Hello my friends. Sí, otra vez yo rompiendo los quinotos, van a tener que soportarme durante otro fic más (lector detrás de la pantalla: ¡¿ES QUE NUNCA SE ACABA EL SUFRIMIENTO? ¡PIEDAD!) xDD
Supongo que ya leyeron el título si es que entraron, claaaaro. Para los seguidores de Amigos Virtuales, esto iba a llamarse Una clásica historia de preparatoria, ¿verdad? Pueees, como notaron, cambió un poquis. Eastwood me pareció un nombre genial para la secundaria, y pues, como todas las historias clichés de este tipo se centran en las secundarias…que va.
Quiero contarles que mi meta es lograr algo más real de la secundaria (olvídense de High School Musical cuando me lean, por favor…POR FAVOR…xD), y, a su vez, no tan típico. Sep, están las costumbristas idas y vueltas de las parejas. Sep, hay peleas entre amigos. Si esto les parece del todo cliché pueden abandonarme cuando sea, eh.
Pooooeeees. ¿Parejas? Un poco de todo. Me animé a hacer DxC como una de las céntricas, más que nada, para experimentar (mwahahaha…no, es broma. No haré cosas perjudiciales a la pareja que no haga a otras también. Todas sufriráaaan =D ) Peleas, eh, es lo que me gusta. Varios podrían salir sangrando, epa *sonríe maliciosamente*.
Como resumen de TODA la historia, me parece que tengo que contarles puntos clave antes de comenzar, y los detallo así:
- Cada capítulo es un POV diferente. Es decir, cada chap narra distintas situaciones de distintos personajes, ¿se entiende? Si hay un dramón y justo termina el episodio, se tendrán que esperar al siguiente del que sigue.
-Traté de incluir temas bastante actuales, ejemplo, la drogadicción, la homosexualidad, los engaños que se hacen a diario para el secuestro, entre otros.
-La verdadera acción comienza más a la mitad…ya verán. El principio podría resultar soso; y es por eso que actualizaré el summary con cada chapter.
-Hay muchas mezclas de parejas. Y créanme cuando digo que las relaciones fraternales son solo de amistad y nada más, ¿sí? Confianzaaaa…
-Creo que no hay mucho más.
Okay, ya los dejo con la historia. Lean si les gusta, abandonen si les parece patéticamente estúpida. Después de todo, es al público para quien los escritores hacen lo suyo…
DISCLAIMER: TD no me pertenece.
Situémonos de vuelta en el país de la hojita :P
1: "Un nuevo martirio"
POV: Gwen. .: No pretendo que entiendas mi oscuro corazón:.
Este relato comienza unas semanas atrás, cuando a mi madre la transfirieron. A otro país. Sí, lo sé, yo también quiero matarme. Pero eso pasa cuando tienes dieciséis y todavía estás bajo la responsabilidad de una mujer que trabaja para una empresa multinacional, que reparte trabajadores por todo el planeta como se le antoja al dueño ricachón.
Podía llegar a aceptar otra ciudad cuando ella vino, y nos dijo a Finn –mi hermano- y a mí "Seré directa, nos mudaremos de esta ciudad". Pero cuando dijo que nos trasladaríamos a otro país, con océano y todo de por medio, enloquecí internamente. "¡¿Qué?", fue lo primero que pensé, pero no lo dije. Mejor dicho, iba renegando mientras subía la escalera a mi habitación.
Cuando nos lo contó, la miré con indiferencia, encogiéndome de hombros, como diciendo "Ah, que bien. ¿Acaso esperabas una fiesta? Pues hagamos una si eso te ayuda a dormir de noche… ¿Qué quieres que diga? ¿Aleluya?"
Precisamente, ¿Qué quieren que diga? No estoy de acuerdo con esto. Pero esta no es una de esas historias en la que el adolescente se escapa de casa y triunfa en la vida como trotamundos, naaah.
Así que sí, hice mis maletas, puse todas mis cosas en una caja, y el día fijado para abandonar York, las subí al baúl del taxi y listo. Nada más simple que mudarse, ¿verdad? Aunque aún no sabía cual sería el próximo país afortunado en recibir a esta insignificante familia con diferentes costumbres a las de la región. Genial, seré más rara de lo que ya soy. ¿Habrá, acaso, más góticos oscuros como yo en Canadá? Supe el destino cuando mamá le compró un libro de hockey sobre hielo a mi hermano. Tan predecible…
Y es que, que puedo decir. Mi madre siempre esperó que fuéramos los hijos perfectos, es así que quería un hijo mayor que fuera muy deportista y supiera escribir con detalle, y una hija menor que tocara el violoncello, se vistiera con camisitas de encaje y hablara con propiedad…me río, ¡las cosas le salieron tan mal! En primera, yo soy la mayor, y no soy para nada talentosa ni educada. Sé que mi mamá me llama Maldición en su diario cada vez que tiene que contar sobre las veces que he llegado a casa tarde, o con olor a cerveza, o en patrulla de policía. Te quiero tanto, vieja…
Y en cuanto a mi hermano, es más analfabeto que Paris Hilton. A sus trece años –"¡Y medio!", aclara él, como si lo hiciera más o menos grande- no sabe escribir bien, se come las eses y las tildes, entonces, mucho menos escribe grandes poesías y obras de teatro, como mi vieja esperaba. Y deporte, para él, significa jugar a la Wii.
Solo por si lo quieren saber, mi hermano y yo tenemos un pequeño complot: A él "por accidente" se le cae su libro de hockey en el aeropuerto, y a mí "de mala suerte" me roban el violín en el avión. Voi-lá.
Así que, después de varias horas en el avión, intentando ir al baño cada vez que no hubiera dos idiotas dentro fornicando o un niño de mami vomitando toda la comida de avión –que por cierto, dudé que fuera "comida", propiamente dicho-, pisamos suelo canadiense. Ya extraño a mis amigos. Sí, por más antisocial que fuera, después de unos cuantos años pude construirme mi grupete. Hablar por facebook no será lo mismo.
Ok, Gwenny, la ahora canadiense, se muda a su nueva casa. Vecindario tranquilo, eh. Pero no es para nada comparable con mi casa en York. Hace mucho menos frío, y hay más sol, mamá ¿a que cueva del demonio nos trajiste? Oh sí, y tenemos vecinos. Molestos y fastidiosos vecinos. El primer día ya fue suficiente para saber, ni bien verlos, como son.
La casa es…tá bien. Es cómoda, al menos. Y espaciosa. El livingroom es amplio, podrían caber mil docenas de personas aquí dentro. En la primera planta, además, se encuentra la cocina y el comedor, y el lavadero. El lavadero tiene el espacio de un estudio de grabación, por si lo preguntan.
Tiene parque…esta parte de la casa me agrada, hay muchísimos árboles. Y nada de florecitas cursis, mucho arbusto, enredaderas, y todo eso. Si algo no tiene esta casa, es colorinche…¡gracias dios!
Día uno. Llegamos a la casa. Que emoción", twitteé en mi BlackBerry, mientras entraba por el portal de la casa. Inmediatamente después, caí en los arbustos de la entrada cuando mi hermano pasó como un karting a mi lado, y subió volando las escaleras.
-¡Yo escojo primero la habitación! –gritó él, y me quejé. Que madurez, hermano, menos mal que tienes trece años y medio.
-¿Qué…? ¡Mamá! –la miré, buscando algún tipo de defensa.
-Ay, ya déjalo, ven a ayudarme con todo esto –me obligó, como harta de mis reproches (¿Cuáles reproches, madre, eh? ¿Ahora soy yo quien resulta ser la que se quejó todo el viaje, cuando en realidad no dije ni mu sobre lo descontenta que estoy?), mientras desaparecía bajo el arco de madera. Yo desanduve mis pasos en la escalera y la seguí, soltando un enojadísimo "claro. Como siempre".
Dos horas después, cuando las luces del anochecer entraban en la ventana (son las seis. A esta hora, en Inglaterra ya se veían las estrellas, y aquí todavía está anocheciendo. Life, why do yo hate me so…), terminé de arreglar cada mínimo detalle de la cocina, sector que se me asignó para ordenar. Para todo esto, Finn ya se encontraba jugando a la Playstation en su enorme cuarto, sentado, bebiendo una limonada (¿y de donde carajo sacó una? Ah, ya sé. Mientras me morí de sed yendo y viniendo con ollas y cubiertos, reclamándole a mamá por un mísero vaso de agua, me decía que estaba ocupada. Sí, ocupada llevándole los dos, cuatro…cinco vasos de limonada que mi hermano pidió, según cuento), era imposible estar todavía más cómodo.
Resignada, fui a mi cuarto, el único otro disponible que quedaba. Llamémosle "habitable"…no es lo que más me hubiese gustado, pero así es mi nueva vida y así debo vivirla. Las paredes son blancas, un blanco que planeo manchar con azul medianoche muy pronto…y en cuanto termine con eso, iré tras esa puerta de nogal.
Decoré todo, cuando eran las nueve, con, ehm, no lo sé, fotos, dibujos, y todas esas cosas. Y de toda la mobiliaria, lo que más me gusta es mi librero, allí cupieron perfectamente mis libros, borradores, diarios, etcétera.
-¡Gwen, a cenar! –oí a mi vieja llamar desde abajo. Al parecer tendré que acostumbrarme a ese ruido.
Me tiré a meditar en mi cama, mirando el techo.
Tengo tantas cosas en que pensar. Imaginé una nueva vida, pero si me gustaba tanto la que solía tener… ¿Cómo acostumbrarme a esta? Y la nueva escuela…espero que no me coman viva. ¿Mis compañeros? ¿Cómo lidiaré con esa bola de imbéciles?
-Vamos Gwen, baja…
No iré. No tengo hambre.
No tengo hambre, ni ganas, ni ánimo, ni nada. De hecho, ni sé si me queda vida ya. Estoy agotadísima y además quiero mandar todo al demonio.
¡Sólo quiero descansar…y olvidarme de todo!
-Gwen, ¡baja ahora!
-¡¿QUÉ NO VES QUE NO QUIERO CENAR? –le grité con todas, absolutamente todas mis fuerzas, y supongo que habrá quedado claro, ya que ella no volvió a llamarme. Cuando noté que no insistió de nuevo, me quité la ropa y me metí debajo de las sábanas.
Tengo tanto a que acostumbrarme, y…no quiero.
¿Mal? ¿Pésimo? ¿Conjunto de las dos? ¿O tal vez aceptable? ¿Sería demasiado decir bien?
Okay, ahí tienen los pensamientos de la típica chica que se muda a otro lugar. La versión que tengo anotada en mi cuaderno era mucho, muuucho más corta…
El próximo capítulo es en POV Bridgette, "Desastre e invisibilidad". En este fic…Bridgette, eterna esclava de Geoff. Lástima que él esté saliendo con Heather, ¿verdad? Sí, Heather es la porrista.
Nos estamos viendo :)
