Cuatro figuras se dirigían hacia la aldea de Konoha. La primera, la que parecía la líder, era una mujer, de un largo cabello azulado, atado en dos coletas, aunque parecía que lo llevaba suelto. Tenía una clase de gafas para el sol, con marco plateado. Llevaba puesto una top corta, azul oscuro, con cuello alto. Desde el inicio de la nuca, hasta el final de los pechos. Luego, su plano vientre estaba cubierto de vendas. Su cintura, estrecha, llevaba –como si fuese un cinturón- la bandana de su aldea, algo desviada. Una falda corta, blanca, y varios porta kunas a lo largo de su pierna, eran el resto de su vestuario, además de unas sandalias ninjas, que llegaban hasta las rodillas, dejando a la vista solo una parte de su piel pálida, como porcelana. Sus labios, curvados en una sonrisa de felicidad. Con su mano derecha, acomodó la muñequera que llevaba en la muñeca izquierda, hizo lo mismo con la derecha.
-¿Cuánto falta?- preguntó una voz ronca y fastidiada, mientras aumentaba la velocidad, y se acercaba hacia ella.
-No tanto- susurró la peli azulada. Le dirigió una mirada por sobre el hombro al joven, notando que este fruncía el ceño enfadado. Ella sabía que a él no le gustaba esperar. El chico, de un cabello blanco como la nieve, tez pálida, pero no tanto, ojos cubiertos por las mismas gafas de la chica, y el ceño fruncido. Llevaba una clase de traje de cuero, azul oscuro, con botas guantes incluidos, como si realmente sufriera de frio. Una capucha cubría parte de su cabello, pero se podía notar dos mechones blancos que salían de esta. Abrió la boca para quejarse, pero fue interrumpido
-Déjala en paz- gruño, una voz más suave y seductora, mientras un joven de cabello rubio ceniza se acercaba a ellos. Sus ojos, cubiertos por las mismas gafas, pero en color chocolate. De manera extravagante, tenía un traje chocolate, con chaqueta y pantalón de "vestir" incluido. Por supuesto, que no faltaban unos guantes, en un tono más claro. Las hebras rubias caía por su rostro, las cuales sopló, de manera fastidiosa, mientras miraba un reloj ubicado en su muñeca- si no llegamos en veinte minutos, estaremos tarde.- murmuró, con un toque elegante. Se podía notar sin dificultad, que era alguien "seductor" de naturaleza.
-Sh, cállense, llegaremos a tiempo- farfullo una tercera persona, alcanzándolos. Pero esta vez, una mujer. Sus ojos café brillaban en la oscuridad del bosque. Su cabello rubio ceniza, caía como en flecos por los costados de su rostro. Movió un poco su kimono, de un color verde, con detalles en dorado, corto hasta más arriba de la rodilla, ajustó su obi violeta, aun saltando, y levantó sus medias azules, que le llegaban a las rodillas. Acomodó los guantes, y trono los dedos – en todo caso, vayan arreglándose, en caso de que lleguemos sobre la hora, como yo- sonrió de lado, mientras movia un mechón de cabello que cayó hacia su frente
-Ah, ¿estás arreglada?- bromeó divertido el peliblanco, mientras le dirigía una mirada burlona
-Te golpearía- le amenazo la rubia, enfadada- pero eso nos retrasaría…
-¿Pueden parar?- gruñó la azulada, al ver que el chico le estaba por contestar, de mala manera
-Hai- susurraron ambos, cerrando la boca inmediatamente, aunque seguían mutilándose con la mirada
-Falta poco- masculló, mientras miraba al rubio- ¿Cuánto…?
-Tenemos diez minutos- le respondió, completando la pregunta.
No habrán pasado ni dos minutos, que se encontraron cara a cara con la puerta de Konoha
-Puf, al fin hemos llegado- sonrió, mientras se quitaba aquellas fatigosas gafas, para ver un poco mejor la entrada, mostrando sus orbes blancas, como lunas- De vuelta en casa…
Capitulo 1: Vuelvo a casa
-Tsunade-Sama- una voz chillona, aunque no tanto, resonó por toda la oficina. Allí, en la oficina de la Hokage, se encontraban diez ninjas, parados alrededor del escritorio de la rubia- ¿Para que nos hizo llamar?
-Ya verán- gruñó la ojimiel, mientras levantaba la mirada hacia el reloj de la pared más próxima –Tomen asiento
-Hai- Sakura, Neji, Naruto, Lee, Tenten, Ino, Sai, Chouji, Shikamaru y Sasuke tomaron asiento, justo en frente de la vista de la mujer. Era algo inusual. La Hokage jamás –que ellos recuerden- los había hecho sentar, y menos a tantos. Algo había oculto detrás de todo esto
-Bien, como aun faltan algunos minutos, les diré el porqué de la llamada- suspiró, tratando de no perder la paciencia- ¿recuerdan, que hace algunos años, mande a varios ninjas chunin y jounin a buscar cierta información, y otras cosas a distintas aldeas, para ayudar a la paz entre las aldeas?- todos asintieron- pues, eso fue hace mucho, y la mayoría ya ha vuelto hace mucho tiempo, fracasando en la misión….
-No todos- susurró Ino, mientras se llevaba una mano al pecho, y bajaba la mirada, pensando en aquel cabello chocolate que tanto amaba
-Dije la mayoría- gruño la Hokage, mientras se enderezaba- como sabrán también, hubo un par de ninjas que no volvieron, porque murieron- la mayoría trago saliva- o porque estaban cómodos en la aldea que les asigne- varios asintieron, los casos que ellos recordaran – y sabían- era el del Inuzuka, el cual se quedo por unos años más en Suna, junto a Shino, o como Hinata, que partió a otras aldeas, recolectando distintas informaciones, y de la cual no tenía conocimiento hacia años – bien, Kiba y Shino, prometieron volver en unas semanas….- una sonrisa se expandió por el rostro de Ino, extrañaba realmente a ese "revoltoso", hace más de tres años que no lo veía, y ni siquiera hablaba con él. Naruto sonrió, al igual que Chouji y Lee, que, a pesar de no ser tan cercanos al Inuzuka como "mejores amigos" eran como hermanos en su infancia. – y Hinata…
La voz de la Hokage quedo apagada por el ruido del reloj, que anunciaba las doce del mediodía. Esta, algo fastidiada, estaba por retomar la palabra, cuando un par de toques en la puerta se hicieron presentes.
-Adelante- sonrió la rubia, mientras acomodaba ambos codos sobre el escritorio, y apoyaba el rostro sobre este- ¡adelante!- repitió, al ver que nadie entraba
-"¡Serás idiota! ¡Te dijo que entres!"- se escucho una voz femenina del otro lado de la puerta
-"Sh, quiero formar un aura de suspenso"- respondió en un susurro una voz masculina, en forma infantil
-O abres la puerta, o te clavo la katana en…- la puerta se abrió de manera sorpresiva, mostrando a un joven alto, algo pálido, y con una sonrisa gatuna en sus labios. A su lado, un rubio de casi la misma estatura, rubio, delgado, con una tez más bronceada. Ambos seres eran realmente extravagantes a los ojos de los ninjas de Konoha, debido a sus ropas, que parecían más para la época más fría del invierno, que para plena primavera.
-¡Ohayo!- saludo animadamente una rubia ceniza, saliendo de entre ambos hombres. Era demasiado obvio que tanto ella, que como el otro rubio eran novios, ya que sus sonrisas y narices eran las mismas
-¿Quiénes son…?- pregunto Naruto, mirando a Tsunade, para luego mirar a la puerta, notando que los tres chicos se hicieron a un lado, dejando pasar a una chica un poco más baja que los hombres , y unos centímetros más alta que la rubia. Su cabellos azulado, atado en dos clases de coletas, la hacía parecer infantil, pero tenía aires de una ninja peligrosa. Un detalle que notó – y no era el único- fue que los cuatro tenían gafas de sol, negras –elemental, mi querido Watson- con los bordes de distintos colores. La de la chica más alta, plateado, y de la otra, rojo. El rubio, de color marrón chocolate, y la del otro de color gris.
Nadie hablo luego de eso, hasta que la Hokage tomó la palabra
-Que suerte que vinieron, por favor, tomen asiento- señalo unas sillas que estaban apiladas contra la pared. El rubio se acerco, y le paso una a cada uno, para luego ubicarlas detrás de los Shinobis de la hoja- bien, chicos, ellos son ninjas de apoyo, bah, solo tres… Por favor, preséntense- los cuatro intercambiaron miradas, a pesar de tener las gafas, parecían que se entendían. El peliblanco asintió, y se paró, recibiendo todas las miradas
-Bien, etto, mi nombre es Taro Daishi, ninja de la aldea oculta de la fauna- todos se quedaron mudos ¿Qué aldea era esa? Jamás escucharon hablar de ella…- y vine aquí para ayudarlos, y bla, bla, bla, y como veo que todos miran mi cabeza- se señalo la capucha, ya que todos tenían la vista fija en ella, ya que parecía que tenía dos "montañitas" –desde el punto de vista de Naruto- bajo aquella tela- vean, y no acepto preguntas, y eso- tomo la capucha, y la deslizo hacia abajo, y sacándose las gafas, mostrando un cabello blanco, con algunos reflejos azulados. No era muy raro, de no ser por dos enormes orejas de gato negras. Sus ojos de un Celeste bastante claro… Sakura no pudo evitar lanzar un gritillo de sorpresa- soy una clase de neko, y eso…tengo diecinueve años y…
-Ya, ya, vas a asustarlos con tanta explicación- rió la rubia, mientras se paraba, obligando a sentar al otro- mi nombre es Himeko Adachi, y soy de la aldea oculta entre las rocas- señaló la bandana brillosa en su frente, con cierto orgullo- a pesar de ser enana, tengo 19 años recién cumplidos, y- se sacó las gafas, mostrando unos ojos café, expresivos y alegres- y adoro ser la más pequeña del grupo a pesar de las criticas, y eso jeje,
-¿Pequeña? Já, como si fueras una pequeña, eres bastante grandecita- se burló Taro- y bastante eemm, ¿Varonera?
-Un caballero jamás le habla así a una dama- le regañó la azulada, como advirtiéndole algo
-¿Ella una dama? ¡ME GOLPEÓ SIETE VECES DE CAMINO!- gritó – más que una dama, es una marimacho…
-Considera esa tu última palabra- suspiro el rubio a la vez que sonreía, mientras la rubia cerraba sus manos en puños, y un aura azul los rodeaba. La chica lo levantó de la capucha, lo levanto en el aire, y le dio un puñetazo que hizo que atraviese la pared que estaba justo detrás de la Hokage. Luego, sonrió de manera inocente, mientras se sentaba de nuevo, y se cruzaba de piernas, con una pose elegante y burlona
- …Y si me molestan, bueno, espero que sean buenos en defensa- sonrió, haciendo que a todos les recorriera un escalofrió. ¡Y pensaban que Sakura era violenta!
-ok- el rubio se paró, con pose despreocupada- mi nombre es Akio Adachi, y sí, soy su hermano- señalo a la chica a su lado con la cabeza, al ver las caras de interrogación de los demás- no me gusta hablar de mí, si quieren saberlo, deberán ser mis amigos, cosa dificultosa. Y si, está bien, me sacare las gafas- ¿Cómo sabia exactamente lo que pensaban? De manera lenta se las sacó, pestañeando lentamente, mostrando unos ojos celestes, hermosos. A Sakura y Tenten se le caía –literalmente- la baba, mientras que Ino hacia un enorme esfuerzo por solo pensar en el Inuzuka. – Listo- parecía perturbado, y rápidamente tomo asiento. La azulada se levantó, con una sonrisa hermosa
-Bueno- su voz sonaba tranquila, segura y dulce. Conocida para muchos, pero no sabían con exactitud de donde- creo que primero me saco las gafas, realmente son una molestia- se las sacó suavemente, dejando ver sus hermosos ojos perlados. Todos se quedaron atónitos. La única mujer que conocían, que tenia cabello azulado, una figura parecida –para Tenten e Ino- y esos ojos perlados… nadie podría olvidarlos con facilidad, luego de aquel día en que fue designada junto a su equipo, a aquella misión….
Flashback
Hace algunos días que la Hokage estaba rara, según los pensamientos de su joven alumna, y de cualquiera que haya tenido el placer de conocerla. Últimamente andaba menos violenta –ejem ejem- y hasta más callada, y bebía menos. Algo no tan preocupante, de no ser que eso si era RARO.
Muchos rumores circulaban por todo Konoha, pero ninguno parecía ser cierto. Una depresió por la edad, comentaban unos, o simplemente cansancio, decían otros; pero la verdad, ninguna de las suposiciones –que hasta vinculaban al famoso "Amor"- eran la verdadera. Parecia que jamás se sabría, hasta que un día, la rubia, hizo llamar a los cuatro equipos principales de Konoha: el equipo 7, el 10, el 8, y como olvidarse del equipo Guy. A todos les llamo algo la atención ser llamados por Shizune en persona, cosa rara, ya que siempre iba algún Ambu. A pesar de todo, no faltaron. Tal vez, esta reunión sacaría sus dudas.
-Tomen asiento- murmuró la mujer, mirándolos detenidamente, y luego, a unas sillas que estaba dispuestas en frente suyo. Todos asintieron, e hicieron lo que la mujer les pedía- Escuchen esto claramente- susurró, mientras hacia un esfuerzo para subir el tono de voz- hay una misión que he decidido asignarles a tres de ustedes- todos se tensaron al escuchar eso, aunque Naruto, inocentemente, al igual que Lee, Kiba y Chouji, estaban alegres, tal vez alguno de ellos seria seleccionado- pero esta misión, los obliga a estar fuera de la aldea por varios años, tal vez mueran, o simplemente no regresen…- todos se quedaron callados, algo sorprendidos- eso quiere decir, que dejaran todo acerca de Konoha atrás, y se volverán ninjas de donde sea que los mande, o se convertirán…en ninjas sin aldea….- Naruto perdió todo el entusiasmo que demostraba al principio y frunció el ceño- ¿Algun voluntario?
-Disculpe Lady Tsunade, pero ¿Para que es todo esto?- preguntó algo confundida Ino, mientras su mirada demostraba su confusión
-Es que hemos decidido establecer la paz entre las aldeas ninjas, y los jefes de estas, pidieron una demostración, por lo tanto, mandaran a tres ninjas de cada aldea a otra, todos los meses… o algo por el estilo. La idea no fue mía, y por votación, fue aprobada, aunque realmente no le veía el sentido- suspiró, resignada- así que no puedo hacer nada…. ¿Y? ¿Alguien?- silencio incomodo. Nadie de allí querría abandonar su hogar, dejar a su familia, amigos… Menos un grupo….
El Inuzuka levantó la mirada, sonriente, y miró tanto a Shino como a Hinata. Ambos asintieron levemente, ya que la verdad, no tenían nada que hacer allí. Nada los ataba a Konoha. La madre de Kiba había muerto hace unas semanas, y su muerte no estaba del todo clara. Su hermana, totalmente deprimida, se sacó la vida a los dos días. Kiba pudo superarlo, gracias a la ayuda de sus "hermanos del corazón", Hinata y Shino. Hinata no se llevaba nada bien con su clan, e irse de la aldea había rondado mucho por su mente, así evitaba luchar con su hermana por el "trono" (como la mayoría de los aldeanos lo llamaban). Y a Shino le daba igual que hacer, después de todo, estaría sirviéndole a su aldea, y a sus mejores amigos, aquellos que jamás lo abandonaron, a pesar de todo, sus primero amigos, los cuales jamás se asquearon o cosas por el estilo en cuanto a sus insectos, o a su forma rara de demostrar el afecto. Jamás una tonta misión los separaría. Decidido. NO había marcha atrás. Kiba levanto la mano, con la decisión en sus facciones
-Hokage, mi equipo y yo nos ofrecemos- habló fuerte y claro, sorprendiendo a todos los presentes. Ino abrió los ojos como platos. ¡NO! ¡Simplemente no podía dejar que él se vaya! ¡Ella lo amaba!
-¿Es-están todos de acuerdo?- preguntó la Hokage sorprendida. No esperaba algo así, y menos del equipo 8. Es decir, la dulce Hinata, el frio Shino, y el hiperactivo Kiba.
-Hai- afirmaron igual de firmes Shino y Hinata, con una pequeña sonrisa en sus rostros
-Bien, mañana los quiero en la puerta, junten todo lo que puedan, ya saben, sus pertenencias, y ya llegado el momento, les daré las indicaciones- musitó, mientras anotaba los nombres en una hoja
-¡Tsunade-Sama!- Sakura se paró de golpe. ¡No podía creerlo! Que ella sepa, ese grupo era el único que aun guardaba algún Chunin –los demás, ya en puestos Jounin, hasta Naruto, que tuvo su oportunidad hace unas semanas- ¡ellos son solo chunin!
-Creo que están lo suficiente capacitados para la misión, Sakura, sino no me hubiese siquiera molestado en llamarlos- le respondió tajante la Hokage
-Además, nosotros podríamos ser jounin si lo quisiéramos- gruño de mala manera Kiba, mirando a cada uno con un deje de furia en su mirada- lástima que ese mismo día mi madre había muerto, y yo y mis amigos, estábamos en el hospital
-No como otros- murmuró por lo bajo Shino, dejando a todos sorprendidos. Shino no era de esos de mandar, digamos, indirectas.
-Bien, decidido- la Hokage pareció meditarlo- deben darme…- titubeó un poco- sus bandas…- todos se quedaron callados. Ninguno de ellos entregaría sus bandas, por nada del mundo. Ino sonrió. Kiba no lo haría, por ende, no se iría. Pero grande fue su sorpresa, al ver como Hinata se llevaba las manos al cuello, y desataba el símbolo que indicaba que era una shinobi de Konoha. Shino y Kiba hicieron lo mismo, llevándose la mano a la frente, y desatándosela con cuidado –y lentitud- , para luego juntar las tres sobre la mesa, entregándolas – bien, los veré mañana, a primera hora, si no están allí, tomare eso como una muestra de arrepentimiento, y asignare a otras personas
-Hai- los tres respondieron, para luego hacer una leve reverencia, y retirarse. Los demás quedaron sumidos en un silencio incomodo, como esperando algo. El único ruido presente eran los leves sollozos de la Yamanaka, aunque la Ama también estaría llorando, de no estar sumergida en un estado de shock, por ver a una de sus mejores amigas irse por aquella puerta.
-¡Tsunade-Obaa-Chan!- gritó Naruto, al fin asimilando las cosas- ¿Por qué los mandaste a ellos? ¿Acaso volverán? ¿No pudiste mandar a otros? ¿Por qué ellos? ¿…?
-¡CIERRA EL PICO!- grito fuertemente la Hokage, perdiendo la poca paciencia- primero, ellos quisieron ir, segundo, supongo que volverán, tercero, no, no pude, cuarto ¡PORQUE ASÍ LO DESEARON ELLOS!- rugió, tomando un poco de sake, que tenía guardado para emergencias- y ahora, ¡LARGO!- todos se pararon de golpe, y casi salieron huyendo de ahí- ¡AH! Y será mejor que mañana ni se les ocurra aparecerse, si van a despedirse, háganlo ahora, o nunca
-Hai- todos asintieron, y cerraron la puerta apenas estuvieron fuera. Aunque con una molestia en medio del pecho… justo en medio del corazón…
Fin flashback
-¡Hina-chan!- gritó Naruto totalmente superado por el momento, y saliendo corriendo, con los brazos extendidos hacia la ojiperla, que se había mantenido estática desde que mostró sus hermosos ojos perlas. Pero antes de que siquiera rozase su piel de porcelana, tres personas lo detuvieron. Himeko lo tomaba fuertemente de ambos brazos, hacia atrás, sobre su espalda, mientras que Akio lo tenia de las piernas, con dos kunais. El peliblanco, apareció de la nada, como un rayo plateado, que se posiciono justo en frente de ellos, amenazándolo con una katana. Todos se quedaron sorprendidos –¿acaso este grupo solo traia sorpresas?- al ver la rapidez con la que se movieron, y no solo eso, sino, que hasta lo habían tumbado.
-No hace falta chicos- sonrió divertida la Hyuga.
-Tsk- Taro chasqueó la lengua, mientras tenia la vista fija en la katana, que estaba a punto de perforar el rostro del joven rubio
-Danos una buena razón por la cual no matarte- sonrió cínicamente el rubio, poniendo más presión a las kunais, logrando sacar un poco de sangre
-Tal vez el hecho de que ¡NO ESTABA HACIENDO NADA MALO!-gritó el rubio histéricamente, mientras trataba de sacárselos de encima, sacudiéndose, pero ellos no aflojaban el agarre
-¿Pueden soltarlo, Onegai?- preguntó Hinata, en un tono lastimero. De manera delicada, el rubio soltó las piernas del chico, mientras gruñía algo por lo bajo. La rubia, al ver la acción de su hermano, dudo un poco, pero luego de un salto, se alejo de ahí, aterrizando justo donde estaba segundos antes – Taro-Kun…- susurró, pero el peliblanco un amenazaba a Naruto, a pesar de que este se estaba parando. Apenas estuvo totalmente de pie, el peliblanco bajo el arma, posicionándola en su espalda, gruñendo incoherencias. Se sentó en la silla, mientras Naruto, acomodándose sus ropas. Salía corriendo de nuevo hacia Hinata, estrechándola en sus brazos. Seguramente, la Hyuga, estaría más roja que un tomate, pero ¡Oh sorpresa! Apenas el Uzumaki se separo, notaron que ella solo tenia una pequeña sonrisa, pero no una de "Bobamente enamorada" sino una de "Oh, abrazo a un amigo x3
¿Desde cuando Hinata no estaba enamorada de Naruto? ¿Por qué no estaba desmayada ya?
Continuara…
Primer historia no-conjunto, Muy In lo mío (:
Ok, lo admito, un poco de ayuda por parte de mis amigas Otakus, pero poca, muy poca u_u
El episodio bastante cortito porque, em, no podia adelantar más hasta el proximo W.W
En si, no me gustan muchos las parejas de Naruto -una sola, y muy poco- prefiero los fics que se traten de solo una persona, pero me han convencido de hacer un Sasuhina, así que boé, Here we go ~
