Espero que les guste el fic :)
Era el octavo cigarrillo que se llevaba a la boca aquella mañana. Estaba ansiosa, era mucha presión, demasiada. Acababa de ver los carteles de "Se Busca" de aquella banda y… ¡sobrepasaban los 700 millones de berries! Esto se le estaba escapando de las manos.
- Oye chica, ¿te preocupa algo? No suelen venir por mi taberna chicas tan jóvenes y tan preocupadas – le dijo el camarero mientras limpiaba la barra con un trapo bastante sucio y mohoso.
- ¿Es que acaso alguna chica ha pisado este bar? – dijo de forma irónica sin ni siquiera mirarlo.
- Soy el camarero de una taberna, he escuchado cientos de problemas de borrachos, puedo soportar el de una chica tan linda.
La chica simplemente le respondió:
- Limítese a servirme otra cerveza, le he pagado para que la jarra esté llena cada vez que me la lleve a la boca.
- De acuerdo, de acuerdo. Pensaba que te vendría bien algo de conversación.
Eran ya las 2 del medio día, así que se dispuso a marcharse de la taberna. Ya se le habían acabado los cigarrillos, así que no había vuelta atrás.
En el puerto de la ciudad, acaba de anclar un barco enorme, era la hora de la comida y su capitán estaba muy hambriento.
- ¡SANJI! ¡Quiero comidaaaa!
- Cállate imbécil, si no te hubieses comido todas nuestras reservas, habríamos comido hace una hora.
Sobre la cubierta del Sunny y con los brazos en jarra, se encontraba la navegante de los Mugiwaras.
- ¡Parad ya de gritar! ¡Estoy intentando terminar mi mapa y lo vais a estropear todo!
- Pero si eres tú la que más grita y gruñe en este barco – comentó el espadachín de la tripulación - no hay quien pueda dormir en paz.
Segundos después, Sanji, Zoro y Luffy estaban tirados en el suelo con un gran golpe en sus cabezas.
- Por bocazas ahora acompañarás a Sanji a comprar comida, y os llevaréis a Luffy para mantenerlo vigilado. No os metáis en ninguna pelea.
- ¿Y por qué tengo que seguir una orden tuya? – preguntó un malhumorado Zoro.
- Porque lo digo yo y punto.
- Pero si el capitán soy yo, yo soy el que debe dar las órdenes – dijo Luffy levantándose – Zoro, tú vendrás con Sanji y conmigo a comprar comida.
Y dicho esto, se rascó la cabeza y saltó del barco, a la vez que le seguían Sanji y Zoro. Como de costumbre, estos últimos no paraban de discutir en todo el camino, tan solo dejaban de darse patadas y puñetazos cuando Sanji veía algo de comida apetecible. Debido a ello, cuando quisieron darse cuenta...
- Oye... ¿dónde se ha metido Luffy?
Ambos perdieron el poco color que les quedaba, si dejaban a Luffy suelto por la ciudad, no sabían cuán revuelo podría provocar su capitán. Un escalofrío les recorrió por toda la espalda al imaginarse los problemas que les ocasionaría.
-Está bien, yo iré para la plaza y tú encárgate de las tiendas de carne del mercado – ordenó Zoro.
- Ni hablar, no puedo dejarte solo, acabarás en la otra punta de Grand Line sin darte cuenta.
Y como de costumbre, las peleas empezaron de nuevo.
Mientras tanto, en dos calles paralelas a la principal, se encontraba Luffy babeando los cristales de un ventanal, se podía apreciar la cantidad de carne que había, de cualquier tipo: asada, frita, empanada, con patatas, pimientos, daba igual, había de todo. Aquello era el paraíso para Luffy.
-¿Te apetece comer? - una voz extraña para Luffy le había hablado a su espalda.
- Si... tengo mucha hambre, pero todo el dinero lo tiene Sanji y lo he perdido.
Mientras dijo aquello, se pudo escuchar claramente los rugidos del estómago del capitán.
- Si quieres, puedo invitarte.
Por primera vez, Luffy se apartó del cristal para dirigirle la mirada a la chica que le había hablado. Llevaba unos vaqueros y botines negros de motero, una camiseta blanca no demasiado ajustada y una chaqueta de cuero, incluso haciendo demasiado calor para llevar chaqueta, la chica llevaba un guante negro que cubría su mano derecha. Luffy tan solo le dirigió una mirada interrogante.
- Vale.
Diez minutos después, el chico de 17 años intentaba mantener una conversación con la chica. Aunque todo era algo absurdo porque éste hablaba con la boca llena y no se le entendía nada. La joven se limitaba a sonreír y en su interior rezaba porque el capitán no le estuviese preguntando nada porque no lo estaba entendiendo.
- …Y luego está Franky, que es el ingeniero de la tripulación, este último se ha unido a la tripulación hace unos días.
- ¿En serio? Es increíble que hayas podido conseguir incluso a un ingeniero.
Luffy dejó de comer de repente y se quedó mirándola demasiado serio.
- Me has invitado a comer… ¿Quieres ser mi nakama?
- ¿¡Qué!? – De la impresión que le había provocado aquella propuesta, Sara cayó de espaldas al suelo – Pero qué… ¿cómo que si quiero ser tu nakama? ¡Solo te he invitado a comer!
- ¡LUFFY!
Dos voces se escucharon al unísono y Sara, desde el suelo se giró para ver de donde procedían.
- ¡Zoro! ¡Sanji! Venid a comer, esta chica es muy amable, me ha estado…
Pero un gran golpe no lo dejó continuar, Sanji le propinó una gran patada en toda la boca.
- ¿¡Cómo es eso de que si quiere ser nuestra nakama!?
- ¡Cómo se te ocurre aprovecharte de una hermosa joven! Lo siento mucho, hermosa dama.
- No… no se preocupen, fui yo la que me ofrecí. Si quieren, ustedes también pueden, no hay problema por el dinero – dijo a la vez que Sanji le ayudaba a levantarse.
Mientras comían, tuvieron una agradable conversación sobre comida. Todos charlaban animadamente, todos, excepto Zoro.
- ¿Qué haces aquí y por qué nos invitas a comer? – preguntó Zoro de malas formas.
- Tan solo estoy de paso, tengo que llegar a Rothen, tengo unos asuntos pendientes. Y… bueno, vi a vuestro capitán hambriento, no podía dejarlo así.
- Quieres que te llevemos a la isla, ¿verdad? – Dijo Zoro, Sara no supo qué contestar – Creo que he dado en el clavo, nadie hace estas cosas sin ningún motivo.
- Si Shiro necesita ir a Rothen, la llevaremos a Rothen. Me ha invitado a comer, no puedo negárselo.
Sara sonrió al escuchar el nombre que acababa de adjudicarle el capitán.
- No, no necesito que me llevéis, ya he encontrado a otros piratas que han accedido a llevarme.
- ¡Pues es una pena morena mía! Yo te llevaría hasta el fin del mundo si hiciese falta – decía Sanji de forma demasiado cursi.
Minutos después, emprendieron el camino de vuelta, pasando por el paseo principal para comprar comida. Debido a que el barco que llevaba a la chica estaba en el mismo puerto, los acompañó disfrutando de su compañía.
Sanji no paraba de elogiarla y Luffy de pedirle más carne por cada puesto que se cruzaban. Zoro, por otro lado, la miraba de reojo y no decía absolutamente nada. En uno de los muchos puertos donde se pararon, Luffy y Sanji pararon a probar la carne, Sara se acercó a Zoro cautelosamente:
- Así que… Zoro Roronoa, ¿eh? – Esperó alguna respuesta del espadachín, pero no hubo ninguna - eres muy conocido por el Gran Line. Me vendrían bien unas clases, no soy capaz de sujetar ni un cuchillo de cocina.
Tan solo silencio.
- Esto es una conversación, puedes participar, normalmente es más entretenido cuando intervienen dos personas o más, una sola puede resulta algo raro. – Hizo una pausa – Verás, tan solo me ha caído bien Luffy, lo vi hambriento y lo invité a comer, eso es todo.
- No terminas de convencerme, eso es todo. Pero tú ahora te irás con los otros piratas y…
La frase quedó a medias, una gran explosión se escuchó en todo el paseo, provenía del puerto. Los tres piratas y la chica salieron corriendo en dirección a la explosión para quedarse con la boca abierta al llegar allí.
- Pero qué… - comenzó diciendo Zoro.
- ¡NO!
