La apuesta


Misa Amane abrió los ojos de golpe, respirando agitadamente y transpirando. Era de madrugada y la lluvia caía fuertemente, una tormenta se acercaba, ya comenzaban a sentirse algunos truenos.

Suspiró y miró a su alrededor, se encontraba en la habitación la cual ya hacía 9 años que ocupaba. Giró la vista hacia la izquierda, su compañera de cuarto Linda dormía plácidamente. Suspiró de nuevo, solamente se había tratado de otra pesadilla, era frecuente que las tuviera en las noches de tormenta, después de todo había sido una noche así cuando…

PRUM

Un fuerte trueno la sacó de sus pensamientos. Misa secó el sudor de su frente con el puño y se re acomodó en la cama.

Sacudió su cabeza.

—Tengo que dormir… Debo superar esto, ya soy grande, no puedo asustarme cada vez que haya una tormenta.

PRUM

Se escuchó otro trueno, esta vez más fuerte que el anterior. Misa hizo una mueca y cubrió su cara con los cobertores. Sería una larga noche…


—Misa, ¡ya despierta!

La rubia abrió los ojos lentamente, frente a ella estaba Linda mirándola expectante.

—¿Hasta cuándo piensas dormir? Levántate ya que en unos minutos está el desayuno —la rezongó su compañera.

—¿Ya es de mañana? —susurró Misa.

—¡Pues claro! ¿Qué te pasa? ¿No dormiste bien?

Misa bostezó.

—No, sabes que no duermo bien las noches de tormenta.

—¿Tormenta? —preguntó Linda y se dirigió hacia la ventana. Abrió las cortinas de golpe y el reflejo del sol le dio directo en la cara a Misa, la cual entrecerró los ojos —¿Tormenta? —inquirió Linda nuevamente con cara de incredulidad.

—¡Sí! —Exclamó Misa—. Hubo una tormenta terrible anoche, no me mires así. Envidio que tengas el sueño tan pesado.

Linda sonrió pícaramente. El comentario de su amiga era verdad, una vez que se quedaba dormida no había nada que la pudiera sacar de sus sueños. Únicamente el sonido del despertador parecía ser eficaz, por suerte…

—Bueno, ya levántate y vístete que luego del desayuno tenemos clases de matemática.

—¡No quiero! Odio matemáticas, mejor voy a seguir durmiendo —decía Misa mientras se cubría con su almohada.

—¡Vamos Misa! Esto de la tormenta es una excusa, ¡todas las mañanas me haces lo mismo! ¡Levántate! —exclamaba Linda al tiempo que destapaba a su amiga y la cinchaba hacia el suelo.

La castaña suspiró resignada, Misa nunca cambiaría…

Luego del desayuno, las dos amigas se encontraban en uno de los salones que tenía el orfanato esperando a que llegara el profesor.

Misa se acomodó en su pupitre, que era uno de los penúltimos, y decidió dormitar un poco mientras no había moros en la costa.

—¡Eres una holgazana!

Misa abrió los ojos de mala gana y dirigió su vista hacia arriba, allí se encontraba un chico delgado de cabellos rubios al cual conocía muy bien.

—No molestes Mello, no dormí bien —se limitó a contestar.

—¿Mala noche Misa-Misa? —preguntó otra persona, también delgado, de cabellos rojos y hermosos ojos verdes.

—Hola Matt, sí dormí horrible o mejor dicho no dormí directamente.

—Ejem ejem —se escuchó, no era otro que el profesor quien acababa de ingresar al aula.

—Nos vemos después de clases, Misa —le dijo el rubio y acto seguido se acomodó en su pupitre, Matt le siguió.

Misa sonrió y asintió levemente. A pesar de tener constantes "peleas" con Mello había aprendido a quererlo y era uno de sus mejores amigos en Wammy's. Con Matt fue diferente, el pelirrojo era un chico tranquilo y menos temperamental que Mello, por lo cual se llevaron bien desde un principio. Mientras pensaba en todo esto, la clase ya había comenzado y la vista de Misa se posó sobre uno de los chicos que se sentaba enfrente. Parecía completamente perdido en su mundo, mas contestaba correctamente todo lo que el profesor preguntaba. Era tan extraño, con su cabello blanco y sus ropas tipo pijama, tan inteligente e introvertido. ¡Todo lo contrario a ella! Misa siempre vestía bien, le gustaba arreglarse, era algo distraída y se aburría con la mayoría de las clases, ella no tenía interés en ejercitar su cerebro. La joven desde pequeña había decidido que cuando llegara la hora de irse de allí, se convertiría en modelo o cantante. Por eso el chico albino ya hacía algún tiempo que llamaba su atención, Misa pasaba las horas de clase simplemente observándolo. Sentía que el tiempo pasaba volando cuando lo hacía. Nuevamente así fue, cuando se dio cuenta ya habían pasado dos horas y la clase de matemática había concluido.

Misa se dirigió hacia el inmenso patio de aquella casa para encontrarse con Matt y Mello en el "lugar de siempre". Desde que el pelirrojo había agarrado el inmundo hábito de fumar, eran ella y Mello quienes lo acompañaban. Habían descubierto un gran árbol que se encontraba casi en los límites del terreno y allí se juntaban a charlar, a pasar el rato y bueno, a asegurarse que nadie descubriera el desagradable hábito del chico de ojos verdes.

Mientras Mello y Matt conversaban amenamente, Misa suspiró.

—¿Sigues con sueño, Misa-Misa? —interrogó el pelirrojo, al tiempo que soltaba el humo de su cigarrillo.

Misa no pudo contestar, pues fue interrumpida por Mello.

—Yo creo que es otra cosa… ¿me equivoco, Misa? Ese suspiro no fue por cansancio.

La rubia se corrió para atrás y abrió los ojos de par en par.

—¿A qué te refieres con eso? —tartamudeó

—Que creo que ese suspiro es más bien por alguien —Mello comenzó a reír, mientras abría una barra de chocolate.

La sorpresa de ella fue tal, que se quedó sin habla.

—Misa no te avergüences, ya tenemos diez y seis años, no somos unos niños. Que tengas sentimientos hacia otra persona es más que normal —decía Matt—. Aunque no sé a quién se refiere Mello.

Misa, aún sin poder pronunciar palabra, dirigió su vista hacia el mal nacido rubio. El susodicho continuó comiendo su chocolate.

—Escucha Misa, te conozco desde que fuiste traída aquí. Hace años que somos amigos, ¿piensas que no te comprendo ni un poco? Vamos, hace tiempo me di cuenta de cómo lo miras a él.

Misa casi se cae de espaldas. ¡Ese Mello! Era más inteligente de lo que parecía, sus deducciones no estaban para nada erradas. ¡Qué descuidada había sido! Había estado tan concentrada observándolo, que no se percató que era espiada por Mello.

—¿Él? ¿Quién es él? —preguntó Matt.

—¡Nadie! ¡No es nadie! Además solo lo miré, no quiere decir nada —Misa intentaba justificarse.

—A mí no me engañas —dijo Mello, la cara de Misa volvió a desdibujarse—. De cualquier manera pierdes tu tiempo Misa, si no estoy equivocado hace años que conoces a Near y jamás se han dicho ni siquiera "hola".

—Así que es Near… —rió Matt mientras apagaba su cigarrillo contra una roca.

—Mello… ¡eres un maldito entrometido! —Misa estalló de cólera y comenzó a perseguir al rubio alrededor del gran árbol.

Matt no aguantó más y sus carcajadas no demoraron en hacerse presentes. Era normal que Misa y Mello pelearan o discutieran, puesto que ambos eran temperamentales e impulsivos, pero que ella lo persiguiera era algo nuevo, se ve que de verdad Mello la había molestado descubriendo la "especial atención" que Misa le prestaba al albino.

Luego de corretear un rato, ambos pararon para tomar aire. Matt encendió otro cigarrillo.

—Mello, ¡no te metas en lo que no te importa! —Empezó Misa—. Además no hemos hablado porque no se ha dado la oportunidad, pero sabes que podría conseguir mucho más que un simple "hola".

—¿Con Near? Lo dudo mucho Misa —decía Mello entre risas mientras abría otra barra de chocolate—. Él no es como los demás, no es como nosotros.

—Conmigo va a ser diferente —aseguró Misa.

—¿Por qué estás tan segura?

—Mmm, esto huele a apuesta —comentó Matt, observándolos.

—¿Lo es, Misa? —preguntó Mello, sonriente.

—Haré que Near me hable, haré que sea mi amigo, es más, hasta haré que me bese.

Ante la última palabra pronunciada por la rubia, Matt se atoró con el humo de su cigarro, el chocolate de Mello cayó al piso.

—No podrás hacerlo —Mello negó con la cabeza mientras juntaba su golosina y la limpiaba.

—¿Quieres apostar, Mello?- Misa se acercó al rubio.

—Lo que quieras, Misa. Tienes una semana para lograr lo que has planteado.

—Hecho. Si lo logro tendrás que… —Misa lo meditó un momento, una sonrisa malvada se formó en su rostro—. No comerás chocolate por un mes.

El rostro de Mello hizo una mueca de sorpresa, sin embargo estaba seguro que su amiga no podría conseguirlo, de ninguna manera. El chico en cuestión era Near, Near no se hablaba con nadie, vivía en su propio mundo. Era imposible que Misa lograra su cometido.

—De acuerdo, Misa. Pero si no lo logras, deberás… ¿se te ocurre algo, Matt? —el rubio dirigió su vista hacia el fumador.

—Deberás ser nuestra sirvienta personal, por un mes —sonrió Matt.

—No es suficiente, pero me gusta. Serás nuestra sirvienta personal pero tendrás que usar un uniforme que luego elegiremos.

—Como sé que no tendré que hacerlo, acepto —sonrió Misa, extendiendo su mano hacia Mello.

—Es una apuesta oficial, entonces —sonrió Mello estrechando su mano con la rubia—. Tu semana comienza mañana.


¡Buenas! Este es mi primer fanfic de Death Note y la primera historia que escribo en casi 10 años. La idea la tenía desde hace tiempo y me decidí a escribirla. Me gustó y la publiqué.

Como dice el summary, es un AU (Alternative Universe). También para evitar problemas decidí que todos tengan la misma edad (16, como menciona Matt)

Y es todo, cualquier duda/pregunta/crítica/halago/etc. dejen review =)

¡Hasta el próximo capítulo!

DISCLAIMER: DEATH NOTE NO ME PERTENECE, SINO A TSUGUMI OBA Y TAKESHI OBATA.