Disclaimer: Los personajes pertenecen al dios Joss Whedon, bla bla bla.
N/A: Hace SIGLOS que escribí esto (con el nombre Entre Angel y su alma) y lo envié al concurso del foro Slash Fever, donde recibió una Mención de Honor, y donde lo publiqué unos días después. Lo cierto es que esta no es una pareja que me apasione, soy Spuffy, pero bueno, supongo que todos tenemos que probar cosas nuevas XD También debería avisar de que NO he visto Angel, así que no sé qué pasa en esa serie, ni qué ocurre después de Chosen (tampoco he leído los comics, pero lo haré este verano xP). Eso es todo, cualquier comentario será bienvenido x)
Un secreto
Angelus nunca le soportó. Para él, William no era más que un estorbo, alguien con demasiadas ganas de llamar la atención y poco cerebro para pasar desapercibido. Y luego se puso ese nombre estúpido, Spike, y Angel sintió ganas de estrangularlo. Pero se abstuvo. Y nunca supo por qué.
En realidad, nunca supo por qué no le clavó una estaca. Porque ha tenido muchas oportunidades, y ninguna la ha aprovechado. Cuando Angelus reapareció en Sunnydale. Ése era un buen momento, Spike no podía levantarse de esa silla de ruedas. Pero no, simplemente se conformó con fastidiarle un poco.
Y ahora, de pronto, le gustaría haberlo hecho. Porque no es lo mismo. Si ese imbécil hubiera muerto bajo sus manos, con una estaca portada por él, todo hubiese sido diferente. Se hubiera sentido satisfecho de haberlo logrado, de haberse quitado un estorbo.
Mira el reloj otra vez. Han pasado seis horas desde que llamó. ¿Por qué todavía no se ha presentado? Buffy ni siquiera se puso al teléfono, tan sólo Dawn, y no es que le haya dicho mucho. Sólo que Sunnydale se ha convertido en un tremendo boquete, que El Primero ha caído y que Spike está muerto.
Y no sabe por qué con tanta buena noticia siente esa terrible opresión en el pecho. Es como si de pronto se sintiese… ¿cómo? Probablemente abrumado por todo lo que ha ocurrido, no podía ser nada más. Porque todo es demasiado grande como para digerirlo.
Puede imaginarse a Buffy, con su guadaña, aniquilando a los vampiros, encabezando a un ejército de cazadoras noveles, peleando hasta el último aliento. Puede imaginar a Xander, con ese aire de chico de pueblo, entregándolo todo. A la novia molesta, Anya, huyendo de conejos imaginarios. Incluso, si se esfuerza, puede imaginarse a la pequeña Dawn correteando entre los mayores.
Pero, por alguna razón, no es a ellos a quienes imagina. Porque en su cabeza sólo aparece una imagen. Ese rubio hortera y peleón, ese rubio fastidioso al que nunca había tolerado demasiado. Por favor… ¿cómo puede estar pensando en Spike?
Es patético.
La cabeza de Wesley asoma en ese momento por la puerta de su despacho.
-Acaban de llegar.
Angel salta de la silla, como movido por un resorte. Pasa junto a la puerta, y junto a un sorprendido Weasley, pero no le importa cómo le mire. Allí están todos, con aspecto cansado. Tienen un par de heridas feas, pero están bien.
Sin embargo, lo único que busca es esa cabeza rubia que tanto detesta. Cabía una esperanza, una entre mil, de que no estuviera muerto, de que hubiera sido un error y ese terco vampiro hubiera salido de entre las ruinas y hubiera ido tras las faldas de Buffy, pero no ha pasado. Y eso le hace sentir extraño. Entre avergonzado y patético.
Aunque hay algo que no reconocerá, y es que no solo se siente avergonzado y patético, también siente dolor. Pero, claro, eso es un secreto. Un secreto entre él y su alma.
