¿Zoseph?

Ted sonrió por segundos cuando la imponente y decadente imagen del The Arcadian pasó fugaz por su cabeza. Se detiene a hacer una pausa para mirar a Zoey entre la oscuridad de su cuarto, sus ojos le miran con un curioso brillo de travesura. Entonces vuelve a pegarla a su cuerpo, vuelve a hundir sus dedos en su espesa cabellera de suaves ondas y vuelve a reír al recordar el infierno que le hizo pasar cuando GNB le contrató para hacer otro edifico sobre el que ambos admiraron aquella noche, cuando por primera vez se vieron. Pero por sobretodo, vuelve a besarla.

Ella da un paso hacia adelante, lo que le hace retroceder. Uno más, y otro, una última vez. Ted se deja, de pronto escuchando entrar la llave de Robin en el cerrojo. ¿Cerré la puerta de la habitación? se pregunta mientras abre un ojo para echar un vistazo. Sí, pero el pestillo definitivamente no fue cosa mía, concluye. Y como si Zoey le hubiese leído la mente, le da un inocente golpecito en el plexo lumbar, centimetros arriba de la pretina de sus pantalones.

Inclina su boca para cambiar el ángulo, y ella se amolda perfectamente como si estuviesen sincronizados. ¿De verdad minutos atrás le dijo que la odiaba? Tenía que llamar mañana a Marshall para agradecerle...

¿Zoseph?, rió evocando el anterior intercambio de palabras, en serio soy pésimo para improvisar si no es de arquictectura, pensó apenas sintiéndose satisfecho. Llevaba tanto tiempo deseando besarla y si no fuera por la Intervención que solicitó a Lily y los demás, lo hubiese hecho hace, oh, tanto. Que se joda El Capitán.

No, en serio, que se joda.

Pero ella también tenia la culpa. Zoey se ocultó detrás de Honey, su prima. Honey era linda, cierto, pero al final de la velada cuando era el momento de llevarla a casa, y donde todo tendría que terminar como el coqueto pestañeo de Honey indicaba, Ted se dio cuenta que no estaba realmente interesado. Descubrió que no quería terminar la noche en la cama de la prima de Zoey, porque quería estar en otro lugar. Pero aquella cama, la de Zoey, decía ocupado y al final el que Barney quisiera hacerle ver que Honey iba tras él fue la excusa perfecta para no mezclar las cosas. En lo profundo, aunque hubiese sido algo de una noche, creía que no podría ser capaz de volver a mirar a Zoey a los ojos sin sentir culpa, como si la hubiese engañado.

Oh, pero qué importa eso ahora. Las cosas están como deben de estar.

Se escucha ajetreo en la cocina, advierte Ted cuando aplasta con su cuerpo el de Zoey, de seguro Robin llegó con el apetito de un equipo completo de Hockey. El cuerpo de Zoey es cálido y blando, suave también, repara cuando desliza su palma bajo la blusa que sobresale a ese adorable suéter blanco que lleva y la piel tersa de su estómago le da la bienvenida. Robin tiene que haber visto el anuncio en el pomo de la puerta, se dice, sino ya habría gritado llamándome para ver la lucha libre.

Uhmmm Ted, ronronea Zoey mientras jala de su camisa, sacándosela desde adentro de los pantalones mientras le muerde juguetona en la barbilla.

Sea como sea, la noche va a ser larga, pero al menos Ted va a hacer lo posible por enmendar la tardanza...y haberle llamado Zoseph.


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