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Disclaimer: Los personajes de Heartcatch Precure son propiedad de Toei Animation y yo solo los uso para fines de este fic.
¿Cuántos van a recordar el desierto en el que se convirtió el mundo? Erika, Tsubomi, Yui e Itsuki esperaban que fueran pocas las personas que recordasen el mundo devastado. Esas cosas debían quedarse atrás, y aunque seguían en sus memorias, las memorias de aquella indescriptible batalla, eso ya era el pasado, y ahora debían dedicarse totalmente a seguir con su vida.
Erika, Tsubomi e Itsuki seguían con la rutina normal del "Fashion club", junto con sus demás compañeras, claramente, como ya no tenían nada más por lo que preocuparse, se podían concentrar al 100% en esta actividad. Erika seguía actuando con mucha prepotencia, y haciendo las cosas a su ritmo (un ritmo muy acelerado), y las demás hacían lo posible para seguirle el paso.
Saliendo de la escuela, el camino de regreso siempre era igual, terminando solo Erika y Tsubomi (dado que vivían una al lado de la otra). A veces, aprovechando eso, se quedaban juntas un rato, haciendo tarea, o simplemente platicando, pero ese día fue algo diferente.
- Lo siento, Tsubomi, hoy tengo que preparar varias cosas para el club...
- No me importa ayudarte- se ofreció Tsubomi amablemente.
- No, no pasa nada, yo puedo sola- se apresuró a negarse Erika-. Bueno, te veo mañana.
Erika se apresuró a entrar en su casa, para evitar que Tsubomi insistiera. En realidad, lo que deseaba, era alejarse un poco de ella. Erika entró a su habitación, y se recostó en su cama. En esos momentos deseaba tener al menos a Coffret para abrazarlo, pero ellos ya no estaban ahí. Sentía mucho dolor en su pecho, y quería sacarlo. No pudo más, y las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos, como una cascada, y con ellas, Erika intentó sacar un poco de su sufrimiento, y de su desesperación.
- Erika, ¿puedo entrar?- preguntó Momoka desde la entrada.
Erika rápidamente se secó las lagrimas con un pañuelo, y trató de recuperar el aliento.
- Si, pasa- dijo con la voz vibrante.
Momoka entró, y la vio mirando a la pared, con la cortina cerrada, y abrazando a su almohada.
- ¿Estás bien, Erika?- le preguntó preocupada-. Últimamente has actuado muy raro, más de lo norma...
- Estoy bien- se apresuró a decir con la voz entrecortada-. Descuida, Momo-nee, no pasa nada.
Erika sintió que Momoka se sentó en la orilla de la cama, y se puso nerviosa.
- Sabes, hace unos momentos escuché un llanto viniendo de esta habitación... siempre eres muy terca, pero, no siempre tienes que hacer las cosas tu sola...
Erika se abrazó con más fuerza de su almohada, y entonces sintió los brazos de Momoka rodeándola.
- Anda, cuéntale a tu hermana mayor lo que te pasa...
Erika no pudo resistir más, y, de nuevo, soltó su llanto, un llanto de desesperación, de incomprensión, de dolor. Momoka solo se quedó ahí, abrazándola, y esperando a que sus lagrimas se detuvieran.
Después de unos largos minutos de llanto, a Erika se le terminaron las lágrimas, y aunque aún le dolía el pecho, ahora se sentía un poco mejor.
- Arigatou, Momo-nee.
- No hay de que, Erika... ahora si, ¿me puedes contar lo que te pasa?
Erika suspiró profundamente. Era algo que hasta ese día no le había contado a nadie, y era algo que pensó que tendría que guardarse por siempre, pero, ahora sentía que debía sacarlo.
- Es un gran secreto, no se lo he contado a nadie, por eso...
- Descuida, nadie nunca lo sabrá- la tranquilizó Momoka con su cálida voz.
Erika nunca había tenido un momento de ese tipo con Momoka, y ahora que lo tenía, se sentía muy protegida.
Momoka se sentó en la cama, quedando recargada en la pared, y Erika se sentó frente a ella, para quedar abrazada por Momoka.
- Verás, es que, hay alguien que me gusta, pero, estoy totalmente segura de que es un amor que nunca se podrá lograr- explicó Erika nerviosa.
Al escuchar eso, Momoka apretó los músculos, y sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo.
- ¿Y de quién se trata?- dijo arrastrando las palabras Momoka, tratando de no sonar muy agresiva.
- Bueno, al saberlo, sabrás que en realidad nunca se podrá hacer realidad- agregó Erika con pesimismo-. No puedo entender aún como me he enamorado, creo yo que fue por la convivencia, por todo lo que hemos pasado, y por su cercanía a mi, pero, si se lo digo, podría romper esa frágil sonrisa suya, y siento que si se entera de mis sentimientos, se alejará de mi, pero, callar estos sentimientos me duele.
Momoka acercó más a Erika, y la abrazó con más fuerza.
- El amor suele ser así Erika, pero, lo es cuando temes decirlo, por que el amor no puede quedarse en el corazón de una sola persona, tiene que salir, y transformarse en una emoción libre, y debe ser compartida por ambas personas, si no, siempre te dolerá.
- Pero, dolerá más si se aleja- contradijo Erika apretando las manos de Momoka-. Si se aleja de mi lado, no podré soportarlo.
- Aún no sabes que se alejará de ti- la tranquilizó Momoka-. No puedes asegurarlo Erika, sé fuerte, y así tus sentimientos podrán ser correspondidos.
Erika quería llorar de nuevo, pero, por una razón, el sostener las manos de Momoka le daba fuerzas para continuar.
- ¿Eso crees, Momo-nee?- preguntó con esperanzas Erika.
- Claro que lo creo- respondió Momoka con alegría al ver la reacción de Erika-. Pero dime, ¿de quién se trata?
Erika sintió escalofrío ante la pregunta de su hermana, y la verdad, ella esperaba que nunca preguntara.
- Bueno, ese es mi pequeño secreto- dijo Erika con voz baja-. Es mi secreto, de haberme enamorado de esa persona... aunque no sepa cómo pasó, ni en que momento, pero, pasó, y me enamoré de ella...
- ¿Ella?- repitió Momoka en shock.
Erika asintió con la cabeza levemente.
- Si, de ella... de Tsubomi...
