UN NUEVO DRACO

Summary: Draco se considera heterosexual, pero cierto moreno de ojos verdes le hará cambiar de opinión... Slash HxD. Lemon. ¡Mi primer fic!

Disclaimer: nada de esto me pertenece, obviamente. Si Draco y Harry me pertenecieran... no estaría escribiendo esto y estaría con ellos haciendo otras cosas!

Advertencia: sexo explícito hombre-hombre.

Lo que está en kursiva son pensamientos.

¡Hola! Este es mi primer fic (bueno, mi primer capítulo), así que quizá es un poquito malo... No se si está muy bien escrito, especialmente el lemon. Pero aún así quiero compartirlo con todo aquél que quiera leerlo. Ya aviso que no será largo, porque empezó como un one-shot.

Me gustaría dedicar esto a aquellas autoras que con sus historias me han regalado muchos momentos de felicidad y me han inspirado. Son muchas, pero me gustaría hacer mención especial a Luna Escarlata y a eire9, por escribir magníficamente.

Bueno, pues aquí os dejo con el capítulo. ¡Ojalá que os guste!

Capítulo 1: El despertar

Yo no soy gay, yo no soy gay, yo no soy gay... iba pensando Draco Malfoy mientras salía del baño de los prefectos, donde se acababa de encontrar con Harry Potter. Pero estaba claro que su entrepierna no compartía su opinión.

---Flash Back---

Draco Malfoy salió del Gran Comedor nada más terminar de cenar. Había tenido un día muy duro y sólo quería estar solo y relajarse tomando un baño. Pasó por su habitación a recoger las pocas cosas que le hacían falta (toalla, ropa limpia y su paquete de tabaco) y se dirigió al baño de los prefectos. Sabía que no habría nadie, pues se había fijado en que todos los prefectos estaban aún cenando.

Caminó distraído hacia su destino y cuando llegó pronunció la contraseña y cruzó la puerta decidido. Pero de repente paró en seco, en el umbral, con los ojos abiertos como platos. Harry Potter estaba enfrente de él, a unos 3 metros de distancia. Llevaba únicamente unos boxers negros ajustados y luchaba por sacarse la camiseta por la cabeza. El problema era que había pretendido sacarse la camiseta llevando aún puestas sus gafas, por lo que estaba teniendo ciertas dificultades. Draco se había quedado sin respiración, sin saber por qué. La escena que tenía delante le había paralizado. La veía como a cámara lenta. Aunque los gestos del moreno eran increíblemente patosos, su cuerpo se veía alucinante.

¿Desde cuando tiene Potter estos abdominales tan sexys¡Draco, reacciona¿Qué coño te pasa¿Desde cuando Potter ha sido sexy¿Desde cuando hay chicos sexys (aparte de mí, claro)¡Lárgate antes de que te vea con semejante cara de imbécil!, pensó el rubio. Pero entonces se dio cuenta de que era demasiado tarde, pues el moreno le miraba en silencio, entre curioso y avergonzado. Ante la situación, Draco se ordenó a sí mismo cerrar la boca (pues la tenía abierta, casi babeando) y poner su mejor cara de "prepotente-Malfoy".

-¿Qué coño haces aquí, cara-rajada?- dijo Draco, suplicando interiormente que el otro no se hubiera dado cuenta de su extraña reacción inicial.

-Emmm... pues... Ron me dio la contraseña. Pensé que no habría nadie aquí y... Ron me dio la contraseña.

-Sí, eso ya lo has dicho, Potter- dijo el rubio arrastrando las palabras.

Por un momento se hizo un incómodo silencio. Draco nunca se había sentido tan... raro. ¿Por qué no estoy insultándole y echándole a patadas?, pensó. Sin embargo, no supo qué decir y optó por salir del baño lanzándole a un muy confundido Harry una mirada de intenso odio.

Una vez estuvo fuera se apoyó en la pared y respiró profundamente. ¿Qué acababa de pasar¿Por qué había reaccionado de esa extraña manera? De golpe, se dio cuenta de las palpitaciones de su entrepierna, lo que le indicó que bajo su pantalón había una magnífica erección. ¡Imposible!, pensó. ¡Oh, por Merlín! Dime que el puto niño-que-vivió no lo ha visto...

En pleno proceso de autonegación, el rubio empezó a caminar en dirección a las mazmorras.

---Fin del Flash Back---

Draco estaba tumbado en su cama, boca arriba, fumándose un cigarro e intentando poner en orden los acontecimientos recientes. Allí podía pensar tranquilo, porque los Slytherins de séptimo curso disponían de habitaciones individuales.

¡YO NO SOY GAY! Esto tiene que ser una confusión, una broma de mi cerebro y mis genitales, que se han puesto de acuerdo para boicotearme. A ver, Draco, usa la lógica, eres un tío inteligente. Todo tiene una explicación. Premisa 1: a mi me gustan las chicas, yo no soy gay. Premisa 2: Harry Potter es un chico, pero me he excitado ante la visión de su cuerpo desnudo. A partir de aquí hay 2 posibilidades: o admito que también me gustan los chicos... o concluyo que Harry Potter es una chica. Sí, tiene que ser eso. ¡Oh¡Calla, imbécil¿Cómo puedes pensar que Potter es una chica? Acabas de ver su cuerpo desnudo, musculoso pero suave... ¿Qué¿Qué es lo que acabo de pensar¡¡¡No, no, no!

Draco se dio cuenta de que mientras reflexionaba había evocado la imagen del cuerpo de Harry, lo que había provocado que su excitación despertara de nuevo. Lleno de ira hacia sí mismo se levantó de la cama y fue directo a darse una ducha fría. Cuando terminó estaba más relajado y se dijo que todo había sido una tontería, seguramente provocada por el estrés o por el efecto secundario de alguna poción que hubiera realizado en los últimos días. Concentrándose en este pensamiento, apagó la luz con un golpe de varita y se dispuso a dormir. Mañana sería otro día.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Harry, tras la "huída" de Draco, se había quedado paralizado.

¿Acaba de pasar lo que yo creo que acaba de pasar¿Era realmente excitación lo que he visto en la cara de Malfoy¿Y lo que he visto más abajo? No. Imposible. Draco Malfoy es heterosexual, lo sabe todo el colegio, ya que se ha tirado a todas las chicas interesantes desde quinto hasta séptimo. Además, aunque fuera gay, o bisexual, nunca se fijaría en mí de ese modo. Me odia... ¿no? Aunque cuando se negó a ser mortífago intenté que las cosas entre nosotros se relajaran un poco, él no puso nada de su parte y yo me cansé pronto de ser el bueno, por lo que sigue siendo mi peor enemigo (especialmente desde la muerte de Voldemort)... ¿Sabrá Malfoy que yo soy gay?

Metido en sus pensamientos, Harry empezó a reaccionar y decidió seguir con lo que había venido a hacer. Así que terminó de desnudarse (esto es, se quitó los boxers y las gafas) y se metió en la bañera. Cuando estuvo dentro evocó de nuevo la imagen de Malfoy en el momento en que se había quedado quieto mirándole, con la boca abierta. Entonces se dio cuenta de que la idea le divertía, e incluso le excitaba. ¿El gran "Draco-soy-el-tío-más-bueno-de-Hogwarts-Malfoy" babeando por él? La verdad... yo nunca había pensado en Malfoy de esa manera, pero... es cierto que es increíblemente sexy..., pensó Harry, mientras dejaba volar su imaginación y empezaba a acariciarse por debajo del agua.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Draco despertó al día siguiente sintiéndose mucho más calmado y sereno. Se vistió, recogió sus cosas y se encaminó al Gran Comedor con su habitual seguridad en sí mismo. Al entrar no pudo evitar dirigir su mirada hacia ciertos ojos verdes, los cuales, para sorpresa del rubio, le devolvieron el gesto. Al instante Draco se sintió enrojecer y apartó su vista. ¡Mierda¡Draco Malfoy NUNCA se sonroja!, pensó. Toda su seguridad había desaparecido de golpe.

El resto del desayuno Draco evitó a toda costa pensar en el tema. Se dijo a sí mismo que simplemente estaba aturdido y que lo que tenía que hacer era recuperar el control. Seguramente la clase que tenía a primera hora le sería de gran utilidad...

Tras el desayuno Draco se dirigió a las mazmorras, pues le tocaba Pociones con los Gryffindors. Se sentó con Blaise Zabini, su mejor amigo, y con el rabillo del ojo vio como cierto moreno se sentaba con cierto pelirrojo. Snape llegó en seguida, con su mal humor habitual, y con su varita hizo aparecer en la pizarra las instrucciones para la poción que debían realizar ese día.

Draco empezó a cortar los ingredientes, mientras pensaba en la mejor manera de molestar al gran "Harry-soy-un-niño-inocente-Potter". Seguramente conseguir que Snape le castigara sería fácil, y una buena manera de vengarse por haber provocado que se sonrojara. Draco era bueno en Pociones. De hecho era el mejor, por lo que le sería fácil conseguir su objetivo.

Cuando vio que Snape estaba distraído provocando terror al pobre Neville, Draco se levantó silenciosamente y simuló coger algo del armario de los ingredientes. De regreso a su pupitre, aprovechó para verter algo en el caldero de Harry, sin que éste lo notara. Todo estaba calculado: ese ingrediente sin duda haría estallar la poción, pero dándole tiempo suficiente a Malfoy para sentarse en su sitio y poner su mejor cara de inocencia. Ahora vas a ver quién manda aquí, maldito Potter, pensó.

Aproximadamente 5 segundos más tarde se oyó un BOOM, que provocó una gran cantidad de humo. Cuando se desvaneció, la clase pudo ver a un Harry Potter más despeinado de lo habitual y con cara de susto. La carcajada fue general en la zona Slytherin, a excepción, claro está, del profesor Snape, que con pasos ligeros y cara de pocos amigos se dirigió hacia Harry.

-¿Cuál es su problema, señor Potter¿No puede soportar ni 5 minutos sin ser el centro de atención?

-Yo... lo siento, profesor. No sé qué ha pasado...

-¡Cállese! No quiero escuchar ni una sola palabra. Si su ineptitud se lo permite, limpie este desastre. ¡20 puntos menos para Gryffindor y esta tarde detención en mi despacho después de la cena!

Harry bajó la cabeza abatido, mientras en el otro lado del aula un rubio sonreía de medio lado. Pero de repente...

-Perdone, profesor- dijo una chica de Slytherin- no ha sido culpa de Potter. Yo he visto como Malfoy le echaba algo en el caldero.

-¿Está usted completamente segura de lo que dice, señorita Parkinson?- preguntó Snape, extrañado de que alguien de su casa culpara a uno de sus compañeros.

-Sí, sí, totalmente.

La sonrisa de Draco se había borrado por completo. ¡Maldita bruja! Esto es una cruel venganza por haberla ignorado después de tirármela. Sucia rastrera... ¿En qué momento decidí acostarme con ella? Es una niña tonta y ni siquiera fue un buen polvo.

-En ese caso...está usted también castigado, señor Malfoy. En mi despacho después de la cena- dijo Snape.

El rubio estaba rojo de rabia. Era la primera vez que recibía detención de Severus. Él era su mejor alumno, además de su ahijado. Ésta me la pagarás, Pansy... y tú también, cara-rajada.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Cuando Harry descubrió que el causante de que su caldero hubiera explotado había sido Malfoy, le entró muchísima rabia. ¡Y pensar que el día anterior se había masturbado pensando en él!

El resto del día estuvo de mal humor, pues odiaba las detenciones con Snape, además de haber perdido puntos para su casa. Y encima tendría que verse con Malfoy.

Sin embargo, durante la cena, se le ocurrió una idea que le pareció tremendamente interesante. Quizá... si sus ojos no le habían engañado la noche anterior, podría aprovechar la situación...

Terminó de cenar y se fue al despacho del grasiento profesor. Llamó a la puerta, entró y se encontró con una escena llena de tensión. Malfoy lucía una cara de increíble enfado y Snape le miraba con ojos de arrepentimiento. Harry sabía que el profesor no quería castigar al rubio, pero no le había quedado otra opción.

-Diríjanse a mi clase y límpienlo todo. Sin varitas, obviamente. No quiero que salgan de allí hasta que todo quede reluciente.

Tras estas palabras, Snape se encaminó a la puerta y salió dando un portazo, no sin antes mirar a Harry con todo su desprecio. Harry vio como Draco cogía varios artículos de limpieza y salía del despacho. Le imitó.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Draco llegó al aula, seguido por el moreno, y empezó con su tarea. Quería terminar lo antes posible e irse a dormir. Este día había sido casi peor que el anterior, así que haría como si el otro no existiera y terminaría rápido su parte para poder largarse cuanto antes.

-¿Qué pasa, hurón¿Tú me puteas y encima luego te enfadas?

-Ignórame, Potter- le contestó Draco.

-Cómo quieras, pero es una pena...

Draco no entendió el comentario, pero no dijo nada y ambos se pusieron a limpiar. Después de un rato, el rubio paró para descansar un momento. Con tanto ejercicio (pues esa era la clase más sucia de todo el castillo) estaba cansado y tenía mucho calor. Se sentó. De repente oyó un ruido semejante a pequeños gemidos. Miró a su alrededor, para ver que hacía su tan odiado compañero de castigo. Lo que vio le dejó descolocado. Harry estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. Tenía la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Se había quitado la túnica y la corbata, que yacían descuidadas en el suelo, se había desabrochado la camisa y con una mano se echaba agua por el torso.

El primer impulso de Draco fue pensar que era la imagen más sensual que había visto en su vida, pero rápidamente reaccionó.

No empieces, Draco. Eres heterosexual y el que está delante de ti no sólo es un chico sino que además es nada más y nada menos que Harry Potter, tu más odiado enemigo.

Tras este pensamiento se incorporó con rapidez y reanudó su tarea. Sin embargo, no pudo evitar volver a mirar hacia el moreno, que seguía masajeándose el pecho y soltando suspiros. Draco sintió que le venía una ola de calor y un escalofrío le recorría el cuerpo, pero se dijo a sí mismo que debía de ser gripe o algo parecido. Se quitó la túnica, se prohibió volver a mirar a Harry y siguió trabajando.

Así pasaron varios minutos, hasta que el moreno rompió el silencio.

-Esto... Malfoy¿podrías ayudarme con las estanterías?

-¿Es que no sabes hacer nada solo, cara-rajada?

-Sin magia no puedo limpiar la parte de arriba. Si no me ayudas no podremos terminar y tendremos que quedarnos aquí...

-Está bien, está bien- le cortó- Te ayudo, pero cierra tu bocaza. Me das dolor de cabeza. ¿Qué coño quieres que haga?

-¿No me has dicho que me caye¿Cómo quieres que te responda?- dijo Harry en un tono un tanto diferente del habitual.

-Limítate a contestar a mis preguntas, niño de oro- contestó Draco escupiendo las palabras.

-Acércate. Yo me subo a la estantería y tú me sujetas por detrás.

El rubio se situó detrás del moreno, que con movimientos ágiles trepó por los estantes. Draco se sentía temblar, pues tenía miedo de las propias reacciones de su cuerpo. Con cierta indecisión puso sus manos en los tobillos del Gryffindor, que habían quedado a la altura de su pecho.

-Así no me ayudas, Malfoy. Cógeme de los muslos, que si no me caigo.

Harry necesitaba las manos para limpiar, por lo que no podía sujetarse él mismo. Muy a su pesar, Draco levantó sus brazos y cumplió la orden, situando sus manos cerca de las ingles del moreno. Nunca había estado tan nervioso. Luchaba interiormente para controlar su cuerpo y para que el otro no notara nada. Entonces Harry empezó a limpiar y todo su cuerpo empezó a moverse, hecho que despertó la erección del Slytherin. Éste, al darse cuenta, se sobresaltó y soltó al Gryffindor, que irremediablemente cayó hacia atrás, aterrizando encima del rubio. Ambos acabaron en el suelo, Draco tumbado y Harry de espaldas sobre él.

-Emmm... Malfoy, esto que noto bajo mi culo... no será lo que creo que es¿verdad?

Draco tardó un poco en contestar, pues estaba totalmente paralizado. Sentía el calor del moreno encima suyo, en concreto sobre ciertas partes.

-¡Aparta tu culo de mí, imbécil!

-Como quieras- contestó Harry.

Con un rápido movimiento y antes de que Draco pudiera reaccionar, el Gryffindor se había dado la vuelta y ahora estaba tumbado de cara sobre el rubio. Entre sus caras había apenas unos centímetros...

Cuando sus entrepiernas rozaron, Draco perdió toda la cordura que le quedaba y se abalanzó sobre los apetecibles labios que tenía enfrente.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Harry sonrió mentalmente. Malfoy le estaba besando; había reaccionado exactamente como él quería. Su intención era doble: hacerle sufrir excitándole y luego dejarle en ridículo. Lo primero ya lo había logrado, pues la situación no dejaba lugar a dudas. Ahora tenía que ir a lo segundo y culminar así su tarea de venganza.

Sin embargo, por alguna razón, Harry no rompió el beso. En realidad, lo estaba disfrutando, como confirmaba su creciente erección.

¿Y si... cambio de estrategia?, pensó.

Cuando el beso terminó y miró a Draco, vio el deseo reflejado en sus ojos grises y supo que la respuesta a su pregunta estaba clara. Con suavidad pero con decisión se acercó más a su nuevo amante y atrapó su labio inferior entre los suyos propios. El rubio se quedó quieto, dejándose hacer, por lo que Harry decidió ir un poco más allá.

Dejó de besarle para pasar a su cuello e ir trazando un camino hasta el lóbulo de su oreja derecha. Cuando succionó en ese punto Draco dejó escapar un jadeo. El moreno lo tomó como una señal para continuar y dirigió su mano izquierda hacia el primer botón de la camisa del Slytherin. Fue entonces que notó el temblor que recorría el cuerpo del rubio y paró lo que estaba haciendo, apartándose un poco y mirando a la cara del que yacía bajo él. Draco abrió los ojos, entre sorprendido por el repentino cambio y asustado por ser consciente de lo que estaba haciendo. Cuando Harry vio esa mirada gris se arrepintió de haber jugado con el rubio.

-Malfoy... estás temblando. Yo... lo siento. No pretendía... bueno, sí pretendía pero...

-¿Es que no quieres¿No te gusto?- contestó Draco para sorpresa de Harry.

-Yo... sí me gustas, pero creí que eras heterosexual y...

-Yo también lo creía, o sea, quiero decir que lo soy, pero... por algún motivo que no alcanzo a comprender quiero que continúes lo que estabas haciendo, ahora, aunque mañana seguramente me arrepentiré.

Harry dudaba. Él nunca antes había tratado a nadie de esa manera y se sentía mal. Apoyó las manos en el suelo para incorporarse y se sentó en el suelo, al lado de su acompañante.

-Draco...lo siento.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Draco seguía temblando de pies a cabeza y por el cuerpo le corrían extrañas sensaciones. Su estómago semejaba un nido de mariposas, que parecían aumentar el ritmo de su vuelo ante la imagen que presenciaba. Harry estaba sentado en el suelo, a su lado, cabizbajo y con la mirada perdida. Su camisa desabrochada. Estaba claramente arrepentido y se había disculpado con él, llamándole por su nombre por primera vez en la vida, hecho que a Draco le sorpendió gratamente. Mmm... esos labios pronunciando mi nombre..., pensó.

No es que el moreno se arrepintiera de besar a Draco, sino que se sentía mal por haber pretendido vengarse. El rubio decidió que nunca había visto nada tan hermoso como aquello, así que sin pensarlo dos veces se incorporó (pues él seguía tumbado) y se acercó hacia Harry. Puso una de sus manos en su barbilla y se la levantó, obligándole a mirarle a la cara.

-Potter... yo quiero esto. ¿Y tú?

-Yo también, pero...

-Pero nada- interrumpió Draco, a la vez que acortaba la distancia entre sus labios hasta rozarse.

3 segundos más tarde, Harry reaccionaba y se lanzaba contra Draco para volver a recuperar la antigua posición, mientras con su varita (por suerte, Snape había olvidado confiscárselas) y sin necesidad de pronunciar palabra cerraba la puerta y silenciaba la habitación. El rubio sonrió para sí. Estaba nervioso, pues él nunca había estado con un chico, pero sabía que hacía lo correcto, ya que lo que sentía era mil veces mejor que cualquier cosa que hubiera sentido antes. Ya hacía mucho rato que la famosa autonegación de "Draco-yo-no-soy-gay-Malfoy" había pasado a la historia.

¡Por Merlín! Creo que me voy a volver loco, aquí y ahora, como siga haciéndome lo que me hace con esos labios y esa lengua...

Draco no se movía. Solamente se dejaba hacer. En primer lugar porque no tenía ni idea de qué era lo más adecuado y en segundo porque estaba aturdido por el cúmulo de sensaciones. De repente le entró el pánico.

¿Cómo no lo he pensado antes¡Nunca he estado con un chico¡Voy a hacer el ridículo!

El Slytherin se sentía muy pequeño. Siempre se había sentido seguro en sus relaciones sexuales. En realidad, siempre era él quien dominaba la situación. Y ahora... Se asustó y rompió el beso.

-Potter... yo...

-¿Sucede algo?- cortó Harry.

-Yo...

-Tú...

-Yo nunca...

-¿Sí?

-Yo nunca he estado...

-¿Con un chico?

Harry había dado en el clavo y Draco estab rojo de la vergüenza.

-Draco...- empezó el moreno- No tienes por qué preocuparte. Relájate¿vale?

El rubio dudó, pero cuando sintió los suaves besos que el Gryffindor empezaba a depositar en su cuello sus dudas se desvanecieron. Se quedó quieto y vació su mente. Sólo quería dejarse llevar.

Harry empezó a lamer y succionar la suave piel blanca de Draco, mordisqueando ligeramente de vez en cuando. El rubio no pudo evitar gemir un poco cuando el moreno le atrapó el lóbulo de la oreja entre sus dientes para luego soplar delicadamente. Harry volvió al cuello pero esta vez siguió bajando y se paró en la clavícula del Slytherin, donde se entretuvo, mientras con sus manos empezaba a desabrochar su camisa. Cuando estuvo abierta, apoyó su pecho en el de Draco. Con el contacto éste se sintió en la gloria, pero eso no era nada comparado con lo que venía a continuación.

Los labios del moreno reanudaron su recorrido hasta situarse en uno de sus rosados pezones y con su lengua juguetona empezó a trazar círculos a su alrededor, mientras que con una mano curiosa desabrochaba el pantalón del Slytherin. Primero el botón, luego la cremallera. Draco notó como se le entrecortaba la respiración cuando sintió que Harry le instaba a levantar las caderas para deslizar los jeans hasta sus tobillos, dejándole con el bóxer y una evidente erección. Cuando el Gryffindor recuperó su pezón con la boca, el rubio movió su mano para situarla en la espalda de su supuesto enemigo para poder acariciarla. Pero Harry se lo impidió.

-Shhh... Tú déjame a mí- le susurró el moreno a la vez que le retiraba su brazo para dejarlo de nuevo descansando en el suelo.

Draco, sumiso, no le contradijo y relajó todo su cuerpo contra el frío suelo. En realidad no era el lugar más cómodo ni más indicado, pero le daba igual.

En ese momento empezó la verdadera acción. Harry, con una lentitud que a Draco le pareció exasperante, hizo desaparecer del cuerpo de ambos camisa, zapatos, calcetines y pantalones. Por fin reinaba la igualdad de condiciones: solamente bóxers sobre sus respectivas pieles. El rubio no sabía qué vendría a continuación, así que cerró los ojos y respiró hondo, expectante. Entonces sintió como el moreno, sentado a horcajadas sobre él, empezaba a regalarle suaves besos por la cara: frente, mejillas, nariz... Muy lentamente, Harry empezó a descender.

Pasó por su cuello, donde dejó una leve marca rojiza, y siguió hasta los pezones, lugar en el que se entretuvo. Con la lengua, los dientes y los labios los hizo endurecer, mientras que con las manos rozaba casi imperceptiblemente los costados del torso de Draco, haciendo que se le pusiera la piel de gallina. Prosiguió su descenso recorriendo los músculos del estómago del Slytherin hasta que se detuvo de nuevo, esta vez en su ombligo. Hundió su lengua en él y, como respuesta, obtuvo un gemido. Repartió besos por el abdomen de Draco, pero no llegó a tocar su erección. Se desvió hacia el hueso de su pelvis, su ingle, su muslo...

Draco estaba prácticamente fuera de sí. Harry no había ni rozado su pene y él ya estaba por venirse.

-Potter...- dijo con voz ronca.

El moreno creyó entender el tono de súplica y decidió que ya era hora de pasar a cosas más directas, por lo que ascendió deslizándose por el cuerpo de Draco hasta pegar sus labios a los de él en un beso lleno de lujuria, permitiendo a la vez que sus erecciones rozaran. En esta ocasión el jadeo fue doble, pues surgió de ambas bocas y se fundió en su beso.

Cuando Harry interrumpió el beso sonrió dulcemente al rubio, que lo miraba con ojos de deseo, y se alejó para dirigirse de nuevo a su abdomen. Separó las piernas de Draco y se situó de rodillas entre ellas. El Slytherin dejó de respirar por unos segundos cuando sintió la mano de Harry acariciando suavemente sus testículos y la punta de su lengua rozar su glande. ¡Oh, Potter¿Qué me estás haciendo? Creo que me estoy volviendo loco... Draco apenas podía recordar su porpio nombre. El Gryffindor había empezado a succionar la punta de su erección para después continuar su tarea bajando y subiendo por ella, provocando en el rubio oleadas de placer.

Cuando Draco creía que iba a correrse, sintió que Harry se detenía y con su mano sujetaba la base de su erección.

-Todavía no, pequeño- dijo el moreno, ala vez que el rubio soltaba un bufido de frustración.

Entonces Harry se incporporó levemente y acercó una de sus manos a la boca de Draco, con una mirada interrogante. El prefecto Slytherin no tenía experiencia en relaciones sexuales gays, pero entendió el significado del gesto. Intentando asumir positivamente lo que estaba a punto de suceder, sin entrar en pánico, empezó a lamer los dedos del Gryffindor, dando así muda respuesta a su silenciosa pregunta...

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Los dejé a medias... ya lo sé. Lo siento. Pero prometo continuar.

¡Muchísimas gracias por leer!

BoLLiTo MaLFoY