Buenas gentecilla. Os traigo un capi de los de premio. En esta ocasión es el ralato para Nadeshiko Lopez, sobre su pareja favorita. NALU!. Vale, informo.

Los personajes de Fairy Tail no me pertenecen a mi, sino a Hiro Mashima.

Este fic va a tener dos o tres capitulos, aun no lo he decidido. Espero que os guste la introduccion entre "" ! Sobre todo a ti, Nadeshiko!

Disfrutadlo mucho!


¿Un vuelo a la nieve pero en la playa?

Lucy se quedó esperando, ansiosa a que el chico fuese. Todos habían quedado en la parada del autobús que les llevaría hasta el avión. Natsu insistió en que se fuesen juntos a dicha parada ya que vivían relativamente cerca pero ahora este no aparecía. Miró de nuevo su reloj. Si no salían como mucho en cinco minutos, no llegarían ni aunque corriesen. ¡Como odiaba a aquel inmaduro hombre! No sabía ni la razón de que hubiese aceptado irse con él. Si no lo hubiese hecho, ahora estaría caminando tranquilamente a su lugar de encuentro, cantando y estando relajada.

Con cada segundo que la aguja de su reloj se movía, Lucy se encontraba más furiosa. Escuchó una voz que la llamaba a voces mientras corría, Natsu se acercaba veloz y cuando estuvo a su lado, tomó aire un par de veces para relajarse y poder hablar correctamente.

- ¡Lucy! Siento haber llegado tarde, el despertador no sonó…

- Ajá… Vámonos ya, quizás si corremos podremos llegar a tiempo.

Natsu vió la expresión de disgusto y enfado en el rostro de Lucy, sabía que debía disculparse de una forma más formal. Pero también sabía que aquel no era el momento. Esperaría a estar en el avión dirección a una montaña llena de nieve y diversión para hacerlo.

Cuando llegaron, agotados, vieron que el autobús y sus amigos no estaban. Lucy les llamo por teléfono.

- Erza, ¿dónde estáis?

- ¡Lucy! Llevo llamándote un buen rato pero no contestabas, ni tu ni Natsu. ¿Qué os ha pasado?

- Natsu ha llegado tarde, ¿y el autobús?

- Veras… Pensamos que por alguna razón no vendríais y cuando el conductor no quiso esperar más, nos fuimos. Pero aún no ha salido el avión, si venís en un taxi, ¡os dará tiempo!

Lucy colgó el teléfono con los ojos cerrados. Natsu se preguntó qué era lo que había hablado con Erza. Ella volvió a abrirlos pero él hubiese preferido que no lo hubiese hecho. Lucy daba mucho miedo con esa mirada.

- Llama a un taxi. Rápido. Y más te vale que sea rápido y veloz o perderemos el avión.

Natsu obedeció. Llamó al servicio de taxis y tras gritar exigiendo uno que llegase muy rápido, le ofreció una sonrisa de victoria tensa a Lucy, quien solo bufó como respuesta.

El viaje en el coche fue silencioso, solo se escuchó el saludo educado por parte de todos. Lucy se pasó todo el tiempo mirando el reloj, esperando que el tiempo pasase más lento. No les daría tiempo. No iban a poder llegar. Como al final no se fuese de vacaciones por culpa de aquel idiota, le mataría.

Natsu pagó al taxista mientras Lucy cogía sus maletas y se adelantaba hasta la venta de billetes, pidiendo dos.

- Lo siento señorita, ese vuelo ya ha salido.

- No puede ser… Ese vuelo es extremadamente raro que se haga y no sale otro hasta dentro de dos días… Ese era el último… No me diga que se ha ido, por favor.

- Señorita, lo lamento muchísimo. Salió hace pocos minutos pero ya es imposible que se le detenga…

En aquel momento llegó Natsu y al ver como Lucy lloraba pasó su brazo por encima de los hombros de ella y se dirigió al caballero que vendía los billetes.

- Ha salido ya, ¿verdad?

- Así es, lo lamento mucho.

Natsu se separó un poco del mostrador y tomó la cara de la chica entre sus manos.

- Lo siento. Yo… Ha sido por mi culpa y me siento fatal.

- Quería ir allí, eran mis tan esperadas vacaciones, pedí estos cuatro días para poder relajarme en la nieve con todos…

- Lo sé…

Se quedaron quietos un tiempo, pensando en qué hacer. Cuando Lucy ya se disponía a coger sus maletas y volver a su casa a llorar tirada en la cama, Natsu gritó asustándola.

- Vayámonos tu y yo a otro lugar.

- ¿Cómo?

- Tienes cuatro días de vacaciones, al igual que yo. Tenemos el dinero ahorrado. Volemos a otro lugar.

Natsu se acercó otra vez al mostrador y le preguntó al hombre que vuelos salían por el mismo precio y que fuesen dentro de poco tiempo. En cuanto obtuvo la respuesta, regresó al lado de Lucy.

- ¡Nos vamos a la playa!

- ¿Qué? No puedo irme a la playa, no traigo ropa para temperatura cálida. Traigo abrigos.

- Te compraré ropa, será mi regalo de compensación. En cuanto lleguemos iremos de compras y te compraras la ropa necesaria para pasar los cuatro mejores días de tu vida junto a mí.

Lucy se quedó observando la cara de aquel hombre, la miraba ilusionado. Debía rechazarle, era una locura que hiciesen aquello. Pero eran sus tan esperadas vacaciones, ella pasaría esos días descargando toda la tensión que tenía contenida, olvidándose de todo relajada en la nieve. Pero, ¿qué más daba si en vez de en la nieve, era en la playa?

Miró de nuevo a Natsu quien, al ver cuánto tardaba en responder, sus esperanzas iban disminuyéndose.

- Está bien. Iré.

Natsu levantó la cabeza para fijar sus ojos en los de ella. La abrazó y alzándola, comenzaron a girar mientras reían.

Compraron los billetes y subieron rápido al avión.

El viaje fue algo largo. Lucy se quedó dormida encima del hombro de Natsu y éste a su vez, apoyado en la cabeza de ella.

Cuando llegaron, lo primero que hicieron fue buscar un hotel lo más cerca de la playa.

- Cuanto más cerca esté, más costará Natsu.

- Lo sé.

- ¿Cómo que lo sabes? ¿Acaso tienes planeado gastarte todos tus ahorros en este viaje?

- Si con ello, consigo que lo disfrutes al máximo, sí.

Lucy se sorprendió por la respuesta de él, siempre habían sido mucho más cercanos que los demás. Llevaban siendo mejores amigos desde el instituto. Quizás no fuese nada más allá del sentimiento de culpa y amistad, pero Lucy sintió como la intención desinteresada de Natsu, le daba calidez.

Calor. Dios, aquello le recordó cuan acalorada estaba, llevaba lo más fino que había logrado encontrar en su maleta. Un jersey. Necesitaba cambiarse cuanto antes para poder dejar de sentirse como un pollo siendo asado.

En la recepción del hotel, Natsu le hizo una pregunta un tanto… vergonzosa. Ella se puso colorada cual tomate maduro pero aun así, supuso que debía de ser costosa la habitación. Y si en vez de tener que alquilar dos, podrían compartirla, sería mucho más económico. Al fin y al cabo, solo eran dos. Y eran amigos. No iba a pasar nada si compartían la cama tres noches. Sabrían cómo controlarse. Cierto que eran adultos, que los adultos tienen… necesidades…Pero eran amigos, no harían "eso".

Natsu le indicó a Lucy que ya estaba todo arreglado y que era el momento de ir de compras. Fueron a varias tiendas y tras ver como ambos se probaban varios conjuntos, acabaron comprando un par de pantalones y varias camisetas de tirantes. Natsu se permitió el placer de comprarle un hermoso vestido veraniego a Lucy y ella lo agradeció dándole un beso en la mejilla. A su vez, el hombre también se compró algo un poco más arreglado por si surgía la ocasión de salir una noche a un lugar un tanto más formal.

Pero lo que Natsu no pensó bien fue el momento de comprar los trajes de baño, apenas tardaron unos minutos en conseguir un par para él, el problema fueron los bikinis para ella. El primero fue bastante feo y recatado, así que ella optó por probarse algunos más "sexys".

Natsu creía que moriría, cada bikini que Lucy se probaba, era más bonito y sensual que el anterior. Y no había ninguno con el que él no tuviese ganas de entrar con ella al probador y arrancárselo con los dientes. Pero sabía que no podía pensar eso, ella era su amiga. Los amigos no piensan esas cosas, ¿verdad?

Al final, salieron de la tienda con un bikini de color rojo y otro negro.

Natsu veía a Lucy muy feliz, quizás porque ahora no se moría de calor pero él quería pensar que era porque había disfrutado mucho al ir de compras junto a él.

- Me he divertido mucho, Natsu. Gracias.

Ahora él estuvo seguro de que lo segundo era lo correcto y aquello le hizo feliz.

Cuando llegaron a la habitación, se quedaron maravillados. Era enorme y muy bonita. Y lo mejor, tenía un balcón que daba al mar. Literalmente, si saltaban por él (era un bajo) pisaban la arena. Lucy después de asomarse al balcón, se giró y corrió hacia Natsu para abrazarle.

- Muchas, muchas gracias. Estas van a ser las mejores vacaciones.


Espero que os haya gustado y que os hayais enganchado!

Espero sus reviews con ansia *.*

Nos leemos preciosidades, os quiero :*

Yané!