Prólogo
En el instante en el que Sante Prince llegó al mundo, su madre, Isadora Prince supo que su hijo era muy especial.
No sólo porque carecia por completo de cualquier parecido con su padre, tampoco por el mechon de cabello rubio que sobresalía en su cabecita, mucho menos por la piel un tanto morena. No.
Isadora Prince supo que su primogénito era especial porque no parecía tener una sola pizca de poder mágico en su cuerpo pequeño. Sin embargo, exudaba un poder y fuerza muy diferentes.
La mujer de cabello negro se dió cuenta en el momento que la sanadora le entregó a su hijo, que éste sería mucho más que un pobre squib, que a pesar de que jamás le llegaría su carta de Hogwarts, ese pequeño bebé rubio lograría grandes cosas y sería un hombre al cual admirar.
