La leyenda de Zelda - La decisión de los gigantes

He aquí la explicación de esta nueva, pero vieja historia...

Siempre, desde que inicié mi historia sobre esta nueva aventura de nuestro amigo, Link, quise cambiar muchas cosas...

Nunca completé mi historia... lo que hizo que quedara en uno de los puestos 40 o 60... Que a eso yo considero antiguo.

Para aquellos que alguna vez amaron o siguieron esta historia, reúnanse nuevamente, para ver la nueva versión, en la que dedicaré tiempo... el mayor posible... y si llega a parecer que ha llegado el fin de la historia, (en otras palabras 'No daré más capítulos'), verán que puede revivir desde las penumbras.

Aquí inicia una vieja, pero renovada historia...

Nota: No incluiré nada que no haya estado, en lo respectivo a personajes o lugares de otras versiones de Zelda, eso quiere decir que no incluiré a Ordon Village o a Talo, Malo, Colin o Ilia.

Capítulo 1 – Un extraño suceso.

Era época de otoño, donde las hojas caían al suelo, dejando a su antiguo hogar deshabitado. No se veían más pájaros que un par de ellos montado en escoba. La única novedad era el viento que resonaba entre el silencio... ¡Ahh...si...! El silencio... Eso era lo que sentían los moradores de Clock Town; una agradable sensación a silencio, que por cierto no muchas veces se sentía.

-A veces extraño el ruido.

-¡No me digas! Me parece que ya lo has dicho... ¡Ah, claro! Lo dijiste ayer, y antes de ayer, y antes del día antes de ayer. ¡Ya lo sé de memoria!-ambas personas sueltan una risa-.

-Creo que...

-YO creo que a veces tienes la razón.

-¿Que dirías si te digo que no quiero tener la razón?

-Te diría que guardes silencio. Toodas las veces que hago algo mal, u ocurre lo que tú dices, me dices "¡Te lo dije!"- Nuevamente sueltan risas-.

-¡Mira, ahí viene el cartero!

-Buenas tardes, señorita Anju. Buenas, Link.

-Buenas tardes. ¿Hay mucho movimiento de cartas hoy?

-Oh, no. En esta época hay muy pocas personas que envían cartas. En fin... señorita Anju, le ha llegado carta, pero creo que olvidaron poner quién la envió.

-Vaya, nunca había recibido una carta así... ¡Tampoco tiene sello! ¡Es... es...!... ... Es extraño...

-Bueno, debo seguir con mi deber, hay una carta hacia el pantano, para el dueño del juego de los botes... ¿Echamos una carrera, Link?

-No puedo, estoy acompañando a Anju. Lo lamento...

-¡No te preocupes! Estoy con demasiado ánimo para que me dé pena... Muy bien, debo irme. Adiós.

-¡Adiós!... ¡Oh, no! ¡Olvidé entregarle una carta! Link, ¿se la puedes entregar al cartero?

-¡Por supuesto! ¡Voy enseguida!

Anju y Link se encaminaron al conocido Stock Pot Inn. Dentro, Subieron al segundo piso, donde Anju le pidió a Link que esperara donde estaba, mientras ella entraba en su habitación. Pasan dos minutos y Anju sale de ella.

-Aquí está-dijo Anju mientras le entregaba la carta.

-Bien... En estos momentos se debe estar dirigiendo al pantano, ¿no?

-Claro. Aunque yo creo que se dirigió al laboratorio.

-¿El del anciano "Astrónomo"? ¿Por qué iría ahí?

-Es que... me dijo que el cartero tenía que estar ahí exactamente a las 14:41. Ya son las 14:38... Uh... 14:39.

-Bien, pues lo esperaré cerca de la entrada al Pantano. Sería más fácil, ¿no?

-Seguro-le respondió sonriendo.

Mientras Link caminaba hacia el pantano, se fijó en algo: Nubes púrpuras y oscuras sobre Snowhead.

-Creo que miro demasiado el sol...

(N.A: Por si no entendieron, con el sol se ven distintos colores)

Link entró al bosque. En eso desenvainó su espada y empezó a matar murciélagos y Chus (Gelatinas). Se sentó cerca de una flor grande.

-Bonito día, ¿novedades en Clock Town, Link?

-¿No se supone que estás en Clock Town, Tingle?

-Ese es uno de mis hermanos. En fin, no has respondido mi pregunta.

-Pues no, Y si lo hizo, no es nada interesante. Casi no hay movimiento en otoño, solo silencio...

-Ah, Si... Lo mismo es aquí. ¿Quieres un mapa?

-Ya tengo, gracias.

-¿En serio? ¡Que extraño! Solo yo he visto ese lugar...

-¿Cuál lugar?

-Es uno que s...

-¡LIINK! ¡HOOOLAAAA!

-¡Hola! -le respondieron.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó el cartero a Link.

-¿Yo?, nada... ... ¡Oh!, de hecho, Anju olvidó entregarte una carta.

-Ah... Que bien.

-Y, ¿no la vas a tomar?

-¡Oh!, ¡Qué torpe! Bien, sigo con lo mío. ¡Adiós Link!

-¡Adiós!

Link se va y se dirige hacia Clock Town, mientras Tingle sonreía forzosamente.

-Nadie se preocupa de mi... -dijo dando un suspiro-.

Link se fijó nuevamente en las nubes... Parecían haberse agrandado.

-Siguen púrpuras... Luego veré...

Un estrépito hizo a Link cambiar de opinión. Se desataba una tormenta en Snowhead. "Necesito apurarme" se dijo Link. Se dirigió al Stock Pot Inn.

-¿Por qué tan apurado, Link?

-¡No tengo tiempo!-le respondió a Anju, ya estando en su habitación-Debo ir a Snowhead, algo ocurre ahí. Aquí están las 15 rupias de hoy... Ah, y aquí otras 15 de ayer. ¡Adiós!.

-¡Link! ¡Me diste 47!... Vaya que estaba apurado...

Link corría y corría, estaba muy preocupado corriendo hacia Snowhead. ¡Podía ser obra de cualquier cosa! Mientras se acercaba hacia Snowhead, ya en la nieve, se empezó a sentir mal. Se tambaleaba frecuentemente, soltaba una respiración entrecortada, y todo empeoró cuando llegó bajo la zona de nubes púrpuras.

-Es… veneno…-se dijo a si mismo, en voz alta, ya que la lluvia emitía un ruido casi a ácido- …ya casi… no veo… -dijo, y prendió su linterna.

En cuanto lo hizo, el "veneno" se empezó a alejar, como si hubiera viento que lo empujara. Se empezó a sentir mejor. Todo era púrpura. Las flores estaban marchitas, los árboles muertos, la nieve parecía tierra. No habitaba ningún alma, ni el viento se presentaba ahí.

-¿Qué es lo que buscas? No encontrarás nada, todo se ha ido. Todo…

Era un goron. Estaba debajo de una abertura que se había hecho en la montaña. Llevaba una antorcha en la mano.

-E-e… yo… Eee…

-¿Eh? Lo suponía. ¿No sabes que es todo esto, no? Tienes suerte al descubrir lo del fuego. Ven… te guiaré a un lugar seguro. Apágala. La necesitarás después.

Link, sin saber qué decir, obedeció al goron; apagó la lámpara y lo siguió.

-Aquí todo… todo pereció. Los peces que habían en esas aguas desaparecieron, simplemente desaparecieron. Yo caminaba cuando todo empezó…-cortó la conversación, pegó un suspiro y continuó- Fue justo ayer. En la noche. Todos dormían, y se empezaron a escuchar ruidos, pero los ignoraron. Podía ser cualquier cosa. Un Bombchu que haya explotado, una roca que haya caído… Truenos –dijo con énfasis en "Truenos"- Eso era. Nadie creía eso. Aquí no hay truenos. No hay, nunca hubo. Yo salí a ver, pero en la oscuridad de la noche no se veían las nubes, y no hubo otro estruendo en toda la noche.

-Es… realmente triste.

Mientras caminaban en camino al Palacio Goron, el goron siguió su relato.

-Tomé una antorcha y me encaminé a la casa del herrero, por si sabía algo. Empezó a caer nieve, yo puse la mano y cuando cayó un copo en ella, me quemé. No entendía nada. Como empezaba a quemarme el cuerpo, me dirigí a un lugar seguro, y aquí estoy.

Se detuvo frente a la puerta, se acurrucó y saltó sobre el mismo lugar. La puerta reaccionó y se abrió hacia arriba.

To be continued…

Yeeeea!!! (Grito rockero). ¿Qué les parece? Nada mal para ser una mejora, ¿eh? Bueno. Les doy el título del próximo capítulo.

Próximo capítulo: La desaparición.

Tal vez este fue corto, pero si lo que les importa es la historia y no lo largo de los capítulos, pues, vean el prox. capítulo.

Saludos.