N/A Este fic se lo dedicó a Oyuky chan ^^
Amiga: gracias por tu amistad, espero te guste.
PAY DE MANZANA
Molde
Miró la hora que marcaba su reloj de mesa. Las 11 en punto de la mañana.
La luz del sol se fue colando poco a poco en su ventana logrando que terminara rindiéndose por completo a la circunstancia. Se levantó con todo el esfuerzo del mundo y se puso de pie con el fin de dirigirse al baño, pero un bostezo lo hizo frenar.
Talló con cuidado sus ojos liberándolos de esa posición cerrada y de rastros de lagañas y arrastrando los pies se encaminó al fin de la recámara.
Miró de reojo como su hermano Alphonse descansaba pacíficamente, no pudo evitar sonreír y permanecer bastante tiempo admirando el tranquilo rostro que reflejaba el menor. Hacía tanto tiempo que no lo veía así. Tampoco recordaba del todo el color de piel que rodeaba su pequeño cuerpo y mucho menos los destellos dorados y cafés que coloreaban su cabellera.
Afortunadamente la guerra había finalizado. El dolor, las lágrimas, el sudor y la sangre; todo había quedado atrás en el momento en que vencieron al Padre… casi todo estaba en perfecto estado… casi.
Ahora Roy Mustang era el reconocido y admirado Fuhrer y su dictadura estaba surtiendo aspectos positivos para el país y los estados vecinos. Ya no había guerras.
Se terminó de lavar la cara y se encaminó a la cocina de su pequeño departamento; el cuál había sido alquilado con tal de recuperar fuerzas, sobre todo para Al quien regresó de la puerta con un cuerpo demasiado delgado y enfermo. Edward se había encargado de engordarlo. Ya no lucía para nada flaco pero aún le faltaba rellenar algunos rincones de su cuerpo. También su maestra Izumi lo había apoyado y Gracia quién preparó todo un banquete de exquisitos platillos. Alphonse lloró de alegría al degustar el maravilloso sabor que desprendían tales alimentos.
Tomó la libreta de su pariente y leyó todos los platillos que quería probar. La mayoría ya habían sido tachados de la lista, solo faltaba una cosa… el pay de manzanas de Winry.
-Winry… ¿dónde estarás? –murmuró el mayor de los Elric al leer tan bello nombre que lo hacía enrojecer, pero en esta ocasión solo atinó a bajar la mirada y reflejar un rostro decaído.
Agarró un sartén y lo puso a calentar. El desayuno sería sencillo pero era uno de los favoritos de Alphonse, los dichosos Hot Cakes. Preparó con rapidez la mezcla y en menos de un minuto inició el proceso de elaboración. No era muy bueno en la cocina pero se esforzaba bastante, todo por su hermano; los panqueques eran su especialidad, incluso al ex coronel Mustang le habían encantado en una ocasión que los fue a visitar temprano. Sirvió en un vaso leche mientras realizaba muecas de asco, y en otro preparó una taza de café. Sabía que a Al le fascinaba la leche, por eso no había dejado de comprar el producto.
Preparó y preparó más panqueques hasta que quedó una pila enorme. El apetito de Al había incrementado a diferencia del suyo que había disminuido. Todo por la teoría que había formulado sobre que compartieron algunas cosas cuando realizaron la transmutación.
Llegó el momento de hacer lo que más odiaba en el mundo: ir a despertarlo.
Odiaba ver como lanzaba quejidos y realizaba volteretas en la cama con tal de alejarlo, pero debía desayunar. Se encaminó a la cama de Alphonse y lo movió suavemente al tiempo que lo nombraba con dulzura. Al cabo de unos segundos el menor despertó.
-Ven a desayunar, se está haciendo tarde y tenemos que ir con el coronel –exclamó el rubio con paternidad.
-Ya no es coronel, hermano –respondió Alphonse aún con los ojos cerrados. Edward sonrió con gracia y se alejó del cuarto.
Tiempo después el menor de los Elric se sentó en la mesa con un destello de felicidad en su rostro. El desayuno que le preparó su hermano tenía un buen aspecto pero… ¿el sabor? Tomó un pedazo con el tenedor y lo dirigió a su boca.
-Vaya hermano, está delicioso –exclamó el pequeño con la boca llena del platillo. Después de tragarla sonrió con burla al saber lo que estaba a punto de decir –creo que ya te puedes casar.
Inevitablemente Edward se atragantó con el café y cuando pudo hablar exclamó con cierto enfado y tristeza.
-Jamás podré casarme, Al… y tú lo sabes.
Viendo que había creado cierta tensión en el lugar, Al decidió cambiar la broma.
-Es la primera vez que no se te queman –y rió a carcajadas. El rubio se ruborizó pero al final se unió a las risas.
-Eres un mal agradecido Al… además los panqueques son mi especialidad, ya vez que hasta al coronel le encantaron.
-Ya no es coronel hermano, es Fuhrer.
-¡Entonces merezco más crédito ya que al mismo Fuhrer le fascinaron!
Y con esto las burlas continuaron desapareciendo por el final de la calle.
Llegaron al cuartel media hora después, y, a pesar del retraso, todos en la milicia los recibieron con mucha alegría en especial los subordinados del alquimista de fuego.
-Vaya Ed, has crecido mucho –comentó Havoc sorprendido.
El recién nombrado se alegró y miró incrédulo hacia el rubio con un cigarro.
-¿De verdad?
-Si, tan solo mírate, ya rebasaste a Fuery.
Este último se ruborizó y bajó la mirada con derrota.
-Y yo que me sentía bien al saber que no era el más bajito del grupo.
Carcajadas resonaron por la oficina hasta que fueron interrumpidas por cierta agresión al ser abierta la puerta. Riza Hawkeye, con un elegante conjunto de falda y saco gris que resaltaban su atractiva figura, entró al lugar con su misma expresión de seriedad pero al visualizar a ambos hermanos dibujó una tierna sonrisa.
-Cuanto tiempo sin verlos, ¿cómo han estado?
-Bien señorita Riza –respondió Alphonse con alegría.
-¿Y tú Ed?
El rubio alzó la mirada y le mostró media sonrisa.
-Bien –susurró.
Algo en la ex teniente Hawkeye le recordaba a cierta rubia de Rizenbull… quizá su cabello.
La actitud del rubio no pasó desapercibida por los presentes y, en un intento de animarlo, empezaron a burlarse más sobre la estatura de Fuery… al menos lograron que se olvidara de aquella chica.
-Roy los está esperando.
-Gracias Riza.
La rubia los guió hasta la oficina del Fuhrer. Tocó la puerta y entró inmediatamente.
-Aunque seas mi esposa no significa que debes entrar sin mi permiso, amor.
-No me vengas con eso, sin mi aún no serías Fuhrer, así que hago lo que quiero –amenazó Riza cuando sacó su pistola. Roy rió con nerviosismo.
-Era broma –y vio a los Elric. Riza salió inmediatamente cuando comprendió el rostro de seriedad de su marido -¿Cómo han estado, Ed, Al?
-Muy bien señor Mustang –respondió Alphonse con su clásica reverencia de respeto. Roy rió un poco.
-No es necesario eso Al, sabes que somos como familia.
-Lo sé… supongo que es la costumbre… o tal vez el puesto que ahora tiene.
-Fuhrer o no te pido que dejemos las formalidades -Al asintió -¿Qué ocurre Acero?
-No ocurre nada –respondió el susodicho con aire deprimido –además ya no soy Acero.
-Lo eres para mí.
-Bien, coronel de pacotilla, ¿qué nos cuentas? –manifestó al tiempo que se sentaba en un asiento en frente del pelinegro. Cruzó sus piernas y subió sus brazos al respaldo. Al se sentó en otra silla.
-De acuerdo, te dejaré de llamar Acero si dejas de decirme coronel.
-Lo eres para mí –respondió con seriedad y burla.
Y con eso sacó una pequeña venita en la frente de Roy. Al solo pudo disculparse en nombre de su hermano.
Pero a pesar de la clásica actitud de Edward en su presencia, sabía que el rubio estaba completamente deprimido… la desaparición de su amiga de la infancia lo había dejado en ese estado o en uno peor, y se le notaba aunque tratara de disimularlo. Roy comprendía más que nadie, incluso más que Alphonse, como era Edward realmente.
Miró a Alphonse y le hizo algunas señales. El menor entendió el mensaje y Mustang le agradeció con un movimiento de cabeza. La ex armadura salió de la oficina y, a pesar de que se fue, Ed nunca se dio cuenta de su desaparición hasta después.
-Bien Ed, ahora podremos hablar cómodamente.
-¿Eh? ¿De qué habla?... ¿Y Al?
-Le pedí que se marchara.
-¿Por qué hizo eso? –cuestionó con furia al saber la falta de respeto que se aplicó en su pariente.
-Porque necesito hablar contigo.
-Puede hacerlo en presencia de Al.
-En realidad… fue Alphonse quien me pidió que hablara contigo.
-¿Qué? ¿Cuándo?
-Hace unos días. Me llamó y me lo pidió.
-Oh –soltó en un suspiro molesto -¿Y de qué quiere hablar?
-Sobre Winry.
El cuerpo del rubio se tensó inmediatamente, frunció el ceño y abrió sus ojos permitiendo que se le viera un extraño brillo en ellos. Muy a parte de escuchar la razón del Fuhrer, intentó con todo el esfuerzo del mundo de no sonar melancólico.
-¿Qué de ella? –giró su cabeza y se cruzó de brazos al sentir la penetrante mirada del pelinegro.
-Entiendo que estés en este estado… pero no debes permitir…
-No estoy en ningún estado –lo interrumpió –no intentes ser un psicólogo porque solamente eres el Fuhrer, ¿qué sabes tú sobre lo que siento? –casi gritó. Una pequeña lágrima recorrió su mejilla derecha; afortunadamente Roy no la notó -Perdóneme… es sólo que…
-Ed… solo trato de ayudarte.
-Lo sé pero… no creo que haya alguien que me pueda ayudar.
-¿Qué piensas hacer Edward? Debes vivir tu vida.
Ed silenció, sabía de más que Roy tenía razón.
-Han pasado… han pasado 4 meses, Ed… y no has sabido nada de ella.
-Pero no me rendiré hasta encontrarla.
-Odio ser tan negativo pero… ¿y si ya está muerta?
Ed abrió aún más sus ojos dilatados y observó a Mustang con terror.
-Eso… eso nunca… yo… yo… -no pudo aguantarse más, el dolor era mucho. Dejó, sin importarle para nada que Roy estuviera observándolo, que las lágrimas contenidas por esas largas semanas salieran silenciosamente como si se tratasen de una cascada; parecían no tener fin. Cubrió sus órganos con sus manos y apretó con furia su rostro –yo le dije que regresaría… que cuando termináramos de vencer al Padre, iría con ella.
-No es tu culpa –exclamó Roy con la voz quebradiza sabiendo a donde iba a parar las confesiones del rubio; le dolía ver a su subordinado de esa manera, tal decaído, frágil y sin esperanzas. Sabía que ese dolor que sentía… jamás podría imaginarlo aunque pusiera a Riza como ejemplo –desapareció de repente, tú no tuviste nada ver.
-¡Claro que tuve que ver! –estalló permitiendo que más lágrimas recorrieran su fino rostro hasta chocar con sus muslos -¡nunca la llamé y por eso quiso venir hasta aquí!
-¡Pero tú no se lo pediste…!
-¡La dejé esperando por una semana sin darle noticias sobre mí y mi hermano! ¡Es mi culpa el haberla afligido! ¡Yo soy quien la trajo hasta aquí! ¡YO SOY EL CULPABLE DE QUE WINRY HAYA DESAPARECIDO! ¡SOY YO!
Roy silenció. También Ed.
La maldita oficina se llenó de un ambiente pesado, doloroso y sobre todo silencioso. Edward bajó su mirada, mal hecho el haberle gritado, él solo quería ayudarlo, pero no podía darse el lujo de decir que no fue su culpa cuando si lo fue.
Días y días de búsqueda sin obtener nada, ninguna pista que pudiera ayudarlo a hallarla, ningún testigo que pudiese decirle dónde estaba, la abuela tampoco sabía nada, la milicia igual, su maestra peor aún… dios que mira todo… no podía hablar con él. Todo era un esfuerzo perdido. Estaba perdiendo sus esperanzas y sus fuerzas para seguir buscando. Ya estaba a punto de creerse que… que Winry, realmente había muerto.
N/A ¿Qué les pareció?
Bueno, les explicaré brevemente.
El capítulo se llama molde puesto que se trata de una pequeña introducción. Para hacer un pay de manzanas como el de Winry primero debemos tener este objeto. Por eso relacioné introducción con un molde. Le da forma y trama al fic.
Jajaja, curiosa explicación.
Todos los capítulos van a ser llamadas dependiendo del ingrediente del pay que se les compare. Luego le entenderán mejor ¬¬.
¿Ustedes en dónde creen que este Winry? O.o Es un misterio… lo sabrán después.
Por cierto la parte del lemon es al final así que tengan paciencia.
¡Ah! también les comento que los capítulos son cortos, no creo que pasen de 2000 palabras.
Les mando un beso ^^
Atte. carlac94
