Advertencia: Yaoi, relación chico x chico.
Pareja: Jean x Eren.
Disclaimer: Los personajes de SNK no me pertenecen.
Noches de verano.
Eren trató de removerse, visiblemente incómodo, entre las sábanas de su cama, pero fue en vano. El verano se estaba haciendo presente en gloria y majestad esa calurosa noche, por lo que el joven yacía completamente sudado y disgustado, logrando que no fuese capaz de conciliar el sueño. Eso, sumado a que su amante le tenía completamente inmovilizado en un posesivo abrazo, sólo conseguía que su tortura aumentara, al igual que el calor de su cuerpo.
Se hubiese levantado a refrescarse, si no fuera porque la reciente e intensa sesión de sexo que había tenido, dejaron su cuerpo exhausto y adormecido. Se limitó a bufar exasperado y examinar el rostro dormido de su pareja que no parecía tener ningún tipo de incomodidad y descansaba plácidamente, mientras que Eren, luchaba para capear el maldito calor que le tenía al borde del colapso.
-Jean, Jean – llamó suavemente para así despertar a su acompañante, sin éxito – Jean – insistió, pero el aludido no movió un solo músculo.
A esas alturas ya estaba perdiendo la paciencia y la guinda de la torta era que Jean tenía el sueño tan pesado que no despertaría ni aunque la casa se estuviese cayendo sobre ellos. En un impulso estúpido e infantil, Eren no encontró mejor manera de llamar la atención del otro que enterrando sus dientes en los hombros de Jean hasta que éste chilló de dolor.
-¡¿Qué mierda pasa contigo bastardo?! – gritó molesto, abriendo los ojos de golpe y soltando a Eren para acariciar su hombro lastimado.
El joven simplemente rio bajo y deliberadamente pasó la lengua por sus labios para saborear la piel salada que acababa de morder.
-Te veías apetitoso – mintió descaradamente.
-No me jodas Jaeger, sé que lo hiciste para fastidiarme – increpó el otro, aunque ya no estaba tan molesto.
Eren volvió a soltar una carcajada y observó el torso desnudo y bien definido de Jean, a pesar de que su comentario había sido para molestar, debía admitir que su amante era totalmente deseable.
-Tenía calor – admitió luego de unos segundos – quería despertarte para que me soltaras, estamos todos sudados.
Jean levantó una ceja y, contrario a la petición de Eren, redirigió sus manos hacia las caderas de éste y lo atrajo contra sí mismo.
-¿Realmente quieres que te suelte, Jaeger? – preguntó usando su mejor tono de voz, ronco y bajo.
-Bueno, quizás ahora ya no tenga tantas ganas de que me sueltes – contestó correspondiendo el abrazo de su compañero, deslizando las manos por su fuerte espalda.
Esta vez fue el turno de Jean para reír.
-Lo sabía.
FIN.
