En medio del trafico de la ciudad y las calles transitadas, pasaban carros y distintos colores. En un carro plateado y lujoso en frente iba un hombre de tez pálida y cansada con bien peinado cabello blanco atento al semáforo brillando de color rojo; y atrás iba en los asientos traseros un niño de aproximadamente 6 años de cabello blanco y ojos azul marino rozando a púrpura,observando interesado como en las islas de las calles personas deambulaban pidiendo limosna y limpiando vidrios.

El iba en camino a su escuela, un preescolar privado y su padre, Weisslogia Eucliffe, lo dejaba cada día e iba al trabajo. El era Sting Eucliffe, el hijo de un importante empresario y dueño de las industrias Sabertooth.

-Sting, ve tomando tus cosas- anunció su papá mientras una niña de pelo blanco pedía limpiar el parabrisas del carro y el hombre negaba y la niña se alejaba.

Sting asintió mirando como en una de las islas junto a su carro descansaba una niña peliblanca, pálida y cansada muy similar a la que se retiraba ahora de su carro, se sintió mal por ellas y poco a poco tras el cambio del semáforo las niñas desaparecieron de su vista..

El auto paro frente a un imponente edificio de paredes blancas y enormes puertas ocre y el el rubio se bajo, el auto se alejo y sting entro al salón, y allí se acerco a un chico de cabello negro y mirada alegre quien de algún modo era su mejor amigo.

El día paso rápido , no hicieron mucho pero todo lo que hicieron fue divertido, al menos para el, se despidió del pelinegro al encontrar a su padre sonriendo en la entrada y empezó a darle una historia de su día mientras el auto se dirigía a la mansión donde vivían.

De nuevo el auto paro en el semáforo y la misma niña peliblanca pidió limpiar los vidrios y Weisslogia volvió a negar. El niño fruncio el ceño y miro la ventana.

- papá, por que no les das dinero- pregunto

-por que deben trabajar, además los vagabundos solo gastan en cosas malas- respondió, el semáforo cambio a verde y el carro se alejo con el chico mirando el rostro cansado y preocupado de la a la mansión donde su madre lo recibió con los brazos abiertos.

Desde aquel día sting observaba siempre a las albinas en el semáforo con cada día, mes y año que pasaba, al comienzo la menor solo miraba con enormes ojos ámbar luego siguió a su hermana mayor y limpiaba vidrios, según lo que el creía, la menor tenia su edad y la mayor aproximadamente tres o dos mas.

Tiempo había pasado desde que las vio por primera vez cuando tenia 6 años, ahora tenia 11. Su cabello que antes era blanco ahora era rubio platino. Le extrañaba que desde hace tantos años no se hubieran ido.

A pesar de los años su vida siempre siguió igual, su madre estaba en casa siendo cariñosa y amable, su padre trabajando usualmente siempre siendo formal, tenia amigos y todo lo que quería, de algún modo se sentía mal por aquellas chicas que no tenían nada, pero jamas le hablo, tenia un chofer privado así que no había necesidad de caminar por alli.

Su vida siempre había sido perfecta solo que un pequeño giro, un pequeño día cambio el rumbo de sus acontecimientos diarios.

Como usual iba en la limusina , desde hacia 3 años su padre había dejado de llevarlo y le dio una limusina y un chofer. El semáforo marco en rojo y como de costumbre poso la mirada en las mismas chicas de siempre, se percato de algo que lo extraño, solo estaba una, la menor, que merodeaba entre los carros buscando algún carro que la dejara lavar el parabrisas.

Fue cuestión de segundos pero el chico cruzó miradas con ella, el sonrió y el semáforo encendió en verde y después de unos minutos mas de recorrido llego al colegio, allí en el frente lo esperaba su amigo pelinegro.

-llegue! Ahora vámonos!- exclamó el rubio bajando

-si, como sea...-respondio

-oh rogue! Que te pasa!?- pregunto bufando la actitud de su amigo

- nada cabeza de gel- respondió mostrando una sonrisa de lado, sting golpeo su hombro, su cabello rubio estaba totalmente peinado hacia atrás con gel, no es que le gustara, su padre lo hacia peinarse así
-c-callate y dejate crecer el pelo! Te ves raro!- refuto sting jalando la puerta del salón de clases. Desde que conoció a rogue su cabello siempre había estado muy corto casi rapado.-oí! Que te pasa! Estas raro!-

Rogue le dedico una mirada seria, una que jamas había visto en el antes, lo alarmó al menos un poco.
-oye deja las idioteces! Que te pasa!-rogue lo miro segundo y bajo la mirada

-me voy de la escuela, sting, hoy es mi ultimo día- respondió el pelinegro, sting se quedo atónito -mi padre esta enfermo y me iré a vivir con el

-acaso eres estúpido! Tu vas a quedarte! Y mas te vale que lo hagas o te dejare calvo! Mas de lo que ya estas!- le grito sting, rogue río - jura pedazo de idiota que mañana estarás aquí!- rogue asintió con la cabeza

El resto del día rieron y olvidaron lo que paso en la mañana de ese día.

La mañana que siguió, sting llego al colegio, su amigo no estaba alli, y el lo espero.

rogue jamas Llego...ni ningún otro día de los que siguió...