CAPITULO 1 "DE ALGUNA MANERA ME TOPÉ CONTIGO"
El característico ruido que generan los aviones al despegar de tierra o en su defecto al aterrizar, trayendo consigo nuevas personas que pisarían ese lugar, las maletas que circulan una tras otra a través de lo que parece una interminable rampa, por la cual se logran ver infinidad de equipajes que curiosamente nunca son precisamente el que buscas. Todo aquello, todo lo que hace característico a ese lugar, un aeropuerto, donde comenzarías lo que podría convertirse, en el inicio de tu vida.
Un poco desesperada, con el cabello algo despeinado y desarreglado y con una cara de no haber dormido bien en las últimas horas, se encontraba una chica de aspecto latino, de complexión delgada pero atributos bien definidos, el cabello castaño con las puntas un poco onduladas y una tez morena clara, capaz de volver loco a cualquiera que la viera, aunque también algo despistada al no darse cuenta de eso.
Después de ver pasar las mismas maletas al menos tres veces, al fin pudo divisar su equipaje de entre dos enormes cajas, que difícilmente dejaban escapar al suyo. Así que, torpemente se acercó hasta la rampa, estirando el brazo lo más que pudo; sin embargo, sin darse cuenta, empujó levemente a un hombre que vestía una larga gabardina y que se encontraba justo al lado de ella.
—Oh, di..discúlpeme señor— se apresuró a balbucear la joven —yo solo intentaba tomar mi…— mencionó señalando la maleta que ya se había vuelto a perder entre las demás. Sin embargo, sus disculpas fueron interrumpidas al darse cuenta que aquel hombre de la gabardina con el que había chocado, no era otro más que su abuelo, con quien la habían dejado a cargo y aquel con el cual a partir de ese día, viviría en esa nueva ciudad.
—¡Abuelo! — gritó entusiasmada, olvidándose de las maletas que para ese entonces habían desaparecido —hace demasiado tiempo que no lo veía, creo que desde que iba en el jardín de niños, ¿o era la primaria? — se preguntaba a sí misma, colocando una mano bajo su mentón.
—En fin ¿Cómo ha estado? Papá me ha contado mucho sobre usted, dijo que sería un honor para mí vivir bajo su tutoría— la morena mencionaba emocionada y sonriente al ver a aquel hombre de tercera edad frente a ella, pero éste solo la miraba serio y sin emoción alguna en su rostro.
—Será mejor que nos demos prisa, debo asistir a un seminario de música orquestal en veinte minutos— por fin habló la voz ronca de aquel hombre, haciendo que la sonrisa de la castaña desapareciera —y para que vayas sabiendo, odio la impuntualidad— comentó secamente el abuelo para después comenzar a caminar hacia una de las salidas de aquel aeropuerto.
Antes de seguirlo, la chica latina regresó a tomar su equipaje que se había dignado a regresar y apresuradamente salió corriendo lo más rápido que las pesadas maletas se lo permitieron.
Tan pronto como logró acercarse un poco más hasta donde estaba su abuelo, notó que un joven se acercaba y saludaba al respetable anciano, quien correspondió el saludo asintiendo con la cabeza. —Toma— mencionó el abuelo, mientras le entregaba a la chica una hoja que parecía contener un croquis y unas indicaciones —Con esto podrás llegar a la casa donde vivirás a partir de hoy, y en este sobre hay dinero para que tomes el transporte—le decía mientras iba señalando cada papel dentro del sobre—Necesito que vengas a recogerme aquí mismo en dos horas, me oíste, ni un minuto más, ni un minuto menos— terminó de decir para después volver la vista al joven, quien le hizo una seña para que lo siguiera, perdiéndose de la confusa vista de la castaña.
Ante lo que acababa de ocurrir, la morena sólo bajó la vista a lo que su supuesto abuelo le había entregado para comenzar a revisar el croquis y las indicaciones —veamos, no se ve tan difícil— se animaba a sí misma—según esto, sólo debo tomar el autobús correcto, que me dejará en la tercera parada, y de ahí solo cruzo la calle y será la segunda casa a la derecha, muy bien, espero no perderme— se dijo para sí misma la chica de aspecto latino, dudando un poco de su no muy desarrollado sentido de la orientación y seguidamente se dirigió a la salida de aquel lugar.
Afuera del aeropuerto, mientras la gente y los autos circulaban sin detenerse, la solitaria chica se encontraba algo desorientada tratando de tomar el bus indicado, ya que era difícil, pues había mucha gente haciendo lo mismo, una diminuta equivocación y podría terminar en otro lugar completamente desconocido para ella.
Cuando por fin logró divisar el transporte que la llevaría a su destino, salió a toda marcha, al ver cómo la gente comenzaba a amontonarse en la entrada para subir.
Sin embargo, tan pronto emprendió la carrera, una rueda de la maleta se rompió, haciendo que fuera difícil jalar el peso del equipaje. Haciendo grandes esfuerzos, la chica trató de no darle mucha importancia, solo quería asegurarse de no perder ese autobús, pero las cosas se complicaron cuando la maleta quedó atascada con el alambre de una jardinera.
—Lo que me faltaba—se decía a regañadientes la morena mientras intentaba zafarla.
Cuando parecía que el tiempo de espera se agotaría y el autobús decidiría marcharse sin ella, de la nada apareció una singular chica, vestida completamente de negro; con el cabello del mismo color que su ropa, a excepción de unas mechas de color azul y violeta que escapaban a lo largo de las puntas. Parecía una rockstar salida de una banda, que sin decir nada, se acercó hasta donde estaba la latina jalando sin resultados la maleta, con una mano la levantó y logró desatorarla de aquella jardinera, para rápidamente subir al autobús y perderse de su vista, dejando a la dueña del dichoso equipaje un poco perpleja.
Cuando la desafortunada chica recobró la consciencia, rápidamente corrió detrás de la misteriosa pelinegra para tomar el mismo transporte, que estaba a punto de marcharse sin ella. Estando a escasos centímetros de distancia, trató de formular unas apenas audibles gracias, pero al parecer su "socorrista" no pudo escucharla.
Una vez que tomaron el autobús, les esperaba un largo viaje por la ciudad de LA California, un lugar en donde cualquier cosa podría ocurrir, hasta conocer a una persona que podría cambiar sus vidas porcompleto.
Durante el camino, la bella chica mitad latina observaba tranquilamente unos folletos de la escuela a la que ingresaría y la cual fue motivo de su viaje a LA. Se decía que era una prestigiosa escuela de Artes, llamada HollyWood Arts, en la que podría desarrollar todos sus talentos, los que ya conocía y por qué no, los que ni aún ella misma creía tener.
Esta escuela no era muy aceptada por su padre, no porque no le agradara la idea de que su única hija se dedicara al arte y principalmente a la música, ya que él mismo era amante de éste género artístico, sino porque para hacerlo, ella debía mudarse a la casa de su abuelo, el señor Carlos Vega, un afamado pero algo olvidado músico, amante de la música clásica y de orquesta, por lo que la media latina tuvo que aprender a tocar instrumentos como el violín, la flauta transversal, el violonchelo, entre otros.
Sin embargo la relación de su padre con su abuelo, no era precisamente lo más normal del mundo, llevaban distanciados cerca de doce años, debido a que el padre de la morena quiso dedicarse al género moderno de música, cosa que ante los ojos de su abuelo, no podía ser.
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POV TORI
Mi nombre es Victoria Anne Vega, Tori, para más corto, tengo 17 años, pronto cumpliré los 18. Hace apenas unas horas, vivía a lado de mi padre, en la ciudad de Nueva Yersey. Me encantaba vivir en ese lugar, sus hermosos paisajes, sus habitantes eran muy agradables, y sobre todo, ahí tenía a los amigos con los que crecí durante toda mi vida. Sin embargo, en este momento me encuentro en un autobús en la inhóspita ciudad de Los Ángeles, California, rumbo a una casa completamente desconocida para mí.
¿Por qué estoy aquí? Porque desde muy pequeña he descubierto que mi única pasión es la música, al igual que algunas otras artes como la actuación y el canto, pero mi verdadero amor es la interpretación musical.
Decidí venir a esta ciudad, para poder matricularme y así continuar mi educación en una escuela donde podré desarrollar mis dotes musicales, aunque como es de suponerse, para todo hay un precio, el que me tocó pagar a mí fue el tener que dejar mi ciudad natal, y a mi padre, David Vega, para tener que mudarme a casa de mi abuelo paterno, al cual no había visto desde que tenía 6 años. ¿O eran 5? En fin, estoy segura que este sacrificio valdrá la pena, debe valerlo, tiene que valerlo, eso espero.
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Después de bajar torpemente del autobús y tocar al menos tres puertas de las casas equivocadas, la morena logró llegar a la casa de su abuelo, hogar que se convertiría en suyo a partir de ese día, colocó las maletas y bolsas de su equipaje en la que sería su nueva habitación y entusiasmada por su nueva ciudad, decidió dar un tour por ella, así que tomó un autobús turístico que la llevo a cierto lugar, un lugar muy atractivo, lleno de vegetación y con vista al mar.
Mientras que las ruedas del autobús giraban, Victoria se dedicaba a tomar fotografías con su teléfono, quizá algún día no muy lejano regresaría a Nueva Yersey y así podría mostrárselas a su padre y a sus amigos.
Durante el camino, observando el paisaje por el camino, la linda chica logró ver a la lejanía lo que parecía ser un motociclista, avanzando a toda velocidad a través de…. no, más bien era UNA motociclista, vestida con ropa negra, con el cabello suelto a los hombros y unas gafas oscuras, esa chica la había visto en alguna parte, pero en ese momento no recordaba exactamente dónde, así que sólo se limitó a ignorarla y seguir observando el lugar y a tomar fotografías.
Una vez que el autobús hizo una pausa, decidió bajar por unos momentos del autobús, para respirar el aire fresco que emanaba de aquel lugar y comenzó a caminar por una pequeña vereda que daba a un hermoso faro a la vista del mar. Al acercarse aún más, vio algo que le llamó la atención, una motocicleta, no cualquiera, una muy sofisticada, la cual yacía recargada en las paredes de aquel faro.
Intrigada por saber quién sería el dueño de ese vehículo de dos ruedas y motor, comenzó a mirar para todos lados, pero no observaba más que el mar y la amplia vegetación que adornaban el bello lugar. Al no encontrar ningún rastro de su dueño, decidió mirar hacia la cumbre del faro, y grande fue su sorpresa al ver que esa motocicleta no tenia dueño, sino dueña.
Al principio le pareció sin importancia, cualquier persona querría venir a disfrutar de la hermosa vista que este lugar ofrecía, sin embargo, eso rápidamente cambió, cuando al observar bien a la chica de arriba del faro, notó que era la misma que había visto minutos atrás durante su paseo en el autobús.
Mientras aún trataba de observarla, lo cual le resultaba difícil debido a la lejanía que las separaba, sintió una vibración dentro de su pequeña mochila, con movimientos torpes y algo apresurados, sacó su teléfono y al ver el identificador de llamadas sus ojos se abrieron de par en par al ver que se trataba de su querido abuelo, quien se encontraba colérico contra su nieta, debido que olvidó ir a recogerlo al dichoso seminario.
—No puede ser… no, no, no, cómo se me fue a olvidar— Murmuró para sí misma mientras lentamente y cerrando un poco los ojos colocaba el teléfono en su oído.
Después de escuchar algunos gritos del anciano, Tori no tuvo más opción que comenzar a correr desesperadamente, deseando que un milagro divino hiciera desaparecer la ira de su cariñoso y recién conocido abuelo.
POV JADE
Mi nombre es Jadelyn August West, aunque mis conocidos y personas cercanas me dicen solo Jade, así lo prefiero. Recién cumplí los 18 años, aunque para mi punto de vista, mi actitud y mi mentalidad son cómo las de una persona mayor. Me gusta ser independiente, no esperar nada de nadie, la vida me ha enseñado a ser y pensar así, porque a pesar de tener una familia con la que pasas la mayor parte de tu día, con la única persona que tienes una amena relación, es contigo misma.
Estudio en una singular escuela, su nombre es HollyWood Arts, allí no solo concluyo mi educación, sino que recibo una formación enfocada en lo que más amo, la música. Con el paso del tiempo, que espero y no sea mucho, sé que me convertiré en una gran estrella. Pero, mientras eso pase, debo seguir atrapada en esta "honorable" institución, rodeada de adolescentes, y no muy normales si me lo preguntan.
Regresaba de la escuela, para mi mala suerte mi amada motocicleta estaba en reparación. ¿Qué iba a saber yo que las llantas no resistirían pasar por un montón de vidrios rotos? Ese día llevaba prisa y no me iba a detener o a tomar otro camino solo porque a algún idiota se le ocurrió romper sabrá Dios qué cosa, en medio de la calle y dejar toda esa padacería de cristal regada. Así que no me quedó más remedio que tomar el autobús ese día.
Caminaba aburrida por la banqueta, ya faltaba poco para la parada de autobuses. Cuando de pronto, levanté mi vista y vi que mi autobús iba llegando, ahora es cuando debo apresurarme, no me gusta quedarme sin lugar y tener que viajar casi media hora de pie, como si estar rodeada de personas extrañas en un angosto transporte no fuera frustrante. Así que apresuré el paso, tampoco iba a correr, sea como sea no iba a perder mi reputación y estilo en un solo día.
Ya casi estaba frente al autobús, "perfecto aún hay lugares", me dije para mí misma, pero cuando estaba a punto de subir, noté a una desafortunada chica tratando de desatorar su maleta de una jardinera, "a quién le puede ocurrir éste tipo de cosas, por Dios", me detuve como tres segundos entre decidir si ayudarla o subir antes de quedarme sin asientos, "Por qué seré tan buena persona" no tuve más opción que ir a ayudarla. Tan pronto le desatoré la maleta, regresé lo más rápido que pude al bus.
Al parecer susurró un gracias, "que lo haga después, no quiero quedarme de pie".
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Este es uno de esos días en los que sólo quiero alejarme de todo, no pensar en nada, sólo ser yo misma y un tranquilo y acogedor paisaje frente a mí; así que, agradecida con la vida, con los astros o qué sé yo, de que mi moto ya estaba conmigo, la monté y decidí ir a mi lugar favorito.
De camino sólo me limitaba a sentir el aire fresco en mi rostro, no me puse casco, no quería evitar la placentera sensación del viento haciendo volar mi cabello, así que sólo me puse unas gafas oscuras y dejé que mi bebé me llevara a donde anhelaba ir.
Cuando por fin llegué, dejé mi vehículo recargado contra el viejo faro, y subí por las escaleras. Me encantaba la vista, nada de edificios, carreteras, vehículos, personas, nada, solo un hermoso paisaje frente a mis ojos.
Saqué mi cámara fotográfica y comencé a fotografiar cada Angulo de perfección que mis ojos veían, es cierto que mi pasión es la música, pero, admito que la fotografía también está en mi lista de pasatiempos favoritos, es como capturar los mejores momentos de la vida, que sabes que jamás se volverán a repetir.
Después de tomar algunas imágenes, solo me limité a seguir admirando aquel lugar y a dejar que el aire fresco golpeara mi rostro, pero algo me sacó de mi trance, un molesto sonido de celular, "¿Quién …. se atreve a molestarme aun aquí?".
Volteé la vista hacia abajo y sólo pude observar a una delgada chica que corría a toda prisa, como si fuera en busca de la última pieza de pan en el mundo. Se me hizo graciosa la manera en la que corría, "se nota que esta chica en su vida ha practicado algún deporte".
Como lo dije, me gusta capturar momentos épicos de la vida, y creo que éste sería uno de ellos, así que tomé mi cámara y rápidamente saqué una fotografía de aquella chica corriendo graciosamente, una nunca sabe si algún día me la llegue a encontrar, y pueda sacar provecho de esta fotografía.
En esta vida todo es incierto y cualquier cosa puede pasar.
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POV TORI
Ok, el primer día de clases nunca ha sido el mejor de todos, y menos cuando se te ha hecho tarde y ahora vas corriendo como si del fin del mundo se tratara. Faltaban cuatro minutos para que comenzara la escuela, es en estos momentos cuando desearía tener un auto y no tener que estar corriendo como una frenética y cargando un violín en mi hombro. "ok, ya falta poco" me decía para mí misma, cuando de pronto una veloz motocicleta pasó justo a un lado mío, a unos cuantos centímetros de mí. Un poco mas y ahora mismo estaría tirada en el suelo con una fuerte contusión cerebral, bueno, no tanto así, pero ustedes me entienden.
—¡Fíjate por donde vas idiota!— grité lo más alto que pude, deseando que el idiota que parece estar ciego me escuchara.
Nunca he sido chica de malas palabras, pero éste… bueno en realidad no vi si era hombre o mujer, pero éste lo que sea por poco y me mata.
Cuando por fin llegué a mi sala de clases, el profesor de música recién había comenzado a pasar la lista de asistencia, yo sólo entre deseando que no me haya visto llegar retrasada y tomé uno de los asientos del fondo.
—Victoria Vega— mencionó el profesor sin levantar la vista de su libreta.
—Ah… yo, sí ¡presente!— atiné a decir torpemente a causa de la sorpresa.
—Si no mal me informan, usted es recién llegada a esta escuela ¿no es así, señorita Vega?— mencionó el profesor, que aún no tengo idea de cómo se llame.
—Sí, es mi primer día— dije un poco nerviosa, notando todas las miradas sobre mí, genial, ya recuerdo por qué odio ser "la nueva".
—Ok, me imagino que por ser nueva no lo sabe, pero tiene que darnos una pequeña presentación de algún talento suyo… como bienvenida más que nada— dijo amablemente el hombre de anteojos y regalándome una cordial sonrisa.
—Ahh.. sí, claro— mencioné y rápidamente me dispuse a sacar mi hermoso instrumento, un Violín Stradivarious.
Me acomodé al frente de la clase, recorrí rápidamente con la vista a mis compañeros y, fue entonces cuando la vi, la misma chica que me ayudó a desatorar mi maleta de esa jardinera el día que llegué, la misma que vi ese día en aquel hermoso lugar arriba de ese faro, y ahora que analizo bien su forma de vestir, me doy cuenta que ella fue la "idiota" que casi me arrolla cuando venía para acá.
Aunque hablando de analizar, ahora que la veo bien, me doy cuenta que es muy bonita, demasiado diría yo, una piel blanca y brillante, cabello negro azabache con esas mechas de colores llamativos que resaltan con sus ojos, y ¡wow! qué ojos, no sé si sean verdes, o azules, o quizás grises o… rayos creo que ya se dio cuenta que la estoy mirando…
—¿Y bien señorita Vega?— la voz del profesor hizo que saliera de mi trance. —¿Nos dará una breve demostración de su talento al tocar ese bello violín?— me siento como una tarada justo ahora.
—Ss.. sí, claro…— me aclaré un poco la garganta y comencé primero a dar una pequeña explicación del porque me dedico al violín.
—Los violines Stradivarius son famosos por su sonido único y característico, que ha hecho que su valor aumente con el paso de los años, La cuerda de sonoridad másgravees la desol3, y luego le siguen, en orden creciente, elre4,la4ymi5. Es por eso que el sonido del violín es uno de los más hermosos que existen— terminé de decir y mi mirada rápidamente se enfocó en unos ojos azul verdoso que me miraban un poco desinteresados.
—Muy buen monólogo de su instrumento señorita Vega, me doy cuenta que está muy dedicada a él— asentí ante el comentario del profesor con una sonrisa nerviosa y algo apenada.
—¿Y bien, nos deleitará un poco con ese hermoso sonido?— preguntó el maestro un poco desesperado al no escuchar ninguna melodía proveniente del instrumento.
Volví a asentir nerviosamente, mientras colocaba el violín en mi hombro izquierdo, y delicadamente comencé a rozar las cuerdas de mi instrumento, creando el sonido que tanto me gustaba, cerré mis ojos para concentrarme aún más en la melodía y al cabo de unos minutos los volví a abrir, finalizando mi presentación.
Todos me aplaudían con una sonrisa en el rostro, al parecer les agradó. Sin embargo, la sonrisa que se había formado en mis labios desapareció al enfocar mi vista en cierta pelinegra que yacía plácidamente dormida en su pupitre, "pero qué…" no puedo creer que se haya dormido con mi música, qué falta de educación.
—Excelente demostración señorita Vega, la felicito, puede regresar a su lugar— dijo amablemente el profesor, mientras obedeciéndole, regresé a mi pupitre. Aun no puedo creer que se haya dormido, pero finalmente, no sé porque me molesta tanto, ni siquiera la conozco.
De pronto, escuché cómo el profesor le hablaba a alguien que no parecía atender a su llamado, así que rápidamente me enfoqué en esa persona.
—Señorita, le molestaría dejar de tomar su siesta en mi clase por favor— fue entonces cuando la pelinegra grosera despertó.
—¿Cuál es su nombre?— Volvió a hablar el amable maestro.
—Jadelyn West, Jade para más corto— contestó retadoramente la chica.
—Muy bien señorita West, me podría por favor dar su opinión de la presentación de la señorita Vega— "oh, esto será interesante" la miré curiosa, mientras ella tallaba un poco sus ojos.
—Pues, yo no sé mucho de esa música— contestó cruzando sus brazos y recargándose en su pupitre —pero…— "¿Pero? ¿pero qué?" —Hace dormir muy bien— .
"¿Qué carajo dijo?...ok, es oficial, esta chica es una grosera".
