambie el estilo, es muy tartado y bueno, solo corregi errores ortograficos, sera menos feo de leer hehe

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Amores

Después de derrotar a Pain, Akatsuki y a Sasuke, la paz regreso a Konoha. Naruto era el Héroe de la Aldea y tenía muchas admiradoras persiguiéndolo. Tenía citas por montones, pero nunca querían llegar a nada serio, después de todo seguía siendo el Jinchuuriki, se deleitaban con el blondo bombón, pero así como llegaban, se iban.

Él, que pensaba que siendo más fuerte se ganaría el respeto de todos y que jamás volvería a estar solo, ahora se había convertido en el trofeo que todas las chicas deseaban. Aunque en las noches solía tener compañía, cada mañana despertaba solo y cada vez se sentía más vacío.

Tenía que admitir que al principio le gustaba tener la atención de tantas mujeres, pero ahora sabía que eso no era amor. Por eso mismo, Naruto prefería irse a entrenar con sus amigos, en vez de salir con alguna de sus admiradoras.

Kiba siempre le pedía a Naruto la « receta » para atraer a tantas mujeres. Por su parte, Shikamaru lo compadecía, ya que según él, las mujeres solo traían problemas. Él solo salía con una… y era más que suficiente. Naruto realmente se divertía con sus amigos y sus pláticas, pero a pesar de eso, sabía que le hacía falta algo.

A menudo pensaba en aquella batalla con Pain. En las palabras de Hinata y en la rabia que sintió cuando la lastimaron. Nunca había sentido algo parecido. Las palabras de aquella kunoichi resonaban en su cabeza y ese pensamiento hacia latir su corazón más fuerte y rápido de lo normal. Era una lástima no haber podido hablar con ella desde entonces. Y no porque él no quisiera, sino porque la única vez que fue a buscarle, su padre lo había corrido, alegando que conocía la fama que tenía con las mujeres. Y le advirtió que ni se le ocurriera acercase a su hija, que ella se casaría con un shinobi del Clan Hyuuga y pensó que probablemente era lo mejor para ella. Después de todo, él no podía corresponder sus sentimientos. Y por ese motivo, no la volvió a buscar. Ya habían pasado 3 años desde entonces.

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Mientras tanto, Hinata no se atrevía a ver a Naruto. Hacía ya tanto tiempo desde que se le había confesado y no tenía el valor de enfrentarlo, así que mejor se escondía de él, aunque muy en el fondo esperaba poder reunir el valor suficiente para poder hablarle de nuevo.

Un día, lo vio regresar de su enteramiento con Lee, Kiba, Shikamaru y Chouji. La ojiperla se escondió rápidamente antes de que la vieran, intentando retener su corazón que retumbaba demasiado en su pecho. Lo escucho despedirse de sus amigos y se dirigió hacia su restaurante favorito de ramen, pero el chico sintiéndose observado, se voltio hacia atrás, al no ver a nadie, decidió ignorar ese sentimiento y seguir su camino, pero al regresar su mirada hacia delante, vio a algunas de sus fans corriendo hacia él frenéticamente. Al ver esto se sintió con nauseas, no tenía ganas de ser el entretenimiento de nadie, así que sin pensarlo mucho dio un salto para poder escapar, desde arriba pudo ver a la peliazul, sintió curiosidad y decidió hablarle, además, parecía ser un buen escondite, eso le daría tiempo para dejar pasar a sus locas fans.

Naruto aterrizo cerquitita de Hinata « ¡Hola! ¿Qué haces escondida aquí? » Pregunto el inocente rubio.

Hinata viéndolo tan cerquita de ella, se puso colorada y se desmayó, pero por suerte, logro detenerla antes de que se cayera al suelo. Intentaba reanimarla, pero no pudo impedirse verla con ternura, siempre tan tímida con él

« ¿Hinata? ¿Hinata? … » Tardo unos segundo para regresar en si « qué bueno que despiertas… » Dijo dulcemente el rubio.

« Na-na-naruto-kun… yo…etto…. » La ayudo a ponerse de pie. Sin esperar a que la peliazul terminara de hablar

« ¿Quieres ir a dar una vuelta? » Sugirió, tímidamente y a punto de desmayarse acepto su oferta.

Mientras caminaban Naruto contaba historias de misiones tal como lo hacía con sus amigos y sobre todo con Kiba, siempre querían lucirse con sus acciones heroicas y el rubio no dejaba de parlotear, ella solo lo escuchaba y reía tímidamente de todo lo que le decía. Sin darse cuenta, ya estaban fuera de la aldea.

El rubio se quedó callado por un momento, volteo a ver hacia el cielo entre los árboles, suspiro profundamente.

« Hinata…nunca te he dado las gracias por salvarme, quiero que sepas que nunca nadie había hecho algo así por mi… » Se giró hacia ella « ¡Arigatou Hinata-chan! » Dijo con sus ojos llenos de agradecimiento y una sonrisa llena de gratitud.

La joven kunoichi estaba sonrojada, deseaba decirle que lo amaba, pero justo en ese momento, el estómago de Naruto gruñio muy fuerte.

El blondo río un poco apenado agarrándose la nuca con su mano derecha « discúlpame… no he comido desde esta mañana, acabo de regresar del entrenamiento con los chicos…te gustaría ir a comer ramen, ¡muero de hambre! » Dijo de manera muy espontanea.

« eettoo… no puedo, mi padre me está esperando y es muy tarde... » Contestó un poco decepcionada de ella misma, cuantas veces no habia deseado tener una oportunidad, y lo estaba aruinando todo.

El joven héroe trato de ocultar su decepción.

« Bueno por lo menos dejame llevarte a tu casa » propuso « realmente me diverti mucho esta tarde »

« y-yo t-tambien » hinata estaba roja hasta las orejas al decir esto, y solo encogió un poco los hombros y escondió sus ojos debajo de su fleco para que él no viera lo tonta que se veía, pero al chico le causo ternura y una leve curvatura apareció en sus labios.

Al llegar a la entrada de la casa Hyuuga, Naruto no pudo resistirse, era demasiado facil hacerla sonrojar, y eso le causaba gracias. Con una sonrisa maliciosa se acercó a ella, muy cerca, la chica solo se hizo para atrás pero topo con la pared detrás de ella, Naruto puso una mano detrás de ella apoyándose en la misma pared, aun sonreía al verla ponerse tan nerviosa, se acercó más y hablo de esa manera seductora que siempre usa con sus locas fans… « ettoo…te gustaría… » Un momento… ¿Que estaba haciendo?, no podía ser un canalla con una niña como ella… se aclaró la voz…« mmmm….que entrenáramos mañana » dijo alejándose un poco de ella y con un tono más normal.

Hinata sintió desmallarse pero Naruto la sostuvo y por un breve momento perdió el conocimiento. « Hinata-chan, ¿Estas bien? » al ver que entreabrió los ojos continuo « entonces… ¿Nos vemos mañana? » Hinata intentaba respirar profundamente para no desmayar de nuevo y acepto.

« Bien entonces… ¿a qué horas paso por ti? » dijo el chico, una vez más acercándose a ella, con una voz ronca… ¡ay no! otra vez estaba actuando como un don juan, que rayos les pasaba… es una niña linda, no podía estar jugando con ella de esa forma.

Hinata volteo a ver hacia su casa « m-mejor nos vemos en la salida de la aldea… »

Esto enfrio un poco al chico, al parecer sus avances no estaban haciendo ningún efecto en ella... cualquier chica se hubiera derretido con sus propuesta… « Bien, entonces… ¿A las 7 de la mañana? » dijo el con su voz habitual, solo era una amiga y solo iban a entrenar, no había nada de malo en ello y mucho menos algo seductor, que tonto podía ser a veces…

« Si, ahí estaré » Hinata, se metió a su casa, al llegar a su cuarto cerró la puerta y cerrojo a su cama, con almohada tapo su rostro para dejar salir un grito de alegría, era lo más romántico que le había pasado en su vida…

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Al día siguiente, Naruto la esperaba ansioso. Había llegado media hora antes, por un momento llego a pensar que no llegaría pero a lo lejos vio la silueta de la Kunoichi y sintió un gran alivio. Bueno, solo a él se le ocurría invitar a una chica a entrenar, de todas las chicas que conocía, ninguna de ella quería hacer ese tipo de cosas. Solo querían gastarse su dinero que con tanto trabajo se ganaba haciendo misiones. Y todo para que… para unas cuantas carisias en la noche… bah… realmente eso lo tenía asqueado. No entendía muy bien porque se sentía nervioso, siempre estaba muy confiado con todas las sanguijuelas con las que andaba y con ella se había comportado como un tonto la tarde anterior.

La mañana paso sin que dieran cuenta. Los dos estaban exhausto, y hambrientos. Hinata está feliz y estaba entrenando muy duro para poder estar a la altura de Naruto. Después de todo, estar con él, aunque solo fuera para entrenar, la hacía feliz y esperaba con todo su corazón que se lo volviera a pedir.

« ¡Demonios, Hinata estoy agotado! No había entrenado tan duro desde... bueno desde hace mucho tiempo…a decir verdad, con los chicos, pasamos más de la mitad de la mañana platicando o bañándonos en el rio… »

Hinata sintió que los colores de subieron al rostro « discúlpame Naruto-kun ! Yo no quería… » Pero Naruto la corto

« Eh no tienes por qué disculparte…era un cumplido… » Si el realmente lo veía como un cumplido, después de un silencio un poco incómodo sugirió « ¿quieres comer algo? »

La tímida chica se sonrojo « si... yo...traje algo de comer… » Saco de su mochila dos bentos envueltos en un pañuelo y los extendió a Naruto sonrojándose de las mejillas. Esto era como un deja vu.

« ¡Genial! » se exclamo el rubio con alegría. « mmm...que buena pinta tiene esto… » Al meterse el bocado a la boca sonrió y movió la cabeza como afirmando lo que pensaba « si » dijo « definitivamente es mucho mejor que entrenar con los chicos… ¿Nos vemos mañana? » Al decir esto puso carita de perrito emocionado, a lo que Hinata solo asintió con un tímido sí.

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Pasaron varias semanas. Y los dos jóvenes ninjas seguían viéndose para entrenar. Poco a poco, Hinata empezó a controlar sus desmayos, cuando estaba cerca de Naruto, aunque aún seguía sonrojándose mucho y entorpeciéndose, sobre todo cuando él se le quedaba mirando. Sus ojos azules posados en ella la ponían sumamente nerviosa, seguramente él pensaba que era una torpe y tonta chica. Pero no era exactamente lo que pasaba por la cabeza del rubio cuando se le quedaba mirando.

El sentía que su corazón latía casa vez más fuerte cuando estaba cerca de ella. Al principio sentía que un escalofrió recorría su cuerpo cada vez que el rosaba su piel sin querer. Y cada día que pasaban juntos se conocían mejor el uno al otro. En poco tiempo se hicieron muy buenos amigos. Ya no solo entrenaban, sino que salían al cine o a comer ramen. A la primera persona que Naruto llegaba a ver después de una misión, siempre era a ella. Disfrutaba llegar de improvisto y salir de la nada haciendo que sus mejillas se sonrojaran. Se habían vuelto muy cercanos y Hinata ya no sentía aquella timidez que la impedía ser ella misma. El contacto físico fue haciéndose más presente. Se podía decir que eran realmente bueno amigos.

Naruto empezó a tener ciertos detalles hacia ella que jamás había tenido con otras chicas. Como la vez que había comprado una rosa roja en la florería de Ino, solo porque su olor se la recordó. O la vez, en aquella misión juntos, que le había prestado su chamarra porque la suya se había empapado, esa vez Hinata temblaba de frio y estaba malherida, el rubio la cubrió con su chamarra la acurruco entre sus brazos y escondiéndose detrás de un árbol, permaneció sentado vigilando que los maleantes que los seguían no los encontraran, como si en sus brazos tuviera lo más valioso del mundo. O la vez que la había levantado de caballito cuando recién llego de una misión, estaba tan feliz de verla, que la levanto sin pensarlo realmente, y se paseó con ella sobre sus hombros por toda la aldea, aun podía escuchar su risa. O la vez que fue a buscarla hasta su ventana para ayudarla a escapar esa noche e ir al festival de primavera, su padre no le había dado permiso porque según tenía una cena importante, sí que se habían arriesgado esa vez, por un pelín Hiashi los cachaba. Habían creado tantos recuerdos juntos, que parecía que siempre habían estado juntos, pero sobre todo, no podía borrar de su cara esa sonrisa tonta cada vez que la veía.

Cada día le era más difícil al rubio aguantar las ganas de besarla. Hinata tenía una risa encantadora. No era ruidosa como algunas chicas, era una risa dulce, y sus mejillas sonrojaban levemente y levantaba levemente sus hombros.

« Demonios…es tan linda » pensaba « pero su padre me mataría si le pido una cita… digo una verdadera cita…aunque quizás ni se entere, siempre está ocupado entrenando a Hanabi…ademas no hay nada de malo… entrenamos juntos, somos amigos…una cita… bueno sería algo normal… » Pensó

« Hinata… ¿te gustaría salir esta noche? … etto… podríamos ir a comer ramen y luego ir al cine… » Las mejillas de Naruto se habían sonrojado un poco y se rascaba la nuca con su brazo izquierdo nervioso.

« eetooo… » Hinata no sabía que decirle…

Naruto un poco decepcionado al no recibir un si rápidamente se apresuró a decir « si no quieres no importa» y rio nervioso.

« ¡No! … yo… me encantaría» dijo ella poniéndose también un poco nerviosa. No era la primera vez que iban a comer ramen, de hecho siempre lo hacían, ¿porque esta vez se sentía diferente?

Naruto sintio que su alma volvió a su cuerpo cuando Hinata acepto su invitación « bien entonces… ¿nos vemos en frente del ramen esta tarde? »

Después de una velada muy agradable, empezaron a caminar por la aldea sin rumbo y de repente se escuchó un trueno, seguido de un relámpago, no tardó mucho en que un aguacero empezara a caer repentinamente. Los dos chicos salieron corriendo para refugiarse de la lluvia, reían como dos tontos, pero al llegar abajo de un techo, era demasiado tarde, estaban hechos una sopa, completamente empapados. Hinata empezó a temblar de frio. Naruto se acercó a ella y el abrazo para darle calor.

« ! Atchoum!... perdón Naruto-kun…creo que me voy a resfriar » dijo Hinata un poco apenada

Sin pensarlo, Naruto la tomo entre sus brazos, al modo recién casados, y la llevo a su departamento que estaba cerca de donde andaban. Le presto una ropa seca en lo que se secaba la suya y le ofreció un té para que se calentara.

Al darle la taza de té, se le quedo mirando profundamente a los ojos y empezó a acercársele lentamente. El corazón del chico latía tan fuerte que sentía que se le saldría del pecho. Ella sentía como su aliento se le acercaba cada vez más, el acaricio su rostro con ternura, no podía dejar de ver esos labios tan bien formados y rosas, se acercó cada vez más y más, sus ojos se fueron cerrando poco a poco y sus labios terminaron rosando los suyos, beso suavemente el labio inferior de la chica que aún tenía los ojos abiertos por el shock de sentir los labios del rubio. Se le subieron los colores al rostro, Naruto solo se alejó de esos labios por unos segundos y sonrió

« No te desmayes » el chico se acercó de nuevo a esos dulces labios y Hinata pudo a penas balbucear « Na-Naruto yo…te amo »

Al escuchar estas palabras, Naruto no pudo impedirse besar a la chica con más pasión. Comía sus labios, y la chica inexperta no sabía muy bien como corresponderle, por lo que dejaba que Naruto hiciera lo que quisiera con su boca.

« Su primer beso » pensó Naruto feliz… « Y es mío »

Luego el rubio la recostó sobre la cama. No dejaba de besarla y sostenía su cintura. Hinata sentía como su cuerpo se estremecía. El deseo del chico era palpable, esta era la primera vez que deseaba tanto a una mujer.

Hinata se entregó a Naruto con toda su alma. El chico nunca había disfrutado tanto hacer el amor.

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Al día siguiente, Naruto despertó solo en su cama. Recordó a esas chicas con las que solía salir y con las que nunca pasaba más de una noche con él, su rostro se entristeció, Hinata no podía ser igual a ellas, ¿o sí ? el chico se volteo hacia a un lado y vio un papelito, parecía una nota : Te amo, nos vemos en el entrenamiento mañana.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, no ella no era como las demás, su corazón se llenó de felicidad y se tiro hacia atrás en cama disfrutando ese sentimiento que lo invadía.

Después de esa noche, Naruto y Hinata, se volvieron, aunque más inseparables. Hinata visitaba a menudo el departamento del chico, se escabullía para que nadie la viera y se entregaba a su rubio a cada vez que podía.

A veces se podían ver dos enamorados en un puente al atardecer, comiéndose a besos y llenándose de carisias. Él la amaba, más que a nada, y si por alguna razón llegara a perderla no sabría qué hacer con el mismo.

Pero, algunos rumores llegaron a los oídos de Hiashi Hyuuga.

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Continuara