Tu recuerdo
La habitación vacía, oscura y silenciosa. Una copa de vino tinto reposada en la mesa de madera fina opaca. Y el arrepentimiento torturando su psiquis. Quien lo viera sentiría lástima de él y su estado mental. De la penuria en la que era sometido. Está abatido y desgastado. Cada parte de su cuerpo siente que desfallece minuto a minuto mientras es sumergido en la marea del arrepentimiento. Cual torturadora es... Ni la copa de vino le hace olvidar la pena de haberla perdido.
Perdió mucho y sin embargo el pesar que más le duele es el de recordar su acogedora sonrisa, sus delgadas hebras rubias de las cuales exhalaba aquel aroma singular. Un aroma que jamás sintió de alguien. Y sabía que nadie lo tendría porque ella es única. Su semblante también. Recordarla le quebranta el corazón. No, no es su recuerdo ni el paso que marcó en él lo que le duele tanto, sino lo cobarde que fue por no confesar la atadura interna. Ese sentimiento tan complejo escrito de la manera más simple. ¿Quién lo pensaría? El soldado más fuerte de la humanidad intimidado por aquellas cuatro palabras. Sabía que no la tendría para siempre y no obstante se confió en que la tenía a su lado. A la vista y deleitándose en cada uno de sus ángulos. Ella siempre estuvo ahí, mas él no estuvo cuando ella lo necesitó.
Solo queda su recuerdo. Se promete jamás olvidarla, nunca olvidar. Atesorar los momentos vividos y continuar su paso por el mundo cargando aquel arrepentimiento fiero y repulsivo de no expresarse. Aún estando solo en su habitación, agarrándose la cabeza conteniendo millones de emociones, sólo queda eso... su recuerdo.
