Mamá Sherly.
Una simple mirada fue suficiente para lograr que Sherlock se diese cuenta de lo que había sucedido.
Examinó a la enfermera con rapidez, con solo verla salir corriendo de la habitación donde se suponía estaba Mary dando a luz se dio cuenta que algo estaba yendo mal, algo que agradecía demasiado John no se había percatado.
—Sherlock, ¿Qué sucede? —Con una voz preocupante y un tanto dulce preguntó la Señora Hudson.
Ella conocía perfectamente cuando Sherlock percataba que algo andaba mal, la mujer con solo ver la expresión que mostró el detective al ver a la enfermera y perseguirla con nada más que su mirada le hizo saber que algo estaba mal.
John, con nervios y felicidad esperaba sentado en la silla para poder ver a su esposa y primogénito, no cambio sus emociones, ni siquiera estaba prestando atención de lo que sucedía a su alrededor. Su emoción por el recién nacido que pronto tendría en sus brazos fue suficiente como para lograr en él que una sonrisa se posara en sus labios, no podía sentir mas que alegría y desesperación de lograr ver a su nueva familia.
Sherlock se aprovecho de la falta de atención de John, estaba metido en su propia cabeza, tal vez fantaseando. El detective miro y forzó una falsa sonrisa hacia la señora Hudson, ella lo comprendió lo suficiente como para aumentar más su preocupación.
—No pasa nada— Mintió y miro a John, seguía sin prestar atención. —, tengo que hacer algo...—Imito un falso tosido para llamar de alguna manera la atención de su compañero pero nada surgió.
Sherlock antes de marcharse miro a John, lucía tan emocionado esperando que el doctor lo llamara para que pudiera ir y apoyar a su esposa, había perdido toda la noción del tiempo que no sabía ni lo que sucedía en su alrededor.
El de cabellos rizados con inseguridad acerco su mano hacia donde estaba su compañero Watson y le tomo del hombro, era reconfortante a la vez que extraño. John finalmente se volteo, y miro confundido y divertido al hombre que tenía enfrente.
—Hey, ¿Cuando llegaste? —Pregunto. Definitivamente no presto atención a nada, y solo fue traído de nuevo a la realidad cuando Sherlock lo sujeto del hombro.
Sherlock rio sin ganas de eso, fue lo último que hizo antes de irse finalmente, sin decir ni 'pío' mas.
La señora Hudson miro con preocupación cuando el detective se marchó, seguido volteo a ver a John, se había perdido en sus propias e impredecibles fantasías de nuevo.
La mujer mayor sabia que algo había sucedido, Sherlock no había puesto esa expresión de preocupación por nada, algo andaba mal, algo andaba mal con Mary y deseaba que no fuera mortal, si algo llegaba a sucederle al bebe, o a la chica tenía afirmado con seguridad, John no lo soportaría, no otra vez, y eso lo tenia confirmado desde que sucedió lo de Sherlock. John se destrozo cuando creyó que estaba muerto, y eso que solo eran "amigos".
Se sentó de nuevo al lado del Doctor, donde anteriormente se encontraba el detective que recién se había marchado a investigar, de igual manera poso su mano sobre el hombro de John, forzando una tierna sonrisa dedicada para el mayor, quien de inmediato volteo a verla, y de igual forma, le devolvió la sonrisa y puso su otra mano encima de la de la mujer, sin decir absolutamente nada se permitió mirar al suelo, melancólico, era la llegada de su primer hijo, y estando con la Señora Hudson, una mujer con ya experiencias en la vida le hacia sentirse comprendido de alguna forma, aún aunque ella no tuviera u hablara de si había logrado formar una familia antes, sabía que podía desahogarse de cualquier cosa que tuviese duda.
—Oh, John—La mujer se percató de los ojos llorosos del mencionado. Lo llamo de una manera tierna al verlo —, todo estará bien, ¿de acuerdo?
—Quiero...—Tosió un poco y parpadeo para disimular como limpiaba cada rastro de sus propias lágrimas. —Quiero ser un buen padre para ella.
— ¡Y lo serás! —Contesto la mujer con sinceridad en sus palabras, sonriente y sin ninguna duda al expresarse. —Confió en que lo harás.
— ¿Qué tal si...no? —
Pesimista.
—Me refiero a mi trabajo, yo...yo...—titubeó y tomo su propio tiempo para continuar. —Sherlock. —Fue su única palabra clave.
— ¿Qué problema hay con eso? Ah, los niños deben ser criados en un ambiente de respeto para que ellos hagan lo mismo, no creo que se moleste por el simple hecho de que tú y Sherlock se...
John sabia lo que la mujer estaba apunto de decir, de inmediato empezó a negar con la cabeza.
—No, no, no. —La interrumpió—Me refiero a mi trabajo con Sherlock.
La mujer entendió después de haberlo malinterpretado, pero no lucía avergonzada por ello, parecía mas decepcionada.
—Mi trabajo con Sherlock no es seguro—Miro al suelo e inhaló un poco de aire para lugar exhalar y dar a conocer su decepción, le gustaba mucho salir y resolver crímenes con Sherlock, pero con la llegada del bebé sería como ofrecer tanto su propia vida como la de su recién formada familia. —No podre seguir más a Sherlock, no por un buen tiempo... Tal vez nos veamos para alguna visita, navidad... Cumpleaños.
La señora Hudson asintió, pero su mirada demostraba lo terrible que le parecía esa noticia.
—No creo que Sherlock lo tome bien, Cariño. Tú y yo lo conocemos... Aunque no muestre por completo sus sentimientos, ambos sabemos que él es sensible.
—No es que lo este abandonando, seguiremos viéndonos de vez en cuando.
— ¿Y hasta cuando?—Pregunto con lástima. Le sobo el hombro a John. —Muchas veces, John, las amistades dejan de ser lo que son, algo sucede, y no importa que tanto trates de remediarlo, se va apagando la llama poco a poco... Hasta que se olvida, las personas se olvidan. — Tomo un segundo para suspirar con decepción y mirar al suelo también melancólica. — Sherlock te ha dicho tal vez incontables veces que eres su único amigo... ¿Como crees que se sentiría él si llegas a olvidarlo, John?
—…—John no respondió.
No se había hecho esa pregunta antes, y tampoco tenia una clara respuesta de lo que se le había preguntado en ese instante. ¿Sherlock se sentiría mal por perder un simple amigo como él? ¿O seguiría viviendo como normalmente hacia antes de conocerle? Sin ningún absoluto interés en querer a una persona a su lado. Después de todo lo que habían pasado, se imaginaba como lo haría sentir que todo eso desapareciera, que su vida regresara a ser igual de solitaria y triste como siempre.
Sherlock como él se lo imaginaba era demasiado sensible si se trababa de la relación entre ambos.
Miro de nuevo a la Señora Hudson, estaba apunto de responderle, o mas bien, balbucear ya que no tenía ni una respuesta clara de que haría respecto a su relación con Holmes.
Si no hubiese sido por los gritos continuos provenientes de una sala, que cuando volteo por instinto se dio cuenta que era la sala donde yacía su mujer.
Cuatro personas salieron a toda prisa sacando a Mary de la pequeña habitación, llevándole lo más rápido en la camilla fuera a otra habitación, una donde quizá seria necesario realizar una cesaría ya que algo no parecía andar bien como para haber salido de esa manera. John se levantó rápidamente de su asiento preocupado y asustado, trató de seguir a esas personas para conseguir estar con Mary y tratar de tranquilizarla durante lo se aproximaba para que no estuviera asustada. Quiso, pero una de las enfermeras antes de entrar a la habitación que eficazmente quedaba cerca, lo detuvo y le ordenó que se quedara fuera, para después proceder a cerrar la puerta justo enfrente de sus narices.
No tuvo que recibir ninguna otra señal como para darse cuenta de que algo había salido mal con su esposa, o aun peor, con su hijo.
Tenía ganas de ir, mandar al diablo a los enfermeros y tomar de la mano a su esposa y decirle que todo iría bien. Sonaba estúpido e irrazonable, pero en ese momento era un hombre desorientado, lo único que podía hacer era quedarse fuera de la habitación y ver a través del cristal ese momento de tensión en el que el doctor asemejaba que tenía la situación controlada, se veía bueno, pero no lo suficiente para John quien insistía tenía que entrar, sus emociones cuerdas le hacían pensar que si lo hacia causaría problemas con su desesperación.
Decidió esperar fuera, y rezar con que todo saliera bien en cuanto a su familia, no podría soportar el hecho de que algo terminase mal, inclusive se sentía mal de solo pensarlo.
Todo el ruido dentro de la habitación resonaba en su cabeza, el doctor dando órdenes, el medidor cardiaco de Mary y los enfermeros que podían, de hecho, contagiar su nerviosismo.
La voz de la Sra Hudson, de nuevo fue lo que le hizo reaccionar.
— ¡John! —El grito le hizo voltear de nuevo, confundido. Se perdió una vez más en su propia cabeza por la preocupación.
La casera miro preocupada a John, no entendía la situación en absoluto, ¿que había sucedido para que ambos de sus chicos actúen de esa manera?
—Mary...—Trato de prestarle atención a la mujer, pero él mismo se impidió dejar de mirar la puerta.
— ¡JOHN!— La mujer de nuevo grito para llamar su atención, estaba igual de preocupada.
—Creo que algo no se encuentra bien—La miro esta vez, con preocupación. —, Creo que algo le esta sucediendo
La puerta que con anterioridad ocupaba su atención abrió una de sus puertas, una enfermera, la misma enfermera que se había atravesado antes de que Sherlock desapareciera estaba en la puerta, estaba a punto de salir corriendo de ese lugar si no se hubiese atravesado con John y la Sra Hudson. Miro a ambos con lastima, el corazón de John se estrujó al solo ver su expresión.
— ¿Fa...—La chica quiso hablar, su voz sonó seca y tuvo que tomarse un momento para arreglar eso. — ¿Familiares?
John trato de ponerse firme y asintió. Sus manos empezaron a temblar, su cuerpo quedo paralizado, esperaba una respuesta que lo ayudara a sentirse que lo que creía no era cierto.
No había más ruido en la habitación, solo murmullos por parte de los demás enfermeros que estaban dentro de la habitación.
La enfermera agacho la mirada y dolida, hablo.
—Lo siento—Pronuncio.
Watson sintió una punzada en el corazón, todo su cuerpo empezó a temblar, y de nuevo su sentido se volvió a perder. Lo único que llego a su cabeza fueron recuerdos, recuerdos de Mary. De lo feliz que era, de como juntos habían planeado su vida juntos. Todos esos recuerdos le hicieron perderse, sentirse roto.
La señora Hudson había comenzado a llorar también mientras con ambas de sus manos cubría su boca, negando lo que sabia, pero no quería creer.
John cubrió su rostro con ambas manos, ¿Qué le diría a su esposa? ¿Cómo seria su vida después de una perdida como esa?
—John—
Esa voz ronca y seduciente solo permanecía a una persona, la escuchó justo enfrente de él.
Detrás de la enfermera, se encontraba Sherlock, vestido como un doctor, y entre sus brazos sostenía al pequeño bebé recién nacido en una manta, quien muy débilmente y debido a la opresión de la manta empezó a sacudirse en busca de liberar sus brazos, pero al no lograrlo, empezó a llorar. Era el llanto del bebé de John.
—¿Sherlock?—Confundido y dolido, examinó al 'doctor', buscaba estar equivocado en cuanto que era él, pero no, era el mismo Holmes.
Sherlock tomó unos momentos en responder, agachó la mirada, trago saliva y débilmente habló.
—Lo siento mucho, John— Dijo.
Mary.
Sherlock no dijo nada mas, se fue con el niño en sus brazos, dirigiéndose a las incubadoras, la Señora Hudson lo siguió por detrás.
La enferma miro a las personas que se habían ido, su entretención le dejo el paso libre a John para lograr tratar de esquivarla y meterse a la habitación. Cuando la mujer reaccionó trato de evitarlo, no debía permitirle el paso, el mismo doctor lo había ordenado, por su propio bien.
Pero no importo que tantas veces la mujer tratara de alejarlo, o cuantas veces le gritara que no tenía permitido estar ahí, John no escuchaba. No escuchaba más que la voz de Mary, cuando tenían conversaciones de como seria si uno de ellos muriese.
"No quiero hacerte sufrir, y tampoco quiero que por eso le hagas sufrir a ella."
Se acerco al cuerpo de su esposa, ningún otro enfermero lo detuvo, le dejaron el paso totalmente libre. Su cuerpo estaba cubierto con una manta, todo aparato alrededor suyo estaba desconectado. Un reporte a su lado marcaba perfectamente la hora de su muerte, las 07:38 p.m.
Quito la sabana de su cuerpo, con tan solo verla sintió como si su corazón se rompiera dentro de él, frunció el ceño y rápidamente sus ojos se encontraban llorosos, acababa de perder a su esposa, a la única mujer con la que había llegado a sentir algo realmente verdadero.
—Oh, Mary...—Pronuncio. Tomo la mano de su amada y la sostuvo.
Una mano fría y blanca como la nieve misma, que no contenía pulso alguno.
John beso la mano de su ahora fallecida esposa, y le dio un beso en los nudillos. Aun sollozando por el dolor de recién haberla perdido, por el dolor de que su hija nacería sin una progenitora quien la guiase en su camino como mujer.
Tampoco quería comprometerse a amar a una mujer más, amaba demasiado a Mary, simplemente no podría. Tendría que estar sólo en ello.
Abrazó una última vez el cuerpo de su esposa, un abrazo que no fue correspondido por más que lo deseaba. Empezó a susurrar cosas que solamente ellos solían entenderse, que sólo su propio amor había logrado procurar.
Del otro extremo de la habitación, de nuevo en la entrada Sherlock y la Señora Hudson observaban como John se inundaba en su propia tristeza, eso lastimaba a ambos.
— ¿Acaso ella te dijo algo antes de irse, Sherlock? — Preguntó la mujer, sollozando.
Sherlock miro una esquina del suelo y espero para responder.
"Te prometo que los cuidare, Mary. Incluso aunque tenga que dar mi propia vida por ellos."
"¿Y eso es porque los amas, cierto? Bueno, sé que lo amas a él, pero a ella... A ella también, lograras amarla, ¿verdad? "
No tuvo respuesta de Sherlock, se encontraba pensando ¿tan delatables habían sido sus sentimientos?
Ella sonrió, su última sonrisa.
"Creó en ti"
—No. —Respondió. De nuevo volteo a ver la escena del tan miserable John. —Ella no dijo nada.
