Nadir

Advertencias: rape, Universo Alterno, muerte de personajes, lemon, personajes nuevos. Tiene clasificación M, no me hago responsable si menores de 18 años entran a leer.

Parejas: SasuHina y las que resulten.

Declaimer: si los personajes de Naruto fueran míos, serían mis esclavos y los obligaría a hacer el ridículo en un fanfic (¡esperen! Eso ya lo hago XD), pero son del tío Kishimoto.

Resumen:

Después de tres años en Inglaterra, Sasuke vuelve a Tokio. Quiere tenerlo y experimentarlo todo, sin importar que para eso tenga que llevar dos vidas, antes de que Akatsuki lo reclute a él y a otros nueve desconocidos.

Al mismo tiempo, Hinata quiere cambiar, así que decide apartarse de su clan, vivir sola y trabajar. Descubrirá que la vida es muy cruel.

―Hablan.

"Pensamientos."

... Cambio de situación.

Apellido Nombre.

1. Vidas diferentes.

Opening: "Hitohira no hanabira" de Stereopony.

ÉL SENTÍA QUE ERA EL REY DEL MUNDO.

A los dieciocho años ya tenía prestigio, dinero, una cara bonita, sirvientes que harían lo que sea por él y toda la independencia que cualquier adolescente pudiera haber deseado; él sabía que lo tenía todo y nunca imaginó que la vida se lo iba a arrebatar.

Porque ni los poderosos se salvan de su destino, ¿verdad, Uchiha Sasuke?

Hinata no podía creer que estaba ahí, justamente como si un sueño se hubiera hecho realidad.

Ahí iban su niñez, su adolescencia, sus miedos y su dependencia a su familia. Todo había quedado en un pasado detrás de ella y ahora estaba ante un futuro con las puertas abiertas. Ahora podría llamarse una universitaria hecha y derecha.

Ella suspiró y abrió la puerta del automóvil de su familia. Dudó en salir.

―Hinata-sama―ella volteó y vio a Kou, su chofer, sonriéndole con amabilidad―, buena suerte en su primer día en la universidad.

Se le hizo un nudo en la garganta. Kou-san siempre era tan bueno con ella...

Hinata asintió porque si hablaba podría empezar a llorar de emoción. Su mano derecha apretó su teléfono celular y la izquierda empujó levemente la puerta.

Cuando salió, se enfrentó con la fachada de la universidad, detrás de la cual estaban una serie de edificios rodeados por árboles frondosos y altos, y decenas de jóvenes que también iban a los cursos de preparación. Esa era Ciudad Universitaria, los edificios de la universidad Konoha. La fachada constaba de una gran fuente en medio de un pequeño distribuidor automovilístico, rodeada por las letras "Konoha" esculpida en bloques de cemento, detrás de ella había un gran arco con controles que permitían la entrada a los automóviles en diez carriles y, en cada lado, habían pequeños arcos para peatones.

Hinata avanzó con pasos vacilantes y sólo hasta que echó un vistazo a su alrededor notó que al menos una docena de personas la miraban con interés despectivo. Hinata se sonrojó. Seguramente la habían visto bajar de un automóvil último modelo con chofer, seguramente pensaban que era una niña presumida, seguramente la creían una chica fresa.

"Oh, no."

―Si no quieres ganarte enemigos gratis, será mejor que ya no vengas montada en un auto último modelo ni con chofer, niña rica―dijo una voz insidiosa y Hinata se encontró cara a cara con un chico de cabello blanco, ojos morados y expresión divertida, quien dejó reposar en el piso un estuche para chelo.

―Lo... l-lo siento―balbuceó Hinata―. Y-yo n-no...

― ¿O es porque quieres conseguir amantes fácilmente?―el chico desconocido acercó su rostro al de ella y Hinata retrocedió asustada.

― ¡No! Y-y-y-yo n-n-n-no...

¿Algo que Hinata odiaba de sí misma? Tartamudear cuando se asustaba, cuando se ponía nerviosa, cuando tenía que hablar con gente, cuando era de día y también cuando era de noche. Bueno: tartamudear.

El chico se empezó a reir, luego sacó el celular de la mano de Hinata y anotó en él su número telefónico.

―Llámame si quieres, soy un chico fácil―dijo devolviéndole el teléfono a una estupefacta Hinata y le guiñó un ojo. Ella no sabía si darle una bofetada por descarado o esconder su ruborizada cara―. Soy Suigetsu.

El chico levantó su estuche para chelo que había dejado en el suelo antes de hablar con Hinata y se fue antes de que ella reaccionara, riéndose a carcajadas por la expresión avergonzada de la chica.

"Respira, Hinata, respira. Hondo y suave, hondo y suave."

Hinata tardó unos segundos en comprender que el chico sólo se había burlado de ella. "Claro, ¿quién va a fijarse en una chica como yo?"

― ¿Hinata?

Ella reaccionó ante la voz de un chico recién llegado y, de pronto, sintió alivio al ver a a los únicos amigos que había tenido en la academia (también conocida como preparatoria, bachillerato o escuela media) acercándose a ella: Inuzuka Kiba y Aburame Shino.

― Kiba-kun, Shino-kun.

― ¡Hola!

―Es bueno encontrarte, Hinata.

El primero que llegó a ella era un moreno que tenía el cabello castaño corto y un par de tatuajes de colmillos rojos en las mejillas, y vestía una simple playera gris y un pantalón oscuro. El segundo tenía unos lentes oscuros y un abrigo estilo gabardina que no se quitaba ni aunque estuviera haciendo mucho calor.

―Muévete Hinata, estamos estorbando el paso―el chico de los colmillos rojos le dio un suave empujoncito a la chica porque sí, estaban en la entrada, estorbando a los otros.

―Parece que llegamos temprano―señaló Shino mientras caminaban hacia un arco de paso peatonal―. Aún no hay muchos novatos.

Hinata asintió porque vio que el lugar aún no estaba muy concurrido. Aunque técnicamente ese no era el inicio de clases, sino que esa semana iba a ser sólo para impartir los cursos de preparación para los alumnos de nuevo ingreso. Como ellos tres.

―Eso no importa―soltó Kiba―. Ya somos universitarios, podemos hacer lo que nos venga en gana, ¿a que sí, Akamaru...?

Entonces el chico se puso triste al recordar que Akamaru no estaba con él. Akamaru era su inseparable perro, siempre estaba con él incluso en la academia Kiba se las había arreglado para que el conserje lo cuidara mientras estaba en clases y Kiba iba a verlo entre clase y clase, pero ahora no podía traer a Akamaru a la universidad.

―N-no te preocupes, K-Kiba-kun―dijo Hinata amable―, Akamaru está en buenas manos―. Hana, la hermana de Kiba, estaba cuidando del perro.

El chico bufó, pero luego cambió de tema.

― ¿Ya has encontrado a alguien interesante, Hinata?―ella negó―. No, bueno, acabas de llegar. Hey, ¿a quién crees que vi ayer?―ella lo miró con curiosidad―. ¡Al estúpido de Naruto!

El corazón de Hinata empezó a latir un poco más rápido.

―El tarado quién sabe cómo le hizo, pero también pasó los exámenes de selección de Konoha y vendrá hoy, ¿no es genial, Hinata?―Kiba le dio un codazo de complicidad a la chica―, así podrás verlo más seguido...

―Deja de molestarla, Kiba―intervino Shino.

Para ellos no era un secreto que Hinata había pasado su adolescencia teniendo un amor platónico por Uzumaki Naruto, el hiperactivo y travieso capitán de la selección de fútbol de la academia Yondaime.

―Pensé que sería genial que estuviéramos en el mismo grupo, al menos en los cursos de preparación ―continuó Kiba alegremente. En ese momento llegaron al arco peatonal y se adentraron en los terrenos de la universidad― y se lo comenté al Uzumaki, pero el baboso dijo que iba a "ir con el teme, ¡hace milenios que no pasamos el tiempo, dattebayo!"―agregó con voz chillona―. ¿Te acuerdas de Uchiha Sasuke, Hinata?―ella lo miró fijamente, dando a entender que sí―, ¿recuerdas que el imbécil se fue a estudiar a Inglaterra hace tres años? Bueno, siempre fue un presumido, pero hace un mes que llegó y Naruto está insoportablemente feliz, no me sorprendería que cuando lo veamos nos dé la invitación para su boda o algo así, no sé siempre fue sospechoso que siempre estuvieran juntos, desde ¿los siete años?

Hinata sólo lo escuchó por educación. Kiba estaba muy hablador, indicador de que estaba muy nervioso por el comienzo de esta nueva etapa; pero a Hinata le interesó otra cosa...

"Veré a Naruto-kun..."

Ilusionada, Hinata siguió caminando entre sus dos amigos, tratando de poner atención en lo que Kiba decía.

Sin embargo, eso se detuvo cuando al sentir una extraña sensación, volteó y vio a un chico que estaba mirándola desde la entrada del edificio más cercano. Con su cabello largo sujetado por una liga en su espalda baja y su traje perfectamente puesto, Neji escrutó la figura de su prima Hinata con una expresión de molestia.

Hinata tragó saliva.

Su primo Neji era un año y medio mayor que ella y no tenía por qué estar ahí, con los novatos; pero estaba obligado; al ser la hija del líder del clan Hyuuga, a Hinata le habían impuesto una guardia personal: el primero era Kou (su chofer) y el segundo, pero con más responsabilidad sobre ella, era Hyuuga Neji. Él tuvo que pedir un trabajo como guía en los cursos de preparación para estar cerca de Hinata, cosa que al parecer lo hacía tan feliz como si tuviera que trabajar horas extra gratis. Él la odiaba por eso, porque Hinata era como una carga para él y ella no podía evitarlo.

Ella se sintió miserable.

Él no era el único miembro del clan Hyuuga que la detestaba; lo único que Hinata tenía entre ellos era el pequeño aprecio de Kou y nada más, porque para el resto, empezando por la hermanita menor de Hinata y por su padre, ella era una carga débil, como lastre en un barco.

Entonces alguien jaló de su brazo y Hinata se dejó llevar por Kiba a las oficinas de la universidad.

"Espero que... esta nueva etapa sea diferente. Espero que mi situación cambie al menos un poquito."

Los gustos de Sasuke no cambiaron ni si quiera después de tres años de estar en Inglaterra.

Al Uchiha nunca le gustó estar rodeado de gente ya que le fastidiaba sentir que las personas estúpidas estuvieran demasiado cerca de su espacio personal, pero a veces no podía evitarlo, sobre todo si se trataba de cosas de la universidad.

En su mente estaba maquinando veinte mil formas de desollar vivo al causante de que estuviera en ese montón de gente: Naruto. Él se había levantado tarde y había insistido en detenerse a comprar ramen instantáneo en el camino. Resultado: Sasuke y Naruto se habían atrasado, llegaron puntuales, pero a esa hora el lugar ya estaba a rebosar de nuevos estudiantes. Sasuke frunció el ceño, había estado tres años en Inglaterra pero no había olvidado cuán fastidioso podía ser el Uzumaki.

―Venga, teme, pon otra cara menos amargada ¡o vas a espantar más a las chicas!―pidió alegremente su autonombrado mejor amigo Uzumaki Naruto. El rubio era un tipo que usualmente estaba contento, pero esta vez exageraba porque hasta estaba saltando de manera ridícula; quizá era porque aún no podía creerse que hubiera sido aceptado en la universidad Konoha. Para ser sincero, Sasuke tampoco.

Los dos acababan de pasar la fachada de la universidad, pero una vez dentro se vieron rodeados por el mar de novatos de ese año que venían a recibir los cursos de preparación de Konoha. Naruto se puso a dar saltitos para ver encima de los cientos de desorientados nuevos alumnos.

―Nee, teme ¿cómo vamos a llegar a las oficinas de registro? ¡Hay un montón de gente, dattebayo!

Sasuke rodó los ojos. Teme era el insulto favorito de Naruto para él. Dobe era el de Sasuke para Naruto.

―Sólo camina y empuja si es necesario―respondió Sasuke. Pero antes de que dieran un paso, Naruto había caído de sentón en el suelo. Y Sasuke no era quien lo había tirado.

― Quítate de mi camino, insecto―le espetó un tipo al que Sasuke no conocía. Naruto le devolvió una mirada molesta y el tipo se detuvo―. ¿Qué, niñita rubia? ¿Vas a llorar?

Sasuke quería quedarse al margen, pero él tenía prisa por llegar a la oficina de registro y terminar esas estupideces del curso de preparación.

―Hazte a un lado, estorbas―le dijo calmadamente al tipo desconocido, antes de que a Naruto se le ocurriera hacer alguna tontería.

El otro se fijó en él e hizo una mueca burlona al ver el aspecto de Sasuke: lentes, cabello pulcramente peinado e incluso acné. Sasuke sonrió para sus adentros. "Todos se dejan llevar por esta apariencia de perdedor", pensó con desdén.

― ¿Y a ti quién te habló, esperpento?―soltó el tipo.

―Zaku, ya encontré el camino a...―una chica recién llegada se calló al ver al tipo bravucón y a Sasuke cara a cara y a Naruto levantándose y fulminando con la mirada al tipo.

― ¿Ya viste, Kin?―le dijo el tipo a la chica―. Este monstruo―señaló a Sasuke―está defendiendo a su novia―señaló a Naruto―. ¡Par de putos!

― ¡Puta tu madre!―saltó Naruto.

Pero Sasuke agarró el codo de Naruto y lo llevó a rastras. No, él no era un cobarde, pero lo último que necesitaba era una pelea. Miró por sobre su hombro a Zaku y a Kin, ignorando las protestas de Naruto, y sonrió sin alegría.

"Monstruo, ¿eh? Si supieran quién soy en realidad..."

Pero Zaku y Kin no estaban contentos. Una vez que Sasuke y Naruto estuvieron lejos, Kin encaró a Zaku.

―Serás estúpido―soltó―. Nos ordenan que seamos cautos y lo primero que haces es buscar problemas con ese Uzumaki.

Zaku le hizo una mueca.

― Así que ese era Uzumaki Naruto, eh―dijo como si Naruto aún estuviera ahí y pudiera ahorcarlo a gusto―. El jinchuriki del kyuubi. ¿Para qué quiere Orochimaru-sama que secuestremos a ese perdedor?

Kin miró a su alrededor.

― Por el demonio―susurró―. ¡No lo cuestiones, sólo obedece! ¡Y no vuelvas a ser tan estúpido! ―agregó en voz alta.

Y su conversación se perdió entre el murmullo de cientos de novatos que estaban emocionados y ansiosos por comenzar los cursos en la prestigiada universidad Konoha de Tokio, Japón.

Las cosas no transcurrieron de forma tranquila en el día de Hinata. Primero se vio en un auditorio donde la rector Senju Tsunade les dio la bienvenida con una expresión que decía claramente que no quería estar ahí, luego los cientos de novatos se separaron y ella, Shino y Kiba se incorporaron en un grupo de veinte personas liderado por una consejera de segundo año llamada Yamanaka Ino.

―Esta semana yo seré su guía―le dijo con voz encantadora―. Soy Yamanaka Ino y estoy estudiando el tercer semestre de Comunicación y periodismo, también soy miembro del Consejo Estudiantil ¡pero no se cohíban! Si nos llegamos a convertir en grandes amigos, podré conseguirles lo mejor, ya saben: las mejores partys, los mejores lugares en los nightclub... ¡Pero miren quién está aquí!―exclamó al ver a Hinata.

"Trágame tierra" suplicó Hinata internamente cuando veinte pares de ojos voltearon a mirarla, escondida en la esquinita del grupo, entre Shino y Kiba.

― Eres algo de Hyuuga Neji, ¿no es así?―preguntó Ino acercándosele. A Hinata no le quedó otra más que asentir―. Sí, tus ojos te delatan. Neji resultó ser el novato más Hot hace dos semestres según la revista de Konoha, ¿no es grandioso?―les preguntó a todos.

"No lo sabía. Bueno, él nunca me dice nada" pensó Hinata avergonzada, imaginando que probablemente habían publicado eso sin el consentimiento de su primo, ya que él solía ser muy discreto.

Los otros parecían no saber qué decir exactamente.

―Al principio Neji se resistió un poquito―prosiguió Ino animada, tomando la mano de Hinata como si fueran grandes amigas aunque se acababan de conocer―, pero sólo bastó con que uno de sus amigos nos diera una foto suya en la playa, nosotros la publicamos en el sitio online de Konoha y ¡bingo! todas las chicas votaron por él como el más Hot de los novatos. Apuesto un dedo a que eso lo animó mucho, ¿no?

"Con razón en aquel entonces estaba más enojado de lo normal". Hinata recordó que el año pasado Neji se había pasado semanas encerrado en su habitación, maldiciendo a su amigo Rock Lee y a las "putas fotos filtradas".

A Hinata le incomodaba estar con personas tan efusivas como Yamanaka Ino, por lo que a partir de ese momento, Hinata hizo muchos esfuerzos para librarse de ella, ya que la consejera no perdió el tiempo y pasó todo el tour tratando de hacer que participara y/o le diera el número telefónico de Neji para "saber qué opina sobre los novatos, a ver si alguien puede arrebatarle el trono del más Hot". De hecho, la Hyuuga se emocionó cuando anunciaron el receso y pudo escaparse de Ino. Literalmente escaparse: Hinata salió corriendo.

Arrastró consigo a sus dos amigos hasta perder de vista a la Yamanaka.

― ¿A la biblioteca?―exclamó Kiba cuando Hinata dijo a dónde iba―. Pero tú no sabes dónde diablos está ¡Y yo no quiero ir a la guarida de los nerds!

―Será mejor que dejes de señalar a la gente con calificativos insultantes―opinó Shino con su voz seria, mientras los tres dejaban de correr. Kiba lo ignoró.

―Ino-san m-me incomoda―admitió Hinata―. Y-yo n-no puedo co-contactarla con Neji-niisan.

Kiba gruñó.

―No lo hace por Neji―soltó de mal talante―. Ella te agarró como su payasita personal.

― ¿E-eh?

Kiba bufó.

―A la estúpida gente le divierte verte en apuros, así como eres de tímida. Pero no importa, Shino y yo podemos ir a preguntar si te pueden cambiar de grupo―Shino asintió. Hinata sintió un gran agradecimiento―. Vamos Shino. Te veremos en la mentada biblioteca, Hinata.

― ¿Puedo ir con usted-des...?

― ¿No que quieres ir a la biblioteca? Además, no queremos que también "diviertas" a las secretarias.

―Ah―Hinata sonrió―. Gracias Kiba-kun, Shino-kun.

Resultó que Hinata encontró la biblioteca muy rápidamente. Ella era lo que Kiba llamaba "un ratón de biblioteca"; sin embargo, Hinata siempre encontraba la tranquilidad entre las hojas y la tinta impresa, entre el olor a libro viejo y una lectura apasionante.

Mientras recorría los grandes pasillos formados por los altos y largos estantes de libros de la biblioteca, Hinata no pudo evitar sentirse azorada. Estaba ahí, en la biblioteca de la universidad, su nuevo rincón, su nuevo escondite, el reemplazo de lo que fueron para ella la azotea escolar y la biblioteca en la Academia Yondaime. Suspiró.

El lugar no estaba tan vacío como la biblioteca de la Academia Yondaime solía estar, de hecho, había al menos una docena de personas sentadas en las mesitas de lectura y unas poca más reposando en los sillones de la sala de lectura; eso sí, todo estaba en silencio.

"¿Qué podré leer?" se preguntó, observando las interminables hileras e hileras de libros. "Quizá un poco de historia de Japón", se dijo al ver la sección de historia.

"Espero no ser un fraude. Espero no avergonzar a mi padre. Espero poder graduarme con honores..."

― Si tan sólo Hanabi hubiera sido la primogénita―decía la voz del líder del clan Hyuuga y presidente de la empresa Hakugan―, no hubiéramos perdido el tiempo poniendo nuestras esperanzas en que Hinata sea la heredera del clan Hyuuga.

Y luego la voz de Neji también resonó en sus oídos...

―Lo siento, no oí bien. Hiashi-sama ¿quiere que yo sea el guardián de Hinata-sama?

―Sí.

Hinata pudo ver cómo Neji apretaba los puños, aunque su rostro permanecía limpio de emociones.

―Otou-sama, Neji-niisan la detesta―Hanabi intervino―. ¿Acaso la está enviando a una muerte segura al ponerlo como su guardián?

Hanabi, Hanabi de su corazón, Hanabi su hermanita...

Eres la única Hyuuga que necesita protección―murmuró Hanabi―. ¿Por qué tenías que ser tan débil, Hinata? ¿No ves que ahora sólo eres una carga para el clan?

Contuvo un sollozo. Era cierto: ella no tenía el carácter duro de un Hyuuga, no tenía la capacidad para liderar al clan, pero le dolía no poder hacerlo. Le dolía ser lastre del clan Hyuuga.

¿Acaso todos los Hyuuga de la historia siempre habían sido estoicos y gélidos? ¿No había existido alguien tan blando como ella?

Su brazo se estiró, listo para tomar el libro "Linajes de Japón", cuando alguien más lo tomó y los dedos de Hinata agarraron simple aire.

―Yo lo tomé primero―declaró una voz grave y monótona que hizo que Hinata alzara la mirada.

Era un chico alto y de cabello negro peinado, con la ropa impecable pero pasada de moda y unos lentes con armazón gruesa, incluso tenía acné y espinillas. A Hinata ese rostro se le hizo familiar, pero no recordó por qué. Hinata tragó saliva y asintió en silencio; aún se sentía mal por los recuerdos.

El chico ni si quiera esperó su respuesta y se sentó en la mesita más cercana, que estaba a unos cinco metros de ese estante. Hinata buscó otro ejemplar del mismo libro y se sentó en la misma mesa, pero lo más alejada posible de él, porque sabía sobre la no-violación del espacio personal: en la esquina opuesta a él.

Intentando distraerse, ella buscó la información general de Tokio en el libro.

Tokio, siglo XXI.

Población: 13 millones de habitantes.

Principales familias actuales (ancestrales): Akimichi, Hyuuga, Ichijouji, Kuchiki, Nara, Sabaku no, Sarutobi, Senju, Yamanaka, Uchiha y Uzumaki.

Principales linajes vigentes (en orden alfabético. Son específicos de la región de Kanto):

1. Hyuuga. Dueños del grupo "Hakugan": museo de Historia de Tokio y la Petrolera "Hakugan". Miembros de la rama principal: 4; miembros de la rama secundaria: 36. Líder: Hyuuga Hiashi.

2. Kuchiki.

3. Nara. Dirigentes de Electrónicos Shika. Miembros: 16. Líder: Nara Shikaku.

4. Sarutobi. Familia del Tercer alcalde de Tokio (Sarutobi Hiruzen). Miembros: 9. Líder: Sarutobi Hiruzen.

5. Senju. Fundadores de la ciudad de Tokio, académicos de la universidad Konoha. Miembros: 1 (Senju Tsunade, rector de la universidad de Konoha y directora del Hospital de Tokio).

6. Uchiha. Dueños del grupo "Uchiwa": fabricación, distribución y mantenimiento de automóviles a nivel mundial. Miembros: 18. Líder: Uchiha Fugaku.

7. Uzumaki. Sin actividad económica específica. Miembros: 3.

Hinata detuvo su lectura un momento y escuchó su alrededor. Ningún ruido, justamente como le gustaba; no obstante...

― ¡Aquí estás, teme!

El chico y Hinata se sobresaltaron. Ella se distrajo al reconocer la voz de quien gritó, y el otro chico de la mesa también.

―En la biblioteca no se grita, Naruto―respondió entre dientes el chico de cabello oscuro.

"Naruto-kun". El corazón de Hinata comenzó a latir con fuerza.

Un alegre muchacho de cabello rubio, ojos azules y marcas de bigotes en las mejillas, se sentó frente al chico de cabello negro, junto a Hinata. Ella se puso a temblar.

"Está... junto a mí. Dios, ¿qué hago? ¡¿Qué hago?!".

― Nee, ¿por qué te escondiste en la biblioteca, teme?―preguntó Naruto sin notar a Hinata―. ¿No ves que tenemos que recuperar esos tres años que estuviste en Londres? Bastardo desconsiderado...

El otro se enfrascó en su lectura.

―Me hartaste, me escapé y estoy aquí―replicó con calma sin despegar la mirada del libro.

― ¿Escaparte?―repitió Naruto riéndose―. Pero si no es como antes, cuando huíamos de tu club de fans. Qué bueno que ahora te volviste tan feo que ni las moscas te hacen caso, porque si no ya estaríamos corriendo por nuestras vidas (tú para seguir siendo virgen), ¡eso sí era la vida salvaje, dattebayo!

―Cállate.

Naruto hizo un puchero y miró a su alrededor para encontrar en qué entretenerse mientras su amigo leía y entonces se fijó en Hinata, quien estaba tratando de tapar su rostro con el libro, fingiendo que leía.

― ¡Hey, tú eres la chica Hot!―gritó Naruto.

Los ojos de Hinata se abrieron de par en par. Algunas de las otras personas que estaban leyendo chistaron para que Naruto guardara silencio. El amigo de Naruto desvió su atención hacia ellos dos y Hinata volvió a desear que la tierra se la tragara.

― ¿E-eh?―farfulló.

―Bueno, más bien eres la prima del chico Hot. Nuestro grupo estaba cerca cuando su guía gritó esas tonterías del chico Hot―explicó Naruto quitado de la pena―. ¿Sabes qué? Dile a tu primo que este año yo voy a ser el más Hot, como que me llamo Uzumaki Naruto, dattebayo.

―El único premio que ganarás será el del más estúpido―terció su amigo, volviendo a su lectura.

―Cállate, yo ganaré. ¿Verdad que tú votarás por mí, chica?―le preguntó a Hinata.

"Si pudiera esconder mi cabeza como un avestruz... ¡Naruto-kun me está hablando! ¿Qué hago, qué hago, qué hago?"

― ¡Oye!―Naruto parpadeó y acercó su rostro al de ella―. ¿Te conozco de algún lado, chica de ojos bonitos?

Algo frío se deslizó en el estómago de Hinata. Él no la conocía. Habían estado tres años en la academia compartiendo la clase de Matemáticas e incluso Hinata se la vivía observándolo a escondidas... y Naruto no se acordaba de ella.

Sin saberlo, el chico de cabello negro la salvó de decir algo estúpido.

―Claro que no, los Hyuuga no se juntan con perdedores―afirmó, pero hubo algo en su tono que no le gustó a Hinata. Era como si se estuviera burlando de su clan―. Tú eres una Hyuuga, ¿no? Díselo―le gruñó a Hinata.

Aunque Hinata aún estaba pensando en...

"No se acuerda de mí..."

― ¡Repite eso!―gritó Naruto señalando con el dedo a su amigo.

― ¡Basta!

Los tres voltearon y se toparon con una chica que había ido a pararse frente a su mesa. Era rubia, con un peinado en cuatro coletas y con cara de pocas pulgas. Bajo su brazo estaba el libro "Los Juegos del Hambre".

―Si no van a dejar que los otros leamos a gusto, será mejor que se larguen de aquí―les espetó.

―Sabaku no Temari―murmuró el chico de cabello negro―, hija del yondaime Kazekage―. El Kazekage era el alcalde de la prefectura de Kioto.

Ella lo miró a la cara.

― ¿Y tú eres?

―Uchiha Sasuke―contestó el otro con simpleza, su cara limpia de expresiones. Después se levantó―. Naruto ya vámonos antes de que te echen a patadas.

La chica, Sabaku no Temari, los observó irse mientras que Hinata aún seguía pensando en que Naruto no la reconoció.

"Soy una miserable".

―Me habían dicho que todos los Uchiha eran muy guapos―comentó la chica, Sabaku no Temari, sin moverse―. Al parecer no todos lo son―añadió refiriéndose al aspecto del Uchiha de hacía unos momentos.

La chica se sentó en el lugar que el chico de cabello negro había dejado vacío y abrió su libro, pero luego miró de reojo a Hinata.

―Eres novata, ¿no?―Hinata no la escuchó―. Hey niña, te estoy hablando―Temari chasqueó los dedos frente a Hinata y la Hyuuga parpadeó―. ¿Eres novata?―Hinata asintió―, eso explica tu timidez y que no echaras al rubio a la primera. Mira, niña―Temari se inclinó hacia Hinata―, esto ya no es la Academia, esto es la universidad y no puedes andar por ahí dejando que la gente no te respete; si ese mocoso no te dejaba leer en paz sólo bastaba con decírselo, ¿entiendes?

Hinata miró a Temari como si le estuviera hablando en otro idioma.

― ¿Cómo te llamas? ¿Qué viniste a estudiar?―inquirió Temari.

―H-Hin... Hinata―musitó―. Y-yo vine a... e-estudiar A-administración empresarial.

Temari negó con la cabeza.

―Pues con esa timidez llevas las de perder en esa carrera, ellos tienden a ser asertivos y materialistas. Soy Sabaku no Temari, Coreografía, cuarto semestre―se presentó, pero después miró su reloj―. Mala suerte: ya se terminó el receso. Soy guía de un grupo―bufó como si la idea le disgustara―. Nos vemos.

Y Temari también se marchó, pero con una sonrisa amable, dejando a Hinata un poco confundida. Era la primera vez que alguien desconocido se acercaba para ayudarla aunque fuera con los bruscos modales de Temari. Hinata se prometió no olvidar a Sabaku no Temari, estudiante de cuarto semestre de Coreografía.

Suspiró. Al menos Temari había hecho que olvidara por un momento de sus penas: su familia y Naruto.

"Me gustaría ser como ella."

Días después...

Ya era viernes, bendito y bienvenido viernes.

Al llegar a su departamento, Sasuke decidió tomar un largo baño. Aguantar a alguien tan energético como Naruto cansaba. En serio. Lo había soportado toda la semana que duraron los cursos de preparación y durante todo ese tiempo el rubio había estado más hiperactivo que nunca, a veces Sasuke se preguntaba de dónde diablos sacaba toda esa energía.

Probablemente era todo lo que había acumulado por los tres años que Sasuke estuvo estudiando en Londres. El Uchiha se arrepintió un poco de haber vuelto.

Sasuke primero revisó que todo en su departamento estuviera en orden. Él resultó ser muy austero en cuanto su gusto por la decoración y por el departamento mismo, ya que se conformó con que tuviera recibidor, cocina, baño y dos habitaciones (nunca se sabía cuándo tendría visitas) con paredes blancas y pocos muebles. Y ya. Todo bien acomodado, ya que a él no le gustaba el desorden.

Primero estaban el recibidor y luego la cocina, separados por media pared, después había un pasillo en cuyos lados estaban las puertas de las habitaciones confrontándose y al fondo el baño. Sasuke entró en su habitación para buscar ropa limpia, sin embargo cuando abrió un cajón del buró que estaba junto a su cama para buscar sus calcetines, se detuvo un instante.

Sobre el buró estaba una foto familiar enmarcada. Sasuke la tomó con mucho cuidado. En esa foto estaban el líder del clan Uchiha, su esposa y sus tres hijos: un serio Uchiha Fugaku, una amable Uchiha Mikoto, un tranquilo Uchiha Itachi de doce años, una nerviosa Uchiha Kim de seis años y un feliz Uchiha Sasuke de siete años. Pero Sasuke se centró en el rostro de su madre, una cara joven y amable, una cara hermosa a la que hacía más de once años que no veía sonreír.

― ¿Me estás viendo, okaa-san?―susurró y se señaló a sí mismo―. Esto es lo que tú querías que yo fuera, ¿no es así? Un chico serio, nerd, amistoso... con algunos, que no se mete en problemas y obedece ciegamente a sus superiores. Pero... Okaa-san, esta noche seré yo mismo. Esta noche no me veas. Además―hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa― hoy haré negocios por el bien de tu familia.

Silencio.

Sí, Sasuke le estaba hablando a la fotografía de su madre, de la mujer que, para muchos, dejó de existir más de once años atrás, pero no para él.

Sasuke devolvió la foto a su lugar con cuidado.

Antes de entrar en la tina de baño, Sasuke quitó los lentes, se lavó la cara y dejó que el agua se llevara el maquillaje con el que fingía que tenía acné y espinillas. Sí: fingía. Después se dio un rico baño caliente y se aseguró de quedar limpio por completo.

Al salir, ignoró el guardarropa de los anticuados trajes que llevaba a la universidad y se vistió con algo más cómodo: un pantalón ajustado, una playera blanca y un abrigo estilo gabardina color negro. Se despeinó el cabello, guardó su cartera y su teléfono celular, tomó las llaves de su auto, salió del departamento y se dirigió al estacionamiento subterráneo del edificio.

Ahí encontró a Suigetsu, vestido para ir a una fiesta, recargado en la cortina de fierro de una habitación que estaba en el fondo del estacionamiento. Su estuche para chelo estaba con él.

― ¡Anda, ese es el Sasuke que conozco!―soltó Suigetsu divertido al ver a Sasuke acercándose―. No el nerd que estuvo esta semana con el rubiales.

Ese era Hozuki Suigetsu, un chico al que había conocido en Londres y que también había regresado a Tokio. Él era muy simpático y directo, pero (Sasuke sonrió internamente) también era muy sádico y no se dudaba de su sangre fría. La prueba era que en su estuche para chelo no guardaba un instrumento, sino una katana que usaba cuando quería entrenar... o cortar.

Había invitado a Suigetsu a ir con él específicamente por una razón: Naruto era parte de la vida de un Sasuke bueno y nerd al que todos restaban importancia, justo como lo había querido su madre; Suigetsu era parte de la vida en la que el Uchiha se mostraba tal como era.

Sasuke lo ignoró; con una llave quitó los candados de la cortina, la cual se alzó, revelando que en el interior de la habitación estaba un automóvil Porshe de lujo cuyas luces se encendieron cuando Sasuke desactivó su alarma con la llave. Suigetsu silbó con admiración, después abrió la puerta del copiloto, puso su estuche sobre el asiento trasero y por último se sentó. Sasuke se sentó como el conductor.

― Nee, ¿a dónde vamos, Sasuke?

Suigetsu se puso a jugar con los botones del estéreo y puso la canción "Engel" de Rammstein.

―Al Infierno―respondió Sasuke con una sonrisa irónica.

Ya era de noche, ya podía hacer lo que se le antojara.

Esa noche y al mismo tiempo, en la ostentosa mansión blanca con amplios jardines de los Hyuuga, específicamente en la habitación de Hinata podían oírse pequeños gemidos y las voces de un hombre y una mujer...

La pequeña Hyuuga Hanabi de dieciséis años abrió repentinamente la puerta de la habitación de su hermana y luego soltó un bufido. Hinata se sobresaltó.

―Vaya, yo pensaba que al fin estabas teniendo sexo con un hombre, nee-sama―dijo Hanabi con soltura.

La habitación era exageradamente amplia, color verde pastel, con una amplia cama adoselada, alfombras y varios muebles finos repartidos por ahí. Hinata estaba acostada en un diván, viendo la película Titanic (por enésima vez) en un televisor de pantalla plana, precisamente la escena en la que Jack estaba en el agua, sujetando la mano de Rose para compartir calor mientras llegaban a rescatarlos. Hinata estaba llorando.

―N-no, yo no...―balbuceó ella sonrojada.

―No me importa lo que estabas haciendo―la interrumpió Hanabi con estoicismo, acercándose al diván―. Venía a decirte que esta noche saldré con mis amigas. Los protocolos de seguridad dictan que al menos alguien en casa debe saber en dónde estás. Pero―se inclinó hacia adelante y bajó la voz― espero que si te preguntan, tú digas que estoy en casa de Moegui.

― ¿A dónde irás?―inquirió Hinata en un susurro.

―Al Infierno―respondió Hanabi como si nada. Hinata se sobresaltó―. Es sólo un nightclub―aclaró la menor―. Me gusta porque nos dan el trato VIP.

―P-pero hay alcohol y drogas y-y estarán s-solas...

Hinata estaba preocupada. Hanabi le restó importancia.

― ¿Acaso quieres venir conmigo, nee-sama?

Hinata dudó. No le gustaban esos lugares, demasiado ruido, demasiada gente y demasiado alcohol no eran su mundo; no obstante, también estaba su pequeña hermanita sola...

―I-iré.

Hanabi tuvo que contenerse de parpadear sorprendida. Eso no se lo esperaba.

"Aunque, ¿cuántas posibilidades hay de que mi inocente hermana salga al Infierno?"

Las mujeres eran basura, Sasuke lo sabía muy bien. Ellas lo insultaban, lo menospreciaban y lo ignoraban cuando tenía el aspecto de un insignificante nerd, se alejaban de él como si tuviera una enfermedad contagiosa. Luego trataban de seducirlo, querían alcanzarlo y retenerlo justamente cuando él se mostraba como lo que era: un Uchiha. Ese tipo de mujeres le repugnaban. Por eso para él una mujer sólo significaba sexo andante.

Para él, ellas hacían lo que él quería porque él era su dueño y ellas sólo unas perritas esperando hacer trucos para complacer a su amo.

Cuando llegaron al Infierno, el dueño los llevó a la zona más exclusiva, la más cómoda y elegante, la que tenía divanes cómodos, una barra competa y un pequeño harem de cinco chicas desnudas sólo para Sasuke y Suigetsu. Y ahí estaban esos dos, divirtiéndose y tocando toda la carne que podían, dejándose apapachar por ellas.

Sasuke acababa de dejarse caer en un diván con una chica rusa sobre sus piernas, dispuesto a probar una posición sexual con ella, cuando un empleado del nightclub llamado Juugo le avisó que un hombre conocido como Gato había llegado y que lo estaba buscando. Sasuke gruñó porque no le gustaba ser interrumpido, pero asintió para que lo dejaran pasar.

Gato era un hombre bajito y regordete, con una calva prominente y un traje de empresario, ¡pero no había que dejarse llevar por esa apariencia! Ese era un hombre de negocios turbios, que manejaba bandas de matones para la disposición de sus clientes.

―Así que tú eres Uchiha Sasuke―dijo al ver a Sasuke besándose con la chica rusa. Sasuke alzó una ceja y se separó un poco de ella para hablar, aunque dejó que ella siguiera moviéndose sobre él. No tenía pudor.

― ¿Y?

―Eres demasiado joven para estar en estas cosas.

― ¿Importa?

―No, no, no, pero yo pensé que eras... más grande.

―Anda, ¿no se conocían en persona?―terció Suigetsu, que estaba en otro diván junto a Sasuke.

Sasuke gruñó. En ese momento la chica rusa hizo un gesto juguetón y abrió la camisa de Sasuke, luego se puso a acariciar su pecho con su lengua, pero Sasuke la tomó por los cabellos y la jaló hacia atrás.

En ese momento estaba un poco más interesado en lo que tenía que hablar con Gato.

Sasuke llevaba tres años en contacto con ese hombre, precisamente desde que se había ido a Inglaterra, haciendo negocios y transacciones con él vía teléfono. Su trato era simple: Sasuke le pagaba a Gato para que sus sirvientes protegieran una zona en la costa de Japón llamada El puente Naruto, donde vivían su viejo tío Uchiha Kagami y Uchiha Kim. Aunque ahora Gato quería renegociar.

―Dime qué quieres—directo y claro, ese era Uchiha Sasuke.

―Mira niño, si quieres que la protección de tus parientes siga siendo óptima, tendrás que doblar la suma—respondió Gato—. Hay nuevos grupos de rateros que quieren reclamar esa plaza y tenemos que doblar los esfuerzos, además, hay un rumor muy fuerte de que Akatsuki también la desea.

Sasuke lo miró fijamente, sin ninguna respuesta pronta.

― ¿Me estás amenazando? ―murmuró. Se levantó―. Mira, Gato, no voy a pagar más por el mismo servicio. Recuerda que eres prescindible, puedo contratar un grupo de guardaespaldas pero son demasiado vistosos, menos que delincuentes (basura de la calle) que saben muy bien dónde no atacar.

Esa era la desventaja de ser una familia de ricos: los Uchiha siempre estaban siendo amenazados por la escoria de la sociedad, por ladrones, extorsionadores y secuestradores que querían dinero fácil. A Sasuke nunca le hizo gracia tener que ser él quien velara por la seguridad de su viejo tío y de su hermana, pero una vez que conoció el bajo mundo callejero en el que Gato se desenvolvía, a él también le gustó conocerlo, experimentarlo y saborearlo; además, el viejo Kagami era muy quisquilloso sobre tener un puñado de guardaespaldas respirando su mismo aire, así que resultó más fácil pagarle a la escoria de la calle para que los protegieran sin que su tío sospechara.

Por su parte, Gato intentó no perder los estribos. No le gustaba ese chico riquillo que se creía más que él sólo por ser un Uchiha, pero debía admitir que el chico pagaba muy bien por sus servicios.

― No vas a rebajar el valor de la vida de tus parientes por ser tacaño, chico.

"Suficiente." Sasuke se acercó, sujetó el cuello de Gato y lo obligó a levantarse, porque había detectado la amenaza escondida en las palabras de Gato: si no pagas, los mataremos. Pero esa clase de amenazas no tenían efecto en alguien como el Uchiha, aunque sí le molestó que ese hombre tuviera el descaro de tratar de intimidarlo.

―Estoy esperando el día en que algo les suceda―rumió Sasuke―, porque tendré una excusa para cazarte. Créeme que la cárcel te va a parecer el cielo comparado conmigo. Yo te voy a cazar, te voy a arrancar tus extremidades una a una―dijo y en sus ojos había cierto deleite cruel, algo que hizo sudar a Gato de nerviosismo porque sabía que era cierto. ―, te quemaré hasta que ruegues por tu vida; pero no te mataré. No. Yo haré que pruebes a qué saben tus propios ojos y después tus pequeños testículos y al final…

El chico no terminó de hablar, pero la gente ahí vio un destello rojo en su mirada, la promesa de que su amenaza sería cumplida. A Gato se le resbaló una gota de sudor por la nuca. Suigetsu sonrío con socarronería.

―No…―Gato comenzó a decir con la voz pastosa y carraspeó―. No hay que llegar tan lejos, yo simplemente me refería a… mis chicos están un poco nerviosos, necesitan incentivos, ya sabes…

Sasuke lo soltó lentamente sin dejar de mirarlo, y volvió a su lugar con la chica rusa. "Cobarde, pero lo necesito por ahora."

―Lo hubieras dicho antes―repuso con calma, como si no hubiera amenazado a Gato un minuto atrás―. Sólo esta vez te daré el veinticinco por ciento más. Ya vete.

Limpiándose el sudor de su frente con un pañuelo y con pasos rápidos, Gato salió del lugar.

―Ese es el Uchiha que conozco―señaló Suigetsu regocijándose―. Ahora si no te molesta, me voy a divertir…—señaló a dos chicas morenas que estaban sentadas con él, con ganas de hacer más que unos simples besitos.

La chica rusa reclamó la atención de Sasuke.

―Ay, Sasuke-kun, no te estreses por ese hombre, no vale la pena―gimoteó. Para ser una prostituta, hacía muy bien su trabajo―. Pero…―hizo un puchero― ya no estoy tan mojada como antes, ¿por qué no…?―acomodó sus rodillas, una a cada lado de la cintura de Sasuke, se enderezó y acarició la nuca de Sasuke, incitándolo a acercarse a su zona íntima.

El Uchiha apretó los dientes, entendiendo que ella quería que él le practicara sexo oral. Su visión se tornó roja, ¡¿quién creía esa mujer que era él?! Él no se iba a rebajar a hacerle eso a una mujer, se suponía que ellas estaban ahí para complacerlo a él, no al revés.

"Necesita una lección." Pensó, por eso la empujó hacia un lado para que ella se recostara en el diván, pensando que él le iba a cumplir su deseo, y él se puso sobre ella.

―Así que… ya tienes ganas―susurró fríamente. Una de sus manos se deslizó entre las piernas de la chica (al fin que ella ya estaba desnuda), ella intentó besarlo, pero él se hizo hacia atrás―. Entiende…―dos dedos se metieron descaradamente en la intimidad de la chica y ella soltó un grito de dolor, ya que aún no estaba lubricada― que… ―otro más y los estiró dentro de ella. Los ojos de la chica lagrimearon. Sasuke se inclinó y habló sobre su oreja ―… la perra aquí eres TÚ.

Habían dos chicas más ahí, observando, aunque sólo una parecía preocupada por su compañera rusa porque la otra se estaba riendo. Suigetsu se había alejado unos cinco metros para poder disfrutar de las suyas, ignorando lo que sucedía alrededor.

A Sasuke no le gustó hacer eso, pero más le desagradaba que la gente pensara que él estaba para servirle. No, él era el amo y punto.

Como esperó, nadie ayudó a la chica porque ella era una chica de compañía, "para eso sirven, ¿no?".

La miró, ella estaba sufriendo. Pero él apenas estaba empezando su "lección". Pidió una botella de sake y se deleitó penetrando a la chica con eso.

Hinata se arrepintió de querer ir con su hermana exactamente un segundo después de haber aceptado. No le gustaba estar rodeada de gente, mucho menos gente ruidosa (unos cuantos ebrios) que la intimidaba en todo momento. Lo peor era que Hanabi le había elegido el conjunto que estaba vistiendo: un vestido blanco muy corto (que intentaba bajar cada que podía), un suetercito azul muy ajustado y una diadema que adornaba su largo cabello azulado.

El Infierno representaba todo lo que Hinata detestaba: ruido y alcohol.

Por eso nada más llegaron, pidió ir al baño a esperar ahí hasta que terminara el desastre (según ella).

―Voy contigo—dijo Hanabi—no vaya a ser que te quieras esconder hasta que todo acabe. Si estás aquí es porque te vas a divertir como nosotras, ¿no?—miró a sus dos amigas, una de las cuales se llamaba Moegui. Las dos chicas se encogieron de hombros, mirando a su alrededor porque al parecer, era la primera vez que estaban ahí. Hinata suspiró internamente―. Ah por cierto, quiero la zona VIP Premium—le dijo al hombre que las atendió desde que llegaron.

―La zona VIP Premium ya está ocupada—negó el hombre. Era un tipo grandulón de cabello anaranjado, a Hinata le habría parecido tranquilo y confiable si no trabajara en ese lugar―. Pero tenemos la zona VIP Ultimate.

― ¿Quién osa usar mi zona favorita?—refunfuñó Hanabi―. Tendremos que conformarnos con la Ultimate. ¿Al menos podemos ir a un baño decente? Porque ni loca pienso usar los baños de este piso.

En el camino, Hanabi le explicó a Hinata que la zona Premium era una habitación cerrada con todas las comodidades que ellas quisieran y que usualmente la ocupaban los clientes más importantes del Infierno; mientras que la Ultimate estaba entre la Premium y el área para la gente común, tenía sólo tres paredes y la cuarta era con vista a toda la masa humana que bailaba. El hombre, que dijo llamarse Juugo, las llevó por un largo pasillo desierto que desembocaba en tres puertas: dos laterales y una al fondo (el baño), la puerta de la izquierda estaba custodiada por hombres armados porque llevaba a la zona Premium y la de la derecha llevaba a la Ultimate.

Hinata y Hanabi estaban por dirigirse al baño, Hinata quiso hacer un comentario tonto, pero se dio cuenta de que su hermanita estaba revisando su teléfono celular, tal vez enviando un mensaje o algo así; pero de pronto la puerta de la zona Premium se abrió y de ella salió aventada una chica desnuda. Hinata tuvo que procesarlo dos veces: desnuda. Que cayó en la esquina del pasillo, gimiendo.

Hinata no lo pensó dos veces y se agachó para ayudarla, para tratar de levantarla. La chica no parecía lastimada físicamente, pero lloraba como si algo le doliera mucho.

— Aprende bien tu oficio, puta—gritó la voz de un hombre que arrastraba las palabras—: Aquí tú eres la zorra. Ah, ¿ya me trajeron el reemplazo?

De pronto Hinata sintió que alguien la tomaba por la parte trasera del cuello de su vestido y que era levantada. El miedo la paralizó, su corazón tratando de salir de su pecho. Un fuerte olor a alcohol golpeó sus fosas nasales. Entonces la giraron bruscamente y se encontró con unos labios besando brusca y ansiosamente los suyos. Cerró los ojos. Estaba aterrada.

Un par de rudas manos se sujetaron a su trasero y la levantaron.

El sabor a alcohol penetró su boca, aunque la parálisis por el miedo no la ayudó a esquivarlo, sólo a dejarse hacer. ¿Quién era ese desconocido que intentaba aprovecharse de ella? Intentó forcejear, pero el tipo tenía mucha fuerza, además estaba ebrio.

Le pareció escuchar gritos, pero la situación y el ruido de la música le hicieron imposible comprender las palabras.

A Hinata le dieron náuseas y unas arcadas llegaron a su garganta antes de que pudiera detenerlas. Al mismo tiempo, alguien jaló de ella hacia atrás, forcejeando con el tipo para que la dejara.

En ese momento el tipo la soltó y ella cayó bruscamente sobre el suelo, totalmente impresionada por lo que acababa de suceder.

— ¡Si te vuelves a acercar a Hyuuga Hinata, haré que te encierren en la cárcel por el resto de tu vida!—gritó Hanabi alterada—. ¡¿Por qué no hicieron nada, imbéciles?!

Los hombres armados tenían el rostro impasible, como si nada estuviera pasando, excepto porque uno estaba agarrando el brazo de Hanabi con brusquedad porque al parecer había sido ella quien le había arrebatado a Hinata de los brazos del tipo. Juugo se agachó a la altura de Hinata.

— ¿Está bien, Hinata-sama?—preguntó con un poco de preocupación.

Ella sollozó. No se había dado cuenta de que unas cuántas lágrimas habían resbalado por sus mejillas, y es que el miedo la había sedado casi por completo durante unos segundos, pero ahora estaba alterada. ¿Por qué le habían hecho eso? ¿Por qué intentaban tomarla sin su permiso? Alzó los ojos para ver a su hermanita, quien seguía gritando, no obstante, su mirada se topó con la de su agresor.

Eran unos ojos negros, tan negros como una noche sin luna, oscuros como el carbón. Una mirada perdida, como si no fuera completamente consciente de lo que estaba haciendo o de dónde ni de con quién estaba. Una mirada que le dio miedo.

El chico, porque no tendría más de veinte años, bufó exasperado.

— ¿Es la de reemplazo o no?—escupió la pregunta a Juugo. El empleado del lugar negó con la cabeza, mirándolo sin enojo por lo que había hecho. El chico de ojos negros gruñó como si todos, menos él, se hubieran equivocado—. Quiero a esta—señaló a Hinata con desdén.

¡Paf!

La bofetada resonó sobre la música del lugar. Fue tan fuerte que el rostro del chico de ojos negros se giró e incluso su mejilla se puso roja. Volteó lentamente y se topó con una pequeña figura que respiraba entrecortadamente. Hyuuga Hanabi lo había cacheteado.

—Tú…—musitó. Su fría mirada detuvo el corazón de Hinata. Esos ojos gritaban "¡Peligro!".

Demo, antes de que las cosas empeoraran, Juugo jaló bruscamente a Hanabi hacia sí mismo, alejándola del otro.

—Por favor, esto sólo fue una confusión—Juugo le dijo al hombre para tratar de calmarlo—, ella sólo está tratando de defender a su hermana…

El tipo no le hizo caso, avanzó un paso para agredir, pero fue detenido por el brazo de un chico albino cuyo rostro Hinata creyó recordar vagamente. El chico albino acababa de aparecer detrás del tipo de ojos negro.

—Anda, no busques problemas—dijo tratando de sonar alegre, como si todo fuera una broma.

El chico de ojos negros desvió su atención hacia él, el tiempo suficiente para que Juugo sujetara bien a Hanabi con un brazo y levantar a Hinata con el otro, para después alejarse rápidamente con ambas chicas como si no pesaran más que un par de kilogramos.

.

..

¡Bienvenida gente bonita SasuHinista!

Y como todo SasuSaku y NaruHina anda gritando "¡somos cannon!" Nosotros gritaremos "¡SOMOS CRACK, ¿Y?!".

No se pongan tristes, si todo tuviera que ser canon, Fanfiction no existiría porque entonces todo tendría que ser exactamente como el autor lo quiere. Eso sería aburrido ¿no creen?

Esta historia se llamaba "Lo que el viento a…" un crossover con Bleach, pero la cancelé por cosas personales. Ahora está totalmente diferente y tardé mucho en editarla porque la escribía como crossover con Bleach, luego no, luego otra vez sí, luego no… así hasta que decidí que sería por completo de Naruto. De otra forma tendría que centrarme también en los chicos de Bleach y hey, esto es totalmente SasuHina.

Demostremos que los crack también somos un fandom fuerte, denle Follow o Favorite y manden un review ¡no se arrepentirán!

¡Feliz SasuHi-Navidad!

PD: yo me inventé esa palabra, cobro por su uso XD.

PDD: Nos vemos en "La raza maldita" o en "Merodeando Online".

PDDD: Muchas gracias a Kattyo queme echó porras para continuar esta historia.