5 de febrero de 1995.
Aquella noche, una chica de piel pálida como la nieve, ojos azul profundo y con un cabello de color celeste claro, se encontraba en una habitación de un hotel algo apartado de la ciudad, caminando de un lado a otro sin importarle las demacradas paredes de color verde musgo que se encontraban a su alrededor, solo siguió caminando de un lado a otro como si de esa forma pudiera encontrar respuesta a todos sus problemas, pero sabía que no era de esa forma. La tormenta que había afuera logro detener sus pasos por unos segundos antes de continuar con lo que hacía, caminar y caminar de una lado a otro sin apartar la mirada del suelo mientras sentía como una única lágrima caía de su ojo derecho hasta su barbilla y es que de hecho, ese día había sido una completa mierda.
Ya eran las 2 de la mañana y se encontraba sola en el hotel más barato que pudo pagar en ese momento, las paredes estaban tan demacradas que parecía que se caerían en cualquiera minuto al igual que el techo que la estaba resguardando de aquella noche de tormenta, la puerta estaba algo mala y era realmente difícil abrirla, la cama rechinaba de una manera espantosa y las sábanas no alcanzaban para entregarle calor a su frío cuerpo, el espejo del baño pequeño que había en la habitación se encontraba roto en pequeños fragmentos y para su mala suerte, solo había agua caliente entre las cinco y las ocho de la mañana, luego de eso cortaban el agua por dos horas hasta que la volvían a dar a las diez y luego la volvían a cortar a las once de la noche, y por esos motivos, la peli celeste estaba contenta de tener luz, aunque la cortaran a las una de la madrugada y después la dieran a las cinco de la mañana, para ella, era como una bendición poder tener luz todo el día en ese lugar que tenía muchos problemas financieros y que parecía que se caería en cualquier momento del día o de la noche, pero para el viaje que se encontraba realizando, era mejor quedarse en ese lugar, ya que luego se marcharía de regreso a su ciudad natal exactamente el 12 de febrero de ese mismo año.
Soltó un suspiro resignada, tenía que descubrir la razón de la llamada de su mejor amiga y el porqué sonaba tan asustada en ese momento, pero para eso, tenía que viajar de Seven a Magnolia sabiendo que era un viaje realmente largo y que los buses de Seven, solo llegaban a Crocus y que de Crocus, salían solo una vez a la semana los buses a Magnolia y sabía perfectamente que tenía mucha suerte de haber encontrado el último boleto con esa dirección, ya que según sus datos, solo salían dos buses en la mañana y uno en la noche, aunque nadie sabía el motivo del porqué habían tan pocos buses para poder viajar a una ciudad tan bonita como Magnolia, aunque la mayoría de los habitantes pensaban que era por el largo recorrido que había que hacer para llegar a Magnolia, ya que un bus por si solo se tardaba más de cinco horas en llegar.
Tomo asiento en la molesta cama en la que dormiría toda esa semana antes de partir sin despegar su vista del suelo, "es hora de dormir", ese había sido el susurro que había escuchado todo el tiempo hasta que decidió por colocarse su pijama e ir a dormir. Comenzó quitándose se vestido de color azul marino largo hasta los tobillos para dejar expuesto su gran cuerpo digno de una modelo en una ropa interior negra de encaje con unos calcetines hasta el muslo del mismo color y unas botas altas de color marrón, se quito las botas y las dejo al lado de la cama con sumo cuidado de no hacer ningún ruido que fuera molesto para ella, tomo su pijama de polar de color bermellón y se lo coloco sin sacarse algo más de la ropa que yacía cálida sobre su cuerpo y sin demorarse, se metió bajo las frías sábanas y se acurruco intentando dormir, pero por más que lo hacía, no podía, estaba demasiado preocupada por su amiga y por lo que haya pasado como para hacerla regresar a Magnolia de la noche a la mañana, debía ser algo muy grave y la mantenía en estado de alerta de manera constante, tanto, que sabía que si iba al trabajo, no podría concentrarse hasta tener alguna noticia de su amiga, y no solo era porque la llamada haya sido algo extraña, pero tenía miedo de que hayan lastimado a alguien, después de todo, su amiga nunca exageraba nada e incluso cuando un amigo un día se rompió una pierna, su amiga le resto importancia como si nunca hubiera ocurrido y le había dicho que no se preocupara, que no había sido nada grave aun cuando lo era.
Decidió que sería mejor dejar de darle tantas vueltas al asunto, se acurro entre las sábanas para obtener un poco de calor y se durmió, mañana seria un día bastante largo y aunque no quisiera admitirlo, sería algo realmente peligroso, sabía que el solo hecho de meterse en aquel lío, sería el error más grande que haya cometido en toda su vida, pero para ese momento, ya no había vuelta atrás, solo debía continuar manteniéndose en calma como si solo fuera una exageración de su querida amiga para esa oportunidad, ya no podía meterse en más problemas, no después de aquel accidente que ocurrió en su antigua escuela y que la primera persona que considero como amiga haya desaparecido de la nada y que dos días después el novio de ella no haya dejado rastro por ningún lugar de la ciudad, después de eso, vivía con un mal presentimiento y con un miedo constante a perder otro ser querido de la nada o que posiblemente, aquello pudiera ocurrirle a ella.
