Nota de la Autora: Esta historia esta situada en un universo paralelo (lo digo porque no quiero que nadie me venga "pero si eso es así" o "no no no no, JK dice claramente que XXX" porque me dará igual XD) es mi pequeño patinazo neuronal (me lo merezco xd) dedicado a todas las chicas que (como yo) nos consideramos inferiores a lo que somos… ¡Animos a todas! (ahora que nadie se tome esto como unas "instrucciones" de lo que hay que hacer, todos tenemos que ser como somos, nada de estereotipos y esas cosas…). Bueno, no me enrollo mas, y a leer :D

Capítulo uno:

Encendió el grifo de la ducha ¡Que fría! Vamos, fijo que se bañaría con esa agradable temperatura del agua. Salió de la ducha de nuevo, aún seca, y dejó que el grifo soltara agua y mas agua hasta que el calentador la convirtió en agua calentita. Cuando estuvo a su gusto se deshizo de la toalla y se metió dentro. Que bueno era tomarse una ducha por la mañana, aunque esa ducha la devolvía a la maldita rutina de cada día. Suspiró resignada, las vacaciones de Semana Santa habían terminado y ella se tenía que resignar a volver a ese maldito instituto… Que le vamos ha hacer…

Cogió champú y se lo tiró con pocas ganas encima de la cabeza y empezó a frotar con suavidad.

Tampoco era que el instituto no le gustara, tenía sus amigas, sacaba buenas notas, se llevaba bien con casi todo el mundo… el problema del instituto era ese "casi" con el que no se llevaba bien, en especial el sector femenino. La mayoría de chicas de su instituto tenían el cerebro lleno de serrín, bueno, la mayoría lo tenían vacío, luego había cuatro chicas que tenían el serrín y una hermosa neurona activa. Resumiendo, que el problema que ella tenía con el instituto eran esas chicas unineuronales que tenía por compañeras. ¿Por qué? Pues porque se pasaban la vida amargándola a ella, que era todo lo contrario de ellas, es decir, tenía varias neuronas activas y prefería quedarse leyendo un libro que no ir a una fiesta rara en casa de un desconocido, a fumar porros y a terminar como una cuba. El hecho era simplemente ese. Por suerte a ella de normal le daba igual lo que le dijeran o hicieran, sabía perfectamente que ella era mejor que ellas (o eso era lo que intentaba pensar para animarse). Se quitó todo el jabón que tenía en el pelo con agua, cogió un par de toallas (una que se enroscó al cuerpo y otra al cabello) y salió de la ducha.

El espejo estaba totalmente cubierto de vaho, por lo que tuvo que pasar la mano un par de veces para poder verse en él.

Lo primer que vio fueron un par de ojos verdes que la miraban con sueños ¿Por qué tan temprano? ¿Por qué había ido a dormir la noche anterior tan tarde? Suspiró de nuevo. Sus ojos eran lo que mas le gustaba de ella, eran, sin duda, lo mejor de su personas y, por desgracia, lo que menos destacaba a lo lejos ("ya me dirás tú como se liga con solo unos ojos bonitos" pensó ella).

La verdad era que no era una chica fea, aunque tampoco era guapa. No era ni alta ni baja, era de una estatura mediana, tenía la cara algo redondita y una nariz un tanto respingona, que le daba un aire gracioso. En la cara también, para su desagrado, tenía varias pecas pequeñitas, heredadas de su madre. Eso si, estaba muy delgada, estaba tan delgada que su madre la había llevado al medico varias veces, y este solo le había dicho que era su constitución, estaba tan delgada que mucha gente bromeaba sobre si un día de mucho viento saldría volante, estaba tan delgada que… ¡Que estaba muy plana! Eso la avergonzaba, al lado de sus amigas y compañeras de curso parecía una niñita pequeña… A eso tampoco había solución, solo esperar a que algún día la madre natura se acordaría de que se había olvidado de terminar su desarrollo.

Se quitó la toalla de la cabeza y una mata de pelo rojizo cayó encima de sus hombros. No era un pelo feo, era un cabello muy bonito, pero lo llevaba demasiado descuidado, su madre no paraba de repetirle que tenía que ir urgentemente a la peluquería, y su hermana se dedicaba a llamarla "Pelo-zanahoria". Se lo secó rápidamente y se lo recogió en su típico peinado: una cola de caballo de lo mas normal y corriente que pueda haber en el mundo.

Se estaba poniendo la ropa interior cuando su hermana empezó a pegar golpes a la puerta del baño.

-¡Niñata date prisa!- gritó. Su hermana era un año mayor que ella, solo uno, y se dedicaba a tratarla como si fuera basura, la sacaba de quicio. Su hermana era la típica chica unineuronal que tanto odiaba ella. Era una chica de diecisiete años, alta, rubia, delgada, de ojos azules… hubiera sido la mar de mona si no hubiera tenido esa horrible cara de caballo. Sonrió para si misma al recordar que, al menos de cara, ella era mucho mas guapa y que, por suerte, tenía cerebro- ¡Voy a llegar tarde y he quedado con mi novio!- mas golpes en la puerta.

Se vistió apresuradamente y salió del baño, sin siquiera recogerlo, bajo la mirada asesina de su hermana. Sin decirle absolutamente nada fue corriendo hasta su habitación, una pequeña sala de paredes celestes donde habían puesto con muy poca gracia una cama de madera clara, un pequeño escritorio de la misma madera donde había un ordenador un tanto viejo, una silla giratoria de color azul y una armario de dos puertas lleno a rebosar de ropa. Cogió su maleta y bajó al piso inferior.

-Mamá me voy- anunció, dándole un beso a la mujer, que estaba lavando platos. Su madre si que era guapa. Era pelirroja, como ella, de ojos azules, alta, esbelta, de labios rojos… Como quería ella parecerse a su madre, pero el único parecido eran las pecar de la nariz y, bueno, esa mata de pelo roja que ella tenía en la cabeza.

-Que vaya bien, Lily- le contestó ella.

-Adiós papá- se despidió de su padre, que estaba leyendo el periódico mientras bebía su café matutino. Él le hizo una señal conforme la había oído pero estaba demasiado ocupado leyendo cosas sobre la bolsa como para contestar.

Salió de casa, se encontró con una gélida calle y siguió su paseo rutinario hacia el Padgate High School.

Una chica rubia, alta, despampanante, de ojos azules se acercaba con paso rápido a un chico que charlaba con sus amigos en la entrada del instituto. El chico era bastante más alto que la chica y también muy musculoso, por algo era el capitán del equipo de fútbol del instituto. Era de tez bastante morena, de pelo negro un tanto alborotado, unas gafas negras cuadradas enmarcaban unos ojos café que tenían un aire de ¿peligroso? Y una sonrisa de satisfacción se mostraba en su cara.

-Trae esto- le dijo divertido a uno de sus amigos, que acababa de liar un porro. El amigo lo fulminó con la mirada, y él añadió- Te recuerdo que me debes no uno, sino tres.

-Hey James, por ahí viene tú amiguita- comentó el chico al que le acababa de quitar el porro. James se volteó con una sonrisa para encontrarse con la rubia despampanante que iba hacía él.

-¿Puedo hablar contigo?- preguntó ella, con una sonrisa afable. James asintió y los dos fueron unos metros lejos de los amigos del chico. Él no podía sacar la vista de la falda que llevaba su novia ¡Pero que corta era! A veces pensaba que cosas así tendrían que estar prohibidas en este mundo.

-¿Qué quiere Hannah?- preguntó él sin mirarla, ya que sus amigos no paraban de gritarle cosas para intentar dejarle en ridículo, claro estaba que a él nadie le dejaba en ridículo, era solo una simple bromita que se hacían los unos al os otros.

-Te dejo- contestó ella, como si le diera el resultado de una suma de dos cifras.

-Ah…- comentó él distraído, de pronto pero, volvió a la Tierra y entendió lo que acababa de decir la chica- ¿Cómo?- preguntó atónito.

-Lo que oyes- contestó ella, con su sonrisita- Estas vacaciones he conocido a un chico… ¡Que es genial! ¿Sabes el programa de televisión "Jóvenes Rebeldes"?- James negó con la cabeza, no miraba estúpidos programas para adolescentes con las hormonas desmarchadas- Bueno, da igual, él es uno de los protagonista. Lo conocí en el hotel donde estaba con mis padres y es genial. Obviamente nos liamos y pasamos unas vacaciones puramente sexuales- siguió la chica, dejando a James con la boca abierta- y, obviamente, lo dejo contigo. Pues nada, adiós- la chica se giró, dejándolo a él aun en shock. Dio dos pasos y luego se giró de nuevo hacia él- Se me olvidaba decirte que seguimos yendo juntos al baile de final de curso, ¿Vale?- y se fue dejando a James con la boca abierta. ¡Acababa de quedarse sin novia! ¡Ella lo había dejado! ¡Eso no le podía ocurrir a él, James Potter!

Una pelirroja, vestida con unos anchos pantalones tejanos y una simple sudadera azul marino, avanzaba por la entrada del colegio, con la maleta colgada de la espalda y el pelo recogido en una cola, cuando oyó como alguien la llamaba. Se giró para encontrarse con su mejor amiga Cora Spellman.

-Chica, que rápido vas- comentó la recién llegada, jadeando- llevó siguiéndote desde hace… pfff… no se, como que mucho- Lily sonrió.

Cora era una chica alta, de cabello castaño largo hasta media espalda, siempre recogido en dos coletas, labios rojos y ojos azules. Lily la consideraba perfecta, todo lo contrario a ella. Cora sacaba buenas notas, se llevaba bien con todo el mundo, nadie se metía con ella, era simpática, sociable, alegre amable y muy guapa. Era la mejor amiga de Lily pero, a diferencia de ella, muchas veces iba con los "populares". Se llevaba tan bien con "ellos" que siempre que se hacía una fiesta la invitaban de las primeras, pero ella casi nunca iba, prefería quedarse con Lily y sus amigas. Las dos chicas siguieron pasillo abajo en dirección a su clase, un piso mas arriba. Charlaban tranquilamente y no se fijaban en que había una especia de acumulación de chicos sentados en un banco. De pronto, de entre los chicos salió uno de pelo alborotado corriendo, al parecer huía de los otros, y chocó contra Lily.

-¡Cuidado!- exclamó ella. James la miró, primero cabreado, luego cambió esa expresión por una de arrepentimiento.

-Lo siento mucho…- iba a decir su nombre, sabía que esa chica iba a su clase, pero no se acordaba de cómo se llamaba y, obviamente, después de haber chocado contra ella no la llamaría pelo-zanahoria o "rara" como la llamaban las otras.

-Evans- dijo Cora, con una sonrisa, y James se la devolvió.

-Lo siento mucho Evans- contestó él, pero la pelirroja lo fulminó con la mirada y siguió hacia la clase, seguida de Cora.

-¡Hemos encontrado la sustituta idea!- dijo uno de los amigos de James. Era un chico de pelo negro largo, ojos azules, con un aire muy rebelde y una sonrisa pícara.

-Cállate Sirius- le contesto James, mosqueado. Sus amigos habían decidido por él que encontrarían una chica nueva para James, una chica que mosqueara a Hannah y le mostrara lo que había echado a perder- No voy a salir con Cora- comentó él, despectivamente. Sabía perfectamente que Cora nunca saldría con él.

-No nos referimos a Cora- siguió otro chico, Peter Pettigrew. No era ni de lejos tan guapo como Sirius o como James, pero tenía sus encantos (NdA- no nos interesa saber cuales son y como demonios se encuentran los intereses de Pettigrew, gracias)

-Nos referimos a Evans- siguió Remus Lupin. Este tenía una melenita casi rubia, unos ojos miel y una sonrisa que derretiría a cualquiera.

James los miró perplejo ¿Evans? ¿La rara de la clase? ¿El bicho sabelotodo ese? ¡Que risa! Aunque… mirándolo según la idea de sus amigos… podía convertir a Evans en otra cosa… podía ir con ella al baile y matar de celos a Hannah… Si James fuera al baile con una chica parecida a Hannah si que tendría celos… Pero si iba con una chica que no tuviera nada que ver con Hannah, una chica como Evans (claro está con unos pequeños retoques) Hannah se moriría de celos…

-Qué James, no eras tú el que decía hace un par de segundos que Hannah no era nada, que cualquier otra chica caería bajo tus encantos en cinco minutos…- empezó otro de los chicos que estaba allí- ¿Cómo seguía?

-Que todas caen a tus pies- ayudó Remus. James lo fulminó. Era verdad que todas las chicas caían a sus pies, pero es que Evans no llegaba al concepto de "chica" que tenía James, bueno, ni James ni ningún otro chico con un mínimo de gusto.

-Demuéstranoslo- dijo Sirius- Consigue a Evans, consigue que cambie lo suficiente como para ser "de los nuestros" y llévatela al baile…- terminó con una sonrisa.

-Trato echo- aceptó finalmente James, observando como Lily y Cora se reunían con el resto de sus amigas al final del pasillo- Haré de Evans… una Hannah con cerebro y pelirroja- los chicos echaron a reír.

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Tachan! Nuevo fic (si es que llevo una temporada que no me lo creo ni yo). Pues nada :D esta inspirado un poquito en una película que vi hace unos meses, espero que os guste XD

RR please

Eri.