Suiza y Mariazell

Summary: Mariazell es el nombre del pequeño mechón de pelo rebelde con curiosas e interesantes facultades de Austria. No es necesario leer primero Inapropiadamente Liechtenstein, pero ayuda.

Disclamer: Es obvio que son de Himaruya, porque si fueran nuestros, en un alarde de evidencia soez, Mariazell se llamaría Fucking, (otra ciudad de Austria) seguido de una risita idiota.


Después de tratar de explicar a Liechtenstein (entre los agudos comentarios de Austria y la atenta escucha de Hungría a través de skype) como fue exactamente que estaba... Discutiendo con el austriaco. En el sofá. Sin calzoncillos. El de las gafas consigue que Suiza deje de traumatizarles a todos con historias sobre abejas y le manda a su cuarto junto a una cesta de fresas.

No tarda en presentarse él también para seguir... Discutiendo, bien sabido es que las personas hablando se entienden.

Tras una acalorada... Discusión, con las fresas como moderadoras, Suiza se levanta de la cama y se pone los calzoncillos. Gira hacia el moreno.

―¿Quieres darte un baño? ―ofrece.

Austria sigue tumbado. No, ahora no está tumbado, ahora está apalancado en la cama del rubio, invadiéndola y ocupando tanto espacio como es capaz.

―Obviamente.

Mein gott!―exclama el suizo mirando el reloj en su gesto característico.

―¿Y ahora qué? ―pregunta el de las gafas con cansancio mientras se pellizca el puente de la nariz.

El helvético no le hace ni caso, entra al baño con una toalla limpia y la deja en el perchero, saca unos calzoncillos limpios, los más nuevos que tiene y se los pone a Austria en el baño.

―Ahora vamos a comer con Deustchland... ―saca la cabeza del baño―. ¿No?

―Ah, pensaba que había pasado algo... más.

―Aah... ¡Es que es tarde! ¡Mira la hora, Österreich! ¿A qué hora has quedado con Deustchland?

―En tres cuartos de hora ―suelta―. ¿Qué hora es? ―añade cínico.

―¿¡Cómo sabes que es en tres cuartos de hora si no sabes la hora? Es la una con cincuenta y ocho minutos.

―Soy muy listo ―responde mientras se ríe, aun en la cama.

Österreich!―Suiza lo mira desde el baño―. ¿A qué hora quedaste?

―En tres cuartos de hora ―insiste.

―No me digas que a las dos porque... ―el helvético empieza a angustiarse―. ¿Quedaste a las dos con cuarenta y tres minutos?

―Seeeeeeh ―el austríaco sigue riéndose. El rubio sale del baño con otra toalla y se planta frente a la cama.

―¿Qué es lo que es tan gracioso? ¡Mira la hora!

―Vale, vale... ―se rinde―. ¿Dónde están mis gafas?

―¿De qué te ríes? ―Suiza busca en la mesa de noche las gafas de Austria... Sin éxito. El moreno se incorpora y trata de ver también.

―En serio, las necesito.

―Sí, ya lo sé ―el helvético se agacha y busca bajo la cama―. ¿Dónde las pusiste?

―¿Crees que si lo supiera estarías buscándolas? ―pregunta con burla, el rubio le echa una mirada asesina.

―¿Te las quitaste en algún momento o se te cayeron?

―Seguramente las lancé por ahí, me gusta romper mis cosas ―suelta con sarcasmo.

―Entonces dime en que momento te las quitaste ―contesta irritado.

―Me las quité en cuanto pensé que con las manos había más que suficiente ―se levanta―. ¿Puedes buscarlas mientras me doy el baño?

―Esa declaración me aclara absolutamente todo, Österreich,es muy útil ―el suizo se agacha del otro lado―. Báñate pues, yo las buscaré en TODO mi cuarto.

―Sí, supuse que con eso tendrías suficiente ―Austria se mete al baño ignorando el sarcasmo.

―Mmmmmh ―gruñe Suiza buscando atrás de la cómoda y arriba de la televisión intentando hacer un esfuerzo por recordar cuando fue la última vez que las vio, que se las vio puestas, en realidad... Mmmm ¿en el cuarto de Liechtenstein? No recuerda mucho más una vez que volvió con las fresas al cuarto. Sonríe.

El austriaco se mete a la ducha y canta, oh sí, y además lo hace que te cagas, oh, sí. Canta Nessun Dorma y pronuncia bastante bien en italiano.

Suiza sonríe y se ruboriza un poco al escucharle cantar. Joder, parece adolescente. En un golpe de suerte alcanza a ver que las gafas están puestas arriba del ropero. ¿En que momento logró...? Hace un esfuerzo por estirarse y alcanzarlos. Nada.

Verdammt!―se acerca a su escritorio y garabatea una nota para el moreno. Luego piensa que no la va a poder leer... Obvio, sin lentes. Mira el reloj, el hombre lleva sus buenos veinte minutos en el baño. Se acerca a la puerta y escucha, el agua sigue corriendo. Toca―. Österreich?―mira el reloj de nuevo, apurado.

―¿Si? ―pregunta Austria cuando ha terminado de cantar.

―Tus lentes están sobre el ropero. Voy a bañarme abajo o llegaremos tarde.

―¡Es cierto! ―exclama acordándose de cuando los dejó―. ¿Puedes bajarlos y dejarlos en la cama?

―¿... no puedes bajarlos tu? ―Suiza contesta irritado.

―Por supuesto, pero será menos arriesgado si lo haces tu.

―No creo... Bájalos tú, yo tengo que irme a bañar ―bufa entre dientes.

―Bien, si me caigo y me hago daño, aun llegaremos más tarde ―comenta como quien no quiere la cosa.

―¡No te vas a caer, Österreich! ¡Solo tienes que levantar la mano! ―protesta y luego mira el ropero. Quizás si se sube a la mesita que esta junto...

Se aleja de la puerta y valora las opciones. Sube un pie tentativo, la mesita parece aguantar. Mira a la puerta. Si va a hacer esto, va a tener que hacerlo rápido, lo ultimo que quiere es que el de las gafas vea que no alcanza.

Se sube y la mesita se tambalea un poco, pero resiste.

El austriaco apaga el agua y sale de la ducha dándole tensión a la escena.

Suiza se estira un poco. Ya esta a la altura de los lentes, pero la mesa esta lejos. Se estira más y escucha el agua cerrarse.

V...Verdammt! ―se estira más y pone un pie en un cajón. Toca los lentes. Jodido, Austria... Se pone de puntillas con el pie sobre la mesa y esta se tambalea―. Aaaahhh ―baja el brazo, seguro con impulso. Toma aire y gira a ver a la puerta.

El pianista, ajeno a todo y con mucha calma empieza a secarse. Cuando ve los calzoncillos que le ha dejado, los toma y se lo pone.

―¿Sabes? no podemos seguir intercambiándonos la ropa interior ―asegura mientras sale.

Entre el susto, lo que le esta diciendo de la ropa interior, el impulso y su torpeza, la mesa cede, volteándose y el pie del cajón se atora. Suiza cae ESTREPITOSAMENTE y el moreno le agarra antes de que llegue al suelo en un movimiento absolutamente instintivo.

―Directo a mis brazos, de nuevo ―sonríe―. ¿Se puede saber qué estás haciendo?

―Y... Yo... Yo... ―balbucea sonrojándose y se suelta incomodo―. Estaba... ―se gira y toma su toalla de encima de la cama. Luego señala los lentes―. Ahí están tus lentes, Österreich ―dice de la manera mas digna que puede.

―Será mejor que te des prisa, creo que ahora ya estamos llegando una hora tarde, como mínimo ―suelta levantando el brazo y poniéndose de puntillas para recuperar sus gafas.

―¿U... Una... UNA HORA TARDE? ¡me has dicho que era a las dos con cuarenta y tres! ―mira el reloj―. ¡Quedan veinte minutos!

―Una hora y veintitres minutos exactamente entonces.

Suiza se palmea la frente, desesperado.

―DETESTO llegar tarde ―dice entre dientes―. Debimos irnos antes si habías quedado a esa hora. ¡Háblale a Deustchlandahora!

Austria pone los ojos en blanco.

―¡Lo digo en serio! Estamos aquí haciendo... Cosas. ¡Y Deustchland esperándonos! Es descortés.

―Esta bien, esta bien ―concede―. Yo le llamo, solo apresúrate.

―¿Hallo?―contesta Alemania casi inmediatamente después de que empiece a sonar su teléfono.

Hallo.

―¿Österreich?―reconoce su voz―. ¿Están bien?

Ja, ja. No te preocupes. Como debes haberte dado cuenta... llegamos tarde.

Ja, llevan una hora y veinticinco minutos de retraso ―Alemania responde, contenido―. ¿Qué ha pasado?

Austria sonríe triunfador.

―Un pequeño problema de... apicultura con Liechtenstein. Nada realmente preocupante, pero teníamos que resolverlo cuanto antes. Schweiz está realmente avergonzado por... ―trata de no reírse― todo. En general.

―Oh... ¿Apicultura? No sabía que se cultivara miel en Liechtenstein ―comenta Alemania levantando las cejas―. Dile a Schweiz que esta bien, que acepto sus disculpas. ¿Cuánto más tardan?

―Esa es una buena pregunta. No mucho, ya estamos yendo para allá, en cuanto acabemos de... ―Austria golpea la puerta del baño―. ¿Te queda mucho?

―¡Voy, voy! Verdamnt, Österreich!―escupe Suiza al otro lado―. No puedo bañarme más rápido.

―Recogemos y venimos ―vuelve al teléfono. Alemania levanta las cejas.

―Mmm... Bueno, aquí los esperamos. No tarden, Italien esta muriéndose de hambre.

―Lo imagino, es una actividad común. Por cierto, dile a Ungarn que las fresas en el postre estarán bien, pero que sea sutil.

―¿Fresas? ―pregunta Alemania sorprendido―. ¿Cómo sabes que Ungarn ha comprado fresas? Ha salido corriendo hace un par de horas.

―La conozco como si hubiera estado casado con ella ―explica Austria. Alemania asiente con la cabeza.

―Supongo que tiene lógica. Bueno, no tarden.

Auf wiedersehen.

Alemania cuelga mientras Suiza sale del baño, quien se esta poniendo un calcetín y parece muy apresurado.

―¿Qué ha dicho Deustchland?

―Que acepta tus disculpas y que Italien está hambriento ―resume.

Mein Gott! No recuerdo haber llegado tarde desde... ―piensa un poco, agobiado―. ¿Nunca?

―Para todo hay una primera vez.

―Vámonos, ¡vámonos! ―pide brincando en un pie y poniéndose el zapato―. Verdammt!

Austria le sigue, con calma. Suiza toca la puerta del cuarto de Liechtenstein.

―Liechtenstein...―la nombra sonrojándose un poco por la conversación de antes, ella abre la puerta, y al verlos a los dos se sonroja también y sonríe tímidamente.

―Vamos a... Ir a comer a... Casa de Deustchland.

―Lo... lo sé... ―balbucea ella.

Bitte, pórtate bien. No abras ninguna puerta a ningún extraño ―le dice señalándola con el dedo.

―Sí... ¡sí! ―suelta primero asustada y luego como si fuera un soldado que siguiera la orden de su capitán, pero muy poco creíble.

―Bien, sabes donde están las armas, ¿verdad? Trae una contigo todo el tiempo.

―¡Sí! ―responde ella de nuevo―. Vo... voy a estar bien, bruder! no tienes de que preocu... preocuparte! ―insiste en el mismo tono poco creíble, Austria levanta una ceja.

―Recuerda el entrenamiento ―estira la mano para hacerle un cariño en la cabeza y en el camino vuelve a arrepentirse y se rasca la cabeza―. Auf viedersein, Liechtenstein ―le sonríe un poco. Ella le sonríe amablemente.

―Pásalo bien, bitteschön ―se despide cuando el rubio se gira y camina hacia las escaleras.

Austria hace un gesto con la mano a Liechtenstein para despedirse y ella se lo devuelve antes de que se de la vuelta para seguir a Suiza.

Österreich! ―le apresura.

―¿Qué? ―sigue con calma.

―¡Apuuuuurale! ―le urge bajando las escaleras corriendo, tomando las llaves y abriendo la puerta.

―Ya estamos llegando tarde, no vendrá de cinco minutos ―comenta mientras sigue bajando con la misma parsimonia, o quizás más.

Mein Gott! ―protesta echándole una mirada asesina.

―¿Tienes los chocolates?―pregunta cuando llega abajo.

―Están en el coche... Supongo. ¿O tú los bajaste?

―Por supuesto que los bajé, compré más cosas, ¿recuerdas? y... las usamos, ¿recuerdas?

Y Suiza se sonroja por que recuerda, oh, sí, claro que sí.


Glosario de terminos

Mein gott: Dios mío
Deustchland: Rubio, ojos azules, eficiente, sobremusculado, parece ser el único que tiene dinero... luego dicen que Italia es tonto. Pena que tenga el mismo registro de expresiones diferentes de Daniel Radcliffe (o lo que es lo mismo, una piedra). También tiene la sensibilidad de una piedra.
Österreich: Moreno, irritante, pedante, egoista y cabrón. Pero sabe tocar el piano y hacer Applestrudel, aunque nadie se explique como no le pidió a alguien más que lo hiciera en su lugar.
Verdammt: Maldita sea (esas cosas no se dicen, Suiza)
Hallo: Hola
Ja:
Schweiz: Rubio, malhumorado, histérico, de gatillo fácil y neutral (o eso quiere hacerle creer a todo el mundo) Posee una gran cantidad de premios por la paz que no dudará en usar para reventarle cabeza a cualquiera que perturbe la suya.
Italien: Le gusta cantar, comer, beber y dormir. Así que canta, come, bebe y duerme. Y sigo diciendo, en serio, ¿la gente le considera tonto? ¿WTF?
Ungarn: Morena, bastante maternal, bastante salvaje, fujoshi hetaliana por excelencia (Cuidado, tiene una cámara)
Auf wiedersehen: Hasta la vista
Bitte: Por favor
Bruder: Hermano


Cada vez que lees y no comentas, un gatito cruza la frontera Suiza... y Suiza no tiene piedad.