-Escucha rin- se dirigió la sacerdotisa pelinegra a la pequeña niña que se encontraba sentada a su lado mirándola con seriedad. ¡El amor es como un campo de batalla! Respondió orgullosa por sus propias palabras.
-¿Un campo de batalla?- repitió la pequeña con asombro ante aquella comparación.
-Si rin, y tienes que asegurarte de ganar a toda costa-dijo tomando de los hombros a la menor, parecía como si le confiara la mayor sabiduría que podría existir, una que solo le correspondía a las féminas saber.
La pequeña estuvo unos segundo impávida, como reflexionando las palabras de la sacerdotisa, hasta que lo entendió, o eso pensaba…
-¡Ya entiendo señorita kagome!- regalándole una hermosa sonrisa. -Ahora todo tiene sentido… pero…- la emoción de la niña se esfumó poco a poco.
-El señor sesshomaru es muy fuerte en el campo de batalla, ¿cómo podré vencerle?…- los ojos de la niña perdieron toda motivación y alegría que existía hace unos segundos y terminó bajando la cabeza un poco transmitiéndole su aflicción a la sacerdotisa, quien al darse cuenta de esto incorporó levemente a la niña de su sitio del cual permanecían hace unas horas dentro de la cabaña.
-Rin- le dedico una mirada de ternura para intentar deshacer aquella aura nostálgica que envolvía a la menor. Sígueme, te mostraré algo- contestó a la pregunta invisible que se formó en los inocentes ojos cafés de su pequeña visitante, quien inmediatamente ante la orden de la pelinegra salió de la cabaña.
Caminaron por varios minutos hasta llegar un rio, donde la sacerdotisa se acercó hasta ver su reflejo en el agua. La pequeña se acercó también imitando a la mayor, pero luego de observar detenidamente a sí misma, quedó mas cofundida.
-No entiendo kagome onee-san ¿Qué es lo que tengo que ver?- otra vez la curiosidad inundó os ojos castaños de la joven. Kagome solo volteó a la niña para que vuelva a ver su reflejo.
-Bueno rin-chan ¿Qué es lo que ves?
-Mi reflejo- respondió inmediatamente.
-¿Y cómo te ves rin-chan?
-¿Qué cómo me veo? Mmm pues… tengo… el cabello negro y… largo… tengo ojos cafés, y… ¡el kimono rosa con flores que me regalo el amo sesshomaru!- agregó esto último satisfecha, la alegría volvió a la pequeña. La sacerdotisa notó este cambio en la menor hace mucho. Cada vez que esta hablaba de su señor una radiante sonrisa adornaba su rostro luciendo adorable. No pudo evitar que una sonrisa surcara su rostro.
-¿te digo lo que yo veo rin-chan?
-hai!- asintió rápidamente emocionada.
-Veo a una joven hermosa, llena de alegría, con un buen corazón lleno de compasión, y con una sonrisa tan radiante que derrite cualquier corazón.
-¿Lo venceré por ser bonita?-pregunto emocionada con sus mejillas teñidas de carmín.
-Bueno…-respondió la mayor, parece que no escucho lo demás halagos, o se interesó precisamente en ese.
-El señor jaken dice que como no soy bonita no tendré novios, pero a mí no me importan los novios, yo solo quiero a sesshomaru-sama.
Ese gusano verde... ¡se las verá con ella cuando lo vea!, bicho miserable….-repetía mentalmente kagome con un aura sofocante que rápidamente fue reemplazada al ver la extraña mirada que le dirigía la menor.
-La belleza no lo es todo rin-chan, demo…- sonrió de forma pícara. Si ya tienes belleza pues hay que usarla y atacar con todas las armas que tienes!- ya empezaba a entusiasmase.
-¿Armas?- parece que había vuelto a enredar a la pequeña, y nonono no quería eso, su meta era lograr una satisfactoria venganza contra el peliplateado orgulloso, incluso con su plan haría feliz a rin al tener a su preciosos Daiyōkai a su merced.
-Te lo explicaré después rin…primero lo primero.- Se aclaró la garganta para proceder con la explicación que le daría a la niña y por consiguiente todas las dudas que implica.
-Mira rin lo primero que tienes que hacer es entrenar a tu inu
-¿mi inu?- preguntó confundida.
-Jejejeje me refiero ahh… comenzó a rascarse la cabeza nerviosamente. Me refiero rin chan a la raza Inugami Daiyōkai ¿la conoces?
-Hai es la raza de mi amo- los ojos de la niña brillaron nuevamente, al parecer sesshomaru tenía una fuerte influencia en la joven.
-Muy bien rin, tienes toda la razón, es la raza de sesshomaru e inuyasha
-¿De inuyasha también? ¿Por qué?
-Porque tu amo e inuyasha son hermanos, por eso ambos pertenecen a la misma raza ellos son demonios perros.
-¿Perros?- la sorpresa de la menor no se hizo esperar. Bingo! Pensaba kagome ya tenía la niña donde la quería, asi el resto de la explicación sería más fácil.
-Kagome onee-san…-llamó rin intentando obtener su atención
-Hai mmm ¿Dónde estaba? ahhh sí, son perros- sonrió de medio lado. Y como caninos que son, necesitan un dueño rin-chan, hay que entrenarlos muy bien para que no se vayan de tu lado, tienen que saber quién manda ¿comprendes rin?
-Hai ahora si entiendo- de repente una pregunta irrumpió en la cabeza de la niña. Si los inu tenían dueño, acaso su imponente amo tendría también uno?
-No puede ser… ¿El amo sesshomaru tendrá dueño?- le pregunto a la mayor, con sus orbes castañas enfocándola muy fijamente, estaba preocupada ¿Qué pasaría si su amo ya era de otra? Comenzó a sentir un malestar en el estómago y una sensación de abandono la inundó. Se mantuvo en silencio unos minuto hasta que un escalofrío le subió hasta que nuca, ¿Qué significaba todo esto? Jamás se había sentido así… tan… ¿preocupada?, ¿era eso?...
Unas cálidas manos sobre las suyas la trajeron de vuelta a la realidad y por consiguiente las apretó con más fuerza demandando una respuesta ante los tortuosos pensamientos en que se encontrada sumida.
-¡¿El señor sesshomaru no tiene dueño verdad?... ¿verdad?... el amo quiere a rin, no dejara a rin por otra…!- dijo más para sí que para kagome. Sus ojos comenzaron a tornarse vidriosos, amenazando la salida de algunas lágrimas que se formaban ante aquel raro sentimiento que la acogió.
-Tranquila rin-chan- intentó calmar la sacerdotisa. Los celos de la pequeña rin eran adorables, no pudo evitar una sonrisa antes de responder a sus inquietudes. No creo que sesshomaru tenga dueño, después de todo es muy fuerte, dudo que alguien lo haya dominado ¿no crees rin-chan?... solo tú puedes- agrego esto último en voz baja, casi susurrante como para asegurarse que nadie más que la pequeña la escuchase.
-Sí, sesshomaru-sama es muy fuerte… - dijo rin secándose las lágrimas que comenzaban a caer por sus mejillas.- Entonces… si el amo no tiene dueño, eso quiere decir que rin puede… ¿puede?- miró directamente expresando su sorpresa, ¿acaso podría ser la dueña de su amo? sacudió su cabeza varias veces. No podía perder el tiempo en meditar tonterías, mientras lo hacía corría el riesgo de perderlo, debía ser más veloz, y como dijo la señorita kagome ´´demostrar quién manda´´ así el amo no se alejaría de ella, y podría hacer con él lo que quisiese ¿no? Después de todo era un perro, estos hacían lo que les pedía, y demostraban devoción y lealtad a sus amos, estarían siempre juntos… Aferrándose a esta última idea no pudo evitar fantasear sobre su futura vida juntos, una larga y divertida travesía viajando al lado de su señor, jaken y ah-un. Lo haría, lo conseguiría a toda costa… dejó a un lado las dudas para dar lugar a la determinación, si bien inocente, esta se convertiría en la peor pesadilla de sesshomaru.
-Rin se convertirá en la dueña de sesshomaru-sama! ¡Haré lo que sea necesario para dominar a mi amo!- el fuego de la juventud se apoderó de la pequeña.
-¡Así se habla rin-chan!- perfecto todo salía como lo había planeado, ahora el idiota de sesshomaru pagaría muy bien por su osadía, se había metido con la mujer equivocada, ya vería. Tú tienes muy buenas armas rin, y tendrás muchas más cuando crezcas- el aura de kagome volvió ante esta última idea no puedo evitar reír al imaginar en un futuro a la pequeña rin teniendo en la palma de la mano a sesshomaru, para su edad la pequeña era muy inteligente, esto lo demostraba en cada capricho que le pedía a su amo, obteniendo siempre lo que quiere, y el constante juego de palabras que de vez en cuando lograban acorralar a sesshomaru sucumbiendo a los deseos de la astuta chiquilla.
-Ya veo, lo haré kagome onee-san yo…- de repente el dragón de dos cabezas comienza a ponerse inquieto, al parecer quería señalarle a la chica que lo siguiera. El amo sesshomaru no debe estar muy lejos… gracias ah-un- como respuesta ambas cabezas frotaban sus hocicos en el rostro de la pequeña clamando atención, la cual casi inmediatamente fue otorgada, abrazando al dragón y susurrándole palabras cariñosas, algo muy común en ella.
Cuando se calmaron un poco, rin le hizo señas al dragón para que este se agachara. Se subió en la espalda del animal para ir en busca de su amo y poner en práctica lo que sería el plan ´´juntos por siempre´´ no se podía pedir más de una niña de 10 años.
-Kagome onee-san tengo que irme mi amo ya está cerca, arigato por todo onee-san- se despidió la pequeña con un gesto con la mano para luego salir volando por los aires guiada por el dragón.
-¡Adiós rin-chan, recuerda, hay que demostrar quién manda!-grito a todo pulmón para que la niña la escuchase, al parecer así fue, pues le pareció ver que le devolvió una sonrisa a lo lejos.
-Esto te lo mereces sesshomaru- todo el rencor vino a ella recordando lo vivido hace unos días cuando estaba en la aldea. Aquella discusión termino llegando a la situación inicial donde puso en práctica su plan implicando a la pequeña rin la cual no era consciente de esta rivalidad entre kagome y su señor. Luego de repasar su plan rápidamente Intentó alejar aquellos pensamientos, lo único que le provocaba era más rabia, por ende se dirigió directo a la pequeña cabaña para prepararle el almuerzo a su esposo y su hijo.
…
Con rin…
Ah-un comenzó a descender en un hermoso prado con flores de todos los colores. Cuando puso los pies sobre la tierra el olor de esta hermosa planta inundo el olfato de la pequeña, entregándole a sus sentidos la más dulce fragancia… encantada por esta comenzó a danzar por todo el prado, dando vueltas llevándose consigo algunos pétalos de las flores que tanto adoraba, el viento al parecer estaba de su lado, parecía que entonaba una contagiosa melodía para la chica una que solo ella podía oír y seguirle el ritmo a lo que el viento venia susurrante.
El hermoso Daiyōkai que permanecía recostado en el frondoso tronco de un árbol bajo resguardado bajo la sombra de este, lo cual le permitía apaciguar levemente el calor que hacía en esa época del año. No era como si le molestase el calor precisamente, sino el reflejo que proyectaba el sol y más aún cuando lo refractaban todos los objetos a su alrededor, como las gotas de rocío en el pasto logrando encandilar los hermosos ojos amarillos. Pero a pesar de la incomodidad por el exceso de luz, no pudo evitar quitar la ambarina mirada de la imagen de su protegida bailando en el prado de flores. Una imagen que le transmitía paz, solo con verla y asegurarse que estuviera bien, pues desde que tomo el papel de protector de la pequeña la necesidad de conservar esa sonrisa para siempre había sido su mayor motivación aun si no lo reconocía, era esta una de las razones por las que abandonaría todo por lo que hubo luchado solo para mantenerla a su lado y protegerla cueste lo que cueste. De repente abandonó este pensamiento desde el momento en que resurgió su orgullo youkai. ¡Qué estupideces estaba pensando!, el jamás caería tan bajo como su padre, sacrificar todo por una ínfima humana…Pero ella no era como los demás humanos, incluso de no ser por su aroma y sus características de humana, podría perfectamente hacerse pasar como una youkai y pasar hasta con honores…No, no podía permitirse esos pensamientos, no iba a ser derrotad...
-¡Señor sesshomaru!- irrumpió los pensamientos del peliplateado la pequeña rin, la cual corría directamente hacia él con una amplia y brillante sonrisa una que solo ella era capaz de dar y por ser ella el único ser en la faz de la tierra que podría otorgársela.
-Señor, no había notado su presencia de no ser por ah-un.-comentó alegre la chica. Ante mencionar sus nombres el dragón ya se había acercado lo suficiente a la pequeña y comenzaba a frotar sus hocicos con los bozales en la espalda de la niña clamando nuevamente atención de su joven y risueña dueña. Esta soltó varias risas provocadas por las constantes cosquillas en su espalda y por la necesidad de cariño de sus dragones.
-Jajajaja paren… jajajaja, ah-un- termino volteándose a calmar al celoso animal, y darle la atención que reclaman
-Está bien ah-un, tengo suficiente amor para dar- intento calmarlo con una sonrisa y enseguida dicho esto comenzó con los mimos hacia ambos por varios minutos hasta que al parecer lograron calmarse un poco, y terminaron por acortarse alrededor de donde estaba parada su joven ama.
La pequeña les dirigió una última mirada al dragón que se encontraba más calmado. Luego toda su atención se enfocó en sus señor, lo veía como siempre, sentado descansando bajo la sombra de un árbol, con una rodilla flexionada y su otra extremidad estirada a lo largo del pasto, su rostro imperturbable, imponente, magnifico, hermoso… ya se comenzaba a quedar sin halagos cuando una voz que ella conocía muy bien la distrajo de sus pensamientos.
-Rin- se dirigió a la pequeña abriendo los ojos lentamente, casi con pereza para enfocarlos en su protegida, parada justo frente a él.
-¿Si amo?- optó por regalarle otra de sus sonrisas.
-Ve a recoger flores o algo- agregó al percatarse de la ensimismada mirada de su protegida.
-Ahora que lo pienso ¿Dónde está el señor jaken?
-Está en una misión
-Tardará mucho en llegar?- ante esto sesshomaru solo bufó ¿Qué si tardaba mucho en llegar? A quien le importaba, no quería oír su chillona voz.
El silencio de su señor corroboró sus palabras, al parecer no llegaría pronto… genial, podía disponer de todo el tiempo del mundo sin las interrupciones del escandaloso renacuajo.
-Amo sesshomaru…-
-Que quieres.
-Bueno… yo…- procedió a sentarse lentamente al lado de su amo. No sabía cómo introducir el tema tratado por la miko lo que la ponía un como nerviosa, pero ante la necesidad de saber si su amo tenía dueño pudieron más que sus nervios.
-Habla- ordeno secamente, estaba harto de las cursilerías de su protegida.
-Rin quiere saber… si …usted …tiene dueño- el último vestigio de vergüenza o cualquier sentimiento que la había inundado hace segundos se intensifico, mientras lo miraba de reojo, estaba ansiosa por escuchar la repuesta de su amo, pero al mismo tiempo le daba miedo, ¿Qué pasaría si sus mayores sospechas eran ciertas? ¿Acaso no tendría jamás la oportunidad de demostrarle a su amo el potencial de ella como su dueña? ¿Prefería a otra? A todo esto ¿a quién más?... todo esto y más preguntas inundaban la cabeza de la niña.
Sesshomaru se sorprendió, no podía dar crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar ¿su protegida dudaba de su poderío? ¿Insinuaba que había alguien más fuerte que el para someterlo?, al parecer estar mucho tiempo con los humanos estaba teniendo algún efecto en ella.
-Tonterías- atino a decir el, desviando su rostro hacia el frente y cerrar los ojos como antes. Pasaron unos segundos de silencio de su acompañante, ante esto volvió a dirigirle la mirada a la pequeña, y lo que encontró lo desconcertó, ¿estaba sonriendo? ¿Qué le causaba tanta gracia? Al verse descubierta una risa inocente se escuchó por parte de ella, estaba sumamente contenta ¡Su amo entonces seria de ella ¡ ¡solo de ella!, muy bien, solo quedaba que este la reconociera como su ama y señora, tendría que empezar a entrenarle…
-Hmf-cerró los ojos decepcionado. Qué humana más rara traía consigo...pero ya se había acostumbrado a su presencia, a su sonrisa, a sus amenas charlas y la alegría que desprendía la muchacha. Por ser tan diferente a él, la necesitaba a su lado, ella lograba mostrarle un camino tan fácil para ver las cosas desde sus ojos de niña, que por nada en el mundo él quería que perdieran ese brillo autentico. Ella era la única persona en la faz de la tierra que se alegraba con su presencia (jaken no cuenta), aun cuando su imponente ser provocaba lo contrario, a ella no parecía intimidarle en lo más mínimo. La protegería de eso no había duda, lo supo desde que sus instintos exigían mantenerla a su lado por esto jamás quería ver miedo en sus ojos, ya sea causado por el o alguien ajeno. Su instinto protector lo llevó al punto que evitaba que ella viera como mataba a sus adversarios. Usualmente acababa con sus patéticas vidas lejos de los ojos de su humana, y cuando no podía darse este lujo, le ordenaba que cerrara los ojos... En un momento dado llego a pensar que tal vez tener una humana no sería tan malo, serviría para matar el tiempo, vería cuanto podría durar la pequeña en seguirlo, después de todo si volvía a morir no sería problema de él… Y aquí estaba, contradiciendo totalmente sus pensamientos anteriores, protegiendo a la humana, resguardándola del cruel mundo que él conocía y que no deseaba para ella, manteniéndola a su lado, y cumpliendo los caprichos de su pequeña protegida.
-¿Amo… le gusta el pelo largo… o… lo prefiere corto…?- la pequeña mecía nerviosamente su cuerpo de una lado a otro, sus manos se encontraban sumidas en un juego de movimientos rápidos entre ambas enredando y desenredando sus dedos nerviosamente, y sus ojos evitaban los de sus amo, no era capaz de sostenerle la mirada del lord, y si lo hubiera hecho se habría topado con la incredulidad reflejada en los ojos de su amo ¿con cuantas tonterías más saldría su protegida el día de hoy? Se había acostumbrado al afán de la niña por hablar y preguntar, pero no a responder las dudas de ella, usualmente era jaken quien lidiaba con la pequeña pero ahora que no estaba era él el blanco de la humana. Y vaya con que extrañas preguntas salió esta vez, como siempre, la pequeña era totalmente impredecible e incomprensible para su persona, precisamente por ser todo lo opuesto a él.
- ¿Por qué te interesa saber mi opinión?- fue lo único que se le ocurrió decirle.
-La respuesta del amo es muy importante para rin- dijo la pequeña con determinación
La miró divertido, ¿acaso iba enserio? Solo había una manera de saberlo…
-Corto-dijo al fin, y volvió a cerrar los ojos.
La niña se quedó un rato más a su lado, como asimilando la respuesta que le acababan de dar, así que corto ehh….sonrió levemente, le encantaba saber más de su señor y ahora le acababa de informarle sobre los gustos de este, él jamás podría imaginarse lo feliz que era ella a su lado por todos esos años juntos, ni lo agradecida que estaba por tratarla con amabilidad, según jaken el amo era el demonio más cruel jamás conocido, pero ella no lo veía así, no podía imaginárselo, sabía que su amo mataba a personas, o más bien demonios, pero eso lo hacía casi siempre cuando ella estaba en peligro, la protegía, entonces era importante para su amo, si no la dejaría morir, jaken no entendía esto, se repetía la pequeña en sus pensamientos.
Sintió cuando su protegida se levantó de su sitio y siguió su olor hasta el lago, ella sabía que no debía alejarse mucho, ya se lo había dejado claro en varias ocasiones… y ahí nuevamente el afán de proteger a la niña de todo peligro. Arrugó levemente la nariz ante esta idea. A todo esto ¿Qué demonios planeaba su humana?, pero aunque la duda era muy exigente, no se movió de su sitio, al parecer estaba demasiado cómodo, o no le tomo mayor importancia, cualquiera de las dos opciones bastó para que no fuera a husmear en lo que hacía su protegida. En cambio, al otro lado del prado estaba rin, sumergida hasta las rodillas en el rio donde comienza una pequeña cascada, sabía de antemano que las piedras que era chocadas constantemente por el agua eran lo bastante filosas, así que con este último recuerdo, sumergió las manos en la helada agua para encontrar su objetivo. Siguió así durante unos minutos más hasta que encontró la piedra perfecta. Con cuidado, tratando de no cortarse las manos, pues sería un inconveniente que su amo llegara alarmado por su olor a sangre, y ella tuviera que responder a todo lo que este pregunta, que no sería mucho a decir verdad, pero jamás se negaría a responderle algo a su amo. El sonido de un pez saltando desde la cima del rio hasta sus pies la alertó, y procedió a realizar su objetivo principal, dominar a su amo, cueste lo que cueste, así que armándose de valor, recogió su hermoso cabello azabache hacia un lado de su hombro, colocando por debajo la filosa piedra haciendo un poco de fuerza.
Escuchó un sonido extraño a lo lejos, cerca de su protegida, parecido a un corte en el viento, que se fue tan rápido como llego. Olfateó el aire con el fin de encontrar algo extraño en este, pero nada… todo estaba como debería, su protegida estaba bien. Así que sin más se desprendió de este instinto sobre protector que lo inundaba. Comenzó a escuchar las suaves pisadas de su protegida, dirigiéndose nuevamente a su lado. La sentía… cada vez más cerca de su persona… ¿ahora qué demonios le pasaba? Para cuando abrió los ojos y los enfoco en la pequeña no puedo evitar su sorpresa. Su pequeña rin se encontraba sonriéndole y en vez de su sedoso cabello se encontraba el mismo pero corto, hasta un poco menos que los hombros y totalmente desparejo.
-¿Qué le parece amo? ¿Le gusta más rin así? – fulminó al lord con otra de sus deslumbrantes sonrisas. El lord en cabio se encontraba en shock, su protegida se había cortado el cabello por un mero capricho de él, y al parecer la pequeña no se daba cuenta que todo había sido un juego, un cruel juego del que él era el responsable. Su inocente sonrisa hizo que algo removiera en su interior y un sentimiento lo invadió ¿culpa? ¿Se sentía culpable de lo que le hizo a la pequeña? ¡Jamás! Nunca en toda su vida se había arrepentido siquiera de una acción, y ahora se encontraba pasmado, una desagradable sensación lo inundaba por cometer semejante estupidez y más aún realizársela a su humana.
-¿Qué le parece amo?
…
-¿No le gusta?- sus ojos comenzaban a tornarse vidriosos, ¿no le gustaba ni un poquito aun con pelo corto?...
-No- su potente voz resonó en los tímpanos de su protegida, dejándola con los ojos más abiertos de lo normal, mientras que sus lágrimas comenzaban a empapar sus rosadas mejillas. Esta imagen lo perturbo más…
-No me gusta así…-extendió una de sus manos para secar cuidadosamente la húmeda mejilla de la menor, recorriendo su pómulo, pasando levemente por su oreja hasta hundir su mano en su destrozado cabello.
-Ven- se dirigió a la pequeña indicándole que se diera la vuelta y se sentara entre sus piernas. La pequeña al captar el mensaje por su señor hizo lo que este le pedía, secándose el rastro de lágrimas rápidamente con su kimono.
Odiaba ver a su humana llorar, más aun por su culpa, pero ya había ocurrido no podía hacer nada, más allá que intentar reparar su error. Así que cuidadosamente fue cortando con sus garras algunos segmentos del cabello azabache, intentando emparejarlo, y darle forma.
La pequeña intentaba mantenerse lo más quieta posible pero era inevitable mirar de cuando en cuando a su amo. La sensación de sus garras entrelazadas en su cabello lograba relajarla al punto en que sin poderlo evitar sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente. Hasta que dejo de sentir las manos entre sus cabellos. Abrió los ojos con parsimonia para enfocarlos en el demonio blanco a sus espaldas quien le devolvió una mirada que no supo cómo interpretar.
-Amo…-sus ojos vidriosos por las lágrimas que derramó hace unos minutos se notaban preocupados, preguntándole silenciosamente algo que no entendió en ese momento hasta después de meditarlo mejor
-Así está mejor- dijo apenas rozando sus garras con las puntas del cabello negro de su protegida logrando sacarle una amplia sonrisa a esta, la cual esperaba mantener siempre a su lado… o hasta que ella decidiera irse con un estúpido humano para cuando entrara en época reproductiva. Así eran los de su especie y sabía que los humanos no se alejaban mucho de esta idea, seguían conservando sus instinto aunque estuviera muy ocultos en sus debiluchos cuerpos.
-Señor sesshomaru ¿le sucede algo?-preguntó la pequeña al sentir como su amo sujetó un mechón de su cabello con fuerza, parecía irritado, pues pudo ver como sus ceño se frunció levemente y apretaba con fuerza la mandíbula. Soltó el cabello de su protegida, dejando que las hebras se deslizaran levemente con sus yemas- No pasa nada- se limitó a contestar, pero no dejo convencida a rin.
-Parece preocupado sesshomaru-sama- alego la pequeña intentando que el youkai la mirara a los ojos, pero estos se encontraban cerrados, impidiéndole saber que pensamientos ocupaban la mente del lord. Con el tiempo ella había aprendido a conocer cada uno de sus gestos, y de esa manera acercarse a su manera de pensar, por lo que no era algo difícil saber cómo se sentía al poder verlo a los ojos. Se parecía mucho a una frase que la señorita kagome le dijo ´´ los ojos son las puertas del alma´´…
Como no recibió respuesta del youkai blanco recurrió a su segunda opción… ¡derribarlo! Tomó un poco de impulso y sin más ni menos se abalanzo al poderoso youkai que no esperaba esa reacción de su pequeña, solo con ella bajaba la guardia, y no esperaba que la ocupara a su favor. Cuando abrió los ojos se encontró recostado en el pasto y sobre él la culpable de todo dirigiéndole una mirada acusadora a su humana, quien reía muy bajito como para que no se enojara por su atrevimiento. Sin entender porque las manos de la joven viajaron a muchas partes de su cuerpo, como el cuello, las costillas, intentaban abrirse paso a las axilas, hasta que la detuvo.
-Rin. ¿Qué se supone que haces?- pregunto acusadoramente, aun con el ceño fruncido, dando una aspecto espeluznante para cualquiera que viera la escena, creerían que la niña seria polvo en cuestión de segundo, pero que equivocados se encontraban, la contagiosa risa de la pequeña borraba todo vestigio de horror a la situación. Aun recostada sobre él y controlando su risa para no ver enojado a su amo, solo se limitó a hundir sus dedos en el sedoso cabello plateado, los enredaba y desenredaba con paciencia infinita, se mantuvieron así durante unos minutos hasta que el lord decidió poner fin a las acciones de su imprudente protegida
-¿Qué se supone que hacías?- volvió a preguntar el lord
La pequeña detuvo todos sus movimientos solo para devolverle la mirada al lord con una de sus típicas sonrisas.
Se volvió a escuchar la pequeña risa de la niña, conteniéndola, haciéndola ver risueña.
-Amo, rin no quiere verlo preocupado…- no pudo evitar sus sorpresa a lo que decía su protegida ¿de verdad podía ella saber cómo se sentía? Desde hace unos meses tenía la sospecha, pero siempre creyó que eran boberías, durante su larga vida como demonio nadie había logrado ver a través de él, aquella mascara con la que juro crecer desde cachorro, juro jamás mostrar piedad a sus enemigos, ningún sentimiento podía hacerse presente en el… y ahí estaba ella, con su rostro de triunfadora, restregándole en cara que ella lo conocía mejor que si mismo, aunque esta no fuese consciente de ello.
-Todavía no respondes mi pregunta- volvió a su serenidad de siempre
-Rin solo quería hacerle cosquilla- otra sonrisa más en sus labios.-pero no tuve suerte…-le dedico otra sonrisa pero menos resplandeciente, con un pizca de tristeza.- mis padres… solían hacerme cosquillas para olvidarme de todo lo que me angustiara… siempre decían que en momentos difíciles es cuando debemos estar más alegres. Por eso quería hacerlo reír mi amo.
…- La miro por breves instantes analizando lo que había dicho su humana- Sandeces.
Se escucharon más risas de su protegida las cuales luego de unos instantes se detuvieron súbitamente
-Amo… ¿puedo preguntarle algo?-dijo seriamente con mucha curiosidad presente en sus ojos.
-¿Qué quieres?
-Rin quiere saber cuándo podrá casarse…-miró al lord fijamente analizando cada gesto minúsculo y así descifrar a su amo.
-Hmf- inclino el rostro hacia un lado, con tal de no ver a la humana que se encontraba sobre él.
-Si rin se casa… ¿no volverá a ver al amo?
-Eso lo decides tú.- cerro los ojos impidiendo que la pequeña siguiera con su análisis minucioso.
-Cuando consiga a mi pareja, se la presentaré a usted, así puede decirme que opina- dijo sonriente volviendo a jugar con el sedoso cabello de su amo.
Abrió los ojos súbitamente ¡¿Qué el que?!... Como osaba esa criatura decidir por él que hacer. Su mirada se clavó fijamente en los ojos de la menor, haciendo más evidente su incomodidad a la idea planteada por su protegida. La miraba irritado, sus colmillos ya amenazaban con hacerse presentes, y la necesidad de desgarrar a alguien lo estaba enloqueciendo ¿Por qué debería reprimir sus instintos sanguinarios?
Ahh, si... Por ella…
-Tu no me das ordenes Rin-agrego con molestia, mientras graves gruñidos luchaban por salir de su garganta de la rabia que estaba pasando al imaginar a su dulce rin con un asqueroso humano.
-¿No quiere conocerlo? ¿Y entonces como rin sabrá si es bueno?
-Ningún humano es digno de ti- agrego sin más, cerrando nuevamente los ojos, pero aun con la pequeña arriba de el con los codos a cada lado entre sus brazos.
-mmm… entonces, si el amo no quiere que rin salga con humanos… ¿rin puede salir con un youkai?
¡Maldición!
-No- un fuerte rugido acompaño lo que dijo sin poder evitarlo su ira ya era evidente.- No te casarás con nadie, ni serás de nadie- que te quede claro.- se incorporó obligando a la pequeña a quitarse y sentarse en el cesped.
-¿Por qué?
-Eres muy joven
-¿Y cuando sea adulta?- pregunto divertida, sus preguntas iban ya por donde había planeado la pequeña desde un comienzo
-NO… - maldición, en lo que había metido, su pequeña ahora buscaría como pareja a un demonio. Los mataría de eso no había duda, cualquiera que osara a mirar a su protegida ya sea demonio o humano pagarían con su miserable vida por siquiera haber pensado en ´´unirse´´ a ella. ¡Solo él tenía el derecho sobre esa criatura!, ¡ nadie toca lo que es de su propiedad!. Sus ojos comenzaban a batallar por externalizar su ira, dejándole ver a la humana como algunos destellos rojos amenazaban los ojos de su amo.
De repente, sintió la delicada mano de su protegida en sobre su cabeza removiendo los cabellos platinos, deslizándola muy suavemente y repitiendo varias veces la misma acción.
-ki ni shinaide – le sonrió- Rin… no dejará a su amo...-se incorporó de su asiento para apoyar sus manos en los hombros del lord, volviendo a recostar a su amo, quien no opuso resistencia, tal vez aun shockeado ante las palabas que le decía la pequeña. – Rin solo quiere al amo sesshomaru, por eso rin promete estar toda la vida con usted.- Mas sorpresa en los ojos del lord. Quien no se había percatado hasta ahora que yacía nuevamente en el pasto, y su protegida volvió a ocupar su posición anterior, (sobre el) manteniendo una prudente distancia.
-Solo si…. El amo desea lo mismo que rin- término de decir su protegida ¿pero qué demonios le pasaba? Desde que llego estaba sumamente rara… más de lo habitual, tomándose a pecho las palabras que le decía, cortándose el cabello sin disgusto aparente, posteriormente logro casi hacerle perder los estribos con su gusto de machos humanos o youkais y ahora se encontraba acorralado… ¿por una humana?... este día sí que resultaba extraño, bueno… todos los días se convirtieron en extraños desde que la pequeña formo parte de su manada. ¡Pero aun así. QUE LE HIZO PARA MERECER ESTO!
-Amo… ¿le puede prometer a rin que estaremos juntos… hasta que la muerte nos separe?- y ahí iba otra vez con sus extrañas preguntas, ya quería terminar con esto…
-Así será.- le contestó el lord.
-¿El amo será solo de solo de rin?-dijo mirándolo con sus ojos marrones a la expectativa.
-Si- se limitó a decir, en su voz parecía como si no le diera importancia a lo que decía la niña, pero sí que se lo daba, solo por venir de ella.
-Rin…promete atesorarlo toda la vida.- dijo mirándolo directamente a los ojos, con sus mejillas rosadas al máximo.
En cambio él solo la miraba, sin expresión aparente en su rostro.
-¿Promete estar siempre con rin?
-Si eso es lo que deseas.
-Sí, eso deseo amo.
-Entonces así será.- voltio el rostro, y cerró los ojos como hacia habitualmente, por fin había terminado esa curiosa conversación. Recordó lo que le prometió su humana ¿era acaso fidelidad lo que le ofrecía? Hmf… más curioso aun ¿Por qué él debía ofrecérsela a ella también?, si solo era una hembra humana, de 10 años para variar. Sin embargo ya lo hecho, hecho está, ya le había dado su palabra y… pensándolo mejor, no era del todo malo. Así, su protegida no se atrevería a irse con ningún insecto humano o youkai. Después de todo el viviría miles de años más que ella, por lo que esa promesa seria valida durante su vida humana, que sería ¿Cuánto… 80 o 90 años como mucho?
De repente volvió a sentir una caricia en su cabeza proporcionada por su protegida… ya antes lo había hecho y no entendía el proceder de su humana… Eso le recordaba cuando…. ¿acariciaba a ah-un? ¡¿Así que eso era?!
-Buen chico- dijo y siguió acariciando la cabeza del lord mientras una reluciente sonrisa permanecía en el rostro de la pequeña sobre él.
Mantenía sus pupilas doradas en ella, hasta que la vio acercarse más de lo permitido mientras cerraba lentamente los ojos castaños.
El cabello de negro rozaba su rostro, al igual que el aliento de ella. En todo momento mantuvo sus ojos abiertos, en su humana. Por la manera en que se acercaba...recordó esa extraña costumbre humana de unir sus bocas, quien sabe por qué motivo. Para el eso carecía de significado lógico, era completamente absurdo e innecesario ¿Qué se pretendía hacer con ese gesto? Como no le molestaba dejo hacer a su protegida lo que quisiese, como siempre.
Al ver que su amo no oponía ninguna resistencia u objeción, unió levemente sus labios con los del hermoso demonio blanco por unos segundos lamentablemente para ella, pues de repente se escucharon unos ruidos en los arbustos, y de este salió un pequeño demonio verde.
-¡Amooo bonitooo! ¡Ya le traje los kimonos para la mocos… - se congeló en su sitio al contemplar la imagen del lord, sometido por la cachorra de humano, la cual descansaba cómodamente sobre el demonio blanco. Y como si no fuera poco, estaba depositando sus pequeños y rosados labios sobre los de su señor, apenas rozándolos.
-¡MOCOSA DEL DEMONIO! ¡¿ QUE CREES QUE LE HACES AL AMO SESSHOMARU?!- al sapo estaba a punto de sufrir un colapso nervioso, mientras sudaba frio.
-¡Ya llego señor jaken!- se apreciaba la emoción en la voz de la pequeña, quien se mantenía con las mejillas sonrojadas. – Creí que llegaría para cuando sea una anciana como usted- agregó burlándose.
-¡Cómo te atreves niña insolente! ¡¿Y quién te crees para tocar al amo sesshomaru , cuáles son tus intensiones?!
-¿Por qué está enojado señor jaken?- la pequeña ya se estaba molestando por las reprimendas de su amigo, la miraba como si hubiera hecho algo abominable y no le gustaba para nada.
El amo juró ser de rin, así que rin premió al amo…- de no ser a que cerró sus ojos y volteó el rostro con dignidad, se hubiera topado con 2 miradas sorprendidas.
-Rin, el hecho de que te diera mi palabra no significa que puedas hacer este tipo de cosas.
-Pero no pareció molestarle ¿no le gustó?- agregó inocentemente.
-Nos vamos- dijo incorporándose, finalizando el tema, no quería más conversaciones durante todo ese día.
-¡Ya ves mocosa! ¡No te hagas ilusiones con el amo bonit…- una roca hizo volar al sapo, dejándolo aturdido y con un gran chichón unos metros más lejos siendo observado por rin, quien murmuro algo así como ¨te lo mereces…sapo tonto¨ para luego seguir a Sesshomaru.
-Amo… quiero que sepa, que rin hará lo que sea por usted.- dijo tomando de la mano a su señor, que pareció tampoco importarle el pequeño gesto.
-No es necesario.- agrego tajante mirando el horizonte.
-Me volveré más fuerte para vencerlo amo.- dijo seriamente la niña
-Sandeces- ¿Cómo una humana sería capaz de vencerlo? ¿Ser más fuerte que él? ¡Jamás!, la humana si lo divertía, eso había que admitirlo.
-Hablo enserio amo-apretó más la mano de la cual se encontraba presa a voluntad.- Rin le demostrará al amo que no es débil.- y así finalmente su amo la reconocería como su ama y señora, pero por ahora no iba mal, había logrado lealtad por parte del youkai, y eso era uno de los puntos que le había dicho kagome, solo faltaba demostrarle quien mandaba para eso se volvería fuerte y hermosa para así estar juntos por siempre tal como se lo había prometido… No perdería, no dejaría que alejaran al amo de ella.
-¿A dónde vamos amo?- pregunto la humana mirando algunas flores que llamaron su atención, pero renuncio a buscarlas para seguir de la mano con su amo.
-Al palacio.- sesshomaru no recordaba alguna vez en su larga vida haber hablado tanto.
Jaken corría agotado trayendo al dragón de dos cabeza donde su amo.
-Por fin llegó señor jaken – le dedico una sonrisa al viejo sapo
…- decidió no decirle nada a la humana, no quería otro chichón propiciado por su amo solo por decirle algo a la niña, no creía estar equivocado en todo lo que le comentó y le disgustaba que el lord defendiera a la mocosa, ni siquiera sabía porque lo hacía si solo era eso una débil, frágil y odiosa humana… suspiró de frustración, no importaba cuanto tiempo llevaba al lado de su amo, la niña había obtenido un mejor puesto en comparación a él, ¡y ni siquiera se lo había ganado!
-¿Qué sucede abuelo jaken?
-Nada mocos… ¡quiero decir rin!- la filosa mirada de su amo se había posado unos segundos en él...no, aun le quedaba mucho por vivir, más aún no quería perecer por una estúpida humana.
-Por cierto rin… ¿Qué le paso a tu cabello? – se dirigió el demonio verde a la humana
-Me lo arreglo el amo sesshomaru ¿no le gusta?- dijo acariciando su propio cabello con la mano que tenía libre.
-¡¿Qué el amo que?!
-Jaken cállate.-ya estaba harto ¡demasiada charla por hoy!.
-Ya escucho señor Jaken, no moleste a mi amo- intentó hablar lo más bajito posible para que no fuera escuchada por otro que no fuese el sapo verde.
¡Apenas y había hablado con su amito y lo mandaba a callar! De seguro que la humana le había hablado durante todo el día, mientras el cumplía el pedido de su amo ¨Jaken, ve al sur y compra kimonos para rin. Si tardas más de 4 días te mataré¨ ¡solo porque vería a la mocosa durante ese periodo!... ¡Ahhh! Estaba que perdía la cabeza. Otro suspiro salió del pequeño demonio, sin más que hacer, y ya totalmente resignado a la notoria preferencia de su amo, los observo a lo lejos. No pudo evitar pensar que aunque la mocosa le traía varios problemas, de una cosa estaba seguro, y era que su amo era feliz con aquella niña humana a su lado. Y si el lord era feliz, pues qué más da él también era… ¿pero qué rayos?
La humana de alguna manera se dio cuenta de cómo miraba a su amo, por consiguiente dejo la mano de sesshomaru para tomarle del brazo y abrazarlo lo más que podía, regalándole una sonrisa al lord quien la miraba con curiosidad. Para cuando este se volvió a mirar el frente, la pequeña observo al renacuajo atrás de ellos, dedicándole un mensaje secreto pronunciando por sus labios rosados de niña… ¨mío¨.
No perdería al amo con nadie, ni lo compartiría con nadie, ni siquiera con Jaken, debía comenzar a planear el siguiente paso, y así sucesivamente hasta convertirse en adulta… pero… aún quedaba tiempo… si, mucho tiempo…
