CAPITULO 1: ACCIDENTE
-¡Maldición!-temari golpeo el volante con una mano enguantada y contemplo el paisaje blanco que la rodeaba. Los copos de nieve se habían apilado con delicada insistencia sobre el cristal hasta que los limpiaparabrisas no pudieron eliminarlos. Temari bajo la ventanilla y extendió un brazo para tratar de quitar la nieve. El campo blanco se extendía en kilómetros a la redonda. Debía de haber tomado la dirección equivocada en la bifurcación de la carretera unos siete kilómetros atrás. Ahora, desde su punto de observación en la cima de un monte, no distinguía señal de vida alguna. Y la pálida luz de diciembre desaparecía en el cielo. Que tonta había sido saliendo durante el peor invierno que se recordaba. Nunca debió dejarse convencer para aceptar ese trabajo. Al vivir en Londres, había olvidado lo vulnerable que puede encontrarse un ser humano en plena naturaleza. En especial cuando ese ser humano iba en busca de un hombre como Shikamaru Nara. Shikamaru. Pensó en la fotografía que aparecía en los recortes de prensa que llevaba en su bolso y volvió a maldecir. Un poco de nieve no le impedirá obtener lo que buscaba de ese hombre. En especial cuando ya esta tan cerca. Tan tentadoramente cerca. Cerró la ventanilla y se coloco las manos entre las piernas para calentárselas. No recordaba haber pasado frio en toda su vida. ¿Dónde estaba su casa? Debía de encontrarse a corta distancia. Solo tenía que seguir ese camino y pronto llegaría. Pensar en la habitación que tenía reservada en el hotel fue definitivo para temari. Piso el acelerador y las ruedas derraparon sobre el hielo. Comprendió que iba demasiado deprisa para rectificar y sin aliento vio que el coche caía en un banco de nieve. Al principio, después del impacto, un silencio absoluto la rodeo. El cinturón de seguridad impidió que saliera proyectada por el parabrisas, y, atónita, presto atención a los pequeños detalles que antes le habían pasado desapercibidos. Como el suave tic-tac. Del motor conforme se enfriaba, el sonido más audible del reloj en el salpicadero y el chirriar de unos pasos que se acercaban.
-¿estas bien? – pregunto una vos tranquila, y temari se sintió aliviada. Abrió la ventanilla y fijo la vista en dos ojos oscuros en un rostro oculto a medias por la capucha de una chaqueta.
-estoy bien-manifestó temblorosa, no atreviéndose a decir mas. A decir verdad, estaba algo mareada.
- muy bien. Saquémosla de aquí entonces, antes de que se muera de frio- el hombre abrió la puerta y se inclino para ayudarla a soltar el cinturón de seguridad. Temari se estremeció, victima de una sensación primitiva e incontrolable. La sorprendió su reacción ante un desconocido. Temari no sabaku siempre controlaba sus sentimientos. El cinturón que do suelto y el desconocido se aparto un poco, todavía mirándola a los ojos.
- ¿trae algo más abrigado?
-tengo ropa en el maletero.
- ¿las llaves?
Ante su propio asombro, temari se descubrió retirando las llaves del motor de arranque y escogiendo la llave indicada para abrir el maletero. ¡Las llaves de su coche! Estupefacta, lo vio tomar el llavero y desaparecer tras dirigirle una breve sonrisa. Temari lo vigilaba preocupada por el espejo retrovisor. No sabia de quien se trataba. Podría ser un ladrón o algo peor. La puerta del maletero de levanto y lo oculto de su vista. Temari se mordió el labio. No era un hombre ordinario, de ello estaba segura. La puerta del maletero se cerró y los pasos volvieron a acercarse.
-¿esta segura de que sabe donde esta? – la voz del desconocido tenia un tono divertido que hizo que temari cerrara los ojos.
-¿a que se refiere?-pregunto. Aborrecida que se burlaba de ella.
-al contenido de su maleta. Parece como si pensara que aquí se encuentra en una zona tropical. No hay nada allí que le pueda servir de abrigo. A menos, por supuesto, que sea de sangre caliente-sus ojos tenían una expresión burlona y temari apretó los labios.
-lo que yo decida ponerme no es asusto suyo.
-lo es si se muere en mis manos-le indico con frialdad-. Nos espera una larga caminata –temari observo su rostro encapuchado y su corazón dio un vuelco. ¿Qué era lo que el se proponía?
-no sea tonto –replico, tratando de parecer mas valiente de lo que se sentía-. No iré a ninguna parte con usted.
- pues tampoco ira a ninguna parte sin mi-respondió el-. Su coche no funciona.
-eso es lo que usted cree-protesto temari-. Puedo arreglármelas sola, así que si me devuelve las llaves, seguiré mi camino.
El hombre le entrego el llavero sin dejar de mirarla.
-¿no tiene un lugar a donde ir?-pregunto molesta, haciendo girar la llave de encendido. No sucedió nada y el siguió observándola. Volvió a intentarlo, consiente que no le quitaba la vista de encima. Pero antes de que pudiera hacer girar la llave de nuevo, el desconocido abrió la puerta.
-salga del coche.
-por supuesto que no-replico con furia.
Los ojos oscuros que la contemplaban brillaban con enojo. Una mano fuerte la tomo por el codo y la hizo bajar del vehículo. Temari quedo tan cerca de el, que sentía el calor de su cuerpo. Se soltó de su mano.
-váyase-le dijo con toda la firmeza de la que pudo hacer acopio-. No lo necesito.
-en este momento me necesita mas de lo que tal vez a necesitado a nadie en su vida – le indico el con firmeza.
-lo dudo – respondió ella-. Todo lo que necesito en este momento es tratar de resolver mis problemas yo sola. Le daría las gracias por ayudarme, pero dado que no ha hecho nada mas que insultar mi selección de ropa, le agradecería que desapareciera con la misma rapidez con la que ha llegado- se volvió para subir al coche. Tal vez en esa ocasión el entendería el mensaje.
- que kami me libre de las mujeres problemáticas.
-¿Cómo ha dicho?- temari se volvió.
-he dicho que nunca he conocido a una mujer mas problemática en mi vida, pero ya estoy harto de sus desplantes. Tengo frio, tengo hambre y un fuego agradable me espera en casa. Además, ya me he hartado de ver como hace el tonto.
- entonces, deje de mirarme-replico temari-. No necesitó publico para poner en marcha un coche.
-nunca lo pondrá en marcha – declaro el, tajante-. Aun cuando no hubiera ahogado el motor con esa ridícula exhibición de orgullo femenino, se quedará aquí hasta congelarse en espera de que se moviera.
- se conducir – le replico ella.
- lo dudo. En especial cual el eje delantero esta roto. Hágase un favor y deje de discutir.
- puedo arreglármelas sola – insistió temari, fingiendo una calma que estaba muy lejos de sentir-. Tengo habitación allí por mis propios medios, no puede estar a mas de un kilometro de distancia – apunto hacia el valle, esperando con desesperación estar haciéndolo en la dirección correcta.
- el único alojamiento que encontrara en esa dirección son los criaderos de Ralph mugen y creo que preferiría mi compañía a sus muy finos cerdos – le indico el desconocido con una sonrisa. Temari abrió la boca, pero antes de que pudiera decir nada, el se adelanto y cerro la puerta del coche.
- tal vez no le importe morir congelada – comento el-, pero a mi si. Vamos, puede, puede llamarme todo lo que quiera mientras caminamos.
-no se quien es usted – le indico temari, con voz débil.
- en efecto- contesto el-. Si fuera un asesino o un violador, no podría escapar de mí de cualquier forma, así que mas le vale venir conmigo y rogar que no pase nada.
-no confió en usted – respondió temari de manera automática.
-no le he pedido que lo haga. Ni yo mismo iría tan lejos – en sus ojos había una sonrisa.
-¿Dónde esta su casa?
- en un sitio mucho mas cercano que el León Rojo – contesto el. Quitándole las llaves, cerró el coche y se volvió para mirarla. Su alborotada melena rubia, del color del sol que bañaba los montes detrás de ellos, caía como un rio de luz por su espalda. Pero su rostro, normalmente tan expresivo, estaba pálido por el frio. Su atuendo, tan apropiado para una oficina, no le ofrecía ninguna protección contra las bajas temperaturas. Empezó a temblar sin control.
- ¿no tiene un abrigo?
-en el asiento posterior con mi bolso – logro decirle ella entre el castañeteo de sus dientes. El regreso al coche, le entrego el bolso, pero miro molesto la chaquetilla de cachemir.
- ¿a esto llama un abrigo?
-¿que tiene de malo? – Manifestó temari con impaciencia-. Es de muy buena calidad.
- y de la talla de una enana – declaro el, recorriendo su esbelto y bien proporcionado cuerpo-. Descripción a la que usted no se ajusta.
Temari vio como empezaba a quitarse la chaqueta de piel de borrego. La capucha cayó de su cabeza y ella se quedo boquiabierta al contemplar por primera vez con claridad su rostro del desconocido. Fuerte, bronceado, de pómulos prominentes y pelo oscuro sujetado a una coleta. No era posible que fuera el.
-no… no se como se llama – manifestó al fin.
- es inútil que le de mi chaqueta – le indico el, ignorando su pregunta-. Es demasiado grande y muy pesada para usted, pero esto le hará mantener el calor. Se quito el jersey grueso y se lo entrego. Temari observo la fuerte columna de su cuello, expuesto por el cuello abierto de la camisa, sus amplios hombros y su cintura estrecha, antes de comprender que lo estaba mirando como una tonta. El la observaba con diversión, como si le estuviera leyendo el pensamiento, y la gruesa lana del jersey todavía estaba caliente por el calor del desconocido. Temari se lo puso y de inmediato se sintió mejor. Lo vio voltearse a poner la chaqueta.
- ¿esta bien? – pregunto el.
-Sigo sin saber su nombre - le indico ella en voz baja, temerosa de recibir la respuesta que sabría que obtendría.
-¿y?
- me esta pidiendo que camine por un campo nevado con usted – le indico con tono ligero-. Me gustaría saber como se llama.
- Nara - le indico el bruscamente, y al ver su expresión de asombro, sus rasgos se suavizaron-. Pero mis amigos me llaman shikamaru – la observaba con cuidado-. ¿Eso se significa algo para usted?
- no – le indico ella con su mejor tono de fingida inocencia-. ¿Debería decirme algo?
Shikamaru. Estaba en lo cierto. En persona era más atractivo, pero era el. El hombre al que buscaba desde hacia seis semanas. Apretó los dedos alrededor de su bolso y el corazón le dio un vuelco al recordar la despreocupación con la que se lo había entregado. No quería pensar en lo que el diría si viera su contenido, o peor aun, si descubriera quien era ella.
-¿y bien? – la observaba con una sonrisa ligera en los labios.
-¿y bien? – repitió, incomoda por las mentiras que tendría que decirle.
- ¿no crees que debes decirme tu nombre? – pregunto el en vos demasiado suave-. Después de todo, vas a cruzar los campos nevados conmigo y considero que debo saber quien eres. Para mi propia protección, naturalmente.
El ligero tono de burla de la primera pregunta de temari habría sido divertido si no la hubiera colocado en una posición desesperada, el nunca debía averiguar su nombre verdadero. De otra forma, era probable que la llevara hasta el primer montículo de nieve que encontrara y la dejara allí. Pero si lograba hacer que confiara en ella, se encontraría frente a la más importante oportunidad de su carrera.
-¿Mi nombre? – repitió, insegura-. Oh – dijo tan despreocupadamente como pudo, mientras pensaba en que nombre podía darse-. Soy Megan, Megan Bryan.
- un nombre muy anticuado – comento el.
-para una chica anticuada – agrego ella con una sonrisa.
El había extendido una mano y sus dedos le acariciaron la mejilla antes de descender a su cuello.
-Lo dudo – el pulso de temari se acelero, provocando su sonrisa-. Bueno, esto es interesante… tu sistema circulatorio funciona bien.
-emprendamos el camino, ¿te parece? – temari se dio una vuelta y empezó a caminar. Después de unos pasos se dio cuenta de que el no la siguió. Al volverse lo descubrió todavía junto al coche.
-¿y bien? – le exigió-. ¿No vienes?
-esa es la idea – acepto el-. Pero sucede que mi casa esta por aquí –girando sobre los talones, emprendió la marcha en dirección opuesta. Temari maldijo entre dientes y, resbalándose sobre la nieve, trato de correr tras el. Shikamaru se detuvo para esperarla.
-¿crees que podrás? –pregunto el. Ella asintió. Tendría que hacerlo-. De acuerdo, no debe llevarnos mucho tiempo – la tomo de la mano como si la hubiera conocido toda su vida, y, todavía asombrada por el descubrimiento de su identidad, temari lo siguió sin protestar. Ese trayecto permanecería largo tiempo en la memoria de temari como una verdadera pesadilla. Había oscurecido por completo cuando llegaron a casa de shikamaru. Pero había dejado de sentir sus pies como bloques de hielo mucho antes… ya no los sentía. La única sensación que tenía era la de una pesadez extraordinaria al final de las piernas. El aire helda la calaba hasta la medula de los huesos. El frio le causaba un dolor intenso en los pulmones. Tenía los parpados tan pesados como si fueran de plomo y acabo caminando con los ojos cerrados, firmemente asida de la mano de shikamaru. Quería que la soltara para acostarse y dormir en la blanda nieve.
-¿Megan? – la voz parecía venir de muy lejos. Algo la hizo volver a la realidad. ¿ A quien le hablaba? Ella se llamaba temari-. Megan, despierta – la mano de shikamaru estaba sobre su brazo, sacudiéndola-. Megan, ¿me oyes? – ella asintió-. No debes dormirte. ¿Comprendes? – le costaba mucho trabajo contestar, pero sabia que tenia que hacerlo. Asintió sin hablar. El volvió a sacudirla, esta vez con mas fuerza-. Contéstame.
-vete al diablo-murmuro ella con voz gruesa, shikamaru se rio e, inclinándose, la beso en los labios. Fue como una descarga eléctrica en su organismo. Temari abrió lo ojos y un calor súbito invadió su cuerpo. Shikamaru la besaba como si tuviera todo el tiempo del mundo. Su mente le decía que lo apartara, pero su cuerpo no la obedecía. El recuerdo del contacto en su cuello cuando le soltó el cinturón de seguridad, despertó todas las emociones que la chica creía que existían en los libros. Comprendió que le resultaba muy fácil caer en los brazos de ese hombre. Se pregunto si la besaría si supiera quien era en realidad. Luego, cuando la acerco a el, colocando los dedos cálidos en la nuca, temari cerro su mente a las advertencias de peligro y respondió con pasión.
-no esta mal para una chica anticuada. Pero he descubierto que este tratamiento nunca deja de producir resultados.
-¡eres un arrogante!
-solo lo he hecho para despertarte – en sus ojos había una expresión divertid-. Tengo la impresión de que he tenido éxito, ¿no es así?
Temari abrió la boca para protestar, pero el la tomo de la mano y la obligo a seguirlo.
-ya no falta mucho – le dijo en tono alentador-. Cuando lleguemos podrás decirme lo que piensas de mí frente al fuego de la chimenea.
- siempre y cuando estés dentro del fuego – replico temari-. Y que pueda asarte, moviéndote con un trinchador bien afilado.
La casa de shikamaru era una construcción baja y alargada en un pequeño vale. Se detuvieron un momento ante la reja de entrada.
-ya no esta lejos – repitió shikamaru, haciendo crujir la grava helada.
Temari se detuvo un momento antes de seguirlo. Ahora estaba en sus terrenos y una duda la atormento. Estaba engañando a un hombre que tal vez la había salvado de morir congelada. Pero luego pensó en lo que sabia de su pasado y movió la cabeza impaciente. Después de todo lo que había hecho, unas mentiras por su parte carecían de importancia. No podía fracasar. La felicidad de muchas personas esta en juego. Pero tendría que tener cuidado. Al acercarse a la casa, temari distinguió a través de unas ventanas el brillo de una luz pálida. A lo lejos un búho ululo y luego renació el silencio. Temari pensó en un cementerio y se estremeció. Dejaba que su imaginación volara como de costumbre. Luego se sorprendió. ¿La engañaban sus ojos o algo se movía entre las sombras? Contuvo el aliento al distinguir una piel manchada y dos ojos brillantes. Apunto sin hablar y tiro de la manga de shikamaru.
-mira –logro decirle-. Santo cielo, ¿hay un circo cerca de aquí? Debe ser un león que se ha escapado –parecia que su corazon había dejado de latir. De pronto, era maravilloso estar cerca de shikamaru. Busco su mano y el de inmediato la tomo.
-no hay nada allí. ¿Qué es lo que has visto?
Temari abrió la boca, pero lo que estaba apunto de decir se congelo en su garganta al ver a la enorme bestia salir de las sombras del tejo y correr hacia ellos. Saltaba con las fauces abiertas.
-conor, grandísima bestia, ¿Dónde diablos estabas? –shikamaru hundió las manos en la espesa piel y coloco el rostro contra las fauces del animal, que apoyaba las patas delanteras sobre sus hombros-. Bájate, viejo. Vaya león, ¿eh?
- mas bien me parece un elefante pequeño – manifestó temari, haciéndose aun lado para no ser golpeada por la cola que batía furiosamente-. Ningún perro crece hasta ese tamaño.
-es casi un irlandés legitimo –respondió shikamaru-. Tal vez sea tu pariente por vía materna.
-¡maldito…! –jadeo temari al oír el insulto.
-olvídalo – le indico el-. Es a conor a quien tienes que agradecer el que te encontrara. Se escapo y salía a buscarlo cuando vi tu coche – sostenía al perro por el collar con firmeza, y con la mano libre, saco algo del bolsillo de la chaqueta-. Vamos, atrapa esto - temari atrapo las llaves que l le arrojo y lo miro intrigada-. Ve a la casa y abre la puerta mientras yo me ocupo de conor. Duerme en el establo
-pensé que necesitarías una enorme llave de hierro para abrir la puerta de entrada a este lugar – comento temari al ver el manojo de pequeñas llaves que le había entregado shikamaru.
-así era, pero una llave tan grande me rompía los bolsillos del pantalón – le indico shikamaru empezando a alejarse. Asombrada, temari lo vio desaparecer, shikamaru le havia entregado la llaves de su casa. Estaba deseando ver la reacción de los otros periodistas cuando se enteraran. Nadie la creería. La puerta se abrió con facilidad y temari paso al interior de la casa pensando que estaría bien inspeccionarla con rapidez. Pero, ¿Cuándo tardaría el en llegar? Temari dejo las llaves en la mesa del vestíbulo y se dirigió a la puerta más próxima. Daba a una sala con vigas en el techo y con la chimenea lista para ser encendida que shikamaru había mencionado. Decidió abrir una puerta más. La esta abriendo cuando oyó unos ladridos y algunos gritos que parecían indicarle que shikamaru (había muerto D=) la llamaba por su nombre. Volvió a salir y cerró la puerta con cuidado. Shikamaru daba la vuelta a la esquina de su casa en ese momento.
-¿ me has llamado? – pregunto ella.
- no, Megan. Conor ha decidido ir en busca de un conejo y e decía que podía irse al infierno si volvía a hacerme uno de sus trucos.
Temari se mordió el labio y se miro los zapatos antes de descubrir que shikamaru la observaba con atención.
-vamos – le indico el, impaciente.
-¿vamos, que? – repitió ella, desconcertada.
-las llaves, mujer. Dame las llaves. Me estoy congelando.
-las he dejado en la casa – le indico ella despacio al darse cuenta de la enorme tontería que había cometido-. Y he cerrado la puerta para que no saliera el calor.
Se dispuso a recibir la mayor reprimida que hubiera oído en su vida por su estupidez, pero para su asombro, vio a que shikamaru se quitaba la chaqueta.
-Quítate el jersey – le ordeno.
-¿Qué?
-hazlo – le indico el-, o nos quedaremos aquí toda la noche.
Temari se quito el jersey y shikamaru se lo puso. Ella se estremeció bajo el visto gélido y shikamaru le entrego la chaqueta.
-póntela. No puedo usarla para escalar las paredes, pero te mantendrá caliente mientras yo veo la forma entrar.
-¿subir a donde? ¿no es mas fácil romper una ventana aquí abajo?
-son cristales de seguridad – le replico el, molesto-. Y todos los tiradores tienen seguro.
-que consiente de la seguridad eres –comento ella con amargura.
Podría decir lo mismo de ti – le replico el-. Solo que me parece que no quieres que nadie entre en la casa, incluyéndome a mi.
-lo siento –murmuro, ruborizándose-. Me lo merecía.
-creo que mereces mas que eso –le indico el en voz baja-. Como una buena sacudida, para empezar.
-yo no pedí que me trajeras aquí –le grito ella, alterada-. Prácticamente me obligaste a ello. No me agrada que nos hayamos quedado fuera, pero es tu culpa; no debiste gritar así. Eso me distrajo.
-muy imprudente por mi parte.
-y no veo por que tienes que trepar por la pared de la casa de noche como un acróbata. Podríamos dormir en el establo y llamar al cerrajero mañana.
-¿Qué sugieres que usemos para llamarlo… señales de humo? –replico el-. No me digas que piensas hacerlo prendiendo fuego al granero -se acerco y la observo con aire amenazador-. ¿Que sucede? ¿De pronto has recordado que nos has traído gasolina o algo inflamable?
- yo… yo… -temari se esforzaba, pero en realidad no podía competir con su hiriente sarcasmo. Shikamaru la observo en silencio un momento antes de tomar un mechón de su pelo entre los dedos.
-aunque debo admitir –apunto con tono suave-,que la idea de abrazarme contigo entre la paja, suena atractiva.
Temari se separo de el con el pulso acelerado.
-¡preferiría abrazarme a un cocodrilo!
-eso es lo que temía –respondió shikamaru-. Así que, si no te importa, trepare sujetándome a la tubería del desagüe para entrar en la casa.
