Los personajes de la presente historia no me pertenecen, son prestados XDD
Espero que lo disfruten y Lily no me mates o no continuaré.
Era una fría noche de invierno, se había quedado hasta tarde estudiando en la biblioteca de la universidad para poder aprobar los últimos exámenes del ciclo. Medicina, bendita hora en la que eligió esa carrera, al principio inspirado por su deseo de sacar adelante a su familia y sobre todo encontrar la manera más adecuada de tratar la enfermedad de su padre. Cáncer, maldita enfermedad que hacía años estaba consumiendo a su familia, moral y económicamente. Gracias a sus dotes deportivas, logro conseguir una beca de estudios, pero ahora las cosas se le habían complicado, era difícil mantener las actividades deportivas y los estudios a la par, estaba realmente agotado y su cerebro, igual al de cualquier humano promedio, estaba al borde del colapso, ya no le entraba ni una fórmula más. Suspiró cansíamente mientras se acomodaba mejor la bufanda, enfermarse de algún resfriado no estaba en sus planes inmediatos.
-Maldito mocoso .. ahora vas a saber lo que es verme la cara-
El sonido, mejor dicho la amenaza provenía de uno de un callejón cercano. Su sentido común le decía; "No John, no te metas .. no eres un héroe, recuerda lo que pasó la última vez" , pero él era John Hamish Watson, hijo de un ex militar y futuro médico militar, bueno no por ser noble o querer ser un mártir, sino más bien por las facilidades económicas que aquella oportunidad le brindaba. Un golpe y otro más se escucharon, acompañados con la risa de otros dos hombres.
-Así que no vas a rogar … maldito perro –
-Por qué debería?-
Ok, aquella victima parecía estas buscando que sus atacantes le dieran la paliza de su vida, el tono de voz arrogante que uso era muestra de ello. John suspiró, a pesar de que la razón le dijera que no se metiera, guardó los libros dentro de su mochila y se acercó a encarar el asunto. Tres contra uno, no era justo de seguro dos contra tres podría menguar en algo el lio.
-Ok, ok muchachos, no quisiera sonar grosero pero acabo de llamar a la policía y ….. –
John se había acercado a aquel lugar metiéndose en lio ajeno de la manera más casual que encontró, mirando al suelo y con el celular en la mano, teniendo la absurda idea de que solo era un pequeño escarmiento o ajuste de cuenta, pero abrió los ojos sorprendido ante la escena que se desarrollaba.
Recostado sobre el frio y húmedo suelo, un joven de cabellos negros y piel tan blanca como la nieve mancillada por los moretones de golpes previos y algunas marcas de sangre era ultrajado por uno de esos individuos, mientras otro ayudaba a su compañero a sostenerlo de los brazos y el tercero filmaba. Sin poder contener la rabia John lanzo su mochila contra el violador con tal fuerza que cayo pesadamente al suelo, corrió rápidamente a patear al que sostenía las manos del joven y liberarlo, más no contaba que el tipo de la cámara lo golpeara con esta aturdiéndolo por unos segundos. Pero al recordar la imagen su instinto animal se liberó y sin poder contenerse se hizo cargo de ambos tipos, dejándolos molidos a golpe y sangrando en el pavimento.
-El niño? - Preguntó para sí mismo con preocupación y al lograr enfocar la mirada en el muchacho, este ya se había hecho cargo del otro individuo, al cual seguía golpeando una y otra vez en la cabeza con la cámara, tratando de retener las lágrimas y mordiéndose los labios haciéndose sangrar.
-Hey .. hey .. ya basta, ya estas a salvo … por favor .. detente- John sabía que el infortunado ya estaba muerto y que quizás acabaría como él si no era cuidadoso. –Soy John … John Watson … dime cómo te llamas?- le pregunto mientras trataba de acercarse a él con cautela y es ahí cuando pudo observarlo mejor. Aquel muchacho era como un ángel, delgado pero no demasiado, se podría decir que, a pesar de su rudo movimiento, era de alguna manera sensual, sus labios heridos tenían una peculiar forma de corazón y aun dejaban ver ese suave tono cereza, sus pómulos afilados, su nariz, sus cejas pobladas y esas largas y tupidas pestañas que escondían unos ojos de color tan hipnotizante, hicieron que el temor a acercarse se desvaneciera, pero una buena cachetada en la mejilla hizo que reaccionara.
-Tú también quieres hacerme esto?-Reclamo el muchacho con un tono de voz tan imperturbable que pareciera que nada le había ocurrido.
-No, no, no lo siento, es solo que estoy cansado y no esperé encontrarme con esto camino a casa, mira … soy doctor y será mejor que nos marchemos de aquí, puede pasar gente y no sabremos cómo explicar todo esto - fue todo lo que el rubio aspirante a doctor atinó a decir antes de levantarse y sacarse la chaqueta, cubriendo con esta al muchacho, quien al parecer no tenía prenda alguna en esos momentos. Fue a tomar su mochila y la abrió sacando de esta su ropa de entrenamiento, unos shorts deportivos y unas zapatillas.
-Ten, puedes usarlos, mi casa no está muy lejos de aquí – al ver los ojos inquisitivos del muchacho de rizos rebeldes se incomodó un poco, tartamudeando- no, no es por lo que crees, no estoy tratando de ligar contigo, joder .. por Dios .. aun eres un niño – resoplo
-No soy un niño, ya tengo 15, así que puedo defenderme solo, vamos que hace frio y necesito una ducha – fue la petición o mejor dicho orden de aquel muchachito mientras se ponía las prendas que John le había alcanzado.
Ambos caminaron en silencio, John podía ver por la ligera cojera del menor que este estaba muy lastimado, así que a pesar del frio caminó a paso lento. Su casa estaba a tres cuadras de aquel lugar y aún estaba planeando que decir si alguien los veía entrar, bueno era una pensión para estudiantes y él tenía la habitación del último piso, la que nadie quería por estar en el último piso, la más barata pero la única con baño propio. Cosas de la vida. Caminaron una cuadra y John se detuvo de golpe, volteándose para ver al muchacho quien seguía todos sus movimientos detenidamente.
-Hace demasiado frio y te puedes resfriar – mientras esas palabras abandonaban sus labios, el rubio le ponía la bufanda al más joven y sin esperar agradecimiento alguno, que por algún extraño presentimiento sabía que no llegaría, volvió sobre sus pasos y siguió su trayecto.
Llegaron a su destino, John se detuvo frente a la puerta suspirando, joder sabía que se metería en problemas si alguien los descubría y no por traer a alguien a su habitación, si no por el estado en el que ese "alguien" se encontraba, volvió a suspirar mientras abría la puerta.
-Si me cargas en tu espalda, solo se escucharan tus pasos por los pasadizos –
-buena idea, cómo no se me había ocurrido-
-es que eres un idiota, como el resto de las personas-
John no respondió el insulto "maldito mocoso presumido" fue todo lo que se le paso por la mente antes de susurrarle mientras se agachaba.
-Súbete a mi espalda antes que cambie de opinión-
Y así lo hizo, caminaron por el pasadizo que llevaba a las escaleras y al estar a la mitad de ella, la puerta de la dueña de la casa se abrió.
-John, querido .. eres tú?-
-Sí señora Smith, perdón por llegar tan tarde, hace frio así que quédese en su dormitorio. - Estaba nervioso y la voz le tembló un poco pero aquel mocoso le susurró " Actúa normal o nos pondrás en evidencia" de una manera tan altiva, que los nervios dieron paso al enojo. –recuerde que son indicaciones de su médico de cabecera-
La anciana soltó una risita ante esas palabras – John … tu siempre cuidándome, hijo.-
-Es lo menos que puedo hacer para retribuir su cariño y sus exquisitos pasteles de carne, no conozco mujer que pueda prepararlos como lo hace usted, sus manos son prodigiosas señora Smith – Otro susurro, ahora diciéndole un " ahora parece que te la quieres ligar, le estas coqueteando?" casi hace que suelte al muchacho.
-Oh John por favor, no le digas esas cosas a esta pobre anciana, me voy a sonrojar-
John abrió y cerró la boca un par de veces ante aquella respuesta, sabiendo que de seguro el mocoso lo estaría mirando con una expresión aún más petulante y un "te lo dije" dibujado en la cara.
-No son mentiras y …. Hablando de pasteles de carne, espero pronto poder probar un poco de el y que lo podamos compartir con mi primo, si es que no es mucha molestia. Ya que un primo mío piensa venir de vacaciones unas semanas y lo llevaré a conocer la cuidad. – Ok, lo aceptaba antes de que el mocoso hablara, a veces usaba su encanto para obtener algunos favores de las féminas.
-Oh por supuesto hijo, dime cuando llega tu primo, vendrá a quedarse contigo? Espero que sea igual de encantador que tú?, casi no tengo visitas – La señora Smith parecía estar emocionada por la idea de tener otro caballero para conversar y compartir el té de la tarde, había dado alberque en su casa a muchos estudiantes, desde que decidió alquilar sus habitaciones, pero ninguno tan agradable y amigable como John, casi parecía su hijo.
-Señora Smith como cree que iba traer a mi primo sin avisarle, él llega en unos días y va quedarse en un hotel cerca de aquí, pero si usted permite que se quede conmigo, así será. Ya que estoy seguro que será una agradable compañía, claro no es tan guapo como yo pero … es agradable .-El mocoso, hizo un puchero mientras trataba de jalonear los cabellos de John, cómo se atrevía ese desconocido a hablar así de él, inaceptable!.
-Bueno, espero con ansias conocerlo y ahora por órdenes de mi doctor, me voy a descansar. Hasta mañana Johny –diciendo esto la anciana volvió a su dormitorio.
John suspiro de alivio, menos mal que la señora Smith no avanzo más o vería que estaba con el "mocoso" quien se acercó a su oreja para susúrrale.
-Johny … espero que yo no sea tu primo o si?-
-Mira mocoso, no acabes con mi paciencia, ahora estoy cansado y solo quiero llegar a mi dormitorio para curarte y dormir – susurró derrotado subiendo las escaleras que faltaban, al llegar lo llevó directamente al baño. –Bien, límpiate mientras voy a buscarte algo de ropa y el botiquín.-
John salió del pequeño baño, a cerrar con llave la puerta antes de comenzar a buscar en su armario un polo y un pantalón de lana, lo colocó en su hombro junto con unas toallas blancas y fue por el botiquín. Al regresar al baño, notó que el mocoso no se había movido de ahí y más bien parecía incómodo y nervioso, se mordía insistentemente el labio herido, haciendo que vuelva a sangrar. –Todo está bien ahora- le susurró calmadamente mientras le ponía una mano en el hombro, sintió como ese frágil cuerpo tembló ante su contacto y lentamente se acercó más, para poder llegar hasta la llave del agua caliente y abrirla, en unos minutos la pequeña habitación del baño estaba llena de vapor y John había conseguido poner el agua a temperatura adecuada para la lastimada piel del mocoso, pero este parecía ido. Lo entendió, quizás el trauma, se dijo mientras se arrodillaba ante el más joven y le quitaba la chaqueta, descubriendo las magulladuras, los moretones, las quemaduras y cortes superficiales sobre esa piel de porcelana, pero lo que vio en uno de sus brazos, no se lo esperaba. Las huellas de innumerables picaduras de jeringas había dejado esa zona totalmente amoratada, herida. Acarició con suavidad cada una de las heridas imaginando el infierno que aquel muchacho había soportado, las marcas en sus muñecas y tobillos, mostraban que había sido amordazado y ….
-Sherlock …. Ese es mi nombre y no "mocoso" – fue casi un susurro temeroso al cual John respondió con una cálida sonrisa.
-Lindo nombre-
-Es de niña- recriminó el menor con un puchero que arrancó una leve risita al doctor
-Pues te sienta bien, eres lo más hermoso que he visto hasta ahora – al darse cuenta de sus palabras John se sonrojó y se quedó mirando fijamente al menor, quien solo afinó la mirada y le respondió.
-hummm … Agradezco mucho tu interés en mí, John Hamish Watson pero considero todas las actividades de índole sentimental en especial lo romántico como una detestable forma de desperdiciar energías y perder el tiempo. En estos momentos la única relación que me importa desarrollar es la que tengo con mis estudios, el perfeccionamiento de la ciencia de la deducción y la recopilación de datos para mi palacio mental. –
John quedo perplejo ante tal respuesta, parpadeando varias veces antes de comenzar a reír divertido por esa sarta de palabras de las cuales poco o nada había comprendido.
-ok, entendí …. Nada de coquetear contigo – entre risas soltó aquellas palabras que hicieron que el menor se sonroje levemente e ingrese a la ducha aun con las zapatillas, grandes, en los pies. John solo pudo reír un poco más antes de hacer un esfuerzo sobre humano para controlarse y no despertar a toda la cuadra.
Después de las risas y del baño de Sherlock, procedió a secarlo para poder limpiar y curar sus heridas, de no ser por el estado de algunas de ellas de seguro John tendría una incómoda erección en esos momentos. Suspiró antes de indicarle al menor que debía revisar las heridas de la violación, Sherlock palideció y retrocedió unos pasos, ero John lo tomó de la mano, tratando de transmitirle confianza y seguridad. Sin decir palabra alguna y después de casi 5 minutos, Sherlock acepto y se dirigió a la cama, colocándose de espaldas del doctor, quien le dio algunas indicaciones.
Si antes John había tenido ganas de matar al tipo que había ultrajado a aquel muchacho, ahora quería volver y rematar a esos dos, las marcas indicaban que aquel muchacho había sido víctima de violaciones sistemáticas por lo menos por un mes, pero cómo.
-Las drogas, ellos sabían que si me mantenía cuerdo escaparía … como lo hice anoche …. Ellos eran cuatro – La voz de Sherlock apenas era un hilo pero John podía escucharla resonar por todas las paredes de su dormitorio, terminó de echar el ungüento en aquella zona lastimada y lo volteó para verlo frente a frente. Sin proponérselo se lanzó sobre el cuerpo desnudo del muchacho, abrazándolo con fuerza, los fieros ojos del "mocoso petulante" luchaban por no permitir que ninguna lágrima escapara de ellos, su rostro mostraba debilidad, dolor, agonía del solo recordar lo que había vivido. John jaló uno de los cobertores e hizo que este cubriera ambos cuerpos dándole la intimidad de la oscuridad para que pudiera llorar.
-Todo está bien, Sherlock … todo está bien, no voy a permitir que esto te vuelva a pasar … nunca más, lo juro … -susurraba mientras le besaba la frente, John sabía que quizás esa promesa no hiba ser cumplida, que los padres de Sherlock se lo llevarían cuando descubran que su hijo ya no estaba en manos de esos individuos, John sabía que Sherlock no era un gatito callejero al que había recogido, que debía cuidar y alimentar hasta que la muerte se lo lleve. John sabía que esa era solo un sueño de unos días, quizás horas, pero mientras durara John quería darle a Sherlock más motivos para sonreír que para volver a llorar de la manera como lo hacía ahora, en silencio y agonía.
Muchas gracias por leer y ... esperemos que esta vez si termine la historia XDDDD .. SE ACEPTAN RW CON TODO!
