¡Mucho gusto en conocerlos! Me llamo Annie, tengo 17 años y estudio en la preparatoria Sweet Armonis. Hace poco mi familia y yo nos mudamos a este pueblito costero por una oferta laboral a mis padres.

Mis padres son ingenieros navales y fueron contratados por la empresa pesquera que, por lo que escuché, el día que se vaya a la quiebra el pueblo caerá junto con ella.

Así fue como me matriculé en la nueva preparatoria.

La alarma de mi celular sonó advirtiendome que era hora de levantarse para asistir a mi nuevo instituto; mientras mi Nokia vibraba y emitía sonidos de campanas de alerta en mi mano, me desperecé en mi cama, tratando de que la sangre vuelva a fluir por mis extremidades.

Me senté en la cama y desactivé la alarma mientras mi cabellera de rizos castaños protestaba por levantarse temprano. Me froté un ojo y salí de mi cama para ir al baño.

Me arreglé y decidí que ropa usaría en mi primer día en la prepa nueva; luego de tirar todo el ropero abajo me decidí por una falda tableada negra con una hermosa camiseta rosada y balerinas blancas.

Al bajar a desayunar me di cuenta que mis padres aún no se habían levantado, ellos trabajaban hasta tarde en la noche así que decidí no despertarlos y salir para el instituto que ya se me estaba haciendo tarde. No quedaba muy lejos de casa y podía ir caminando sin problemas, en cuestión de minutos ya estaba en la puerta de la preparatoria Sweet Armonis: era un edificio moderno con muchas aulas y una hermosa arboleda.

Observé a los que iban a ser mis compañeros de ahora en más, los grupos estaban bien marcados: porristas, artistas, rebeldes sin causa, plásticas, estudiosos, nerds y gente común y corriente.

Finalemte, tomé aire y entré con el pie derecho para comenzar con buena suerte esta nueva etapa. Una vez dentro saqué el papel que la directora le había entregado a mis padres al momento de la inscripción: Debía ir al salón de delegados para recibir mi orientación, mi lista de libros, mapa, horario y combinación de la taquilla. Pero no sabía ni donde esta el salón de delegados, demonios... Voy a tener que preguntar a alguien.

Intenté acercarme a unas chicas muy animadas que hablaban de los planes del fin de semana, pero antes de abrir la boca se fueron de allí. Ví otro grupo de muchachos muy guapos, pero nuevamente se fueron hacia otro lado. Maldición, ¿qué acaso me apesta la boca? Finalmente encontré un chico rubio, alto y guapo que estaba anotando unas cosas es su cuaderno.

-Disculpa-Dije, al acercarme a él, me miró con sus hermosos ojos color miel mientras sonreía, esperando que continúe-Es... Estoy buscando el salón de delegados... Soy nueva y necesito encontrar a Natha... Nathaniel.

-Soy yo-Respondió con una sonrisa-Eres la chica nueva, ¿verdad? Annie.

"¡Sabe mi nombre!" Pensé mientras un rubor cubría mi cara.

-Ven conmigo, el salón de delegados está cerca-Dijo mientras caminaba hacia un costado del pasillo donde había un cartel encima de una puerta que decía "Salón de delegados", vaya que seré idiota.

Nathaniel abrió la puerta y me dejó pasar primero, habían muchas sillas formando un círculo, unos escritorios, un dispenser de agua, un armario y una biblioteca con libros. Me ofreció una silla y me senté con cuidado de no arrugar mi falda, dejé mi cartera en el piso y observé como buscaba en el armario que había al aldo del dispenser, finalmente sacó un sobre de papel color marrón con mi nombre escrito en él.

-Bien, estas son tus cosas-Dijo mientras me entregaba el sobre, yo lo abrí con cuidado y dentro encontré lo que me hacía falta- Mapa del Instituto, tu horario, combinación de tu taquilla y ubicación, lista de libros y reglamento de la preparatoria.

-Muchas gracias, Nathaniel-Le dije mientras sonreía.

-Ven, te acompañaré a tu taquilla y luego te mostraré el salón de clases donde tienes la primer clase-Dijo mientras me tendía la mano para que me levante.

Yo dudé al principio si tomarla o no pero luego me animé a aceptarla, tiene una piel cálida y suave. Salimos del salón de delegados y me acompañó hasta mi taquilla, allí dejé mis cosas excepto mi cuaderno y cartuchera; luego me acompañó hasta el salón de clases donde tenía la primera de ellas.

-Bien, eso es todo por hoy-Dijo Nathaniel sonriendo-Te veré en clases entonces, Annie.

-¡Claro!-Dije sonriendole-Te veré luego.

-Mientras explora un poco el instituto, ¡hasta luego!-Se despidió con la mano y yo me quedé allí soñando despierta con esos hermosos ojos ámbar.
Empecé a caminar para conocer un poco más el instituto, ubiqué pronto el baño de damas, la sala de profesores, los otros salones de clases y el despacho de la directora.

Finalmente, sonó la campana del inicio de clases, tomé mis cosas, y me dirigí hacia el salón de clases, pero al abrir la puerta me quedé de una pieza cuando un chico de enormes gafas y sueter verde me abrazó mientras gritaba mi nombre.

-¡Annie, mi vida!-Exclamó mientras me abrazaba delante de todos mis compañeros.

-Ke... ¡¿Ken!?-Exclamé mientras me ponía roja como tomate.-¡Esto debe ser obra del destino! ¡Estamos destinados a estar juntos!-Gritó Ken mientras me abrazaba, yo intenté apartarme de él pero ya era tarde, ya que todos mis compañeros de clase me habían visto y estaban riendo mientras me señalaban.

-¡Tengan cuidado chicos, a la nueva le gustan los nerds!-Dijo una chica rubia muy linda, sus amigas que se sentaban junto con ella reían mientras aplaudían su chiste.

Yo aparté de un manotazo a Ken y con la cara roja de vergüenza me senté en el único asiento que estaba cerca, al frente de la clase.

Llegó el profesor a imponer órden, se presentó a la clase, se llama Sr. Farres y daba Lengua y Literatura; una materia que a mí siempre me encantó.

La hora del Sr. Farres terminó y todos se estaban retirando para ir al almuerzo; unas chicas se me acercaron.

-¡Hola!-Dijo la pelirroja del grupo, era alta y esbelta-Me llamo Iris, tú debes ser Annie, la nueva.

-¿Cómo lo sabes?-Pregunté mientras tomaba mi cartera.

-Peggy escribió un artículo sobre tí en el periódico escolar-Dijo la más morena-Sabemos todo sobre tí, tus padres son ingenieros navales y vinieron aquí por una entrevista de trabajo; por cierto me llamo Kim.

-¿Qué... Qué mas escribió de mi?-Quise saber.

-Que eres alergica a las picaduras de insectos, amas a los animales y tu color favorito es el azul-Dijo otra chica de cabello blanco-Yo me llamo Rosalya, pero puedes llamarme Rosa.

-Y que eres muy buena en las artes plasticas pero no así en los deportes,-Dijo otra chica de cabello castaño como el mío-Yo me llamo Melody.

-Y no nos olvidemos de tu grupo sanguineo y tu IQ-Susurró una chica de cabello lila-Yo soy Violeta, un gusto en conocerte.

-Al parecer ahora soy el conejillo de indias de toda la escuela-Dije mientras una gota surcaba mi cabeza-Y yo que quiería pasar desapercibida.

-Eso es imposible, no en esta escuela y menos con el grupo de Ámber-DIjo Iris.

-¿Ámber?-Pregunté.

-La chica que se burló de tí-Dijo Kim, mientras miraba hacia donde estaban Ámber y sus amigas mientras bajaba la voz-Son unas harpías.

-¿Pero que les hice yo?-Quise saber.

-Ella es así con todo el mundo-Susurró Melody- A mí una vez me pegó goma de mascar en el cabello.

-Es mala por diversión-Susurró Violeta-Es toda una...

-Si siguen hablando mal de Ámber voy a contarle todo lo que están diciendo-Dijo una chica de vestido violeta y cabello corto.

-Solo decimos la verdad de esa perra, vé a olerle el trasero, perrito faldero-Dijo Kim de muy mala gana.

La chica salío corriendo en dirección a Ámber, Kim resopló molesta.

-Se llama Karla, es el perrito faldero de Ámber desde hace años y no va a darse por vencida hasta que sea una de "las princesas"-Dijo Kim.

-En mi anterior instituto a las chicas como ella las llamabamos "plásticas"-Dije yo.

Todas las chicas rieron, al parecer les gustaba mi forma de llamarlas.

-De todas las chicas de Sweet Armonis, a la única a quien Ámber teme es a Kim-Dijo Iris-El anteaño pasado Ámber le robó el novio...

-Y tuvo que decirle adios a su rubio cabello por 12 largos meses-Terminó Kim con una sonrisa malevola.

-Cortó su cabello al ras con una rasuradora mientras dormía en el campamento escolar-Susurró Violeta mientras se reía.

Las chicas y yo salimos afuera mientras me señalaban a la gente que conocían y me decían sus nombres.

-Aquél que ves allí es Castiel, el de cabello rojo-Dijo Iris, el chico en cuestión al ver que hablaban de él dirigió su mirada hacia mí y pasó su lengua entre los labios provocando que me ponga colorada y aparte mi mirada rápidamente-Es un Don Juan.

-Ámber está loca por él-Susurró Kim-Así que no te le acerques.

-No pensaba hacerlo-Dije yo, dirigí mi mirada hacia el muchacho de cabello blanco y vestido con ropas victorianas-¿Quién es el que está a su lado?

-Es mi cuñado, se llama Lysandro-Dijo Rosa, se acercó más a mí con una sonrisa de gato en sus labios-¿Te gusta? Puedo presentartelo, no tiene novia.

-¿¡Qué!? No, solo... solo quería saber su nombre-Dije yo, maldición estas chicas van a hacer que me muera.

Continuamos caminando, pronto ubicamos a Nathaniel, el cual estaba colgando un cartel subido a una escalera, giró para verme y me saludó con la mano y una sonrisa en los labios; yo le devolví el saludo.

-Veo que ya conoces a Nathaniel-Dijo Violetta.

-Es el que me ayudó esta mañana, el delegado principal-Dije yo mientras volvía a perderme en sus ojos miel.

-Cuesta creer que es el hermano de Ámber-Dijo Melody mientras se sonrojaba-Sin embargo, es perfecto~~.

No sé cual de las dos noticias me shockeó más: Si enterarme que Nathaniel era hermano de esa bruja malvada o que a Melody le guste ese Dios griego (y a quién no).

-Melody está enamoradisima de Nathaniel-Dijo Iris-Aunque creo que todas nosotras lo estamos.

-Menos mal que tienes novio, Annie-DIjo Violeta mientras me tomaba el brazo.

-¿Novio?-Repetí yo.

-Claro-DIjo Iris-El chico de lentes.

-¿Ken? Él no es mi novio, es solo un amigo-Respondí-Nos conocemos desde hace años pero jamás hemos salido, no tengo novio.

-No tardarás en encontrarlo-Dijo Kim. Finalemente terminamos nuestro recorrido por las intalaciones del Instituto y nos preparamos para las proximas clases.

Es agradable contar con el apoyo de compañeras que odien a Ámber aunque seguía sin entender su trato hacia mí.

Finalmente terminó el día y me encontré con Ken, estaba muy apenado por la vergüenza que me había hecho pasar.

-Esteee... Annie, perdoname por lo de hoy-Dijo mientras jalaba de su sueter verde-Fue la emoción de volverte a ver luego de enterarme que no ibas a estar en la misma prepa que yo.

-No hay problema, Ken-Dije mientras sonreía.

-¿Quieres ir al parque a comer unas galletas?-Preguntó mientras sacaba de su mochila un paquete de galletas de chocolate.

-Eh... Está bien-Dije, tomé mi cartera y salí con Ken del instituto, era terriblemente bajito para ser un muchacho de mi misma edad, yo medía un metro sesenta y cinco y él medía 10 centímetros menos que yo.

Finalmente nos dirigimos al parque donde compartimos su merienda, Ken contó muchas anecdotas divertidas y reímos juntos, pero no podía entretenerme mucho tiempo ya que debía ir a hacer los deberes y comprar los útiles que me faltaban para poder empezar a estudiar.

Ken me acomáñó a la librería a comprar lo que me hacía falta de la lista y luego a mi casa, donde nos despedimos hasta el día siguiente.