Sirius y su prima intercambiaron miradas. El ruido del comedor principal desentonaba con sus silenciosas miradas. El motivo de aquella muda observación no tenía razón aparente, o al menos eso hubiera pensado cualquiera. Ambos sabían muy bien porqué miraban al otro, aunque no tenían idea de por qué el otro tenía una sombra de tristeza en sus ojos, tal como ellos.
* FLASH BACK *
-Sirius, desde que nos conocmos sabes que no eres un amigo para mí, eres un hermano, mi compañero de vida, serías mi alma gemela de no ser por Lily.-dijo James. Cualquiera habría reído tras ese comentario, y lo hubiera considerado un chiste. Pero Sirius, conociéndolo, sabía que James hablaba en serio.
-Gracias, James, tú también eres como un hermano. Pero aún no entiendo a donde quieres llegar.-afirmó intrigado Sirius.
-¡Déjame continuar! Mis padres también te consideran un hijo, por lo tanto, ¿quieres venir a vivir conmigo?
Sirius no daba crédito a sus oídos. No creía lo que James acababa de decir. Sirius sonrió como nunca antes había sonreído. La felicidad lo llenó por completo, y por un instante pensó que desde ese momento, aquellos vestigios de desgracia en su vida estaban desapareciendo, y que lo único que hacía que su existencia no fuese perfecta estaba por desaparecer. Aquelo que lo había infeliz iba a terminar en aquel instante.
La respuesta a la pregunta quedó implícita tras la sonrisa de Sirius. James también le sonrió, y se abrazaron, como hermanos que eran.
Aquella sería la última navidad que Sirius pasaría con los Black. Al final de aquel receso escolar, Sirius estaría viviendo con los Potter.
* FIN FLASH BACK *
Para Sirius, aquella sería la última vez que vería a su prima, aquella prima por la cual siempre había tenido afinidad, cierta empatía, porque aunque todos esperaban que la odiase, él realmente la conocía, la conocía muy bien. Aquellas charlas que habían tenido cuando pensaban que nadie los escuchaba le habían presentado a una mujer que era diferente a lo que mostraba. La importancia radicaba en que sus familias ya sabían que Sirius era un rebelde, aunque con 16 años aún no se lo podía denominar un traidor a la sangre, puesto que podía ser una fase adolescente, o al menos eso esperaban todos. Pero su prima no era una adolescente. Debía conservar la compostura, y no esperaban verla hablando con su rebelde primo Sirius. Ella era una mujer de la familia Black, esperando para desposarse con un sangre pura. Aunque estaba mal visto, ellos mantenían largas charlas a escondidas, y su prima se abrió con él, y formaron una gran amistad. Ella le relató lo mucho que repudiaba, tanto como él, aquella obsesión de los Black por la pureza de sangre, aunque fingiese estar totalmente a favor de aquella actitud. Sirius se sentía triste por su prima, la cual no podía ser ella misma ni siquiera frente a sus hermaas. Él, a pesar de agradecido, se sentía mal por ser la única persona con la cual su prima podía ser ella misma Pero aquella iba a ser la última vez que iba a ver a su prima. Y, luego de 16 años de conocerla, aún no comprendía cómo podía tenerle tanto afecto a una persona. Claro que quería a James, pero a su prima la quería de otra manera. La quería más que fraternalmente... y todavía no comprendía de qué manera la quería, luego de 16 años. Pero aquel no era el momento para preguntarse qué sentía hacia su prima.
-Me voy.-dijo Sirius fingiendo una sonrisa. Rápidamente ésta desapareció de su rostro, no podía fingir estar bien, dolía demasiado.
-Lo comprendo, primo.-dijo ella, brindándole una melancólica sonrisa, la cual claramente no era fingida.-Tienes el valor de hacer lo que yo no. Huir.-dijo con tristeza. Bajó la cabeza.
-Tú también puedes hacerlo.-dijo con una sonrisa que le hizo subir la cabeza de nuevo.-Nada te lo impide.
-Yo no soy como tú, yo soy cuidadosa de mis actos, no me atrevería a arriesgarme así, no puedo dejar la seguridad de mi familia para embarcarme en una aventura. Yo nunca estuve dotada de tu valentía.-dijo ella, borrando lenta y paulantinamente la sonrisa de su rostro.-No puedo huir, no tengo a donde ir tampoco. Y mi familia, buena o mala, es lo único que tengo.
-Te gusta la estabilidad que te brindan tus padres.-dijo él mordazmete. Ella, acostumbrada a que se hiciesen bromas por el estilo (él, hablando sobre la falsedad de ella, ella, hablando del afán de él de hacerse el chico malo y rebelde), se sonrió.
-Sí, soy una niña mimada de ellos, me gusta que me mantengan y odiarlos igualmente, a ellos y a su terrible ideología de la pureza de sangre. Me encanta tener la seguridad de un techo y una familia poderosa que me mantendrá siempre. Al menos no soy un tonto que alardeará haberse escapado de su tiránica familia.-dijo ella, levantando las cejas con una sonrisa.
-Pero yo soy feliz.-dijo Sirius con sarna. Él todavía no había aprendido que decir aquello le dolía más a él que a ella. Ella mostraba su melancólica sonrisa de dolida, y él se quedaba por días con la intriga de si la había herido enserio. Así sucedió aquella vez, y Sirius entristeció, él había ganado la discusión, pero su costo había sido decirle algo bastante hiriente.
-Siempre serás mi prima favorita.-dijo él, soslayando aquel comentario anterior.-Aunque todos crean que te odio porque eres conformista de la actitud conservadora de nuestra familia en cuanto a nuestra sangre.-Ella sonrió.
-Si no se suponiese que nos odiásemos te daría un abrazo.
-Yo también lo haría.-dijo él. La sonrisa de ella desapareció, para que volviese a adoptas aquella expresión altiva y tan propia de los Black, aunque Sirius sabía que ella disfrutaba más mostrando una amplia sonrisa.
-Te extrañaré, primo.-dijo ella.
-Yo también, querida prima.-dijo él.-No seas conformista, atrévete a rebelarte contra la tiránica familia Black.-murmuró. Ella siró entre dientes y lo miró por última vez. Su primo, la persona que más había querido en todo el mundo, se marchaba de su lado, para ser feliz, para escapar de la familia que tanto odiaba. Ella no podía hacer nada: más que pedirle que no se fuera, su alma estaba pidiendo a gritos tener la valentía para hacer lo que él.
