Personajes, Meyer. Historia, mine.
Nuestra química mortal. Sin Dios, sin ley, sin paz.
Dame todo tu amor, y yo te haré feliz, muy feliz. Dame, dame tu amor y me tendrás a tus pies otra vez y otra vez y otra vez y es así.
Me miraste. Te sonreí. Nos perdimos sin saber las consecuencias. O sabiéndolas y haciendo como si nada pasara. Nada importaba. O todo importaba.
Fue duro. Tu sangre. Mi sed. Túa cantante. Vampiro sediento.
Pero hoy estamos acá. Estas acostada sobre mi pecho, acostados en la alfombra. Somos iguales. Yo que te amo, y te echo de menos cuando no estás conmigo. Yo que conozco el sendero más allá del bien y el mal. Merezco el infierno por adentrarte en este mundo.
Pero vos me decís en ese momento-Te amo Edward. Te amo más que a mi propia vida – y se me olvida todo. Porque vos sos mi vida. Nunca pero nunca nadie podrá compararse contigo.
Te esperé. Me hiciste esperar mucho. Deambulé solo durante mucho tiempo. Y llegaste vos, y rompiste todas mis reglas. Cambiaste mi mundo. Me enamoré de una frágil y hermosa humana.
Y ahora, ¿Qué haría sin vos? ¿Qué hubiese sido de mí si algo te hubiera pasado?
Me diste cosas que nunca creí poder tener. Una hija. Una familia. Una razón para vivir.
Siento en mis venas vacías tu fuego, divina.
Vos me diste mi incentivo, mis ganas de seguir adelante. Por ustedes. Por mis princesas.
Lo mejor para vos, lo mejor para mi, fue llegar hasta acá sin decirnos adiós. Solo hasta luego. Y ahora, para siempre.
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