Transferencia
Cap1
"Nueva"
Nuevo
año, nuevo auto, nueva vida, nueva ciudad, nuevo departamento, nuevo
colegio... Aún no entiendo como fue que llegué a un lugar tan
recóndito del mundo, después de estar en el norte me traslado al
sur... Un mundo completamente diferente... los inviernos de allá son
veranos aquí.
¿Donde estoy? Pues... en uno de los nuevos
departamentos para alumnos de transferencia. ¿Por qué me he
transferido? Por tener un buen manejo de la lengua española y por
mis altas calificaciones, el estado me quiso premiar enviándome al
hemisferio sur...
Ya son las 7 y media de la mañana y estoy
frente al espejo… que cara. Tomo mi desayuno habitual, me ducho, me
pongo el uniforme del instituto. Miro por la ventana…
-Iré
a pie, aún no saco la licencia local-
pensé en voz alta, total vivía sola, si hablaba sola o no a quien
le importaría. Tomé mi mochila, en ella: mi celular, un pase
escolar, un cuaderno borrador, mi almuerzo, algo de dinero y un
estuche; las llaves las llevaba en el bolsillo de la chaqueta. Apagué
el computador después de chequear los últimos correos de mi madre,
tomé las llaves y partí hacia el colegio.
La verdad entre mi
lugar de origen y aquí no hay mucha diferencia… Las personas
caminan sin mirar a nadie, pendientes de la hora o pensando sobre un
futuro cercano… Me puse los auriculares para cambiar el ambiente,
algo de Nightwish me cae bastante bien en la mañana, caminaba al
ritmo de la batería.
Al llegar al establecimiento sentí como
cientos de miradas se posaban en mi persona, intenté ignorarlas. Me
dirigí a la secretaría allí había una joven detrás de un
escritorio, al parecer buscaba unos registros, pues la torre de
archiveros a su lado casi sobrepasa su altura.
-Buenos
días-dije mientras me
sacaba los audífonos. La joven me miró y en su vista pillé una
chispa de reconocimiento.
-Usted
es la jovencita de intercambio, ¿no es así? Espéreme un momentito
por favor, justo estaba buscando su ficha-
su búsqueda se volvió ardua y en un archivados de lomo rojo
encontró mi ficha.
-Joshua
Anne Hasse Werner, ¿no es así?-
dijo leyendo la ficha.
-Así
es, pero me dicen Anne-
respondí, en ese instante un joven de más o menos mi misma edad
entró a la oficina.
-Ferrer,
que bueno que ha llegado.-dijo
la secretaria, el joven se paró al lado mío.- Joshua,
él es Christian tu guía y compañero de curso, cual quier cosa se
lo puedes preguntar a él.-
no me gustaba que me llamaran por mi primer nombre, mi padre decía
que era un nombre tanto para hombre como para mujer, pero
definitivamente era para hombres.
-Bienvenida
al instituto Joshua-me
dijo el joven, bien lo describiré, cabellos marón con reflejos
rojizos, ojos marrón oscuro con un perímetro verde (poco usual),
tez blanca, una gran espalda, músculos aparentemente bien formados…
y una sonrisa rara, pero no fea.
-Gracias,
os agradecería que se dirijan a mi persona por Anne, si no es mucha
molestia- dije,
intentando sonar agradable, y no hostil. Él asintió con la cabeza y
me guió hasta el salón de clases, nuevamente miradas sobre mí. Al
entrar al aula había un profesor frente a la pizarra, Christian me
dijo que me parara a su lado para que me presentaran al
curso.
-Clase, ¡Orden,
por favor!-vociferó el
mayor, golpeando la mesa con el libro de clases, en ese momento todos
en el aula me miraban a mi, algunos susurraban cosas otros sólo se
quedaban callados.- Ella
es Joshua Hasse, la estudiante de intercambio, por favor sean amables
con ella- jalé un poco
de la manga del profesor y le susurré al oído.
-¿Podría
presentarme como Anne? Si no es mucha molestia-le
susurré, él miró el libro de clases y corroboró que tenía tal
como segundo nombre.
-Corrijo,
ella es Anne Hasse la nueva estudiante de intercambio, tome asiento
por favor- me dirigí
hasta el final de la sala, al fondo había un banco vacío, me senté
y nuevamente la presión de las miradas ajenas me aplastaban
sicológicamente, intenté atender a la clase lo más que pude, tomé
cuanto apunte pude hasta que tocaron el timbre. Me acerqué a
Christian.
-Disculpa
Christian, ¿Dónde está el baño?-
hablé en tono bajo, él sonrió nuevamente y me guió hasta el baño-
Gracias, exploraré el instituto sola, disfruta de tu recreo, gracias
nuevamente- le dije antes
de entrar al baño. Al salir mi guía ya no estaba allí y caminé
por casi todo el campus intentando recordar cómo llegar a mi aula
común después.
-¡¡Cuidado
extranjera!!-exclamó una
voz masculina, al voltearme divisé cómo una pelota anaranjada se
dirigía en bala contra mi, puse rápidamente las manos y agarré la
pelota salvándome de un posible impacto de aturdimiento.-
¿Estás bien?-
-Sí,
no hay problema, tenga-le
pasé la pelota en sus manos, era otro chico de mi curso, era alto,
de cabellos marrón oscuro y ojos ámbar
-Lo
lamento, pero lograste tomarla a tiempo, ¡Qué buenos reflejos
extranjera!- lo sé es el
primer día de clases, ¿cómo lograría que todos me llamasen como
quiero?
-¿Juegan
Basquetbol?-pregunté
mirando a su espalda, un grupo pequeño estaba esperando la pelota y
otros miraban sigilosos, contándolo a él eran 7 personas.- ¿No
quieren un jugador más?-
pregunté entusiasmada, ese deporte me encantaba, él me miró
sorprendido giró la cabeza para atrás y gritó.
-¡Quiere
jugar!-el grupo tomó la
misma expresión que él, atónitos, pero después divertidos,
dijeron que sí y me asignaron un grupo.
-Mujeres
primero-dijo uno de los
chicos y me lanzó la pelota, saqué y a pases limpios con el equipo
llegamos hasta la zona de ataque, uno de mi equipo lanzó y la pelota
rebotó, salté para agarrar el rebote, al mismo tiempo que el chico
alto que había conversado conmigo, ¡y se lo gané! (símbolo de
victoria) lancé desde el mismo lugar y
encesté.
-¡¡¡Ooo.........!!!-vociferaron
al unísono.
-¡Chas!-
exclamé con una sonrisa. Sentí una mano en el hombro.
-Gran
salto Joshua-me dijo uno
de mi equipo. ¡Me resigno! Jamás lograré que me llamen Anne!
Sonreí y me di cuenta que estaban molestando al perdedor del
salto.
-Viejo esa chica
te ha ganado el rebote, ¡que decepción! Jajá-
le decía uno dándole fingidos golpes en el brazo. Tocaron para
entrar a clases
-¡¡Corran!!
¡¡Que el profe nos va a dejar afuera!!-
gritó uno todos entre risas corrieron, mi contrincante de salto me
tomó de la muñeca.
-Vamos
que o sino quedaremos afuera, por cierto me llamo Leo-
me dijo con una sonrisa, una sonrisa muy linda por lo demás, asentí
con la cabeza y corrí detrás de él junto con el grupo intentando
no tropezar y no soltar su mano. Al llegar a l sala entramos todos
juntos y paramos en las esquina del fondo de la sala, todos
jadeantes.
-¡¡Esos
son los 100 metros planos!!-exclamó
el mismo que me había felicitado por el salto.
-Exageras
David- dijo Leo. Luego se
dio cuenta que aún no me soltaba la mano, la verdad yo tampoco lo
noté estaba blanca intentando retomar el ritmo de mi respiración.
La soltó rápidamente.-Lo
siento-
-No...
Hay problema- dije
entrecortadamente, de mi mochila saqué una caja de jugo mientras el
profesor entraba al aula. Nos sentamos todos y, por mi parte, atendí
a la clase, aunque el resto de mis compañeros cuchicheaban
quien-sabe-que-cosas. Al menos ahora no todas las miradas se posaban
en mí, podríamos decir que sólo la mitad de la clase me miraba de
vez en cuando, llegó el almuerzo y Leo fue el primero en aparecerse
frente a mi banco.
-¿Quieres
almorzar con nosotros?-preguntó
entusiasmado, con una hermosa sonrisa en el rostro.
-Claro,
gracias por invitarme- le
dije con una sonrisa, tomé mi termo y le seguí, en el casino estaba
todo el grupo con que había interactuado en el primer recreo.
-Eh!
¡Joshua por aquí!-gritó
David, y palmeó una silla al lado suyo, el resto del grupo se reía
y contaba chistes cuando me senté con ellos todos me dieron la
bienvenida y se presentaron. Bueno empezaré por los que eran del
equipo en que yo participaba, David o Dave el chico que me había
felicitado por ganarle el rebote a Leo era de estatura media ojos
azules y cabellos negros; Andrés era quien había lanzado el balón
para el rebote, era más o menos alto, cabellos rubio pálido y ojos
color miel; el que último integrante del equipo era Ignacio o Naxo
de media estatura ojos negros y cabellos marrón oscuro. Del equipo
contrario estaba Leo, su hermano mellizo Eric, similar a su hermano
pero con cabellos más oscuros; Iván, el más bajo de todos medía
1,65, cabellos rojizos y ojos pardo; y Antonio o Toño, un poco más
bajo que Leo, de cabellos negros y ojos verdosos. Todos ellos
deportistas y de buena estructura muscular.
-Y
¿De donde bienes?-me
preguntó Eric.
-De
Hannover, Alemania-respondí,
todos abrieron los ojos como platos.
-¿De
tan lejos?-preguntó
Naxo- ¿Cómo hablas
español?-
-Con
mi madre solíamos ir de vacaciones a España, allí aprendí de a
poco su lengua-Leo
asintió con la cabeza.
-¡¡Ey
chicos!! ¡¡No se roben al la extranjera!!-gritaron
unas chicas a dos mesones de distancia. De solo verlas no me
agradaron "Hündinnen" fue lo primero que se me vino a la cabeza
al verlas, soltaron risitas estúpidas. Una de ellas se acercó a la
mesa directo hasta mí.
-Buen
provecho, linda, ¿no quieres compartir con nosotras?-dijo
la chica, la verdad mejor hubiera sido que no se me hubiera acercado,
estaba pasada a perfume y shampoo frutal, que chocante, me tapé la
nariz.
-Lieber nicht-
le dije con cara hostil. La nena me miró con cara estúpida,
suspiré- Preferiría que
no, ándate- le dije aún
más hostil, todos en la mesa se ahogaron de la risa y la rubia
altanera mostró la misma cara hostil que yo le daba.
-No
sabes las enemigas que te haz ganado-
dijo y se dio vuelta pegándome en la cara con su largo
cabello.
-Warten
Sie-dije hostilmente.
Todos en la mesa se reían.
-¡Eso
fue magnífico! Nadie trata tan mal a Helena, nadie se atreve-dijo
Andrés entre risas.
-¡¿Viste
su cara?! ¡¡Fue indignación total!!-exclamó
Antonio.
-¿Qué fue lo
último que dijiste?-me
preguntó Eric.
-Warten
Sie, Esperaré tu ataque… -
-Que
valiente, realmente no te conviene tener a Helena como enemiga-me
advirtió Leo, ¿Por qué será que me advierte? Vi de reojo a
Helena, y todas las chicas que le seguían me miraban con odio
altanero, resoplé disgustada. En mi antiguo colegio me pasó algo
similar, supongo que en todo curso existe la "Ídola plástica" y
su enjambre de seguidoras sin cerebro… Anda a saber yo que me
llegaría a pasar.
