Disclaimer: Los personajes aquí usados no me pertenecen. Son propiedad de la CW y de la escritora L.J Smith.

Resumen: Venganza. Que bien sentaba cobrarse la vida de aquellos que habían acabado con la de su propio hermano. Error, terrible error. ¿Acaso no pensaron en las consecuencias? ¿Creyeron que él se quedaría de brazos cruzados? Él era Klaus Mikaelson, y nadie, absolutamente nadie podía desafiarlo de esa manera. Sangre por sangre, ambos pagarían.

Palabras usadas: 496.

Aviso: +16.

Este fic participa en el Reto Especial "Todos tenemos un lado oscuro" del foro The Vampire Diaries: Dangerous Liaisons

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Vindicta.


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Plic.

Pequeña, negra y espesa, una gota cayó al suelo. Precedió poco después a otra. Y otra. El irritante goteo era el único sonido perceptible en la habitación, ese y el de la respiración agitada a sus espaldas.

Plic.

La vida de su víctima ya hacía siete minutos que se había esfumado, pero el sangrado no cesaba. Aun quedaban varios litros de sangre en su organismo. La estaca clavada en su estómago estaba sirviendo de tapadera. Si la sacaba, un gran chorretón de sangre saldría de la fatal herida.

Plic.

Con cada pequeña gota derramada, mayor se volvía el charco a sus pies, teñido de ese delicioso y familiar rojo escarlata.

El color de la venganza.

Klaus sonrió observando su obra maestra.

– No hagas esto. Klaus por favor – sollozó una voz masculina a sus espaldas, en un tono desgarrador, aunque Klaus lo conocía lo suficiente para saber que aún conservaba una pizca de esperanza.

Una pequeña parte de él (diminuta, casi insignificante) esperaba que el híbrido detuviera todo aquello.

Quizá tenía la esperanza de que en él aun quedara bondad.

Perdón.

Compasión.

Se equivocaba.

El híbrido se dirigió hacia Stefan.

Sus ojos estaban negros. Sus manos manchadas de sangre, y su cuerpo y mente esclavos de la compulsión.

– Sabes lo que tienes que hacer.

– Por favor…

Sus pupilas se dilataron.

– NO. ME. REPROCHES. Haz lo que te he dicho. – Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa. – …Mata a Elena.

Tras eso, una lágrima resbaló por su mejilla. Obligado por la compulsión, sus pies le traicionaron.

Klaus lo miró una última vez de reojo y le dio la espalda cuando su silueta se perdió en la oscuridad de la noche. Las húmedas hojas del bosque pudieron amortiguar sus pisadas, pero de ser así, el híbrido podría escucharlas de todas formas. En un parpadeo, Stefan se había ido.

Obviamente después de aquello le haría olvidar a Elena. No había necesidad de hacer sufrir a Stefan, pero ahora necesitaba que él hiciera el trabajo.

Quería que Elena muriera en sus propias manos. Que supiera que su amor, por muy puro que fuera, nunca lograría ganar a la compulsión. Stefan estaba bajos sus ordenes, su amor por ella no la salvaría.

Casi podía oírla desde allí...

''Stefan, este no eres tú, puedes luchar, puedes ganar''

Necia chica.

Ahora conocería el verdadero sufrimiento, y nada más y nada menos que en las manos de su gran amor. ¿O era ese Damon?

Oh, ¿Qué más daba?

Plic.

Klaus observó al cadáver colgando de las cadenas. Cubierto de sangre, su rostro estaba irreconocible. El menor de los Gilbert.

Él había perdido a un hermano. Ella también. Sangre por sangre, era lo justo. Elena pagaría su insensatez con su vida.

¿En qué estaba pensando? ¿Creyó que matarían a su propio hermano y él los iba a dejar irse de rositas?

Necios idiotas.

No lo conocían.

Klaus respiró hondo, el olor a sangre inundando sus fosas nasales.

– Mmmmm… ¿Hueles eso, Kol?

Odor vindictae.


El olor a venganza. Yass. Torturar a alguien hasta la muerte es casi tan satisfactorio como decir ''te lo dije''.

Klausy cariño, no soy una experta en relaciones, pero me da a mi que después de esto Caroline te hará dormir en el sofá durante mucho tiempo.