Disclaimer: Fairy Tail es de Hiro Mashima.

Prompt: #005 - Miserable [Tabla "Sorpresa"; 30vicios].

Aviso: Este conjunto de drabbles participa en el Reto: Mes de Apreciación: Septiembre 2016 – "Mirajane Strauss" del Foro: Grandes Juegos Mágicos.

Advertencias: Muerte de personaje, temas no aptos para sensibles.

Género: Mystery.

Uhhhhh, lo sé. Tengo una obsesión con los retos :v. Pues eso, no estuve muy activa por aquí por exámenes y blablabla hasta el punto en que de cierta manera mantuve esto un poco abandonado. Pero estoy aquí de nuevo lista para entregar este nuevo escrito. Serán cuatro dtabbles, eso es todo.


Hay una niña.

Cabello blanco, ojos azules, tez clara. Risueña, inocente y pura.

Mirajane en todo ese tiempo no ha dejado de mirarla. Incluso cuando los policías le están hablando, ella no deja de mirarla. Y no porque le sorprenda su presencia, al contrario, lleva días viéndola.

Pero–

—¿Habían otros? —No entiende la pregunta y uno de los hombres abre la boca—. En la casa, ¿habían otros?

—No —miente—. Llegué tarde a casa ese día. Elfman, mi hermano, había salido con unos amigos así que Lisanna se había quedado sola en casa. Entré y lo primero que noté fueron las cosas esparcidas por el suelo. Me asusté. Grité su nombre; no me respondió nadie. Me asusté. Empecé a buscarla; no la encontraba. Me asusté. Hasta que entré en su habitación y…y ahí estaba.

Lisanna, oh Lisanna.

Rompe en llanto y llora sangre y sangra tristeza palpablemuypalpable.

Los hombres se miran entre sí, incómodos y sin saber qué hacer. Mirajane en cambio logra murmurar algo entre hipidos mientras se cubre la cara con las manos.

—Váyanse, por favor.

(¿Qué no ven que ella está triste?).

Ellos acceden sin decir nada y se van tan rápido como llegaron. La puerta de fierro cerrándose resuena por toda la habitación causando que sus tímpanos le duelan a causa del sonido agudo y chirriante que sale de esta.

De repente los sollozos se convierten en risa descontrolada y los ojos acuosos se abren desorbitados. Mira a todas partes y a la vez no mira nada. Paredes blancas, sábanas blancas, piso blanco, barrotes blan–

negros.

—Qué mal gusto, ¿no crees, Mira-nee?

(Ríe aún más fuerte).

Pero al menos su vestimenta combina con todo lo demás; un lindo camisón blanco que le cubre hasta las rodillas, pantuflas acolchonadas y vendas en los antebrazos.

—Aunque creo que te verías mejor con esa camisa de fuerza. Digo, te sienta muy bien el blanco.

Sin embargo, los barrotes de la pequeña ventana son negros y rompen todo equilibrio. Y eso está mal mal mal mal mal mal mal mal. Tan mal como que la puerta esté truncada desde afuera, impidiéndole salir. Impidiéndole ver algo más que las cuatro paredes en las que está atrapada. Impidiéndole ser libre.

La risa se detiene.

(—¿Te digo un secreto, Mira-nee?).

Hay una niña.

Y–

Viste de negro.